
El multimillonario ha comprado al menos 11 propiedades en Palo Alto, California, creando un complejo para su familia, un colegio privado para sus hijos y dolores de cabeza para sus vecinos.
Durante décadas, el barrio Crescent Park de Palo Alto representó el sueño de vivir en California.
Médicos, abogados, ejecutivos y profesores de la Universidad de Stanford vivían en casas encantadoras bajo robles, secuoyas y magnolias. Las casas, una mezcla ecléctica que incluía casas estilo Craftsman y bungalós, estaban llenas de familias que se hicieron amigos rápidamente. Las fiestas anuales del vecindario se llenaban de gente. La vida cotidiana era tranquila, y la banda sonora era la de los niños riendo mientras montaban en bicicleta y jugaban en los jardines de los demás.
Entonces se mudó Mark Zuckerberg.
Desde su llegada hace 14 años, la tranquilidad del barrio de Crescent Park, e incluso muchos de sus vecinos, han desaparecido. Los residentes apenas ven al fundador de Facebook, cuyo patrimonio ahora ronda los 270.000 millones de dólares, pero sienten su presencia todos los días.
Zuckerberg ha utilizado Edgewood Drive y Hamilton Avenue como un tablero de juego del Monopolio, gastando más de 110 millones de dólares en hacerse con al menos 11 casas. Ha ofrecido a los propietarios hasta 14,5 millones de dólares, el doble o incluso el triple de lo que valen las casas, y los vecinos han visto marcharse una familia tras otra.
Varias de sus propiedades permanecen vacías en un mercado inmobiliario notoriamente reducido. Ha convertido cinco de ellas en un complejo con una casa principal para él, su esposa, Priscilla Chan, y sus tres hijas, junto con casas de invitados, exuberantes jardines, una pista de pickleball cercana y una piscina que puede cubrirse con un piso movible. En la propiedad hay una estatua de poco más de dos metros que representa a Chan con una túnica plateada, la cual Zuckerberg encargó el año pasado.
El recinto está rodeado por una alta hilera de setos, y no existe la posibilidad de llamar a la puerta principal para pedir prestada una taza de azúcar. Una de las propiedades desocupadas se utiliza para espectáculos y como escenario de fiestas al aire libre.
Otra propiedad se ha utilizado durante los últimos años como escuela privada para 14 niños, a pesar de que ese no es un uso permitido de una casa en el vecindario según el código de la ciudad. Seis adultos, entre ellos cuatro profesores, trabajaron allí el año escolar pasado.
Bajo el complejo, Zuckerberg ha añadido 650 metros cuadrados de espacio, zonas cavernosas que sus permisos de construcción denominan sótanos, pero que sus vecinos llaman búnkeres o incluso la baticueva de un multimillonario. Las obras han supuesto ocho años de construcción, llenando las calles de enormes equipos y mucho ruido.
Zuckerberg también ha llevado intensos niveles de vigilancia al vecindario, incluidas cámaras instaladas en sus casas con vistas a las propiedades de sus vecinos. Tiene un equipo de guardias de seguridad privados que se sientan en coches, filman a algunos visitantes y preguntan a otros qué hacen mientras caminan por las aceras públicas.
Aaron McLear, portavoz de Zuckerberg y Chan, dijo que la pareja se esforzaba por hacer lo correcto con sus vecinos. Meta requiere una fuerte seguridad para su director ejecutivo, dijo, debido a amenazas concretas y creíbles. Las cámaras no están dirigidas a los vecinos, y las ajustan cuando se les pide, dijo.
El personal de la familia avisa a los vecinos de acontecimientos potencialmente disruptivos y les da un número de teléfono de contacto para que informen de los problemas, dijo. A los miembros del personal se les reembolsan los viajes compartidos para animarles a no estacionar sus propios automóviles en el vecindario.
"Mark, Priscilla y sus hijos llevan más de una década haciendo de Palo Alto su hogar", dijo McLear. "Valoran ser miembros de la comunidad y han tomado una serie de medidas por encima de cualquier requisito local para evitar trastornos en el vecindario".
La expansión de Zuckerberg en Crescent Park se reveló mediante entrevistas a nueve vecinos, siete de los cuales no quisieron hablar públicamente por temor a represalias, así como mediante una revisión de permisos de construcción, declaraciones juradas, certificados de constitución de sociedades de responsabilidad limitada, escrituras de viviendas, grabaciones de reuniones de comisiones locales y correos electrónicos entre vecinos y funcionarios municipales.
Zuckerberg ha reclamado el vecindario en un momento en que los multimillonarios de la tecnología han saltado a los titulares por exhibir su riqueza de forma cada vez más descarada. Jeff Bezos envió al espacio a su prometida, Lauren Sánchez, y a otras mujeres, en un vuelo de Blue Origin antes de tomar Venecia para la boda de la pareja. Elon Musk ha creado un complejo en Texas para sus numerosos hijos y sus madres, y Marc Benioff ha comprado una amplia franja de la Isla Grande de Hawái.
Pero pocos conocen mejor que los vecinos de Crescent Park la disrupción, el ruido, la vigilancia y la incertidumbre que puede generar una persona extremadamente rica durante una década.
"Ningún vecindario quiere ser ocupado", dijo Michael Kieschnick, cuya casa en Hamilton Avenue limita por tres lados con una propiedad de Zuckerberg. "Pero eso es exactamente lo que hicieron. Ocuparon nuestro vecindario".
Kieschnick y algunos de sus vecinos están enfadados con Zuckerberg por ocupar Crescent Park en lugar de construir un complejo en una ciudad cercana con mucho más espacio, como han hecho otros titanes de la tecnología. Atherton, Los Altos Hills, Portola Valley y Woodside son conocidos por sus grandes urbanizaciones cerradas para gente adinerada que busca espacio y privacidad.
Pero también están enfadados con el gobierno local de Palo Alto. En 2016, una junta clave de la ciudad rechazó la solicitud de Zuckerberg para construir un complejo, y este la retiró. Pero la ciudad le permitió construirlo de todos modos, aunque más despacio y por partes. Los vecinos llevan años notificando al gobierno local que Zuckerberg dirige una escuela privada en una casa, pero han hecho poco para solucionarlo.
Justo el otro día, el departamento de policía proporcionó señales para fijarlas a los árboles, creando una larga zona de remolque en la vía pública, impidiendo a los vecinos estacionar allí sus propios coches durante cinco horas un miércoles por la noche. Kieschnick dijo que se enteró de que el motivo era que Zuckerberg estaba organizando una parrillada en el patio trasero y la policía había asignado a su agente encargado de los dignatarios y personalidades para que lo asistiera.
A los vecinos les da la sensación de que los funcionarios municipales y los agentes de policía otorgan una deferencia extrema a Zuckerberg a expensas de todos los demás.
"Los multimillonarios de todo el mundo están acostumbrados a imponer sus propias normas: Zuckerberg y Chan no son únicos, salvo porque son nuestros vecinos", dijo Kieschnick. "Pero es un misterio por qué la ciudad ha sido tan incompetente".
Kieschnick es cofundador de una empresa de telefonía móvil y ahora trabaja como defensor de la energía ecológica. Su empresa de telefonía fundó un comité de acción política para apoyar a los candidatos que luchan contra el cambio climático.
Dijo que Zuckerberg, a través de su personal, le había ofrecido comprar su casa. Pero dijo que amaba su casa de más de 30 años y que le intimidaba la idea de mudarse.
Hasta ahora, su respuesta ha sido negativa.
El complejo
Zuckerberg ha estado en una extensa racha de compra y venta de bienes inmuebles. En 2022, vendió su casa de siete dormitorios cerca de Dolores Park, en San Francisco, por 31 millones de dólares, tras crear una disrupción similar con la construcción en ese vecindario.
Posee 930 hectáreas en la isla hawaiana de Kauai, donde está construyendo un complejo con dos mansiones, casas en los árboles conectadas por puentes de cuerda y un refugio subterráneo. Está construyendo un tercer complejo a orillas del lago Tahoe y este año pagó 23 millones de dólares en efectivo por una mansión de 1390 metros cuadrados en Washington.
Pero su base de operaciones ha sido durante mucho tiempo Palo Alto. Su entrada en Crescent Park comenzó en 2011, cuando compró una casa de 520 metros cuadrados en Edgewood Drive. La sociedad local de patrimonio dice que la casa es la más antigua de Palo Alto. Se encuentra a solo cinco kilómetros de la sede de Meta, en 1 Hacker Way, en Menlo Park.
Al principio, la mayoría de los vecinos no le dio mayor importancia. En Palo Alto, los pesos pesados de la industria tecnológica forman parte del entorno desde hace mucho tiempo. Hewlett-Packard se fundó en un garaje a un kilómetro y medio de distancia, y las semillas de Google germinaron cerca, en Stanford. Steve Jobs, el fundador de Apple, llevaba una vida tranquila en Palo Alto.
Pero los vecinos empezaron a preocuparse cuando Zuckerberg empezó a adquirir más propiedades. En 2012 y 2013, gastó más de 40 millones de dólares en comprar otras cuatro casas que formaban una L alrededor de la primera.
Reanudó su racha de compras en 2022, adquiriendo otras seis casas, cuatro de ellas en los últimos 15 meses. Las compras pasan desapercibidas porque se realizan a través de sociedades de responsabilidad limitada, cada vez con un nombre diferente relacionado con la naturaleza (en inglés), como Pine Burrow o Seed Breeze. Zuckerberg suele exigir que los vendedores firmen acuerdos de confidencialidad, dijeron vecinos amigos de los vendedores.
Su apetito por más propiedades en Crescent Park es tan conocido que en las tres ventas de casas más recientes, los propietarios se dirigieron a él ofreciéndole vender, dijo su portavoz. Algunas de las casas están vacías y necesitan reparaciones, mientras que en otras viven familiares de Zuckerberg y Chan.
En 2016, Zuckerberg pidió permiso a Palo Alto para demoler las cuatro viviendas que lindan con su casa familiar principal y reconstruirlas mucho más pequeñas con grandes sótanos. Los funcionarios municipales lo habían aprobado, pero como implicaba la construcción en tres o más propiedades a la vez, el código municipal exigía que el proyecto pasara por la Junta de Revisión Arquitectónica de Palo Alto.
Peter Baltay, un arquitecto de Palo Alto que en ese entonces era miembro de la Junta de Revisión, dijo que la propuesta le pareció extraña, así que fue al lugar para verla en persona antes de emitir su voto. Dijo que un guardia de seguridad se le acercó y le preguntó qué estaba haciendo.
"Le dije: 'Estoy en la acera viendo este proyecto para su revisión'. Él dijo: 'Bueno, te agradeceríamos que siguieras caminando'", recordó Baltay. "Aquello me sorprendió bastante. ¡Es una acera pública!".
Zuckerberg no asistió a la reunión, pero un arquitecto, un constructor y un arborista que había contratado intentaron convencer a la junta de que no estaban eliminando viviendas unifamiliares. La junta no se lo creyó.
Durante la reunión, Baltay dijo que le parecía "una verdadera vergüenza" que se derribaran cuatro casas hermosas para que una persona adinerada pudiera tener una propiedad gigantesca con cine en medio de un vecindario ya establecido.
La junta anuló entonces el plan, pero Zuckerberg siguió adelante de todos modos, solo que más lentamente, una o dos casas cada vez, evitando volver a presentarse ante la junta de revisión.
El gobierno municipal ha aprobado 56 permisos para las propiedades de Zuckerberg, según muestra su sistema de búsqueda de permisos por internet.
Demolió tres casas por completo y construyó otras más pequeñas en su lugar, y realizó una importante remodelación en la cuarta. Rellenó piscinas, creando un gran jardín central. Los permisos muestran que las obras incluyen almacenamiento de vino, una fuente, una casa de invitados, patios, una casa de piscina y un cobertizo de almacenamiento conectados por un enrejado, y un piso móvil en la piscina restante para poder cubrir el agua por motivos de seguridad o para fiestas.
Meghan Horrigan-Taylor, vocera gubernamental de Palo Alto, dijo que no hubo trato preferencial en la concesión de los permisos, y que las obras cumplían el código municipal.
"La ciudad no regula quién puede comprar propiedades cercanas o adyacentes, ya sea en el mercado libre o de forma privada", dijo.
Greer Stone, miembro del Consejo Municipal de Palo Alto que vive cerca de Crescent Park, dijo que la ciudad ha seguido la letra de su propio código, pero no el espíritu, al permitir que Zuckerberg se apodere de un vecindario. Stone dijo que estaba trabajando en una legislación para abordar el problema.
"Ha estado encontrando lagunas en nuestras leyes locales y ordenanzas de zonificación", dijo Stone sobre Zuckerberg. "Nunca deberíamos ser una ciudad cerrada y dorada en una colina donde la gente no conozca a sus vecinos".
La alteración
Cuando Zuckerberg y Chan planearon por primera vez su complejo hace unos 10 años, celebraron una reunión para unos 20 vecinos en la cocina de su casa de Edgewood. Presentaron su visión del proyecto y aseguraron a los vecinos que proporcionarían estacionamiento fuera de las instalaciones para los trabajadores y que no derribarían ninguna casa, recordó Kieschnick, quien asistió a la reunión.
Ambas promesas se incumplieron, dijo. El portavoz de la pareja dijo que no se habían hecho tales promesas.
En total, siguieron ocho años de construcción. En los últimos meses se ha detenido en gran medida, pero los vecinos siguen indignados y esperan que haya más. Dijeron que sus entradas habían sido bloqueadas, sus neumáticos pinchados por los escombros de las obras y los retrovisores de sus coches arrancados por la maquinaria.
Los vecinos dijeron que los trabajadores estacionaban regularmente los coches y almorzaban delante de sus casas. Zuckerberg, según les dijeron los trabajadores, quería que la fachada de su casa en Edgewood se mantuviera despejada.
De vez en cuando, pasan numerosos camiones que llevan comida, adornos y muebles para las fiestas. A veces, la calle permanece bloqueada durante días, dijeron los vecinos. Los de Hamilton dijeron que su calle se utilizaba como puerto de envío y recepción, así como de estacionamiento, del complejo.
La hora de la fiesta suele incluir servicio de aparcacoches para los asistentes que llegan vestidos de gala y esmoquin, o disfrazados si el tema lo requiere, dijeron los vecinos. La música suele ser alta, lo que a veces provoca quejas a la línea de policía de no emergencias. Los vecinos dijeron que no solían recibir respuesta.
Zuckerberg y Chan celebraron su boda en la propiedad. En octubre, celebraron allí una fiesta disco, Zuckerberg con pantalones blancos y una cadena de oro y Chan con pantalones dorados de lentejuelas y un top de un solo hombro. "La reina de la música disco quería una fiesta", escribió Zuckerberg en Instagram.
Los vecinos dijeron que los eventos más pequeños, incluidos los de los empleados de Meta, se celebran con más frecuencia. A finales de julio, cuando la policía proporcionó los letreros gratuitos para colocar en los árboles, tres camionetas grandes y oscuras se detuvieron frente al recinto. Decenas de personas, en su mayoría jóvenes con sudaderas, salieron y entraron en el recinto. Los guardias de seguridad permanecían fuera, vigilando a los transeúntes.
Peter Forgie, abogado jubilado que vive en Crescent Park desde hace 20 años, dijo que él y su pareja llevan mucho tiempo manteniendo una política de puertas abiertas con sus vecinos, invitándolos a su casa y dándoles regalos cuando llegan al vecindario o tienen hijos. Nada de eso ha funcionado con Zuckerberg.
"Intentamos integrarlo al grupo", dijo Forgie. "Todos los intentos han sido rechazados".
Kieschnick dijo que cuando Zuckerberg compró la casa de al lado, los empleados de Zuckerberg le informaron que la valla de madera que separaba las dos casas --y que tenía una puerta por la que se escabullían los niños-- no cumplía las normas de Facebook. Desde entonces se ha reconstruido dos veces, cada vez más gruesa y alta, dijo.
Dijo que el personal también instaló cámaras de seguridad en el jardín de Zuckerberg que miraban hacia su propio jardín. Cuando amenazó con instalar cámaras en su propio jardín mirando hacia la propiedad de Zuckerberg, los empleados las retiraron rápidamente.
El personal de Zuckerberg ha hecho algunas adaptaciones. Los guardias de seguridad ahora viajan en vehículos eléctricos silenciosos, en lugar de hacerlo en coches de gasolina, más ruidosos. Zuckerberg no asiste a las fiestas anuales del barrio, que hoy en día son muy reducidas, pero envió un carrito de helados a la más reciente.
Y su personal ha enviado regalos a los vecinos cuando el alboroto ha sido especialmente ruidoso, como botellas de vino espumoso, chocolates y donas de Krispy Kreme.
¿Un regalo memorable? Auriculares con tecnología de cancelación de ruido.
Susan C. Beachy colaboró con la investigación.
Heather Knight es una reportera radicada en San Francisco, y dirige la cobertura del Times del área de la bahía y el norte de California.
Susan C. Beachy colaboró con la investigación.
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