
Las fotos y atuendos del anuncio son el preludio de un final feliz perfecto.
Taylor Swift ha entrado en su era de compromiso. Y, como corresponde a una artista cuya imagen siempre ha evolucionado para reflejar los cambios en su música --por no hablar de que nunca ha tenido miedo de compartir sus fantasías románticas más al estilo Hallmark--, vaya si tiene un nuevo look que va con su nuevo estatus.
O mejor dicho, vaya si ella y su prometido, Travis Kelce, tienen un nuevo look. Ahora, oficialmente él forma parte del panorama, concretamente del que mostraban las fotos que Swift ha publicado en Instagram, el sitio en el que muchos famosos eligen revelar su vida, para compartir la noticia.
Según Ed, el padre de Kelce, Travis le propuso matrimonio hace dos semanas, pero parece que la pareja necesitaba tiempo para elaborar el anuncio ideal. Tiene sentido, si se considera la puesta en escena.
Las fotos del compromiso se hicieron en una frondosa enramada adornada con rosas blancas y rosas, anémonas, lirios y delphinium, como sacadas directamente de un jardín encantado. En ellas aparecía la pareja abrazada, acurrucada y, en el momento recreado de la pedida de mano, Kelce estaba arrodillado frente a Swift.
En todas las tomas, aparecen enmarcados bajo un arco repleto de flores y flanqueados por dos grandes urnas blancas rebosantes de más flores, como si la propia naturaleza hubiera florecido para celebrar la unión Swift/Kelce.
Swift lleva un vestido de verano a rayas blancas y negras con tirantes finos y corpiño fruncido de Ralph Lauren, un diseñador experto en crear los sueños de vestuario de la realeza estadounidense. Kelce lleva una camiseta polo azul marino de punto trenzado de Ralph Lauren, con pantalones cortos caqui a medida. Su estilo es un poco el puerto Hyannis y un poco Sueño de una noche de verano.
En la mano izquierda, Swift lleva un gran anillo de compromiso con un diamante de aspecto vintage y un reloj Santos Demoiselle de Cartier de diamantes y oro. Ella calza sandalias marrones Isola de Louis Vuitton; él, mocasines. Swift lleva el pelo suelto y ligeramente despeinado. El ambiente es ingeniosamente sencillo y está en perfecto concierto: dos personas que comparten el mismo cuento de hadas. Uno sobre el que Swift lleva cantando con nostalgia desde que irrumpió en la escena country con baladas sobre la escuela, Romeo y Julieta, animadoras y jugadores de fútbol.
Es cursi, sin duda, pero parte del poder de Swift es su voluntad de reconocer sus propios sueños de telenovela, de ponerse en la piel de la heroína que persigue sin cesar el encanto del amor prometido a las niñas en viejos clichés y de mostrar sus emociones para que todos las vean. Puede que sea una figura que domina el mundo, uno de los nombres más importantes de la profesión que ha elegido, pero sigue siendo una apasionada de los grandes romances y no se avergüenza de compartirlo.
No es de extrañar, en realidad, que en cuestión de horas su vestido, que estaba con rebaja a 319,99 dólares (antes costaba 398), se agotara en internet.
Las fotos también se alejan notablemente de las imágenes de Swift que inundaron recientemente la esfera digital gracias al anuncio, en el pódcast que Kelce presenta con su hermano, Jason, de su nuevo álbum, The Life of a Showgirl, que saldrá a la venta en octubre.
Esas fotos, que muestran a Swift como la artista de cabaret del título, están plagadas de plumas, pedrería y piel, los bajos fondos del mundo del espectáculo. Al mismo tiempo, las fotos del compromiso contrastan con la reciente portada de GQ de Kelce, en la que posa con un gorro gigante de piel sintética y botas de agua, agarrado a un enorme bolso Hermès. (También salta al mar con un sombrero de vaquero, entre otras emocionantes aventuras de vestuario).
Las fotos divergen incluso de las imágenes de la pareja tomadas por los paparazzi, que a menudo revelan su afición a experimentar con una gama tan amplia de estilos y atuendos que, en su mayoría, sugieren un caos de moda compartido. Son una mezcla de buen y mal gusto, sin mucha distinción entre ambos.
Pero la sesión de fotos del compromiso (porque eso es lo que es) ofrece una coordinación armónica. Las fotos, en realidad, del preludio de un final feliz perfecto.
Vanessa Friedman ha sido la directora de moda y la crítica jefa de moda del Times desde 2014.
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