Los ciclistas que ascienden antes del amanecer en Bogotá

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Una hora antes de que saliera el sol en Bogotá, antes de que empezaran a acumularse las tareas cotidianas y antes de que los coches y los humos se apoderaran de las calles, Carolina Sarmiento pedaleaba su bicicleta de carretera en la gélida oscuridad.

La contadora de 32 años se unió a un pelotón que seguía recogiendo a otros ciclistas mientras avanzaban por una autopista hacia las montañas al este de la ciudad.

"Esto sí es mucho amor", dijo. "¿Quién carajos aguanta así de temprano y así de frío?".

Pues resulta que mucha gente lo hace. A 2600 metros de altura, el clima de Bogotá es fresco todo el año, y es especialmente gélido antes del amanecer. Aun así, más de 100 ciclistas vestidos con licra llegaron a las 5:30 a. m. al extremo oriental de la ciudad y se reunieron al pie del cerro de Monserrate para emprender juntos una subida de 10 kilómetros.

En la capital colombiana, una ciudad madrugadora y amante de las bicicletas, los paseos en grupo antes del amanecer se han hecho populares entre los ciclistas que quieren hacer ejercicio antes de ir al trabajo o a la escuela. Los paseos en grupo ofrecen una protección adicional que resulta especialmente atractiva para los ciclistas que han sido atormentados por la delincuencia en los últimos años.

Realizan empinadas subidas a las colinas andinas, o altos, que rodean la ciudad. Atraen a decenas o centenares de ciclistas --prácticamente todos hombres-- y a veces alcanzan los 56 kilómetros por hora, por lo que se han ganado el nombre de "trenes". Los horarios y lugares de salida se publican en internet para que cualquiera pueda unirse, y los asiduos dicen que han entablado fuertes amistades con otros ciclistas.

Aquella mañana, en el cerro de Monserrate, un popular grupo llamado El Tren del Verjón se reunió para una de sus dos subidas a la semana al alto El Verjón. En algún lugar de la maraña de luces traseras rojas parpadeantes y pantorrillas y muslos esculpidos, Juan Carlos Ochoa, un vendedor de 53 años, estaba ansioso por arrancar.

"Me gusta la adrenalina de subir con toda esta gente", comentó. "Muchos son más rápidos que uno, y eso me motiva".

El ciclismo de carretera es un deporte popular en Colombia desde hace mucho tiempo, solo superado por el fútbol. Pero en la última década su popularidad se ha disparado, ya que tres de los mejores ciclistas del país han subido al podio del Tour de Francia, dijo Kevin Daniel Rozo, antropólogo del deporte en Bogotá que ha investigado la cultura ciclista del país.

Estos ciclistas dan a los colombianos un motivo para sentirse orgullosos de su país, dijo Rozo. "Sobre todo a partir de todo el tema del narcotráfico en los ochentas, ha sido muy importante construir una identidad nacional asociada a imágenes positivas", dijo.

Los primeros rayos de luz brotaban detrás de las montañas cuando los ciclistas ascendían el primer kilómetro y medio hacia la cima de la colina. La mayoría había salido a hacer ejercicio antes del trabajo, pero también es que en Colombia es habitual aprovechar el día. Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico de 2023 concluyó que Colombia era el país que se levantaba más temprano en el mundo.

"No es tanto que nos guste madrugar, sino que nos toca", dijo Juan David Quitian, cofundador de El Tren del Verjón. "O si no, el día no nos rinde".

Colina arriba, agentes de policía esperaban en las curvas clave, y dos más patrullaban en motocicleta, en un esfuerzo por hacer frente a los frecuentes robos de bicicletas en Bogotá.

Rubén Darío Peña, un camionero de 44 años, dijo que monta en una modesta bicicleta con cuadro de aluminio cuando está solo y guarda su bicicleta de fibra de carbono, la más llamativa, para el tren.

Peña empezó a montar en bicicleta en 2021 para ponerse en forma tras el primer año de la pandemia. Dijo que había perdido más de 13 kilos, que había dejado de fumar y que había reducido drásticamente su consumo de alcohol. "El cambio ha sido radical", afirmó. "Yo tenía problemas con el alcohol y cambiar la cerveza por la bicicleta ha sido una manera de quererme".

Sarmiento, la contadora, también se aficionó al ciclismo en 2021. En su caso estaba buscando alivio para la depresión y los pensamientos repetitivos. Siguió el consejo de su terapeuta y salió en bicicleta un domingo, y poco a poco adoptó el deporte del ciclismo de carretera, dominado por los hombres. Ahora monta en bicicleta cuatro mañanas a la semana.

Durante el paseo, disfrutaba del aroma de los eucaliptos que bordeaban la carretera de montaña. Entre largas inhalaciones y exhalaciones, escuchaba a los colibríes y a los pájaros carpinteros piar con el amanecer.

Luego de 49 minutos de pedalear vigorosamente, Sarmiento llegó a la cima del alto El Verjón, y una decena de ciclistas la recibieron chocando las manos. Bebieron café y aguapanela humeante y comieron pandebonos y bocadillos de guayaba.

"Ya no hay sobrepensamiento", dijo. "Siento que en la bici puedo tener calma".