
Buscar agradar a los demás en exceso puede atraparte en un ciclo de inseguridad. He aquí cómo romper el hábito.
Meg Josephson, psicoterapeuta en San Francisco, tuvo una vez una clienta que decía que salía de cada encuentro social convencida, sin ninguna prueba, de que todo el mundo la odiaba.
Era un patrón que Josephson reconocía tanto en sí misma como en sus otros consultantes. Es el pinchazo de alarma cuando el mensaje de texto de un amigo termina con un punto en lugar de un "amistoso" signo de exclamación. Es la "espiral de inseguridad", en palabras de Josephson, que se produce cuando un vecino no te saluda. Es oír que tu jefe quiere hablar contigo y dar por hecho inmediatamente que te van a despedir.
Así que Josephson publicó un video en las redes sociales para decir: "Estás bien. No están enfadados contigo en secreto".
Miles de personas comentaron que tenían temores similares. ("Me he dado cuenta de lo mucho que me torturo" era una respuesta típica).
Esta sensación persistente de que estás en apuros es habitual, dijo Josephson, y existe un nombre para la estrategia que algunas personas utilizan para mantenerla a raya: la adulación.
Cuando percibimos peligro, nuestro sistema nervioso puede responder de tres maneras: luchar, huir o paralizarse. Pero algunos psicólogos, como Josephson, creen que la adulación es una cuarta respuesta al estrés. El término fue acuñado en inglés como fawning por Pete Walker, psicólogo de Berkeley, California, quien ha escrito sobre el complejo trastorno de estrés postraumático. Él define la adulación como una respuesta protectora desarrollada en la infancia como reacción al trauma, una forma extrema de complacer a la gente.
Según dijo Nora Brier, profesora adjunta de Psiquiatría clínica en la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, las investigaciones sobre la adulación como respuesta a los problemas son aún incipientes. Se ha mencionado como una reacción a la violencia interpersonal, una forma de disociación y una respuesta sumisa para evitar el conflicto. Sin embargo, Brier advirtió que aún no había pruebas suficientes para considerar la adulación una respuesta del sistema nervioso como la lucha, la huida o la parálisis, pero añadió: "Me encantaría que se considerara la adulación en más investigaciones".
Las personas que adoptan este tipo de respuesta se esfuerzan por ser útiles y agradables a una persona que perciben como una amenaza, dijo Josephson, que lleva cinco años ejerciendo como terapeuta y tiene 337.000 seguidores en Instagram. Josephson creció en un hogar caótico en el que estaba constantemente mimando y complaciendo a su volátil padre.
Según dijo, a veces es necesario adular para mantenernos a salvo, ya sea por nuestra seguridad física o cambio de un sueldo. Pero para quienes están atrapados en la respuesta de adulación, el impulso de estar alerta ante las amenazas y de vigilar emocionalmente a los demás está desbordado, y se extiende a situaciones en las que en realidad estamos a salvo "pero nuestro cuerpo cree que no lo estamos", dijo.
Con su nuevo libro, Are You Mad at Me? How to Stop Focusing on What Others Think and Start Living for You (¿Estás enojado conmigo? Cómo dejar de centrarte en lo que piensan los demás y empezar a vivir para ti), Josephson espera ayudar a quienes piensan "no puedo sentirme bien a menos que la otra persona esté bien", dijo.
Le pedí a Josephson que me explicara tres puntos clave de su libro que pueden ayudar a la gente a dejar de sentir la necesidad de adular a los demás.
No des por hecho automáticamente que has hecho algo mal
Puedes cuestionar tu percepción de que alguien está enfadado contigo, dijo Josephson, haciéndote estas preguntas: ¿Es completamente cierta esta historia que me estoy contando? ¿El comportamiento de esta persona es inusual o simplemente coherente con su forma de comunicarse? ¿La persona podría tener otras razones para el distanciamiento que percibo, como el estrés laboral o una ruptura reciente?
Por ejemplo, cuando un amigo no le contesta a Josephson, ella a veces piensa: "Ay Dios, ¿es algo que he dicho?". Entonces se recuerda a sí misma las muchas veces que ha recibido un mensaje que luego decía: "Perdona, estaba en una reunión" o "Disculpa, te respondí en mi mente".
No es que los demás no se enfaden nunca contigo. Pero es útil hacer una pausa y recordarte que tu mente ansiosa te ha mentido en el pasado, dijo.
Controla el comportamiento adulador poco a poco
Por lo general a quien adula puede intimidarle establecer límites y decir que no, dijo Josephson. Así que empieza con situaciones de poco riesgo.
Date cuenta de cuándo utilizas frases para complacer a la gente que en realidad no quieres decir, como "No hay problema" cuando algo sí plantea un problema, o "¿Te parece bien?" cuando a ti no te parece bien.
Por ejemplo, si alguien se disculpa por haberte hecho daño, tu instinto puede ser apurarte a liberar a la persona de la culpa diciéndole algo parecido a "No, no pasa nada", dijo Josephson.
En lugar de eso, dijo, puedes decir: "Gracias, me alegro de que hablemos de esto".
Y si una persona te dice que no está enfadada contigo, créele, dijo Josephson. "Siéntete cómodo con la incomodidad de tomar al pie de la letra lo que dice la gente sin cuestionar qué más podrían estar sintiendo en secreto".
"Si alguien está siendo pasivo-agresivo en su comunicación y no te está planteando nada directamente, tú no tienes nada que arreglar", escribe Josephson. "No deberías tener que esforzarte para dominar la percepción extrasensorial".
Ponte como objetivo la comunicación honesta
Cuando adulamos, dijo Josephson, "la parte temerosa de nosotros mismos elige la armonía deshonesta en lugar de la conexión profunda y auténtica". Pero la comunicación sincera y clara es la parte más importante de cualquier relación, y elimina la necesidad de leer entre líneas, dijo Josephson.
Intenta practicar siendo más directo con alguien con quien te sientas seguro. Dile a esa persona que lo estás haciendo y pídele ayuda, dijo.
Si vas a cancelar planes, por ejemplo, sé sincero en lugar de inventarte una excusa para que la persona no se enfade contigo. "Esta práctica puede resultar incómoda a corto plazo, pero nos ahorra mucha energía a largo plazo", dijo. "Y fortalece las relaciones que de verdad valoramos".
La próxima vez que sientas la necesidad de adular, dijo Josephson, comprueba tu autenticidad: ¿Creo de verdad en lo que voy a decir? ¿Estoy diciendo algo que no quiero decir para intentar apaciguar a la otra persona?
"No está en tus manos hacer feliz a otra persona", dijo Josephson. Lo que sí está bajo tu control, añadió, "es cómo empleas tu tiempo, tu energía y tu atención".
Jancee Dunn, que escribe el boletín semanal de la sección Well para el Times, ha cubierto salud y ciencia durante más de 20 años.
Últimas Noticias
Compartimentos ocultos, sobornos y rutas secreta: así opera el cártel de Sinaloa para traficar fentanilo a EEUU
Periodistas de The New York Times revelan cómo el grupo narcotraficante mexicano oculta la droga en medio de amplios operativos de seguridad desplegados por los gobiernos de Trump y Sheinbaum

Ángel Macías, niño campeón de Ligas Pequeñas de 1957, murió a los 80 años
Reportajes Especiales - Lifestyle

Estalla una guerra de palabras entre Colombia y Perú por una isla amazónica
Reportajes Especiales - News

Un posible planeta es detectado alrededor de una estrella cercana al Sistema Solar
Reportajes Especiales - News

Esta dieta nórdica es buena para el corazón
Reportajes Especiales - Lifestyle
