Los pulpos toman las costas de Inglaterra

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A principios de este año, Arthur Dewhirst esperaba su pesca usual de solla, rodaballo y lenguado de Dover, pero se sorprendió cuando sus redes soltaron su contenido en la cubierta de su barco. En lugar de peces saltarines y brillantes, aparecieron cientos de pulpos.

¿Qué fue lo primero que pensó? "¡Signos de dólar! ¡Signos de dólar! ¡Signos de dólar!", recordó entre risas, sentado en su barco el mes pasado en el puerto de Brixham, en Devon, Inglaterra.

En toda la costa sur de Inglaterra, las tripulaciones pesqueras informaron de un aumento extraordinario de las capturas de pulpo este verano. Se vende a unas 7 libras el kilo, con lo que a veces Dewhirst tenía una ganancia extra de 10.000 libras (13.475 dólares) a la semana, dijo.

En Brixham, donde está el mayor mercado de pescado de Inglaterra, la invasión del pulpo es de lo que se habla en la ciudad. Una cafetería junto al muelle decoró su fachada con un mural dedicado al pulpo, un restaurante ofreció pulpo junto con su plato básico de pescado y papas fritas y su propietario mostró en un video en las redes sociales cómo cocinar una especie que sigue siendo relativamente inusual en las cocinas británicas.

Existen varias teorías sobre las causas de este fenómeno desconcertante, pero los científicos afirman que el aumento de las temperaturas del agua hace que la región sea más hospitalaria para esta especie de pulpo, que normalmente se encuentra cerca de la costa mediterránea.

Steve Simpson, catedrático de biología marina de la Universidad de Bristol, dijo que "el cambio climático es un impulsor probable" del aumento de la población. "Estamos justo en el límite norte del área en el que suelen habitar especies de pulpos, pero nuestras aguas son cada vez más cálidas, por lo que nuestra pequeña isla británica es cada vez más favorable para las poblaciones de pulpos", dijo.

Entre muchas de las tripulaciones de pesqueros de este puerto pintoresco hay entusiasmo, pero entre quienes pescan cangrejos y langostas, hay ansiedad.

Inicialmente pescaron toneladas del lucrativo pulpo que había colonizado sus jaulas de cangrejos y langostas. Pero ahora están encontrando cada vez más carapachos vacíos y otros restos, pruebas de que los recién llegados de ocho brazos están devorando el marisco.

Casi todos coinciden en que la situación es excepcional en los últimos tiempos.

"Es la primera vez que los pesco en 49 años", dijo Dave Driver, de 64 años, cuyo barco pesquero ha realizado algunas capturas modestas de pulpo, aunque no pesca en las aguas profundas que la especie prefiere.

En el mercado, Barry Young, director ejecutivo de Brixham Trawler Agents, que gestiona la subasta, dijo que entre enero y agosto se vendieron 10.880 toneladas de pulpo, incluyendo un día en que se vendieron 43,5 toneladas.

"Nos invadieron", dijo Young. "Día tras día, más y más. Fue asombroso que viéramos esas cantidades, y fue una ganancia inesperada para todos".

Pero hay un problema: los pulpos mediterráneos, además de ser muy inteligentes, son depredadores voraces.

"Utilizaban las nasas para cangrejos como comedor, como restaurante", dijo Young. "Los pulpos se estaban comiendo los cangrejos y langostas. Son animales feroces. Puedes imaginarte la devastación que causaban al avanzar, devorando todo lo que encontraban a su paso".

Young cree que la última vez que los pulpos llegaron en grandes cantidades a las aguas cercanas fue a principios de la década de 1950, solo para volver a desaparecer al cabo de uno o dos años, por lo que es imposible predecir lo que ocurrirá el próximo año.

"Podrían aparecer o no. Este año no sabíamos que iban a aparecer", dijo, y añadió riendo: "No nos llamaron para decirnos: 'Estamos de camino'".

Recientemente, a medida que el verano se ha tornado en otoño, las capturas han ido disminuyendo y, hace poco, solo quedaban dos cajas en el mercado a las 8 a. m., una de ellas con un peso de 5,4 kg y la otra de 6,8 kg.

El resto de los 1200 kilos de pulpo del día se habían vendido a las 6 a. m., probablemente con destino a España y Portugal, donde alcanza un precio más alto que en el Reino Unido.

Aprovechando el aumento de pulpo, Robert Andre Simonetti, propietario del restaurante Simply Fish de Brixham, explicó en las redes sociales cómo sala el pulpo durante la noche y luego lo cuece a fuego lento hasta dos horas en agua hirviendo con cebolla y una hoja de laurel, dejándolo enfriar lentamente antes de asarlo a la parrilla o al horno al día siguiente.

Admitió que prepararlo puede "ser un trabajo sucio, se mancha todo de tinta", pero su sabor --"casi como de una langosta fuerte"-- hace que valga la pena el esfuerzo.

"Todo el pueblo hablaba de ello porque es una rareza pescar tanto. Lo servimos a la parrilla con hummus. Salió muy bien", dijo.

Con su puerto y su mercado de pescado, Brixham es "la capital del pulpo de Inglaterra, sin duda", añadió Simonetti mientras trabajaba en su restaurante.

Incluso antes del reciente aumento de las capturas, una imagen de la criatura de ocho extremidades hecha con luces neón adornaba un edificio del muelle del puerto de Brixham. Luego, en mayo, se añadió un mural a la fachada de Tides, una cafetería. La propietaria, Claire Brinicombe, eligió un diseño que reflejaba lo que los pescadores locales le habían contado sobre sus abundantes capturas, dijo, y añadió: "Es el año del pulpo".

En la costa de Devonshire, en Salcombe, hay menos júbilo. Ahí quienes dependen de la captura de crustáceos y mariscos de concha están estimando el costo potencial del auge del pulpo.

El cangrejo y la langosta son las principales capturas de Jon Dornom. Pero una mañana de febrero, salió al mar y sacó sus nasas, solo para encontrarse con "cientos de alienígenas".

"Causó un poco de conmoción; no nos habíamos enfrentado a ellos", dijo. "Son increíblemente fuertes cuando se agarran a una jaula. Haces todo lo que puedes hacer para sacar uno".

Y añadió: "Los metíamos en contenedores en la popa y salían arrastrándose. Eran tan activos que no sabíamos lo que hacíamos".

La tripulación aprendió rápido a tratar con los recién llegados y, en un viaje, Dornom capturó casi tres toneladas --"un buen día"-- que le reportaron 20.000 libras, o casi 27.000 dólares.

Pero ese auge del pulpo se convirtió en una mala noticia cuando Dornom, de 64 años, sacó sus nasas para langostas y vio que estaban vacías, aparte del carapacho y los restos, y la carne de las pinzas estaba succionada.

Su negocio en el futuro dependerá de si los pulpos vuelven el próximo año y de los daños que hayan causado en las poblaciones de cangrejos y langostas de las que él depende.

"Si el barco no pesca, no recibes dinero", dijo Dornom, de pie al timón de su embarcación de 15 metros mientras esta avanzaba por el puerto de Salcombe y él reflexionaba sobre cómo su destino está ahora ligado al del veleidoso cefalópodo. "Yo personalmente estoy aterrorizado".

Stephen Castle es corresponsal en Londres del Times, donde escribe sobre el Reino Unido, su política y su relación con Europa.