Los israelíes ultraortodoxos se resisten a servir en la guerra

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Eran las 11 p. m. en Jerusalén, y una de las comunidades ultraortodoxas más aisladas de la ciudad estaba en una ola de protestas.

Cientos de hombres con trajes y sombreros negros de la comunidad Edah Haredit se inquietaban cada vez más a medida que un rabino de alto rango gritaba en yiddish desde un balcón y denunciaba al gobierno israelí por reclutar a los ultraortodoxos. Habían estado exentos del servicio militar para dedicarse al estudio religioso desde que Israel fue fundado, pero ahora se les necesitaba para la guerra en Gaza.

Un gran incendio ardía en la calle, provocado por manifestantes ultraortodoxos que habían prendido fuego a un contenedor de basura. Agentes de policía a caballo intentaron mantener el orden, mientras los cañones de agua de los camiones rociaban "skunk", un líquido de olor nauseabundo, para dispersar a la multitud.

Fuera de la cercana Yeshivá Mir, una de las escuelas religiosas más grandes y prestigiosas del país, Haim Bamberger, de 23 años, dijo que estaba estudiando la Torá, como, dijo él, Dios quería. Era la forma que tenía Bamberger de defender a Israel, en lugar de hacerlo mediante el servicio militar. "Cuando hacemos lo que él quiere, nos protege", dijo.

El ataque dirigido por Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, que mató a casi 1200 personas y llevó a que se tomaran unos 250 rehenes, dijo Bamberger, "se debió en parte a que mucha gente en este país no hace lo que Dios quiere".

Bamberger dijo que había sido llamado a filas, pero que estaba ignorando su aviso y arriesgándose a ir a la cárcel. Se fue agitando a medida que hablaba. "En este país me consideran un criminal", dijo, "porque quiero estudiar la Torá".

Días después, la policía militar israelí empezó a detener a los ultraortodoxos que eludían el servicio militar obligatorio. Solo unos pocos han sido detenidos hasta ahora, según múltiples reportajes de noticias israelíes, pero el 14 de agosto, cientos de ultraortodoxos protestaron y se enfrentaron a la policía en el exterior de una prisión donde el sitio de noticias hebreo Ynet informó de que había siete detenidos.

Por ahora, en un momento de furia entre los ultraortodoxos y de creciente tensión entre el ejército y el gobierno a causa de Gaza, el ejército se abstiene de realizar detenciones masivas

Una crisis política

El servicio militar es obligatorio para la mayoría de los israelíes judíos, tanto hombres como mujeres. La exención para los ultraortodoxos, conocidos en hebreo como haredíes, ha sido resentida durante mucho tiempo por el resto de la población judía. Pero los casi dos años de guerra en Gaza han convertido una molestia en una crisis política que está ahondando las divisiones en la sociedad israelí y poniendo en peligro la frágil coalición del primer ministro Benjamín Netanyahu.

El mes pasado, dos partidos ultraortodoxos cruciales para la mayoría de Netanyahu en el Parlamento se retiraron del gobierno después de que este no aprobara la legislación que eximía a los ultraortodoxos del servicio militar obligatorio. Su decisión podría provocar el colapso de la coalición del primer ministro y que se convoque a elecciones anticipadas, aunque Netanyahu ha sobrevivido a amenazas políticas mucho peores.

"La guerra ha llevado todo al extremo", dijo Nechumi Yaffe, profesora de política pública en la Universidad de Tel Aviv, quien es ultraortodoxa. Los israelíes laicos se preguntan, dijo: "¿Por qué tienen que morir nuestros hijos y los suyos están sentados tomando café y estudiando?".

Yaffe dijo que tenía encuestas que mostraban que el 25 por ciento de los hombres haredíes se alistarían si no fueran condenados al ostracismo por sus comunidades por hacerlo, como ocurre con muchos de ellos, y otro 25 por ciento se alistaría con algún estímulo. Dijo que las actitudes se estaban suavizando en las sectas ultraortodoxas menos extremas, aunque muchos rabinos se resisten al cambio.

"Los rabinos sienten que están perdiendo el control", dijo.

La política se remonta a los comienzos de Israel en 1948, cuando David Ben-Gurión, primer ministro fundador de la nación, concedió la exención a los 400 estudiantes de yeshivá que había en el país en aquel momento. Ben-Gurion imaginó el estudio de la Torá --que creían que salvaguardaría a Israel de sus enemigos-- como parte de una revitalización de la erudición religiosa judía que se había perdido en el Holocausto.

Pero a medida que crecía la población ultraortodoxa, la política se amplió, lo que provocó reacciones negativas e impugnaciones durante muchos años. No ayudó el hecho de que las sectas ultraortodoxas más extremas fueran antisionistas que no reconocen el Estado de Israel porque, dicen, fue fundado por judíos laicos y no con un propósito divino.

En junio de 2024, la Corte Suprema israelí dictaminó finalmente, en una decisión histórica, que sin una ley formal no había base legal para la exención, y ordenó al ejército que empezara a reclutar hombres ultraortodoxos.

El ejército dice que necesita urgentemente 12.000 nuevos reclutas para una fuerza agotada por Gaza. Más de 450 soldados israelíes han muerto en el enclave, los suicidios van en aumento y cada vez menos reservistas israelíes, el grueso de los combatientes, se presentan a filas. Muchos han pasado más de 400 días en servicio desde que empezó la guerra.

Otros cuestionan los objetivos del gobierno en una campaña que ha matado a más de 60.000 personas en Gaza, según los funcionarios de salud locales, que no distinguen entre combatientes y civiles. Un grupo de expertos que supervisa la seguridad alimentaria declaró el viernes que la Ciudad de Gaza y el territorio circundante padecen hambruna, una situación que ha suscitado la condena mundial. La agencia de seguridad israelí que supervisa las entregas de ayuda en el enclave rechazó la conclusión.

Netanyahu, en desacuerdo con los generales de alto rango, sigue adelante con sus planes de tomar la Ciudad de Gaza.

El ejército israelí anunció el 20 de agosto que se llamaría a filas a 60.000 nuevos reservistas y que se prorrogarían las órdenes de 20.000, con lo que el número total de reservistas que prestarían servicio en todos los frentes de Israel ascendería aproximadamente a 120.000, según un alto cargo militar que solicitó el anonimato en virtud de las normas militares básicas.

El ejército israelí afirma que 80.000 hombres ultraortodoxos de entre 18 y 24 años son aptos para el servicio y que casi todos recibieron avisos de reclutamiento el año pasado. Hasta ahora, solo se han alistado 2940, aunque hay tiempo para que otros se apunten antes de que se cumplan una serie de plazos. La mayoría de los 2940 no estarán listos para ir a la guerra ahora, pero podrán hacerlo después de los seis meses de entrenamiento del ejército israelí.

Su número sigue estando muy lejos del objetivo militar de 4800 ultraortodoxos alistados para el año, "y aún más lejos de las necesidades del ejército", declaró el 12 de agosto el general de brigada Shay Tayeb, encargado del personal militar, ante una comisión del parlamento.

El futuro promete más tensiones. El número de ultraortodoxos en Israel se ha disparado a cerca de un millón en la actualidad --aproximadamente el 13 por ciento de la población-- desde los 40.000 de 1948. Alrededor del 22 por ciento de los niños de 6 años eran haredíes en 2024. Para 2035, se prevé que su número alcance el 30 por ciento.

Cualquier exención para ellos se considera insostenible. "Son las matemáticas las que hablan", dijo Inbar Harush Gity, exjefe del Ministerio de Defensa para el reclutamiento de ultraortodoxos en el ejército israelí.

Los ultraortodoxos se muestran indiferentes.

"Puede que las circunstancias hayan cambiado y los tiempos hayan cambiado", dijo en una entrevista Motti Babchik, poderoso asesor político de uno de los partidos ultraortodoxos que abandonaron el gobierno. "Pero el acuerdo básico entre los haredíes y el Estado de Israel sigue siendo el mismo".

'¿Su sangre es más roja?'

Un misil de Hizbulá mató al hijo del rabino Tamir Granot, el capitán Amitai Granot, de 24 años, en la frontera con Líbano en octubre de 2023, ocho días después del ataque dirigido por Hamás contra Israel. En marzo siguiente, Granot pronunció un apasionado discurso, ampliamente compartido en YouTube, en el que pedía a los ultraortodoxos que sirvieran y compartieran el dolor.

"¿Se equivocó Amitai?", preguntó su padre. "¿Es en vano que ahora yazca bajo terrones de tierra a los pies del monte Herzl, él y todos sus camaradas que yacen allí con él, y en otros cementerios de todo Israel? ¿Deberían haberse quedado en la yeshivá y dejar el ejército y el autosacrificio solo para los laicos?".

Granot forma parte de una corriente diferente del judaísmo ortodoxo, el sionismo religioso, que es parte esencial de la sociedad israelí y envía a gran número de sus alumnos de yeshivá al ejército. En una entrevista en su yeshivá de Tel Aviv, Granot contó cómo fue a casa de los líderes religiosos ultraortodoxos tras la muerte de su hijo e intentó razonar con ellos. Les contó, dijo, que tenía alumnos en su yeshivá --los llamaba sus hijos-- y que, como su hijo, sabían que tenían que servir.

Planteó una pregunta a los líderes haredíes: "¿Por qué sus hijos son mejores que ellos? ¿Su sangre es más roja que la nuestra?".

Algunos líderes estaban de acuerdo en que los ultraortodoxos debían servir, dijo, pero ninguno lo dijo públicamente. "Uno de los más grandes me dijo: 'No puedo hacerlo'. Le pregunté por qué. Me dijo: 'Si lo hago, no existiré'".

En otras palabras, dijo Granot, "perderá su estatus en la sociedad y todos los demás dirigentes dirán que no es un rabino".

El asunto solo se ha intensificado desde entonces. El mes pasado, en un video hecho público de una reunión de emergencia sobre el servicio militar obligatorio haredí, Hillel Hirsch, un destacado rabino ultraortodoxo, dijo inequívocamente a un pequeño grupo de colegas que la mayoría de los estudiantes haredíes de yeshivá no quieren servir. "Nunca soñaron con eso; no sueñan con eso ahora", dijo.

Otro rabino, Yoel Shapira, tomó la palabra y ofreció una visión realista. "Pero esto se está convirtiendo en una conversación en todas partes", dijo. "En todas las yeshivás se está convirtiendo en un tema". En una de las yeshivás más importantes, dijo, refiriéndose a un cuerpo de inteligencia militar, "los chicos dicen que tal y tal tiene un hermano en la Unidad 8200 y que no se siente incómodo de tener un hermano así".

Muchos jóvenes haredíes utilizan "teléfonos kosher" similares a los antiguos teléfonos con tapa abatible, pero algunos también tienen en secreto teléfonos inteligentes, que les han dado acceso al mundo exterior y, en particular, al Israel laico, donde el servicio en el ejército israelí se considera una entrada en la edad adulta y en la defensa colectiva de la nación.

"Vivir en Israel, sin estar en el ejército, es una situación por la que siempre vas a estar pidiendo disculpas", dijo Nechemia Steinberger, profesor y rabino haredí en Jerusalén, quien se alistó en el ejército en 2021 a los 37 años. "Sentí que, aunque sea una etapa más avanzada de la vida, 'tengo que hacerlo'".

'Hermano, somos el mismo pueblo'

El rabino Arie Amit, miembro de la secta Jabad Lubavitch, más proclive que otros grupos ultraortodoxos a relacionarse con el mundo exterior, fue uno de los primeros haredíes de Israel en alistarse. Era 2001, pronto cumpliría 18 años y la segunda intifada, un levantamiento masivo de palestinos contra la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza, había comenzado el año anterior.

"Vi en los periódicos que había gente volando por las calles, y no me veía estudiando la Torá todo el día", dijo en una entrevista en un café de la ciudad de Bat Yam, al sur de Tel Aviv. "Así que pensé que podría contribuir a mi pueblo mucho mejor en el ejército".

Ahora se encarga de la logística en una base temporal situada justo dentro de la frontera de Gaza, y dijo que comprendía por qué tantos israelíes estaban molestos con los ultraortodoxos.

"Matan a gente, o la gente está en servicio muchos, muchos meses", dijo. "Es como: hermano, somos el mismo pueblo. ¿Por qué no colaboras con la carga que llevamos nosotros?".

Elisabeth Bumiller es escritora de The New York Times. Hasta hace poco fue jefa del buró de Washington. Anteriormente, cubrió el Pentágono, la Casa Blanca, la campaña de McCain de 2008 y el Ayuntamiento para el Times.

Natan Odenheimer es reportero del Times en Jerusalén y cubre los asuntos de Israel y Palestina.