'Últimas palabras célebres', la nueva serie de Netflix, inicia con Jane Goodall

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Una entrevista con la conservacionista es el primer episodio de una nueva serie, cuyos entrevistados se conocerán después de que fallezcan.

Cuando el miércoles se dio a conocer la muerte de la venerada conservacionista Jane Goodall, un puñado de empleados de Netflix supieron que se enfrentaban a unos días de trabajo muy largos. Esas personas tendrían 48 horas para dar los últimos toques a un nuevo programa que ya llevaba años gestándose.

El viernes, sin mucha fanfarria, Netflix estrenó el primer episodio de ese programa, Últimas palabras célebres , una serie de entrevistas a personajes famosos de edad avanzada, cuyo contenido --incluida la identidad de los sujetos-- se mantiene en secreto hasta después de su muerte. La entrevista de Goodall, que se completó en marzo, fue una de las muchas que han estado guardadas en una caja fuerte de Netflix durante meses. Ella simplemente fue la primera de las entrevistadas en morir.

En el episodio de 55 minutos, reseñado el miércoles por The New York Times, Goodall, conocida por su trabajo pionero en la documentación de la vida de los chimpancés, ofrece una evaluación sincera de los tiempos "oscuros" que, según ella, estamos viviendo. Reserva algunas palabras especialmente elocuentes para los líderes mundiales, incluido el presidente Donald Trump.

Pero Goodall, que murió a los 91 años, también afirma en repetidas ocasiones que cree que la pusieron en la Tierra para llevar a cabo una misión concreta. Y en un mensaje final, hace un llamado a la esperanza.

"Si quieres salvar lo que aún es bello en este mundo", dice en el episodio, que se editó a partir de unas cuatro horas de metraje, "entonces piensa en las acciones que realizas cada día".

"No te rindas", añade. "Hay un futuro para ti".

Últimas palabras célebres es una adaptación de la querida serie de televisión danesa Det Sidste Ord ("La última palabra"), que se estrenó en 2020. Netflix obtuvo la licencia del formato para su uso fuera de Escandinavia. (The New York Times comenzó una serie de video similar en 2006 llamada La última palabra , cuyo rodaje se ha interrumpido. La última entrevista publicada fue la de la diputada Carolyn McCarthy, de Nueva York, en junio; quedan algunas sin publicar).

El productor ejecutivo de Últimas palabras célebres, Brad Falchuk, quien también realiza las entrevistas, habló por primera vez de la serie al New York Times en junio. Por aquel entonces, ya llevaba más de dos años trabajando en el programa, dijo, y Netflix tenía unos cuatro episodios listos para estrenar. Otros cuatro estaban en preparación. (Esta semana ni Netflix ni Falchuk revelaron quiénes son los entrevistados de los episodios pendientes).

Si Falchuk tenía una idea general que extraer de las entrevistas que había realizado hasta el momento, dijo, era esta:

Nadie dice: "Ay, debería haber pasado más tiempo en el trabajo".

Orígenes daneses

El presentador de radio y televisión Mikael Bertelsen, creador de la serie original danesa, dijo que el germen de lo que se convertiría en Det Sidste Ord empezó hace varios años, cuando un comediante danés al que había estado entrevistando murió repentinamente. (Ni él ni Falchuk tuvieron conocimiento de la serie de The New York Times, dijeron, hasta después de que el formato del programa danés se vendiera a Netflix).

Entonces, una noche, tras un acto en la Biblioteca Real Danesa, el director de la biblioteca empezó a quejarse de que ninguna de las entrevistas de la televisión moderna era adecuada para fines de patrimonio cultural. ¿Podría Bertelsen plantearse intentar hacer algo más largo que pudiera durar?

"Eso me dio ganas de ponerme en marcha", dijo Bertelsen en una entrevista en video desde la Toscana en julio. Pero añadió: "Tardé ocho años en conseguir que alguien creyera en la idea".

Mikkel Bondesen, socio productor de Falchuk, quedó cautivado de inmediato por Det Sidste Ord. Se puso en contacto con Bertelsen, y finalmente Bondesen y Falchuk llevaron la idea a Netflix. (Ahora son productores ejecutivos del programa de Netflix; Bertelsen es asesor).

"Nunca había visto algo tan opuesto a la televisión", dijo Bondesen. "Nada de cortes a clips. Sin fotos. Solo dos personas en una habitación hablando".

El concepto de la serie de Netflix es casi idéntico al de la versión danesa. Las cámaras se manejan a distancia, por lo que no hay nadie más que el sujeto y el entrevistador en el plató. Incluso los que están en la sala de control no tienen auriculares y no pueden oír lo que se discute.

Falchuk formula algunas de sus preguntas en pasado. Recuerda a los sujetos, dijo, que "están muertos".

Cruzar el umbral de la muerte

Desde el principio, Falchuk sintió la necesidad de hacer él mismo las entrevistas. Así mantendría estrecho el círculo de personas implicadas y se aseguraría de que el invitado fuera siempre la estrella. También se sentía seguro, como marido de Gwyneth Paltrow, de que entendía por qué la gente famosa "se encierra", dijo, y a veces podía saber cómo conseguir que bajaran la guardia. (Falchuk ha trabajado tradicionalmente en la televisión guionizada, creando múltiples series con Ryan Murphy, como American Horror Story, Pose y 9-1-1).

Falchuk quiere que la serie ofrezca a los espectadores la oportunidad de pasar un poco más de tiempo con personas a las que han llegado a querer. "La idea de este programa es que te damos una hora más", dijo.

Últimas palabras célebres "no es transaccional", dijo. "No se trata de conseguir que digan algún secreto sobre sus vidas que sea una gran noticia de portada del New York Post".

"Es un servicio a estas personas para que pronuncien sus últimas palabras", añadió. "Casi les hacemos cruzar el umbral de la muerte. Si no quieren hablar de algo, no hablamos de ello".

Para las entrevistas, Netflix cuenta con un estudio en Los Ángeles y también con un estudio móvil que puede desplazarse, dijo Brandon Riegg, quien dirige la programación de no ficción de la empresa. Al fin y al cabo, muchos de los entrevistados tienen más de 90 años.

El programa danés presenta un par de sillas Eames sobre una plataforma elevada, con una paleta de colores de blancos, grises y negros. La versión de Netflix es más cálida, rojiza y marrón. Tiene que parecer un espacio intermedio entre la vida y la muerte", dijo Falchuk. "Etéreo en cierto modo".

En otro guiño a la versión danesa --que conserva las grabaciones de sus entrevistas en los archivos de la Biblioteca Real Danesa--, las entrevistas para Netflix se conservan en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas.

El final

Para el episodio de Goodall, trajo consigo al Señor H., un apreciado mono de peluche que le habían regalado 34 años antes. Tras sentarse, toma un sorbo de whisky, que sigue sorbiendo durante toda la conversación.

En un momento dado, Falchuk señala la reverencia que tanta gente siente por Goodall y su trabajo, y el temperamento mesurado y reflexivo que ha desplegado durante tanto tiempo en su lucha por salvar el planeta. Pero luego indaga: ¿Contra quién lucha exactamente? ¿Quién le desagrada?

"Por supuesto que hay personas que no me gustan, y me gustaría meterlas en una de las naves espaciales de Musk y enviarlas a todas al planeta que está seguro de que va a descubrir", dice Goodall, refiriéndose a Elon Musk. "Él sería el anfitrión" de la fiesta, dice, señalando que añadiría al presidente Donald Trump, al presidente Vladimir Putin de Rusia, al presidente Xi Jinping de China y al primer ministro Benjamín Netanyahu de Israel.

"Ponlos a todos en esa nave espacial", dice, "y envíalos".

La muerte es un tema explícito. Goodall describe la forma en que reaccionó un chimpancé con el que estuvo muy unida tras perder a su madre. Dice que espera que su propia madre, su perro de la infancia y otro de los chimpancés, al que llamó David Greybeard (David Barbagris), la reciban cuando muera.

Para el mensaje final de Goodall, Falchuk abandona el plató; ella habla directamente a la cámara.

"Quiero asegurarme de que todos comprenden que todos y cada uno de ustedes tiene un papel que desempeñar", dice. "Puede que no lo sepas, puede que no lo encuentres, pero tu vida importa, y estás aquí por una razón".

Matt Stevens es un reportero del Times que escribe sobre arte y cultura desde Los Ángeles.