El gobierno de Trump relaciona el Tylenol y el autismo, sin dar pruebas fundamentadas

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Autoridades de salud de EE. UU. instaron a las mujeres embarazadas a no utilizar paracetamol, el principio activo del Tylenol, alegando que podría causar autismo, aunque los estudios no han sido concluyentes.

El presidente Donald Trump y altos funcionarios federales de salud lanzaron el lunes una amplia ofensiva contra la concepción dominante del autismo, afirmando sin evidencia nueva que el paracetamol --el ingrediente activo del analgésico común Tylenol-- era una causa del trastorno.

Los funcionarios, entre ellos el secretario de Salud Robert F. Kennedy Jr. y el comisario de la Administración de Alimentos y Medicamentos, Marty Makary, también respaldaron un medicamento basado en la vitamina B, la leucovorina, para tratar el autismo. Solo se ha estudiado en decenas de participantes en investigaciones.

Y anunciaron nuevas investigaciones sobre las causas profundas del autismo, con lo que se destinarán millones de dólares federales para estudiar los factores ambientales, incluida una teoría desacreditada desde hace tiempo que culpa a las vacunas.

En conjunto, los anuncios supusieron un nuevo paso para replantear el autismo como una epidemia desatendida con causas medioambientales que los investigadores politizados no han podido ver durante mucho tiempo. La mayoría de los científicos creen que este trastorno neurológico es el resultado de una compleja interacción de factores genéticos y ambientales.

En la sesión informativa de la Casa Blanca, Trump dio consejos médicos a menudo infundados, que recuerdan a los de su primer mandato, cuando animó a los estadounidenses a probar tratamientos no probados para la covid.

El lunes, el presidente lanzó repetidamente fuertes advertencias que iban en contra de las recomendaciones de los principales grupos médicos: "No tomes Tylenol. No lo tomes. Lucha como un demonio para no tomarlo". Instó a las mujeres embarazadas a "aguantar" el dolor, salvo en casos excepcionales, como una fiebre peligrosamente alta.

Los científicos llevan años investigando la posible relación entre el paracetamol y el autismo, pero hasta ahora los estudios no han dado resultados concluyentes. Los principales grupos médicos defendieron rápidamente el paracetamol como un tratamiento seguro para la fiebre en las mujeres embarazadas, aunque no para ser utilizado a largo plazo.

Kennedy señaló que el autismo era una enfermedad "multifactorial", pero luego se centró en las vacunas, de las que sostiene desde hace tiempo que son culpables, al menos en parte, de la creciente incidencia del autismo infantil. Tanto él como Trump acusaron a las agencias de salud de anteriores administraciones de hacer la vista gorda a propósito ante los riesgos de las vacunas y desestimaron la investigación sobre la genética del trastorno del neurodesarrollo.

Decenas de estudios realizados en las últimas tres décadas no han encontrado ninguna relación entre las vacunas y el autismo, y el consenso entre los científicos es que la idea ha quedado desacreditada.

Trump mencionó que Kennedy y él habían discutido durante mucho tiempo la posibilidad de una relación con las vacunas. También desarrolló las opiniones de Kennedy, y dijo que el calendario de inmunización infantil "carga" a los niños con demasiadas vacunas. El presidente dijo, sin pruebas, que los bebés reciben hasta 80 vacunas diferentes.

"Es demasiado líquido, demasiadas cosas diferentes están entrando en ese bebé en un número demasiado grande", dijo Trump.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) fue mucho más prudente y emitió el lunes una carta a los médicos en la que señalaba, con precisión, que "no se ha establecido una relación causal" entre el paracetamol y el autismo. Afirmó que la cuestión es "un área de debate científico en curso".

Cuando se les preguntó por la carta, los expertos externos dijeron que no cambiaba la práctica médica habitual, que ya aconseja reducir al mínimo el uso de medicamentos, incluido el paracetamol, durante el embarazo.

"Los médicos siempre han abordado los medicamentos en el embarazo utilizándolos solo cuando están indicados, en la dosis más baja y durante el menor tiempo posible", dijo Nathaniel DeNicola, asesor del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos en cuestiones medioambientales.

"Eso se aplica al Tylenol mañana igual que hoy, igual que ayer. Ese es el estándar de atención médica: utilizar los medicamentos solo cuando estén indicados durante el embarazo y con criterio", dijo DeNicola.

Señaló que, aunque la carta de la FDA a los médicos indicaba que el paracetamol solo debe utilizarse para tratar las fiebres de bajo grado, no está claro cómo definieron lo que es una fiebre de bajo grado.

Los médicos recomiendan tratar las fiebres durante el embarazo, definidas como cualquier aumento de temperatura por encima de los 38 grados Celsius, debido a los riesgos tanto para la madre como para el feto, incluido el riesgo de problemas de neurodesarrollo. El paracetamol se considera una de las pocas opciones seguras para tratar el dolor o la fiebre durante el embarazo.

Debido a su uso generalizado, la preocupación por el paracetamol y los problemas de desarrollo en los niños viene desde hace mucho tiempo. Sin embargo, los científicos están mayoritariamente de acuerdo en que el autismo es el resultado de una compleja mezcla de factores genéticos y ambientales, y que las crecientes tasas de diagnósticos de autismo no pueden atribuirse a un solo factor.

En el anuncio, las autoridades de salud se refirieron repetidamente a una reciente revisión científica realizada por epidemiólogos de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard y de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí.

Ese artículo, que revisaba los estudios científicos existentes y no realizaba su propio análisis de los resultados de los nacimientos, concluía que había evidencia de una relación entre el consumo de paracetamol durante el embarazo y trastornos del neurodesarrollo como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y el autismo.

Makary dijo en la conferencia de prensa que Andrea Baccarelli, decano de la facultad de salud pública de Harvard y coautor de la revisión, había dicho que esta demostraba que existía una relación causal entre el analgésico y el autismo.

En una declaración realizada el lunes por la noche, Baccarelli dijo que se necesitaba más investigación para determinar si existía una relación causal. "Pero basándome en las pruebas existentes, creo que está justificada la precaución sobre el consumo de paracetamol durante el embarazo, especialmente si es intenso o prolongado", dijo.

Otros autores de la revisión advirtieron que los hallazgos no significaban que existiera una relación de causa y efecto entre el analgésico y el autismo.

"No podemos responder a la pregunta sobre la causalidad, algo que es muy importante aclarar", dijo Diddier Prada, epidemiólogo del Monte Sinaí y primer autor del estudio, a The New York Times este mes.

Los estudios que han examinado el posible riesgo para el desarrollo cerebral del feto han sido contradictorios. La revisión evaluó 46 estudios que examinaban una posible relación entre el consumo de paracetamol durante el embarazo y problemas de neurodesarrollo en la infancia, incluidos ocho estudios que analizaban específicamente el autismo. Más de la mitad de los estudios hallaron una asociación positiva.

Muchos organismos de salud --entre ellos la Administración de Alimentos y Medicamentos y su equivalente europeo-- han evaluado la evidencia y han llegado a la conclusión de que los resultados no son concluyentes, lo que significa que consideran que no existe un riesgo establecido.

Aun así, algunos científicos han recomendado que los profesionales de la salud adopten una postura de precaución y adviertan a las mujeres embarazadas sobre la posibilidad de que exista una relación entre el paracetamol y el autismo.

La mayoría de los expertos creen que no sería ético realizar investigaciones farmacéuticas en mujeres embarazadas, por lo que las investigaciones existentes sobre los efectos del paracetamol fueron observacionales, lo que significa que los investigadores analizaron los datos de los embarazos de las mujeres y luego observaron cómo les iba a sus hijos con el tiempo.

En consecuencia, los investigadores no pueden tener en cuenta todas las formas en que pueden diferir las mujeres que toman Tylenol durante el embarazo de las que no lo toman.

Muchos de los estudios incluidos en la nueva revisión "no se esforzaron necesariamente al máximo por tener en cuenta posibles factores de confusión", dijo Brian Lee, profesor de Epidemiología de la Universidad de Drexel, en referencia a otros factores que podrían explicar una posible relación.

"Y el más grande elefante en la habitación", añadió, "es la variable de confusión que representa la genética, porque sabemos que el autismo, el TDAH y otros trastornos del neurodesarrollo son altamente hereditarios".

En 2024, Lee fue coautor de un importante estudio que analizó los historiales médicos de 2,5 millones de niños nacidos en Suecia. Aunque el estudio halló una pequeña asociación positiva entre las mujeres que consumían paracetamol y la incidencia de autismo, TDAH y discapacidad intelectual, ese vínculo desapareció después de que hicieran un análisis posterior comparando hermanos nacidos de las mismas madres.

Los resultados del estudio de hermanos indicaron que la causa real podría ser la genética materna, dijo Lee, y no el paracetamol.

Kenvue, la empresa que comercializa Tylenol, rechazó la idea de una relación entre el uso de su producto durante el embarazo y el autismo. "Creemos que la ciencia independiente y sólida demuestra claramente que tomar paracetamol no causa autismo", dijo Melissa Witt, vocera de Kenvue, en una declaración el lunes por la noche.

"Estamos en total desacuerdo con cualquier sugerencia en sentido contrario y nos preocupa profundamente el riesgo para la salud que esto supone para las mujeres embarazadas y los padres".

Tylenol es el más conocido entre unos 600 productos que contienen el principio activo paracetamol, un analgésico. Cada semana, casi una cuarta parte de los adultos estadounidenses utilizan un medicamento que contiene paracetamol, según un grupo comercial de productos sanitarios de consumo.

Tylenol existe desde hace 70 años, y ha sido fabricado durante la mayor parte de ese tiempo por Johnson & Johnson. En 2023, Johnson & Johnson segregó Tylenol y otras marcas de consumo a una nueva empresa, Kenvue.

El lunes, la FDA también anunció que aprobó un antiguo medicamento genérico llamado leucovorina para los síntomas del autismo en algunos niños. El medicamento, aprobado en forma de comprimido, se ha utilizado en gran medida para tratar los efectos secundarios de la quimioterapia.

La agencia citó una revisión de la literatura médica e hizo hincapié en un estudio que comparaba a unos 40 niños que tomaban el medicamento con 40 que tomaban un placebo y que, según dijo la agencia, mostraban una "mejora sustancial". El fármaco está aprobado específicamente para personas con "deficiencia de folato cerebral", que es un subconjunto de personas con autismo.

GSK, que comercializó el fármaco en las décadas de 1980 y 1990, dijo que cumpliría la petición de la FDA de actualizar el etiquetado del fármaco para sugerir un uso seguro para las personas con autismo.

Ya se aconseja a las mujeres embarazadas que consuman ácido fólico al principio del embarazo para favorecer un desarrollo cerebral sano del feto.

Rebecca Robbins y Christina Jewett colaboraron con reportería.

Azeen Ghorayshi es reportera de ciencia para el Times.

Rebecca Robbins y Christina Jewett colaboraron con reportería.