EE. UU. y México acuerdan detener el vertido de aguas residuales al río Tijuana

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Las aguas residuales vertidas en el río que pasa por México y llega a California desbordan con frecuencia las plantas de tratamiento de ambos países. El problema ha empeorado en los últimos años.

Estados Unidos y México firmaron el jueves un acuerdo para poner fin al flujo de aguas residuales sin tratar hacia el río Tijuana, que cruza la frontera con California y durante años ha contaminado y cerrado playas y causado enfermedades en ambos países.

La cooperación medioambiental se produce en un momento en que los dos países se han enfrentado por otros motivos en cuestiones como los aranceles, la migración y el narcotráfico.

Cada día, millones de litros de aguas residuales fluyen hacia el río Tijuana desde México a California, donde el agua contaminada va a parar al océano. Las aguas residuales desbordan con frecuencia las plantas de tratamiento de ambos países. El problema ha empeorado en los últimos años a medida que la población de Tijuana ha crecido, las plantas de tratamiento de ambos países se han deteriorado y el cambio climático ha provocado tormentas cada vez más intensas.

Lee Zeldin, administrador de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, quien viajó a México para firmar el memorando de entendimiento con Alicia Bárcena Ibarra, secretaria mexicana de Medio Ambiente, escribió en un comunicado que los países aspiran a una "solución permanente al 100 por ciento".

Con el acuerdo, México aceptó completar una asignación de 93 millones de dólares para infraestructuras de saneamiento y concluir todos los proyectos antes del 31 de diciembre de 2027, dijo la EPA. Estados Unidos, que había retenido fondos para mejoras de la infraestructura hídrica en la frontera, liberará el dinero (alrededor de 1724 millones de pesos mexicanos) para completar la rehabilitación de una estación de bombeo y otros proyectos.

"El gobierno de Trump se enorgullece de ofrecer esta enorme victoria medioambiental y de seguridad nacional a los estadounidenses de la zona de San Diego, quienes llevan demasiado tiempo viviendo con estas repugnantes aguas residuales que fluyen hacia sus comunidades", dijo Zeldin en un comunicado.

Bárcena Ibarra dijo en un comunicado que el acuerdo "refuerza la colaboración para atender desafíos ambientales y de salud de la frontera norte".

Los residentes del condado de San Diego se han visto gravemente afectados. La Oficina del Inspector General de la Armada descubrió este año que más de 1100 reclutas de la Marina contrajeron enfermedades gastrointestinales después de entrenar en aguas del sur de San Diego. Y casi la mitad de los 40.900 hogares de la región han sufrido problemas de salud, como erupciones cutáneas y dificultad respiratoria, atribuibles con toda probabilidad a las aguas residuales, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

El acuerdo llega tres meses después de que Zeldin visitara San Diego para iniciar las negociaciones con México. Fue elogiado por los funcionarios locales, incluidos los demócratas, pero algunos defensores del medioambiente dijeron que era necesario hacer más.

Jim Desmond, supervisor republicano de la Junta de Supervisores del Condado de San Diego, escribió en X que el anuncio "supone un importante avance". Dijo que el gobierno federal anteriormente no había responsabilizado a México de las aguas residuales que desembocan en California. "Nuestras playas deben estar limpias, seguras y abiertas todo el año; cualquier otra cosa es inaceptable", escribió.

Todd Gloria, alcalde de San Diego y demócrata, dio las gracias a Zeldin en X y calificó el acuerdo de "gran paso hacia el fin de esta crisis".

Matthew Tejada, vicepresidente senior de salud medioambiental del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, un grupo ecologista, calificó el acuerdo de buen comienzo. "Es estupendo que empecemos a poner manos a la obra" en este asunto, dijo.

Pero añadió que las mejoras de las aguas residuales son proyectos de infraestructura enormes y complicados que probablemente se enfrentarán a problemas inesperados, como el empeoramiento de los niveles de escorrentía y aguas residuales agravado por las tormentas provocadas por el clima. "Se trata de proyectos realmente difíciles de ejecutar, con resultados realmente escurridizos", dijo.

Lisa Friedman es una reportera del Times que escribe sobre el modo en que los gobiernos abordan el cambio climático y los efectos de esas políticas en las comunidades.