Ella decide quién es lo suficientemente famoso para conseguir entradas gratis para el US Open

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La semana pasada, Amanda Wight estaba de pie y preparada fuera de la entrada President's Gate del Centro Nacional de Tenis Billie Jean King de Queens, y seguía la ubicación exacta por GPS de los famosos que estaban por llegar. Sabía cuándo su coche estaba a 10 minutos y cuándo a 5 minutos. Y cuando llegó al recinto, Wight se colocó en posición.

El vehículo se detuvo, y la actriz Olivia Munn y el comediante John Mulaney salieron del asiento trasero. Wight sonrió, charló brevemente con la pareja y luego los condujo a una alfombra azul donde media decena de fotógrafos tomaban fotos.

Colocó unas cintas de colores en las muñecas de los famosos antes de conducirlos a través de la entrada exclusiva hasta sus asientos en el estadio.

Una vez que la pareja se sentó, tuvo que volver corriendo a saludar a otra actriz, Bridget Moynahan. Otro día, se codeó con Sami Khedira, exestrella del fútbol alemán, antes de acompañarlo a través de la línea de prensa, y todo eso mientras sostenía una lista impresa de las demás personas notables que se esperaba que llegaran más tarde.

"Hay un montón de cosas de las que estar al pendiente", dijo Wight mientras se deslizaba por una hoja de cálculo en su teléfono que destacaba todos los nombres en negrita que se esperaba que vinieran cada día: Timothée Chalamet, Queen Latifah, Shonda Rhimes, Anna Wintour.

Durante un par de semanas al año, el US Open es uno de los principales destinos de los famosos, donde un flujo constante de estrellas de primera categoría ven a los mejores tenistas del planeta, y a su vez son vistos por millones de personas en televisión.

En lo que va del año, Stephen Colbert, Spike Lee, Ben Stiller, Thom Browne, Jim Parsons, Lindsay Lohan, HER y el reparto de Abbott Elementary han sido vistos, fotografiados y etiquetados en las redes sociales.

La mayoría de ellos fueron invitados por Wight, una modesta ejecutiva del deporte que controla el acceso de cientos de famosos que desean una revelación en la alfombra azul y entradas de primera. Si alcanzan el umbral de fama y relevancia establecido por el equipo de Wight, les extiende una invitación, se asegura de que tengan una visita sin problemas y luego se cerciora de que el mundo lo sepa.

Aunque ahora está en las listas de contactos de algunas de las mayores estrellas del mundo, Wight no procede de un entorno cosmopolita. Es de Southend, Australia, un minúsculo pueblo pesquero en la playa que tiene menos de 300 habitantes. "La ciudad grande que está cerca es Millicent", dijo. (Millicent tiene menos de 5000 habitantes). Pero siempre le gustaron los deportes y se labró una carrera en mercadotecnia deportiva y hostelería.

Durante los últimos ocho años ha trabajado en la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA, por su sigla en inglés), donde su cargo actual es el de directora de estrategia internacional, mercadotecnia y gestión de famosos.

Esto último la hace muy popular.

"Todos los agentes bajo el sol tienen mi número", dijo. "Podría decirse que el programa de famosos es nuestra mayor herramienta de mercadotecnia".

Y es un programa, no es solo regalar entradas para asientos que de otro modo costarían miles de dólares. Según Nicole Kankam, directora general de mercadotecnia y entretenimiento de la USTA, el acuerdo consiste en que los famosos tienen acceso gratuito con la condición de que serán fotografiados fuera del estadio, aparecerán en televisión en más de 200 países e, idealmente, harán una publicación sobre su experiencia.

El US Open aprovecha esta promoción al máximo. Los miembros del personal notifican a los medios de comunicación y a los paparazzi quién va a venir cada día y señalan sus asientos para los equipos de televisión y los fotógrafos dentro del estadio. A veces, un momento inesperado de un famoso captado por la cámara, como Kevin Hart luchando por seguir el ritmo de la acción en la cancha, puede volverse popular con rapidez en las redes sociales, y crear aún más interés y demanda.

"Eso ayuda mucho al crecimiento de este deporte", dijo Kankam.

Muchos famosos o sus agentes piden entradas directamente a Wight. Algunos lo hacen a través de patrocinadores, otros envían mensajes directos en las redes sociales y uno o dos incluso han dejado mensajes de voz en las líneas de atención al cliente del torneo. A veces, Wight y su equipo se dan cuenta de que un famoso está en Nueva York y le hacen llegar una invitación.

En 2021, llevó a Brad Pitt y a Bradley Cooper al palco presidencial --normalmente reservado para los invitados de mayor categoría--, donde se tomaron selfis y saludaron a los aficionados mientras veían la final masculina. Alec Baldwin también acudió, y Rami Malek estaba en la misma fila.

Wight cuenta con la ayuda de su personal, pero cuando llegan los nombres más importantes, debe estar allí para darles la bienvenida personalmente y acompañarlos a sus suites. Algunos --como Taylor Swift y Travis Kelce el año pasado, y Justin Bieber en 2023-- evitan la alfombra azul y utilizan la entrada de los jugadores, acompañados por un equipo de seguridad. Otros, como Tom Brady en 2023, son invitados por los jugadores, y unos cuantos aparecen por su cuenta, sin anunciarse. Pero Wight tiene un observador y un fotógrafo en el estadio.

"No hay mucha gente que se me escape", dijo.

Ante el aumento de la demanda de entradas entre los famosos, la USTA contrató hace tres años a una empresa de comunicación y consultoría --Sunshine Sachs Morgan & Lylis-- para ampliar la difusión y medir los resultados.

La empresa ayuda a traer a algunas estrellas y también analiza la visita de cada famoso, sobre todo a través de la participación en las redes sociales, para determinar su impacto y atractivo. Esa información se tiene en cuenta cuando los famosos piden volver.

"Hacen seguimiento de todas las personas que entran al lugar", dijo Wight. "Lo que publican, a quién etiquetan, con quién vienen. Así podemos obtener un valor de lo que el programa representa para nosotros".

Esto nos lleva a la parte más difícil del trabajo: rechazar a las personas que creen que merecen una invitación por su fama, pero que quizá no tengan la puntuación de calidad requerida.

"Si tuviera mi propio estadio solo para invitar a famosos, probablemente podría llenarlo", dijo. "Todos quieren entradas para la final masculina, pero puede que no tengan el nivel que realmente queremos en la casa para la final, así que ese es el mayor quebradero de cabeza".

Luego están las ocasiones en que los famosos cancelan en el último momento, o una gran estrella pide entradas horas antes de un partido importante, o surge otro imprevisto. La semana pasada, Coco Gauff, la estadounidense que ganó el US Open en 2023, quería conocer a Simone Biles.

En cuanto Wight se enteró, corrió a la suite donde estaba Biles y organizó que se conocieran en el vestíbulo de los jugadores. También se aseguró de que quedara registrado en las redes sociales.

David Waldstein es un reportero del Times que escribe sobre la región de Nueva York, con especial atención a los deportes.

Vincent Alban es fotoperiodista y miembro de la generación 2025-26 de Times Fellowship, un programa para periodistas al comienzo de su carrera.