
Sushila Karki, expresidenta del Tribunal Supremo, fue elegida por los manifestantes estudiantiles cuyas concentraciones masivas del lunes iniciaron un violento levantamiento que derrocó al gobierno.
Sushila Karki, expresidenta del Tribunal Supremo y firme defensora de la lucha contra la corrupción, fue nombrada el viernes primera ministra interina de Nepal, la nación del Himalaya cuyo gobierno se derrumbó en medio de las llamas esta semana.
Karki, la primera mujer que dirige Nepal, fue la elección de los manifestantes estudiantiles cuyas concentraciones masivas del lunes incitaron una extraordinaria secuencia de acontecimientos. Las manifestaciones contra la corrupción gubernamental y la prohibición de las redes sociales se tornaron mortales cuando las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los estudiantes, que se autodenominan Gen Z, o generación Z.
El primer ministro, K. P. Sharma Oli, dimitió para asumir la responsabilidad por las muertes, y la prohibición fue revocada. Sin embargo, las turbas arrasaron el país el martes quemando y saqueando miles de edificios. Casi todas las instituciones estatales importantes sufrieron daños. Más de 50 personas murieron en el caos, según informó el viernes la policía nepalí.
Sunil Bahadur Thapa, asesor presidencial que anunció el nombramiento de Karki antes de que ella prestara juramento oficialmente, dijo que también se había disuelto el Parlamento. El edificio del Parlamento, como tantos otros de Katmandú, la capital nepalí, está en ruinas.
Karki formará un gabinete en los próximos días y acabará convocando a elecciones, dijo Thapa, "muy probablemente al cabo de seis, siete u ocho meses".
La ceremonia de investidura de Karki tuvo lugar en el despacho del presidente, que también resultó dañado en los ataques incendiarios. Había una fuerte presencia militar en las inmediaciones, con múltiples barricadas levantadas, y soldados y vehículos blindados preparados.
Durante días, Nepal ha estado efectivamente bajo el control del ejército, que estableció toques de queda en todo el país y envió a miles de soldados a las calles. El general Ashok Raj Sigdel, jefe del ejército, se reunió en repetidas ocasiones tanto con los manifestantes estudiantiles como con miembros del gobierno caído.
Aunque Oli dimitió el martes como primer ministro, el presidente Ramchandra Poudel no hizo lo propio. No se le había visto en público desde el lunes, pero el viernes cumplió con su deber constitucional de confirmar a la nueva dirigente del gobierno. Thapa, el asesor presidencial, dijo que Poudel había aprobado el nombramiento de Karki con base en la recomendación de los principales partidos políticos del país.
Grandes personalidades de la política nepalí, así como los embajadores estadounidense, chino e indio asistieron al juramento. Los tres países se han disputado la influencia en este territorio estratégico y montañoso. También estuvieron presentes los representantes de las protestas estudiantiles y el marido de Karki, un exactivista que en 1973 estuvo vinculado al secuestro de un avión lleno de dinero para financiar una revuelta contra la monarquía.
Mientras aumentaban las especulaciones sobre su posible papel, Karki declaró esta semana a un canal de noticias indio que aceptaría el cargo porque "esos chicos y chicas jóvenes, me lo pidieron, me lo solicitaron".
Karki, de 73 años, tiene fama de enfrentarse a los elementos corruptos en una sociedad plagada de sobornos. Cuando llevaba menos de un año en el cargo, dos de los partidos gobernantes de Nepal presionaron para destituirla después de que el tribunal revocara el nombramiento por el gobierno de un nuevo inspector general de policía. Su intento de destituirla, que la ONU calificó de "motivación política", fue abandonado tras la presión pública.
Como primera mujer presidenta del Tribunal Supremo de Nepal, Karki también ha hecho campaña por los derechos de género y ha sido una inspiración para un grupo cada vez más grande de jóvenes abogadas y juezas.
Muchos nepalíes, especialmente los que participan en el movimiento de la generación Z, están enfadados por la corrupción y se quejan de cómo un pequeño número de nepalíes de élite pueden acumular grandes propiedades para sus hijos.
Con escasas perspectivas profesionales en su tierra, los jóvenes nepalíes con estudios han salido del país, una fuga de cerebros que ha dañado aún más la economía nacional. Cada día, un par de miles de trabajadores nepalíes abandonan su patria para realizar trabajos no especializados en el extranjero.
En una señal del caos persistente en Nepal, donde muchos documentos y registros oficiales se han esfumado, la biografía en línea de Karki no estaba disponible. De hecho, todo el sitio web del Tribunal Supremo no estaba operativo.
Es poco probable que el nombramiento de Karki ponga fin a las tensiones políticas. Cuando las protestas se intensificaron esta semana, los ministros del gobierno fueron secuestrados a la fuerza en cuarteles del ejército, según dijo uno de ellos. Raghuji Panta, ministro de Educación, dijo el viernes por la noche, justo después del juramento de Karki, que le habían privado de su teléfono desde el martes.
"Esto es una regresión", dijo Panta, y explicó que no estaba contento con los acontecimientos que condujeron al nombramiento de Karki.
La casa de Panta se quemó en los incendios provocados y dijo que todo lo que había allí había quedado destruido.
Balaram K. C., exmagistrado del Tribunal Supremo, dijo que Karki se opuso con valentía a la corrupción durante su mandato judicial. Pero dijo que no podía opinar sobre su idoneidad como dirigente interina de Nepal.
"Ser jueza y ser primera ministra son dos cosas distintas", dijo.
Alex Travelli colaboró con reportería
Hannah Beech es periodista del Times radicada en Bangkok, y lleva más de 25 años cubriendo Asia. Se centra en reportajes en profundidad y de investigación.
Alex Travelli colaboró con reportería
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