¿Las ayudas en efectivo mejoran el desarrollo infantil? Un nuevo estudio plantea dudas

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Una nueva y rigurosa investigación parece demostrar que los cheques mensuales destinados a ayudar a los niños desfavorecidos contribuyen poco a su bienestar, lo que añade un nuevo elemento a la disputa sobre la ampliación de las ayudas públicas.

Si el gobierno quiere que los niños pobres prosperen, debería darles dinero a sus padres. Esa sencilla idea ha impulsado un gran movimiento que aboga por enviarles pagos regulares, sin condiciones, a las familias de bajos ingresos.

Pruebas significativas, pero indirectas, han sugerido que la ayuda monetaria incondicional ayudaría a que los niños prosperen. Sin embargo, un reciente experimento riguroso, que constituye una prueba más directa, ha revelado que los años de pagos mensuales no hicieron nada para aumentar el bienestar de los niños, un resultado que desafía las predicciones de los investigadores y podría debilitar los argumentos a favor de las garantías de ingresos.

Tras cuatro años de pagos, los niños cuyos padres recibieron 333 dólares mensuales del experimento no obtuvieron mejores resultados que los niños similares cuyas familias no recibieron esa ayuda, según el estudio. No tenían más probabilidades de desarrollar habilidades lingüísticas, evitar problemas de conducta o retrasos en el desarrollo, demostrar una función ejecutiva ni mostrar una actividad cerebral asociada al desarrollo cognitivo.

"Me sorprendió mucho, a todos nos sorprendió mucho", dijo Greg Duncan, economista de la Universidad de California en Irvine y uno de los seis investigadores que dirigieron el estudio, denominado Los primeros años del bebé. "El dinero no marcó la diferencia".

Las conclusiones podrían debilitar los argumentos a favor de convertir la desgravación fiscal por hijos en una garantía de ingresos, como hicieron brevemente los demócratas hace cuatro años en un esfuerzo para luchar contra la pobreza infantil durante la pandemia.

En 2021, esa iniciativa le proporcionó a la mayoría de las familias con hijos cheques mensuales de hasta 300 dólares por niño y contribuyó a bajar la pobreza infantil a un mínimo histórico, aunque no recibió el tipo de evaluación rigurosa de sus efectos sobre el desarrollo que ofrece el nuevo estudio. Caducó al cabo de un año, y los esfuerzos demócratas por prorrogarla fracasaron en medio de una oposición republicana unánime. Muchos demócratas presionan para reactivar ese esfuerzo.

Aunque la nueva investigación puede influir en el debate sobre las garantías de ingresos, sus responsables discrepan entre sí sobre la relevancia de los resultados del experimento.

Algunos piensan que la pandemia, que estalló poco después de iniciarse la investigación, podría haber sesgado los resultados, tanto porque trastornó vidas como porque desencadenó grandes programas de ayuda gubernamental que diluyeron el impacto de los estipendios proporcionados por el estudio.

Los pagos analizados en la investigación también eran mucho menores por familia, que los que proponen los demócratas. Pagos mayores podrían tener efectos beneficiosos. Como la prueba era inusual al dirigirse a los niños en sus primeros años de vida, también es posible que los beneficios aparezcan más tarde, después de que empiecen la escuela.

Sin embargo, la prueba fue inusualmente exhaustiva, y la falta de resultados brinda a los críticos conservadores de las garantías en efectivo un punto de discusión empírico.

"Demuestra que el dinero por sí solo no conduce a mejores resultados para los niños", dijo Robert Doar, presidente del conservador American Enterprise Institute, quien apoya la imposición de normas laborales a las ayudas, con base en la teoría de que los padres que trabajan ofrecen modelos de conducta a los niños.

El estudio no analizó los programas no monetarios, como los cupones de alimentos o Medicaid, ni las subvenciones vinculadas al trabajo. NPR reportó primero los resultados.

Desde hace tiempo ha quedado claro que los niños de familias acomodadas muestran un desarrollo cognitivo más fuerte y menos problemas de conducta, por término medio, que sus homólogos de bajos ingresos. La cuestión es si su ventaja proviene del dinero en sí o de fuerzas relacionadas como la salud y la educación de los padres, las influencias del vecindario o la probabilidad de tener dos padres en casa.

Un estudio histórico de 2019 de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina concluyó que "la pobreza en sí causa resultados infantiles negativos" y que los programas de ayuda suelen ayudar. Pero la mayoría de las pruebas procedían de estudios sobre prestaciones no monetarias, como los cupones de alimentos o Medicaid, o el crédito fiscal por ingresos del trabajo, un subsidio para padres con empleo. Algunos de los estudios datan de hace décadas, cuando la red de seguridad era menor y las ampliaciones podrían haber tenido efectos mayores.

Para realizar una prueba más precisa de las garantías económicas, los investigadores recaudaron unos 22 millones de dólares de los Institutos Nacionales de Salud y fundaciones privadas, y reclutaron a 1000 madres pobres con recién nacidos en Nueva York, Nueva Orleans, el área metropolitana de Omaha y Mineápolis-Saint Paul. Más del 80 por ciento eran negras o latinas, y la mayoría eran solteras.

Tras dividir aleatoriamente a las madres, los investigadores le dieron a un grupo 333 dólares al mes, mientras que el otro recibió una cantidad simbólica de 20 dólares. Las pruebas de control aleatorio se consideran una forma especialmente rigurosa de evaluación.

Los investigadores especificaron de antemano siete medidas en las que pensaban que los niños de familias con mucho dinero superarían a los demás. Pero, al cabo de cuatro años, no encontraron diferencias entre los grupos en ninguna de las medidas, que pretendían dar una visión global del desarrollo infantil.

Los niños de las familias que recibían los pagos monetarios más elevados no obtuvieron mejores resultados en las pruebas de vocabulario, función ejecutiva, habilidades de prealfabetización o percepción espacial. Sus madres no los calificaron mejor en las evaluaciones de comportamiento social y emocional. Y no tenían más probabilidades de evitar enfermedades crónicas como el asma que los niños del grupo de bajos ingresos.

Las madres del grupo que recibió los mayores aportes económicos sí dedicaban un 5 por ciento más de tiempo a actividades de aprendizaje y enriquecimiento, como leer o jugar con sus hijos. También gastaban unos 68 dólares mensuales más que las madres con poco dinero en bienes relacionados con los niños como juguetes, libros y ropa.

Al mismo tiempo, el estudio no encontró apoyo para dos críticas principales a los pagos incondicionales. Aunque los críticos han advertido que los padres podrían abusar del dinero, las madres que recibían ayudas elevadas gastaban cantidades insignificantes en alcohol y no más que las madres que recibían menos ayuda, según sus propios informes. Gastaron menos en cigarros.

Tampoco trabajaban menos. Aunque los opositores dicen que las garantías de ingresos podrían erosionar la ética del trabajo, las madres de los dos grupos no mostraron diferencias a lo largo de cuatro años en cuanto a horas trabajadas, salarios ganados o probabilidad de tener empleo. Las madres con ingresos elevados sí resultaron menos propensas a trabajar a tiempo completo durante la pandemia, lo que los investigadores consideraron como algo positivo: una prueba de que esas iniciativas ayudan a los padres a hacer frente a las emergencias.

Un resultado desconcertante es que los pagos no lograron reducir el estrés de las madres, como predijeron los investigadores. Al contrario, las madres del grupo que recibió más dinero declararon mayores niveles de ansiedad que las del grupo que recibió menos. Es posible que sintieran más presión para sobresalir como madres.

En contra de las predicciones de los investigadores, los niños de ambos grupos mostraron patrones similares de actividad cerebral en el principal criterio neurológico del estudio, un índice de actividad cerebral de alta frecuencia, medido mediante un electroencefalograma. La actividad cerebral de alta frecuencia suele asociarse con el desarrollo cognitivo.

Aunque un artículo previo mostraba una actividad prometedora en una medida neurológica relacionada en los lactantes de mayores ingresos, esa tendencia no perduró. El nuevo estudio detectó "algunos indicios" de otras diferencias en la actividad neurológica entre los dos grupos de niños, pero su importancia no quedó clara.

Aunque los investigadores dieron publicidad a los resultados anteriores, más prometedores, el estudio de seguimiento se publicó discretamente y ha recibido poca atención. Varios coautores se negaron a comentar los resultados, y dijeron que no estaba claro por qué los pagos no tenían efecto y que el patrón podría cambiar a medida que los niños crezcan.

"Cualquiera que intente decirte que sabe lo que significan los datos no hace más que especular", escribió en un correo electrónico Katherine Magnuson, profesora de trabajo social en la Universidad de Wisconsin-Madison. Los pagos continuaron durante más de seis años, y futuros análisis examinarán el efecto a más largo plazo.

Arloc Sherman, del Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas, partidario de las garantías de ingresos, dijo que los resultados se vieron afectados por la pandemia y deben analizarse frente a pruebas contradictorias. "No creo que estos resultados socaven la conclusión, extraída de un gran volumen de estudios, de que los ingresos son importantes para la salud, la educación y el desarrollo de los niños", dijo.

Jane Waldfogel, profesora de la Universidad de Columbia, cuyo libro Child Benefits: The Smart Investment for America's Future apoya las ayudas a la crianza, dijo que los pagos experimentales eran demasiado pequeños como para tener el efecto previsto. Dijo que, como la ayuda se limitó a 333 dólares por familia, no por niño, los hogares recibieron una subvención media inferior a la mitad de lo que los demócratas ofrecieron en 2021 y suelen proponer.

"Simplemente no fue suficiente para reducir las dificultades y tensiones económicas", dijo Waldfogel.

Los pagos aumentaron inicialmente los ingresos familiares en un 18 por ciento, pero la elevada inflación erosionó su valor. Prácticamente todos los padres de ambos grupos mantuvieron bajos ingresos a lo largo de los cuatro años, y declararon niveles similares de dificultades, como desalojos o cortes de servicios públicos.

Robert Rector, miembro de la Fundación Heritage y opositor a las garantías de ingresos, elogió el rigor del estudio y dijo que "hace saltar por los aires los argumentos a favor de la ayuda monetaria incondicional".

En su opinión, los resultados no son sorprendentes porque la red de seguridad ya proporciona lo que denominó grandes subsidios alimentarios, sanitarios y salariales, lo que significa que pocas familias se enfrentan a condiciones calamitosas y que los estipendios adicionales hicieron poco por diferenciar a los grupos.

Aunque la ayuda no impulsó el desarrollo infantil de manera mensurable, es posible que haya enriquecido la vida familiar. Algunas madres dijeron a los investigadores que les permitía comprar regalos especiales a sus hijos o compartir experiencias significativas como salir a cenar o visitar un zoológico. Una de ellas fotografió con orgullo el abrigo de invierno que le compró a su hijo.

"Desde luego, las madres no están diciendo que este dinero no importa", dijo Sarah Halpern-Meekin, socióloga de la Universidad de Madison-Wisconsin, quien supervisó las entrevistas a los padres.

Michael Strain, del American Enterprise Institute, dijo que el estudio reforzaba sus dudas sobre las ayudas económicas, pero animó a sus colegas conservadores a no darle demasiada importancia. "Me parece completamente plausible que la pandemia abrumara un efecto de los ingresos", dijo.

Sin embargo, señaló que las familias pobres se enfrentaban a problemas tan variados como malas escuelas, barrios violentos y escasez de modelos de conducta. "¿Pueden 300 dólares al mes solucionar eso?", dijo. "No creo que lo harían".

Un solo estudio puede alterar pocas mentes, pero ha cambiado la manera de pensar de un experto. Duncan, uno de los principales investigadores de la pobreza infantil, estaba convencido por los estudios sobre Medicaid, los cupones para alimentos y la desgravación fiscal por ingresos, de que la ayuda monetaria incondicional mejoraría los resultados de los niños. Pero los nuevos resultados han hecho que reconsidere su posición.

"Hay pruebas sólidas de que estos otros programas de redes de seguridad reducen la pobreza intergeneracional", dijo Duncan. "Parece improbable que nuestros pagos en efectivo sigan el mismo camino. Tenemos que afrontarlo".

Jason DeParle es un reportero del Times que cubre la pobreza en Estados Unidos.