Los costos de enviar una carta a EE. UU. crean confusión en el mundo

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La decisión del gobierno de Trump de ponerle fin a las exenciones arancelarias para las importaciones de bajo valor han creado dolores de cabeza y confusión en todo el mundo.

Brian West, propietario de un restaurante jubilado en Tailandia, pensó que seis semanas eran tiempo suficiente para renovar su licencia de conducir de Nueva York. Lo único que tenía que hacer era enviar por correo una solicitud impresa y los resultados de su examen de la vista a la oficina del Departamento de Vehículos Motorizados de Brooklyn.

Cuando intentó hacerlo el viernes pasado, la oficina de correos cercana a su casa de Chiang Mai se negó a enviar sus documentos.

Thailand Post, el servicio postal del país, ha dejado de enviar correo a Estados Unidos mientras sus socios de transporte se adaptan a la decisión del presidente Donald Trump de ponerle fin a las exenciones arancelarias para las importaciones de bajo valor. Muchos servicios postales de todo el mundo han hecho lo mismo mientras esperan que se aclare cómo se aplicará la orden ejecutiva de Trump, que entró en vigor a primera hora del viernes.

Aunque algunos transportistas afirman que las suspensiones son temporales, han creado dolores de cabeza y confusión a remitentes de todo el mundo que nunca se lo habían pensado dos veces antes de dirigir un sobre o un paquete a Estados Unidos y depositarlo en su oficina de correos más cercana.

"Me siento impotente al pensar que no puedo enviar correo a Estados Unidos", dijo West, y añadió que no todo el mundo puede permitirse utilizar un servicio de mensajería más caro, como UPS o FedEx. Dijo que esperaría unos días más, pero que si para entonces no se levantaba la suspensión, tendría que desembolsar unos 50 dólares por un servicio de mensajería.

El cambio normativo de Trump pretende frenar el uso de una laguna jurídica que utilizaban principalmente minoristas chinos como Shein y Temu para vender productos baratos directamente a los consumidores estadounidenses sin inspecciones aduaneras ni aranceles. Durante años, los destinatarios en Estados Unidos podían aceptar paquetes valorados en hasta 800 dólares sin tener que pagar derechos de aduana en virtud de un sistema conocido como exención de minimis.

La decisión del presidente de eliminar la exención ha repercutido mucho más allá de China para quien desee enviar por correo cualquier tipo de documento, carta o paquete a Estados Unidos.

No está claro cuántos países están adoptando medidas de este tipo, ni cuánto tiempo se mantendrán las restricciones. Pero las suspensiones han sido especialmente engorrosas para quien no puede permitirse servicios de mensajería o vive en zonas sin fácil acceso a ellos.

Adam Christopher, autor que vive en la campiña inglesa, dijo que la semana pasada se dirigió a su oficina de correos local para enviar dos lotes de ex libris firmadas para su nueva novela a su editor estadounidense, Penguin Random House, solo para que le dijeran que los envíos a Estados Unidos se habían suspendido temporalmente. En su lugar, dijo, tendría que conducir una hora hasta una oficina de UPS, donde el costo del envío sería significativamente mayor.

"No es el fin del mundo", dijo Christopher, cuyo libro Star Wars: Master of Evil saldrá a la venta en noviembre. "Simplemente es una situación muy irritante".

Dijo que se le acumulaban otros objetos que necesitaba enviar por correo, como varios CD.

"Parece poca cosa, pero si multiplicas esto por el número de personas afectadas, es enorme", dijo.

El servicio postal nacional de México, Correos de México, también ha suspendido las entregas de correo a Estados Unidos, dijo el miércoles su presidenta, Claudia Sheinbaum. Dijo que la decisión se debía en parte a que las compañías aéreas dijeron que no transportarían paquetería "porque no sabemos cómo se va a cobrar el impuesto y si la van a recibir", informó The Associated Press.

Tonya Kemp, propietaria de una tienda especializada en golosinas y refrescos de Alexandria, Virginia, dijo que, durante la semana pasada, sus proveedores de golosinas de Europa y Canadá le habían dicho que no podían atender sus pedidos hasta que se conocieran mejor los nuevos requisitos aduaneros.

Por ahora, tiene suficientes dulces de especialidad --chocolatinas Coffee Crisp, Kit Kats de caramelo salado y avellanas de Canadá y galletas digestivas y Jelly Babies de Inglaterra-- para llenar sus estanterías. Pero sin saber cuándo se reanudará el correo, dijo que no estaba segura de seguir importando golosinas si los costos aumentaban considerablemente.

"Todos son extremadamente populares", dijo de estos productos. Pero con los costos de envío adicionales, dijo, "¿cuál será el momento en que la gente deje de pagar tanto por una barra de caramelo?".

En Filipinas, la gente suele enviar los regalos de Navidad a sus familiares en Estados Unidos en septiembre para evitar los recargos de envío de fin de año. Los clientes suelen llenar los paquetes con artículos como queso, salsa dulce para espaguetis al estilo filipino, golosinas y mezclas de condimentos que no se consiguen fácilmente en Estados Unidos, dijo Rein Gatchalian, propietario de Kabayan Box Padala, que envía paquetes al extranjero desde Manila. El valor de los envíos suele ser inferior a 800 dólares, dijo Gatchalian.

"A veces hay ropa y zapatos, pero la mayoría son comodidades que echan de menos de Filipinas", dijo. Al entrar en vigor la suspensión, nada cambiará para sus clientes en Filipinas, pero sus familiares en Estados Unidos tendrán que empezar a pagar aranceles cuando lleguen sus cajas, añadió.

Trump firmó la orden ejecutiva que eliminaba la exención de minimis el 30 de julio. En una notificación de principios de agosto, la Corporación Postal de Filipinas, el servicio postal nacional, dijo que los destinatarios de los envíos con destino a Estados Unidos tendrían que pagar un impuesto de entre 80 y 200 dólares según el país de origen.

Giovanni Castro, propietario de una tienda en Baguio, ciudad situada al norte de Manila, seguía intentando averiguar qué impuesto se aplicaría a sus productos. Su tienda, Tinkerboy, fabrica adaptadores para que los viejos teclados y consolas de videojuegos puedan utilizarse con computadoras más modernas. La mayoría de sus productos cuestan menos de 50 dólares, y Castro dijo que el 90 por ciento de los pedidos proceden de Estados Unidos.

"Si el arancel específico es demasiado elevado, no tendría sentido", dijo Castro.

La oficina de correos de Baguio dijo que suspendería los envíos a Estados Unidos a partir del viernes, lo que Castro transmitió a los clientes en un banner rojo en la parte superior del sitio web de Tinkerboy.

Francesca Regalado es una reportera del Times que cubre las noticias de última hora.

Jenny Gross es una reportera del Times que cubre noticias de última hora y otros temas.