
"Retrato de una dama", del pintor italiano Giuseppe Ghislandi, no había sido vista en 80 años hasta que unos periodistas la descubrieron en un anuncio inmobiliario.
El jueves, un grupo de fiscales en Argentina acusó a una pareja de encubrimiento agravado por ocultar una pintura que había sido saqueada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, dijo Carlos Martínez, fiscal federal de la ciudad costera de Mar del Plata.
Patricia Kadgien, hija de un nazi que huyó a Argentina tras la guerra, y su marido, Juan Carlos Cortegoso, podrían enfrentarse a penas de hasta seis años de prisión, dijo Martínez.
"Los delitos que se estaban encubriendo son especialmente graves", le dijo Martínez a los periodistas tras una audiencia judicial celebrada el jueves en Mar del Plata. "Se vinculan con delitos de genocidio, con el robo en un contexto de genocidio".
Kadgien y su esposo habían entregado la obra de arte, que databa de principios del siglo XVIII y perteneció a un marchante de arte judío durante la Segunda Guerra Mundial, a las autoridades argentinas el miércoles, más de ocho décadas después de que fuera sustraída.
La pintura, del artista italiano Giuseppe Ghislandi, hacía tiempo que figuraba en las listas internacionales y neerlandesas de obras desaparecidas. No se había visto desde 1945 hasta el mes pasado, cuando periodistas de un periódico neerlandés la descubrieron en un anuncio inmobiliario de un sitio web argentino.
La pintura pertenecía a Jacques Goudstikker, un marchante de arte judío neerlandés. En 1940, los nazis obligaron a Goudstikker a vender su galería, y la obra terminó en manos de Friedrich Kadgien, un funcionario nazi de alto rango.
Después de que los periodistas descubrieron la pintura en internet, los fiscales y la Interpol intentaron localizarla, y creían que estaba colgada encima de un sofá en casa de Kadgien, hija de Friedrich Kadgien. Pero cuando los fiscales registraron la casa de Kadgien, así como otras tres propiedades de la familia, no pudieron encontrar la obra, dijo Martínez.
Kadgien y su marido, Cortegoso, fueron puestos en arresto domiciliario, dijo Martínez, porque habían obstruido la investigación al sacar la pintura de su casa.
El jueves, un juez les eliminó el arresto domiciliario, pero les retuvo los pasaportes para impedir que salieran del país.
Los descendientes de Goudstikker han reclamado el cuadro, dijo Yael Weitz, su abogada.
"Sigo comprometida a reclamar la pintura y que se le devuelva a mi familia", dijo Marei von Saher, nuera de Goudstikker, en una declaración el miércoles. "Es lo justo".
Es posible que haya otras obras robadas en las propiedades de la familia Kadgien, dijeron los fiscales más temprano. Dos pinturas de alrededor de 1840 habían sido incautadas en una casa perteneciente a otra de las hijas de Kadgien, dijo Martínez.
Y el mes pasado, inspirado por el hallazgo de los periodistas, un investigador de la Agencia de Patrimonio Cultural de los Países Bajos identificó un bodegón del siglo XVII, que también había desaparecido desde la Segunda Guerra Mundial, en unas fotos de la familia Kadgien publicadas en Facebook.
Martínez dijo que no le sorprendió que Kadgien entregara la pintura. "Quizá en un primer momento quisieron conservar la propiedad del cuadro. Por ahí al ver todo este despliegue comprendieron que la mejor situación era entregarlo".
Claire Moses es reportera del Times en Londres, enfocada en la cobertura de noticias de última hora y tendencias.
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