La Iglesia de la Trinidad en Manhattan estrena órgano

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Han pasado más de dos décadas desde que los atentados del 11 de septiembre contra el World Trade Center dejaran la Iglesia de la Trinidad cubierta de polvo y escombros.

Esta imponente iglesia de estilo gótico del Bajo Manhattan sobrevivió a los atentados que derrumbaron las torres cercanas. Pero se consideró que su antiguo órgano, un Aeolian Skinner de 5000 tubos, que funcionaba desde 1923 y había visto días mejores, era irreparable.

Recientemente, se inauguró su sustituto con un concierto de la organista Anna Lapwood, que llenó la iglesia de sonido y de un mensaje de esperanza. "Es un instrumento asombroso", dijo Lapwood. "En realidad puedes sentir que estás tocando al edificio y al propio órgano".

El nuevo instrumento, cuya construcción ha demorado 10 años y ha costado casi 17 millones de dólares, incluido el costo de la carpintería y el revestimiento, tiene 8041 tubos, algunos de casi 10 metros de altura. Es lo más grande que puede llegar a ser un órgano. Hay dos consolas --una en la parte delantera de la iglesia y otra en la parte de atrás--, cada una tiene cuatro teclados (llamados manuales) y cada una con 61 teclas. Hay 113 registros, esas perillas que están arriba de las teclas, que la persona que toca el órgano utiliza para imitar los sonidos de diversos instrumentos de la orquesta, lo que produce una oleada sonora al estilo de los estruendos grandilocuentes que recuerdan a El fantasma de la ópera en un momento y un delicado pianísimo de Debussy en el siguiente.

"¿Quieres primero fuerte o suave?", dijo Avi Stein, organista y maestro de coro de la iglesia, mientras se preparaba para mostrar el instrumento. Giró hacia la consola. "Elijamos suave".

Para el público es tentador centrarse en las manos del organista, que van de tecla en tecla y de teclado en teclado. Pero un organista toca con las cuatro extremidades. A continuación puedes ver la lenta danza de los pies de Stein, navegando por la maraña de palancas, pedales y perillas fuera de la vista de la mayor parte de la gente. Hay 32 pedales que producen las notas graves del extremo inferior de la escala. Los cuatro pedales de expresión, que parecen pedales de gas, abren y cierran las tonalidades para hacerlas más suaves o más fuertes. Los botones son los pistones, que se utilizan para activar combinaciones programadas de registros que controlan el tenor, el tono y el carácter de las notas.

En 2003, aún sin órgano, la Iglesia de la Trinidad instaló uno digital llamado Opus, construido por Marshall & Ogletree de Needham, Massachusetts. ¿Sonaba como los antiguos órganos de tubos y fuelles que habían resonado en la iglesia durante siglos? Eso es objeto de debate hasta hoy. Por mucho que los ingenieros retocaran el sonido, era difícil olvidar que se trataba de música electrónica. Las notas del "órgano" no provenían de tubos, sino de 74 altavoces ocultos tras tubos falsos en el coro.

Como era de esperar, esto no fue bien recibido, al menos en algunos espacios de la comunidad musical de la iglesia. Al órgano "le falta algo de la calidad tangible de la entonación que convierte una máquina en una obra de arte", dijo Stein (diplomáticamente). En 2018, la iglesia fue sometida a una renovación y dejó de utilizar el órgano digital.

Escucha un órgano auténtico; abajo Stein toca Prélude et Fugue sur le Nom d'Alain de Maurice Duruflé.

Dependiendo de cómo utilice el intérprete esos 113 registros, el órgano puede sonar como una trompa francesa. Una gran trompeta tuba. Un oboe. Una flauta. "Los órganos estadounidenses en particular se construyeron como equivalentes de las orquestas", dijo Stein. "Si no tenías una orquesta, pues tenías un órgano". Para demostrar la versatilidad musical de este órgano, Stein recurrió a los compases finales del movimiento lento del Cuarteto de cuerdas en sol menor de Debussy. "Ni siquiera es una pieza de música de órgano", dijo. "Pero, como puedes ver, puedes obtener todas estas tonalidades orquestales increíbles".

El órgano es un instrumento con cuatro componentes distintos: las dos consolas (una móvil en la parte delantera y otra fija en la trasera), así como conjuntos de tubos delante y detrás. A diferencia de su predecesor, no produce sonido electrónicamente, pero el mecanismo que lo une todo es mayoritariamente electrónico. En la consola delantera, al presionar una tecla se envía una señal eléctrica a través de una red Ethernet, que produce una ráfaga de aire a través de los tubos. (Un técnico utiliza un viejo iPod para afinar el instrumento).

Aún así, algunas conexiones son mecánicas. Como se ve abajo, en el órgano de la galería, hay una conexión en la que la llave mueve los pivotes que controlan los flujos de aire a través de los tubos.

Desde su base en Broadway hasta la cima de su campanario, la Iglesia de la Trinidad tiene unos 86 metros de altura. Cuando se terminó de construir en 1846, era el edificio más alto de Estados Unidos. Ya no es así, pero la Trinidad sigue siendo, se mire por donde se mire, una iglesia bastante grande. Y después de 24 años, vuelve a tener un órgano que llena ese espacio. "Lo sientes en todo el cuerpo", dijo Melissa Attebury, directora de música de la iglesia. "Es magnífico".

Adam Nagourney es un reportero del Times que cubre noticias culturales, gubernamentales y políticas en Nueva York y California.