
La semana pasada, una amiga me envió un mensaje para preguntarme cuándo llegaría a Nueva Orleans para su boda. Mi teléfono de inmediato tomó mi itinerario de vuelo de un correo electrónico para responderle con la hora de llegada.
Otro amigo me recomendó que fuera a un restaurante cercano de comida etíope. Mi teléfono cargó al instante un mapa que mostraba dónde estaba.
Y cuando le tomé una foto a mi corgi, Max, mi teléfono me aconsejó que tomara una mejor encuadrándolo en la esquina inferior derecha.
El teléfono que hizo todo esto fue el nuevo Pixel 10 Pro de Google, que llega a las tiendas esta semana con un costo de 1000 dólares. Google describe el dispositivo como un teléfono artificialmente inteligente, un nuevo tipo de celular que requiere acceso persistente a los datos personales de los usuarios, incluidos sus contactos, ubicación, mensajes y correo electrónico, para anticiparse a sus necesidades. En otras palabras, es un teléfono que en esencia utiliza las aplicaciones de los usuarios para ahorrarles tiempo.
Pero, ¿es esto lo que realmente quiere la gente? Me planteé esta pregunta la semana pasada mientras probaba el teléfono Pixel, entregando mis datos a la IA de Google a cambio de un poco de ayuda.
Terminé el experimento con sentimientos encontrados. Optimizar tareas tediosas, como compartir mi itinerario de vuelo en un mensaje de texto, fue útil. Pero no me sentó bien haber compartido tanta información solo para ahorrarme unos segundos.
La IA también cometió errores. En una ocasión, para ayudarme con una llamada telefónica a una aerolínea, sacó información de un correo electrónico que no estaba relacionado con mi vuelo. (Les contaré más sobre esto más adelante).
Históricamente, los teléfonos Pixel de Google no han sido los más vendidos en el mercado general de teléfonos móviles, pero muestran un vistazo a lo que podríamos obtener en el futuro a cambio de cederles datos a nuestros dispositivos.
Google, que diseña el sistema de software Android que opera en una gran mayoría de los teléfonos del mundo, influye en la forma en que otras empresas fabrican sus dispositivos. Apple también planea lanzar un asistente de IA capaz de anticiparse a las necesidades de un usuario de iPhone, pero ha enfrentado dificultades para desarrollar la tecnología.
Así fue mi semana probando el teléfono con IA de Google.
Conoce a 'Magic Cue'
En el corazón del Pixel artificialmente inteligente hay una nueva herramienta de software llamada Magic Cue, que Google diseñó para anticiparse a tus necesidades en el teléfono. Para configurarla, debes darle al software acceso a aplicaciones como correo electrónico, mensajes, notas, contactos, calendario y capturas de pantalla. A cambio, puedes agilizar tareas como:
-- Cuando recibes un mensaje de texto en el que te piden el número de un amigo, el software lee ese mensaje y busca entre tus contactos para generar una respuesta automática con el número de esa persona.
-- Cuando llamas por teléfono a una empresa, como una aerolínea, el software extrae información relevante de tu itinerario de vuelo para que se la puedas leer al representante de atención al cliente de la aerolínea.
-- Si creas un evento en el calendario para ir de excursión el fin de semana, la aplicación del clima te muestra el pronóstico del tiempo para el lugar de la excursión.
Alex Moriconi, portavoz de Google, afirmó que la empresa da prioridad a la privacidad con Magic Cue. Los usuarios deben aceptar compartir sus datos para utilizar la herramienta. La función se ejecuta en el hardware del teléfono Pixel, añadió, lo que significa que los datos que le compartes para que te ayude con diversas tareas no se escanean ni se procesan en los servidores de Google.
En mis pruebas, Magic Cue a veces funcionaba y a veces no.
En algunos casos, como cuando recibí un mensaje de texto preguntando por el número de teléfono de un amigo, Magic Cue dio con la respuesta correcta.
En otras situaciones, falló. Cuando llamé a United Airlines para hablar sobre mi vuelo a Nueva Orleans, el software intentó cargar el número de confirmación de mi itinerario. Pero Magic Cue mostró una serie de números (138826) que hacían referencia a la cantidad que había costado el boleto de avión: 1388,26 dólares.
El problema más grave fue este: pulsé una flecha pequeña para ver de dónde había sacado Magic Cue esos números. Resulta que los sacó de un correo electrónico de Monarch, un servicio de finanzas personales que utilizo para administrar mis gastos, no de mi itinerario de United Airlines. En otras palabras, Magic Cue escaneó un correo electrónico relacionado con mis finanzas.
Fue un recordatorio de lo invasivo que puede ser compartir datos. Cuando configuras Magic Cue, el programa te pide acceso a la aplicación de Gmail, pero no dice explícitamente que vaya a escanear todos los correos electrónicos.
Moriconi explicó que Magic Cue revisaba mis correos en busca de lo que consideraba relevante (en este caso, correos con la palabra "United") y que yo podía pulsar un botón con el pulgar hacia abajo para indicarle al programa que su sugerencia no había sido útil.
No me pondría tan exigente si la tecnología de inteligencia artificial todavía fuera muy reciente. Pero ya pasaron casi tres años desde que OpenAI lanzó ChatGPT y revolucionó la industria tecnológica. Una y otra vez, la IA se ha dado a conocer por cometer este tipo de errores.
Asistente de cámara
Google agregó un software al nuevo Pixel para ayudar a las personas a tomar y editar fotografías. Una de estas nuevas funciones es el llamado Camera Coach que estudia lo que estás fotografiando para darte consejos paso a paso de cómo componer una mejor toma.
Por ejemplo, cuando intentaba fotografiar a mi hija jugando con burbujas, pulsé un botón para llamar a este entrenador digital. Me indicó que hiciera un acercamiento hacia ella y activara un efecto para desenfocar el fondo. Me gustó el resultado, pero estaba seguro de que podría haberlo hecho yo mismo.
Una función que podría resultar más útil para algunas personas es una herramienta de edición de fotos que permite hacerle cambios complejos a una imagen con solo escribir una instrucción. En una foto que tomé de un aperitivo de ternera en un restaurante vietnamita, le pedí a la IA que eliminara una mano de la imagen. En cuestión de segundos, eliminó la mano y la sustituyó con imágenes artificiales de la mesa.
En una columna anterior sobre la edición de fotos con IA, escribí sobre mis reparos éticos a producir y compartir fotos editadas con ayuda artificial porque contribuyen al problema generalizado de la falsificación en línea. Pero entiendo que la gente quiera eliminar distracciones, como las personas que se cuelan en las fotos, para su uso personal.
El panorama general
Los teléfonos con inteligencia artificial como el Pixel podrían redefinir el contrato social de lo que obtenemos a cambio de lo que cedemos en nuestra tecnología personal.
En el pasado, ese dar y recibir se sentía recíproco. Por ejemplo, para utilizar una aplicación de mapas y obtener indicaciones, tenías que compartir tu ubicación. Pero con un teléfono con inteligencia artificial, compartimos mucha información personal solo para agilizar algunas tareas.
Este futuro está lejos de ser inevitable. Corresponde a los consumidores decidir si utilizan o no estas herramientas y sopesar los beneficios. Para mí, un teléfono con IA tendría que ser mucho más confiable y útil antes de poder dar el salto.
Para Chris Gilliard, director del Critical Internet Studies Institute, una organización sin ánimo de lucro dedicada a las tecnologías emergentes, Magic Cue no tiene nada de mágico.
"Creo que la magia es en realidad vigilancia, ¿no?", dedujo.
Aunque empresas como Apple y Google han prometido proteger los datos de los consumidores en sus políticas de privacidad, Gilliard añadió que "los muros se derrumban a medida que les damos a los sistemas un acceso total a nuestras vidas".
Las nuevas funciones de inteligencia artificial del Google Pixel Pro permiten a los usuarios editar fotos con IA generativa para mejorarlas y borrar o añadir elementos a sus fotos. (Poppy Lynch/The New York Times).
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