
El juez que supervisa el caso contra Mangione dijo que la evidencia en la que se basaban dos de los cargos más graves, uno de los cuales lo acusaba de asesinato en primer grado, era "legalmente insuficiente".
El martes se desestimaron los cargos por terrorismo presentados en el estado de Nueva York contra Luigi Mangione, acusado del homicidio del director ejecutivo de UnitedHealthcare el año pasado, incluido un cargo de asesinato en primer grado que podría haberlo dejado en prisión el resto de su vida.
El juez que supervisa el caso, Gregory Carro, dijo que la evidencia en la que se basaban los cargos le parecía "legalmente insuficiente". Mangione, de 27 años, también enfrenta cargos federales, y en Nueva York sigue acusado de asesinato en segundo grado, por el que enfrenta una pena que va de 25 años a cadena perpetua, entre otros nueve cargos. Esos casos seguirán adelante, aunque no se han fijado fechas de juicio.
Al acusar a Mangione de terrorismo, la fiscalía de Manhattan pareció reconocer el profundo efecto de un asesinato que conmocionó a la sociedad estadounidense y desencadenó una oleada de apoyo a un acusado que protestaba contra el sistema de salud del país. Pero la decisión del juez significa que, aunque en última instancia se demuestre que Mangione es un asesino, el sistema judicial de Nueva York no tendrá nada que decir sobre las implicaciones más amplias de sus actos.
La decisión del juez Carro es un golpe para el fiscal del distrito, Alvin Bragg. Bragg había argumentado que la acusación de terrorismo estaba justificada porque Mangione había atacado al director ejecutivo, Brian Thompson, en la capital mundial de los medios de comunicación, Midtown Manhattan, al comienzo de una mañana ajetreada, con la esperanza de crear un espectáculo que contribuyera a difundir su mensaje.
Bragg describió el acto como "un asesinato espantoso, bien planeado y dirigido, que pretendía causar conmoción, atención e intimidación".
Los abogados de Mangione, encabezados por una exfiscala, Karen Friedman Agnifilo, habían argumentado que la fiscalía "amplió el estatuto de terrorismo de Nueva York mucho más allá de su intención legislativa y de su definición natural y legal". Aplicar el estatuto en el caso de Mangione "trivializaría y redefiniría" la definición de terrorismo, dijeron.
La ley de Nueva York exige que los fiscales que presenten cargos de terrorismo contra un acusado demuestren que esa persona intentó intimidar a una población civil o influir en políticas o en la conducta del gobierno. El juez Carro dijo que los fiscales no habían demostrado que Mangione intentara ninguna de estas dos cosas.
En un comunicado, una portavoz de la oficina de Bragg, Danielle Filson, señaló que la oficina no apelaría.
"Respetamos la decisión del tribunal y seguiremos adelante con los nueve cargos restantes, incluido el de asesinato en segundo grado", dijo.
James McGuire, exfiscal de la oficina del fiscal del distrito de Manhattan, quien también fue juez de tribunal de apelación, dijo el martes que la acusación de terrorismo había sido "una extralimitación" por parte de los fiscales. McGuire dijo que la orden del juez estaba "sólida y minuciosamente razonada".
"No se revocaría si la fiscalía apelara", dijo.
La próxima audiencia judicial está prevista para el 1 de diciembre, días antes de que Mangione comparezca también ante un tribunal federal.
El asesinato de Thompson en diciembre fue parte de una racha de actos de violencia de alto nivel que han asolado la vida pública estadounidense en los últimos años. El presidente Donald Trump sufrió dos intentos de asesinato durante la campaña del año pasado, y una legisladora estatal demócrata de Minnesota, Melissa Hortman, y su marido, fueron asesinados en su casa en junio.
La decisión del juez de retirar algunos de los cargos contra Mangione se produjo en medio de la tensa conversación nacional que se ha dado tras al asesinato de la semana pasada de Charlie Kirk, un destacado activista conservador, y a la creciente preocupación por los atacantes armados solitarios aparentemente motivados por lo que consumen en internet.
Mangione, con sus numerosos seguidores y su fama inmediata en internet, se convirtió rápidamente en un símbolo de esa mentalidad justiciera, incluso cuando se declaró inocente.
Tras el asesinato de Thompson hubo una persecución que abarcó varios estados, y la detención de Mangione atrajo la atención de todo el país. Su caso avivó la ira contra el sistema de salud estadounidense, en su mayoría privado, y sus comparecencias ante el tribunal han atraído a cientos de simpatizantes, con algunos abarrotando los pasillos y otros protestando en el exterior.
Mangione ha recibido una avalancha de correspondencia en la cárcel federal de Brooklyn donde está recluido, y sus abogados han creado un sitio web para compartir información sobre su caso. En una página de recaudación de fondos creada en beneficio de su defensa legal figuraban donativos por un total aproximado de 1,5 millones de dólares hasta el martes.
El apoyo a Mangione era evidente el martes dentro del juzgado. Un espectador llevaba una camiseta de una pizzería de Brooklyn llamada Luigi's; otro, una camiseta que decía "LIBEREN A LUIGI".
Mangione se enfrenta a acusaciones en dos estados y en tres tribunales. Los cargos federales contra él incluyen una acusación por la que los fiscales han dicho que planean solicitar la pena de muerte. También enfrenta cargos en Pensilvania, donde fue capturado.
Mientras que algunos estados definen el asesinato en primer grado como un homicidio premeditado, Nueva York exige una circunstancia agravante adicional, una de las cuales es el terrorismo. Otras son la tortura y el asesinato de un testigo o de un agente de la ley.
La fiscalía había acusado también a Mangione de homicidio en segundo grado en apoyo del terrorismo, uno de los cargos que se retiraron, y de otro cargo de homicidio en segundo grado. También enfrenta cargos por posesión de armas.
De haber sido declarado culpable de los cargos estatales más elevados, Mangione se habría enfrentado a una pena de cadena perpetua sin libertad condicional.
"Terrorismo" es un término complicado en el contexto jurídico. Los fiscales han utilizado las leyes estatales sobre terrorismo con poca frecuencia y los jueces se han mostrado escépticos cuando han sido aplicadas.
Aunque los fiscales basaron varios argumentos sobre la intención terrorista en los escritos de Mangione, el juez Carro dijo que las palabras de Mangione parecían desmentir esos argumentos.
El propio Mangione explicó que su objetivo era difundir un "mensaje" y "ganarse el apoyo de la opinión pública" sobre "todo lo que está mal en nuestro sistema de salud", un objetivo que el juez Carro consideró que quedaba fuera de los límites de lo que exigía la ley. Mangione incluso comparó su caso con el de Ted Kaczynski, el Unabomber, de quien dijo que era un "terrorista, lo peor que puede ser una persona".
El juez Carro reconoció que la caracterización que hizo Mangione de su propia conducta no necesariamente zanjaba la cuestión, pero escribió que "cuando no hay otras evidencias de intención terrorista, los escritos no aportan esa evidencia".
El 4 de diciembre, Thompson, de 50 años, entraba en un hotel Hilton de la calle West 54th para prepararse para una reunión del día de los inversores de UnitedHealthcare, cuando fue asesinado a tiros. Los fiscales dijeron que Mangione había llegado al exterior del hotel aproximadamente una hora antes y había esperado hasta que Thompson se dirigió a la entrada del hotel. Entonces Mangione se acercó al ejecutivo por detrás, levantó una pistola de 9 milímetros impresa en 3D equipada con un silenciador y le disparó, dijeron los fiscales.
La policía inició una persecución por toda la ciudad para encontrar al atacante, quien huyó en lo que dijeron que era una bicicleta eléctrica. Los investigadores difundieron imágenes de vigilancia del sospechoso, incluida una en la que aparecía sonriendo y que fue tomada en la recepción de un hostal del Upper West Side, donde la policía dijo que se había alojado.
Las autoridades también siguieron la pista del atacante cuando se desplazó desde el lugar del asesinato a una terminal de autobuses y luego a la estación de la calle 190th, en el barrio de Washington Heights, donde, según dijo la policía, tomó un tren de la línea A hacia la estación de Pensilvania.
Días después, Mangione fue detenido en un McDonald's en Altoona, Pensilvania, mientras comía papas hash brown y miraba su computadora portátil. Un cliente comentó a un amigo que Mangione se parecía a la persona de las fotos que había publicado la policía. Un empleado que lo oyó llamó a la policía.
La policía dijo que habían encontrado a Mangione con una pistola, munición, documentos de identidad falsos y lo que dijeron que era un manifiesto manuscrito de 262 palabras en el que parecía asumir la responsabilidad del asesinato.
Las leyes antiterroristas de Nueva York se aprobaron en los días posteriores al 11 de septiembre de 2001, cuando Estados Unidos se tambaleaba tras los peores atentados de este tipo de su historia. La primera persona condenada en virtud de estas leyes fue Edgar Morales, miembro de una banda acusado de un tiroteo en 2002 en el que murió una niña de 10 años. En 2012, el Tribunal Estatal de Apelaciones anuló esa condena, al afirmar que la actividad de las bandas no era un acto de terrorismo.
Más recientemente, Abdullah el Faisal, un clérigo de origen jamaicano, fue condenado el año pasado en Manhattan por apoyo al terrorismo, luego de que los fiscales lo presentaran como un yihadista que había apoyado al ISIS.
Y en Buffalo, Payton Gendron, un hombre blanco que mató a 10 personas negras en una matanza racista en un supermercado en mayo de 2022, se convirtió en la primera persona del estado condenada por terrorismo interno motivado por el odio, que conlleva una pena de cadena perpetua sin libertad condicional.
Mangione ha evitado ahora un destino similar. Sus partidarios se habían reunido en el exterior del tribunal durante días antes de la audiencia del martes, algunos durmiendo en tiendas de campaña, y se contaban por decenas cuando comenzó la audiencia. Cuando se enteraron de la decisión del juez, gritaron de júbilo.
Hurubie Meko es periodista del Times y cubre la justicia penal en Nueva York, con énfasis en la fiscalía de distrito de Manhattan y las cortes penales estatales de Manhattan.
Jonah E. Bromwich cubre la justicia penal en la región de Nueva York para el Times. Se enfoca en la influencia política y su efecto sobre el Estado de derecho en las cortes federales y estatales de la zona.
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