Trump intensifica sus ataques contra Obama y Clinton mientras persisten las preguntas sobre Epstein

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El presidente desvió las preguntas sobre el financiero caído en desgracia y arremetió contra sus supuestos enemigos.

El presidente Donald Trump, asediado por las críticas a la gestión de los archivos Epstein por parte de su gobierno, intensificó su estrategia de distracción y desvío el martes, acusando al expresidente Barack Obama de traición y declarando: "Es hora de perseguir a algunas personas".

En declaraciones a los periodistas en el Despacho Oval, Trump condenó las preguntas sobre el financiero caído en desgracia Jeffrey Epstein como "una especie de cacería de brujas", y luego se lanzó a despotricar usando una retahíla ya familiar de rivales y medios de comunicación.

"La cacería de brujas de la que deberían estar hablando es que atraparon al presidente Obama", dijo Trump, en alusión a un informe de Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional, que intentaba socavar la evaluación de hace ocho años de que Rusia favoreció su elección en 2016.

"Obama intentaba dar un golpe de Estado", dijo Trump. "Y fue con Hillary Clinton".

La prolongada digresión de Trump, que se produjo durante una visita del presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos hijo, fue un claro ejemplo de su campaña de represalias contra una lista cada vez mayor de enemigos que tiene pocos precedentes en la historia estadounidense.

Incluso suscitó una inusual respuesta de la oficina de Obama.

"Estas extrañas acusaciones son ridículas y un débil intento de distracción", dijo Patrick Rodenbush, portavoz de Obama. "Nada en el documento publicado la semana pasada socava la conclusión ampliamente aceptada de que Rusia llevó a cabo esfuerzos para influir en las elecciones presidenciales de 2016, pero no manipuló con éxito ningún voto".

El informe de Gabbard, que afirmaba que hubo una "conspiración a traición" por parte de altos funcionarios de Obama, contradecía un extenso estudio del Comité de Inteligencia del Senado que fue firmado por todos los miembros republicanos del comité, incluido Marco Rubio, actual secretario de Estado.

El gobierno de Obama nunca afirmó que los rusos hubieran manipulado los votos; en cambio, el gobierno y los demócratas y republicanos del Comité de Inteligencia del Senado llegaron a la conclusión de que Rusia había montado un gran esfuerzo para influir en los votantes.

Aun así, en sus declaraciones del martes, Trump afirmó que podría haber enviado a prisión a Hillary Clinton, ex secretaria de Estado y otra de sus rivales políticas, pero decidió no hacerlo. Dijo que no mostraría la misma indulgencia con Obama.

"La dejé ir, y estoy muy contento de haberlo hecho, pero ya es hora de empezar después de lo que me hicieron a mí", dijo Trump. "Tanto si está bien como si está mal, es hora de perseguir a algunas personas. A Obama lo han descubierto directamente".

A continuación, el presidente enumeró aún más enemigos contra los que quería que se dirigiera su Departamento de Justicia, entre ellos su exdirector del FBI James B. Comey y James R. Clapper Jr. , ex director de Inteligencia Nacional, así como el expresidente Joe Biden.

"Sería el presidente Obama", dijo Trump. "Él lo empezó, y Biden estaba allí con él, y Comey estaba allí, y Clapper, todo el grupo estaba allí".

"Es culpable", dijo de Obama. "Esto fue traición. Esto fue todo lo que se les ocurra".

La campaña de Trump para vengarse de sus enemigos percibidos ha adoptado muchas formas. En los últimos seis meses, ha retirado equipo de seguridad a antiguos colegas amenazados de muerte por Irán. Ha revocado o amenazado con revocar las autorizaciones de seguridad de Biden, de miembros de su gobierno y de decenas de personas más. Su gestión ha tomado medidas contra miembros de los medios de comunicación considerados hostiles, ha socavado a organismos enteros que le parecen demasiado liberales y ha despedido o investigado a funcionarios considerados desleales.

El nuevo examen de los servicios de inteligencia en torno a las elecciones de 2016 comenzó cuando John Ratcliffe, director de la CIA, ordenó una revisión del trabajo de la agencia que se incluyó en la evaluación de la comunidad de inteligencia en diciembre de ese año.

La revisión fue profundamente crítica con el gobierno de Obama y con el anterior director de la CIA, John O. Brennan. Los analistas de la CIA discreparon con la rapidez de la evaluación y acusaron a Brennan de permitir que un expediente no verificado preparado por un ex agente de inteligencia británico influyera en la evaluación.

Pero Brennan ha negado desde hace tiempo que el llamado dossier Steele influyera en la evaluación, y otros ex funcionarios dijeron que los analistas que trabajaban en el informe no le prestaron atención, sosteniendo que se trataba de un rumor no verificable.

Ratcliffe escribió en las redes sociales que la revisión había demostrado que el proceso era corrupto, y a continuación hizo una remisión penal al FBI.

La semana pasada, Gabbard publicó otro informe que criticaba aún más directamente las conclusiones de la evaluación de inteligencia.

El informe de Gabbard sugería que, en el invierno de 2016, los funcionarios de inteligencia, presionados por la Casa Blanca, cambiaron su valoración de que Rusia no había realizado un esfuerzo significativo para hackear la infraestructura electoral para decir que el Kremlin estaba intentando impulsar a Trump y denigrar a Clinton, la nominada demócrata.

Pero el informe de Gabbard confundía dos conclusiones diferentes de los servicios de inteligencia. Los servicios de inteligencia habían llegado a la conclusión de que Rusia no había realizado ningún esfuerzo importante para hackear los sistemas electorales y cambiar los votos. Pero también creían que Rusia había intentado influir en las elecciones de diversas maneras, publicando documentos hackeados para perjudicar a Clinton y sembrar la disensión.

Gabbard también ha pedido que se investigue penalmente a varios funcionarios de Obama, sin nombrarlos.

Michael S. Schmidt colaboró con reportería.

Luke Broadwater cubre la Casa Blanca para el Times.

Julian E. Barnes cubre las agencias de inteligencia estadounidenses y asuntos de seguridad internacional para el Times. Ha escrito sobre temas de seguridad durante más de dos décadas.

Michael S. Schmidt colaboró con reportería.