Un terremoto en Afganistán deja más de 800 muertos

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El sismo, cerca de la frontera con Pakistán, causó heridas a más de 2500 personas en zonas montañosas a las que los equipos de rescate tardaron horas en llegar.

El lunes, equipos de rescate se apresuraron a llegar a las zonas montañosas del este de Afganistán afectadas por un terremoto de magnitud 6,0 el domingo por la noche que causó la muerte de más de 800 personas, dijeron funcionarios afganos, advirtiendo que el número de víctimas mortales probablemente aumentaría.

Los esfuerzos de recuperación han resultado complicados por los deslaves que dejaron aisladas a las aldeas devastadas, ya de por sí difíciles de acceder por carretera. Y, hasta el momento, solo unos pocos países han ofrecido ayuda humanitaria al gobierno talibán.

Casi toda la destrucción causada por el terremoto, que se produjo poco antes de la medianoche del domingo, ocurrió en la provincia de Kunar, donde decenas de aldeas de casas de adobe y ladrillo se vieron afectadas.

"La zona es muy escarpada y estrecha, y la mayor parte es inaccesible debido a los deslaves y a las lluvias que cayeron en los últimos días", dijo Kate Carey, funcionaria de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU con sede en Kabul.

El terremoto sacudió Afganistán en un momento en que la nación del sur de Asia ha estado enfrentando una serie de crisis humanitarias, económicas y geopolíticas simultáneas.

Cientos de hospitales y centros de salud se han visto obligados a cerrar desde que el gobierno de Donald Trump suspendió la ayuda exterior estadounidense a principios de año. Más de 2,3 millones de afganos han regresado al país, en algunos casos por la fuerza, tras ser expulsados de Pakistán o Irán en medio de una oleada de xenofobia y presión política en esos países.

Y tras cuatro años en el poder, los talibanes han luchado por despojar a Afganistán de su condición de paria y atraer inversiones extranjeras, a pesar de sus tímidas interacciones de meses recientes con Rusia y China.

Hasta el lunes por la tarde, Irán, India, Japón y la Unión Europea se habían comprometido a prestar ayuda a las víctimas del terremoto, según declaró a The New York Times el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores dirigido por los talibanes, Hafiz Zia Ahmad Takal. Esto contrasta marcadamente con la asistencia ofrecida en 2023, después de que un devastador terremoto matara a más de 1300 personas en el oeste de Afganistán.

"Ya no podíamos cubrir las necesidades existentes, y ni siquiera estoy hablando de las nuevas necesidades creadas por este terremoto", dijo Sherine Ibrahim, directora para Afganistán del Comité Internacional de Rescate, una organización sin fines de lucro. "Estamos haciendo un llamamiento a todos los donantes para que dejen de lado la política y brinden ayuda a la población".

En los últimos años, Estados Unidos y otros donantes extranjeros se han mostrado reacios a proporcionar ayuda humanitaria o para el desarrollo a Afganistán. Los talibanes se han mantenido inflexibles en cuanto a las estrictas restricciones que han impuesto a mujeres y niñas, y se han difundido numerosas denuncias de que el grupo desvía la ayuda humanitaria hacia sus combatientes y algunas comunidades, en detrimento de otras.

El mes pasado, un informe del Inspector General Especial de Estados Unidos para la Reconstrucción de Afganistán reveló que los talibanes denegaban a las organizaciones sin fines de lucro el derecho a operar a menos que contrataran a empresas o personas afiliadas a los talibanes, y desviaban la ayuda a las comunidades pastunes, la etnia dominante del grupo.

"Los talibanes utilizan todos los medios a su alcance, incluida la fuerza, para asegurarse de que la ayuda va a donde ellos quieren que vaya, y no a donde pretenden los donantes", dijo en el informe Gene Aloise, Inspector General Especial en funciones.

El terremoto del este de Afganistán fue poco profundo, a solo ocho kilómetros de la superficie terrestre. Por eso es más probable que fuera más destructivo, ya que las olas menos profundas retienen más su fuerza al golpear la superficie. A menos de 160 kilómetros, los habitantes de Kabul, la capital de Afganistán, sintieron las réplicas en toda la ciudad, pero no se registraron daños importantes.

El acceso por carretera era difícil para los equipos de rescate en el terreno escarpado de la zona, donde se habían producido deslizamientos de tierra. Homa Nader, jefa en funciones de la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en Afganistán, dijo que, durante la noche, los equipos de la Cruz Roja tardaron cuatro horas en llegar a la zona más afectada, en el distrito de Nur Gal, desde Jalalabad, la ciudad grande más cercana, a solo 56 kilómetros de distancia.

El lunes por la tarde, la carretera que une Jalalabad, una de las ciudades más grandes de Afganistán, con la provincia de Kunar se había reabierto, y un flujo constante de ambulancias se dirigía rápidamente a las zonas afectadas, mientras que en el otro lado, decenas transportaban a las víctimas de vuelta a Jalalabad.

Los hospitales permanecían operativos tanto en Kunar como en Nangarhar, sin daños significativos, dijo Nader, mientras que los centros de salud de tres distritos de Kunar informaron de daños estructurales menores. Un pueblo, Mazar Dara, estaba completamente bloqueado y solo se podía sacar a las víctimas en helicóptero, dijo en un mensaje de texto.

Zabiullah Mujahid, principal portavoz de los talibanes, dijo en una conferencia de prensa celebrada el lunes en Kabul que solo en la provincia de Kunar habían muerto 800 personas y 2500 habían resultado heridas. En la provincia de Nangarhar, dijo, murieron al menos 12 personas y 255 resultaron heridas.

Los terremotos son un peligro frecuente en Afganistán y otros países de la región, donde muchas personas viven sobre fallas geológicas o cerca de ellas. En 2022, un terremoto de magnitud 5,9 que sacudió una zona remota del sureste de Afganistán mató al menos a 1300 personas, según la ONU. Los talibanes, que gobiernan Afganistán desde 2021, dijeron entonces que habían muerto más de 4000 personas.

En la vecina Pakistán, se sintieron temblores en varios distritos de la provincia fronteriza noroccidental de Jáiber Pastunjuá y en otras partes del país, pero las autoridades no informaron de daños ni bajas importantes.

El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y dijo: "El equipo de la ONU en Afganistán está movilizado y no escatimará esfuerzos para ayudar a quienes lo necesiten en las zonas afectadas".

Pero las agencias de la ONU y las organizaciones humanitarias en Afganistán han tenido que recortar profundamente sus esfuerzos de asistencia desde que el gobierno de Trump, que proporcionaba el 45 por ciento de la ayuda suministrada a Afganistán, suspendió o eliminó casi todas sus contribuciones. Varios países europeos, entre ellos el Reino Unido, Francia y Suecia, siguieron su ejemplo.

Menos del 30 por ciento de las necesidades humanitarias de Afganistán se han cubierto para 2025, según la Oficina de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas. Eso era antes del terremoto del domingo.

"La estructura de gobierno nacional y la ayuda internacional son muy críticas en un momento como el posterior a este terremoto, y ambas se encuentran en un punto bajo en Afganistán en este momento", dijo Daniel Aldrich, director del Programa de Estudios sobre Resiliencia de la Universidad Northeastern.

Más de la mitad de los 42 millones de habitantes del país necesitan ayuda, según funcionarios de la ONU, y las organizaciones humanitarias se preparaban para un invierno difícil en medio de la disminución de fondos y el regreso de más de dos millones de afganos devueltos a la fuerza desde los vecinos Pakistán e Irán.

Está previsto que lleguen más en los próximos días: el terremoto se produjo mientras muchos afganos que vivían en Pakistán se dirigían a Afganistán, antes de la fecha límite del lunes establecida por el gobierno pakistaní para que todos abandonaran el país o se enfrentaran a arresto y deportación.

Uno de esos afganos, Said Meer, tenía previsto llegar a Jalalabad el lunes con sus dos esposas y 12 hijos, un día después de abandonar Lahore, la ciudad del este de Pakistán donde nació y había pasado toda su vida.

El lunes, el colorido camión que transportaba a la extensa familia de Meer y sus escasas pertenencias estaba en un paso fronterizo, esperando para entrar en Afganistán. A pesar de la destrucción provocada por el terremoto, dijo que aún planeaba trasladarse a Jalalabad, a 64 kilómetros de la frontera, y trasladar allí su negocio de ganado.

"Que Dios proteja a nuestro pueblo afgano", dijo Meer por teléfono. "La guerra, los terremotos, la pobreza, todas las dificultades son una prueba de Dios".

Mike Ives colaboró con reportería desde Seúl.

Elian Peltier es un corresponsal internacional del Times. Cubre Afganistán y Pakistán.

Mike Ives colaboró con reportería desde Seúl.