La 'salida biométrica' se extiende por los aeropuertos de EE.UU. y ocasiona desconcierto

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Se prevé que el programa, en el que los funcionarios federales toman fotos a los pasajeros que salen del país, crezca, lo que ha suscitado preocupaciones sobre la privacidad.

René Rodriguez acompañó a su hija a Irlanda el mes pasado mientras se preparaba para un semestre de otoño en el extranjero. Al abordar el vuelo del Aeropuerto Internacional Logan de Boston al Aeropuerto de Shannon, se encontró con dos agentes federales en el puente de abordaje que tomaban fotos a los pasajeros con sus teléfonos móviles.

"Fue una emboscada", dijo Rodriguez. "Realmente me tomó por sorpresa, y me sentí vulnerado en muchos sentidos, porque no di permiso".

Esos agentes formaban parte de un programa federal en expansión denominado salida biométrica, que consiste en tomar fotos de los pasajeros que salen del país y aplicar tecnología de reconocimiento facial para garantizar que los viajeros coinciden con sus documentos de identificación. Este proceso se conoce como comparación facial.

En el caso de las personas extranjeras, las fotos pueden permanecer en una base de datos hasta 75 años. En el caso de los ciudadanos estadounidenses, las fotos se cotejan con sus pasaportes y se borran en un lapso de 12 horas, según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por su sigla en inglés).

El 15 de septiembre, la Oficina de Información y Asuntos Regulatorios aprobó una propuesta de norma, con lo que despejó el camino para que el programa se ampliara a todos los aeropuertos, puertos marítimos y pasos fronterizos terrestres del país.

Aunque la aprobación formalizó la ampliación, en realidad el programa lleva años creciendo y ya se utiliza en decenas de aeropuertos y puertos marítimos. Todavía no se ha implantado en la mayoría de los puntos de entrada terrestres, pero la norma también lo permitirá, dijo Daniel Tanciar, subdirector de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por su sigla en inglés).

Tanciar dijo que el proceso suele tener lugar en la puerta de abordaje del aeropuerto y se utiliza una cámara en un bastón comprada por las compañías aéreas. Para algunas aerolíneas extranjeras más pequeñas, el CBP proporcionará a los agentes teléfonos móviles equipados con una aplicación específica para que tomen las fotos en lugar de las máquinas.

Keith Jeffries, exdirector federal de seguridad del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, dijo que, dado que la apariencia de las personas puede cambiar del momento en que se toman las fotos del pasaporte, la salida biométrica es una forma de comprobar de nuevo la identidad de un pasajero. Pero, dijo, la presencia de agentes federales en el puente de abordaje parecía "extraña".

"No es habitual que haya agentes federales en un puente de abordaje", dijo Jeffries.

En la actualidad, el 52 por ciento de los pasajeros aéreos que salen del país están "confirmados biométricamente", según Tanciar. Desde junio de 2017, 810 millones de personas se han sometido a este proceso; hasta este mes, 500.000 extranjeros que han rebasado la duración de sus visados han sido confirmados mediante este proceso, dijo Tanciar.

Los ciudadanos estadounidenses pueden optar por no participar y solicitar ser verificados manualmente mostrando su pasaporte a los agentes del CBP o a los agentes de la puerta de abordaje y sometiéndose a una comparación facial visual.

Rodriguez dijo que un agente le dijo que, para pedir ser excluido de la medida, tendría que esperar a que los otros pasajeros hubieran abordado, lo que le hizo temer perder su vuelo. Tanciar subrayó que la salida biométrica es rápida y que el objetivo no es retrasar vuelos ni pasajeros.

Depender del reconocimiento facial preocupa a expertos en privacidad como Jeramie Scott, abogado del Centro de Información sobre Privacidad Electrónica, una organización sin fines de lucro con sede en Washington. El reconocimiento facial es propenso a falsos positivos, dijo, sobre todo en el caso de las personas de color y las mujeres. Dijo que el programa también corre el riesgo de desviarse de su objetivo, es decir, de que las fotos puedan utilizarse para algo más que la salida biométrica.

"La principal razón por la que utilizan el reconocimiento facial es porque es fácil", dijo. "Y es muy fácil ampliar su uso, y no existe ninguna normativa general vigente que nos proteja de forma significativa de su expansión".

En cuanto a las preocupaciones de privacidad, Tanciar señaló que hace tiempo que se exige a los pasajeros aéreos que presenten una identificación con foto y que las fotos de los pasaportes siempre han estado en los archivos del gobierno.

"Los sistemas existentes son seguros", dijo.

Pero la preocupación por la privacidad inquietó a Lorey Cavanaugh, de 72 años, cuando un agente le tomó una foto al abordar un vuelo de Boston a Shannon este mes. Se arrepintió de no haber hecho preguntas o solicitado la exclusión voluntaria. Cavanaugh, ciudadana estadounidense de Connecticut, dijo que viaja a Irlanda varias veces al año y que nunca le había ocurrido algo así.

"Estoy enfadada conmigo misma por no haber dicho nada", dijo. "Pero no parecía seguro, francamente, detenerse y tener una conversación".

La entrada biométrica, que suele implicar que los extranjeros faciliten fotos y huellas dactilares al entrar en Estados Unidos, se utiliza desde enero de 2004, pero la salida biométrica ha tardado más en implantarse. Ambos programas fueron recomendados por el informe de la Comisión del 11-S, publicado en 2004.

El presidente Barack Obama exploró opciones para la salida biométrica y, según Tanciar, en 2016 se realizó un ensayo en Atlanta.

El sistema cobró impulso tras la orden ejecutiva de 2017 del presidente Donald Trump, conocida como la "prohibición de musulmanes", que también exigía al DHS que agilizara "un sistema biométrico de seguimiento de entradas y salidas".

La norma aprobada la semana pasada señalaba que las normativas anteriores solo permitían la salida biométrica en "15 aeropuertos y puertos marítimos". En los cinco años transcurridos desde que se propuso por primera vez la norma, el número de aeropuertos ha aumentado a 57, según el DHS.

La presencia de agentes federales que toman fotos ha confundido a algunos viajeros. Rodriguez y Cavanaugh, que viajaron en Aer Lingus, dijeron que pensaron que los agentes con los que se encontraron eran miembros del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, pero el DHS dijo que eran agentes del CBP.

La impresión inicial de ambos viajeros refleja la ansiedad que se extiende por los aeropuertos de todo el país, que se están convirtiendo en primera línea de la represión de la inmigración por parte del gobierno actual. Rodriguez dijo que la experiencia, incluso como una persona nacida y criada en Connecticut, le inquietó.

"También soy latino. Veo lo que le hacen a la gente que se parece a mí. Puede ser muy intimidante", dijo.

Tanciar subrayó que lo que experimentó Rodriguez no es motivo de alarma, sobre todo porque más viajeros podrían empezar a ver instalaciones similares a medida que se amplíe el programa.

"Es absolutamente normal, absolutamente posible, que un agente o un equipo de agentes de la CBP estén en tu puerta de abordaje y utilicen sus teléfonos móviles para tomar fotografías", dijo. "Es diferente de lo que han experimentado, pero ciertamente no es nada nuevo ni inusual ni nada que deba preocuparles".

Lauren McCarthy colaboró con reportería.

Claire Fahy cubre la ciudad de Nueva York y el área circundante para el Times.

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Lauren McCarthy colaboró con reportería.