Maddie, una sabueso que asombró en las redes por su gran equilibro, muere a los 14 años

Alrededor de 2011, agotado de su trabajo de fotógrafo corporativo, Theron Humphrey tuvo la idea de viajar por Estados Unidos, entrevistar a la gente y retratarla en los 50 estados del país. Dejó su trabajo, recaudó 16.000 dólares mediante microfinanciación colectiva y se preparó para salir a la carretera durante un año en su camioneta de carga Toyota de 1994.

Pero faltaba algo en sus planes de viaje: un perro.

Humphrey, que entonces tenía 28 años, nunca había tenido un perro, pero al haber crecido en el Sur, los sabuesos siempre estaban presentes. Tecleó "coonhound" en un registro en línea de mascotas adoptables, y el primer resultado fue la imagen de una perra sabuesa de color caramelo con manchas blancas y los ojos entrecerrados.

"Pensé: 'Dios mío. Parece un venadito'. Me encantaron sus motas", dijo Humphrey, que ahora tiene 42 años. "Ese mismo día, conduje hasta el refugio de animales, fui a verla y me fui con una perra. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo".

En los años siguientes, Humphrey cruzó el país de un lado a otro y tomó decenas de miles de fotos de Maddie, la sabuesa que adoptó aquel día. El dúo viajó por 48 estados, publicó dos libros de fotografía y en el camino acumuló más de 1,2 millones de seguidores en Instagram.

La impecable habilidad de la sabuesa para mantener el equilibrio sobre farolas, vallas metálicas y canastas de baloncesto la convirtió en una de las primeras influentes caninas.

Maddie, cuyo asombroso nivel de preparación para la cámara le valió el título de "supermodelo canina", murió la semana pasada en el espacio que es la tienda y oficina de Humphrey en Colorado. Tenía 14 años.

Durante el último año, dijo Humphrey, había estado luchando contra la demencia y la artritis, y había perdido gran parte de su visión y audición.

Antes de esta semana, hacía meses que Maddie no podía disfrutar de un "sueño dulce y profundo", en el que inflaba las mejillas, ladraba suavemente y sacudía las patas como si persiguiera una ardilla, dijo Humphrey.

Pero la semana pasada, después de que el veterinario inyectara sedantes a Maddie, Humphrey dijo que por fin volvió a soñar.

"Empezó a hacer 'rof, rof, rof', una especie de medios ladridos, a inflar las mejillas y podías ver que sus patas se movían", dijo. "Estaba persiguiendo algo y la estaba pasando bien. Me dije: 'Ay, Maddie, me alegro mucho por ti. Por fin puedes descansar'".

Poco después de adoptar a Maddie, los dos emprendieron su viaje por todo el país. Cuando quería una foto de Maddie, pensaba: "Déjame solo cargarla y colocarla allí".

Ya fuera sobre un neumático, una escalera o una carretilla, casi siempre se quedaba.

Tras publicar varias fotos en Instagram y en un sitio web dedicado a ella, maddieonthings.com, un amigo le pidió a Humphrey que equilibrara a Maddie sobre cuatro latas de sopa.

"Dije: 'Um, bueno, creo que podría hacerlo', así que puse cuatro latas de sopa en la entrada de casa y la cargué y la puse allí y ella se quedó de pie, y yo dije: '¡Oh, eso es increíble, Maddie!'", dijo.

Maddie se sentía "extremadamente motivada por la comida", dijo Humphrey, y pronto aprendió que quedarse quieta le garantizaba un premio.

En la mayoría de las fotos aparecía erguida y aparentemente imperturbable encima de vallas, coches y señales de tráfico.

En 2013, Humphrey publicó un libro de fotografía, Maddie on Things: A Super Serious Project About Dogs and Physics , en el que la sabuesa desafiaba las leyes de la gravedad a lo largo de 160 páginas.

Su continuación de 2017, Maddie Lounging On Things: A Complex Experiment Involving Canine Sleep Patterns , mostraba la "afición de Maddie a dejarse caer y verse tonta", dijo Humphrey.

Humphrey, fotógrafo profesional desde 2005, equiparó sus fotos de Maddie con un homenaje a William Wegman adaptado a las redes sociales. Wegman saltó a la fama en la década de 1970 por fotografiar bracos de Weimar, sabuesos también conocidos como Weimaraners, con poses similares a las de humanos.

Humphrey aceptó el reto de encontrar miles de formas de fotografiar a la misma perra. En cada toma, intentaba explorar el papel de Maddie como su amiga, modelo y colaboradora más cercana.

Durante años, Maddie fue una presencia tranquila y amable para sus seguidores de Instagram. Sus admiradores comentaban con frecuencia que sus ojos mostraban sabiduría y conocimiento.

Alisiene Schall, quien vive en San Diego y sigue a Humphrey desde hace una década, dijo que sus fotos captaban la conmovedora personalidad de Maddie y mostraban su "encantador entusiasmo por la vida".

Iga Budzikowska encontró la cuenta de Instagram de Humphrey poco después de adoptar a su primera perra, Sara, una mezcla de pastor belga.

A Budzikowska, que vive en Polonia, le costó conectar con Sara al principio de su relación. Pero los momentos que Humphrey compartía con Maddie en Instagram la reconfortaron mientras se adaptaba a su nuevo papel de dueña de una perra.

"Aunque nunca la conocí y vivo en el otro extremo del planeta, era un ser maravilloso y trajo mucha felicidad a mi vida", dijo Budzikowska sobre Maddie.

Aunque la adoraba, Humphrey nunca entendió del todo la obsesión de internet con Maddie.

Pero el viernes, mientras paseaba por su barrio de Montrose, Colorado, sin Maddie, se cruzó con un perro y su dueño.

Conmovido, preguntó: "¿Puedo saludar a tu perro?".

"Me convertí en esa persona que nunca pensé que sería y que nunca llegué a comprender de verdad", dijo Humphrey. "Ese momento me llevó de regreso por unos minutos a cuando podía despertar y decirle hola a Maddie. Fue tan dulce, especial y sencillo".

Hannah Ziegler es reportera de cobertura general del Times y cubre temas como crímenes, negocios, meteorología, cultura pop y tendencias en internet.