No es un bluf: los aranceles se disparan con Trump

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El presidente de EE. UU. se ha ganado la reputación de usar los aranceles para fanfarronear. Pero ha aumentado constante y espectacularmente los impuestos a las importaciones, transformando el comercio mundial.

Los aranceles intermitentes del presidente Donald Trump han incitado a los inversores a apostar por que "siempre se va a echar para atrás" y han dado a las empresas y a los dirigentes extranjeros la esperanza de que el líder de la mayor economía del mundo acabe desistiendo de sus amenazas si resultan demasiado perturbadoras desde el punto de vista económico.

Los acontecimientos de la semana pasada han puesto seriamente en duda esa apuesta. Mientras Trump renueva sus amenazas comerciales contra más de dos decenas de socios comerciales, demuestra una vez más su afición a los aranceles y adopta impuestos a la importación como ningún otro presidente lo ha hecho desde la Gran Depresión.

Trump, que se autodenomina "el hombre de los aranceles", ha ensalzado continuamente las virtudes de gravar fuertemente las importaciones como forma de recaudar ingresos y persuadir a las fábricas para que se trasladen a Estados Unidos. Aunque es posible que el presidente acabe cediendo en algunas de sus amenazas más recientes, aún así ha elevado los aranceles de forma constante y drástica hasta niveles nunca vistos en un siglo.

En la última semana, Trump ha amenazado a 25 socios comerciales con imponerles gravámenes punitivos el 1 de agosto, a menos que firmen acuerdos comerciales que el mandatario considere aceptables. La lista de países a los que planea aumentar los aranceles incluye algunas de las mayores fuentes de importaciones de Estados Unidos, como la Unión Europea, Japón, México, Brasil, Corea del Sur y Tailandia. Estos países habían sostenido conversaciones activas con Estados Unidos para resolver las preocupaciones de Trump en un esfuerzo por evitar los aranceles.

Es posible que varios de ellos, como India, la Unión Europea, Taiwán y Japón, lleguen a acuerdos para evitar algunos de los gravámenes.

Pero incluso si se alcanzan algunos acuerdos, es probable que los aranceles estadounidenses a los socios comerciales sigan aumentando significativamente. Así ocurrió con los dos marcos de acuerdos comerciales que el gobierno de Trump ha anunciado hasta ahora, con Reino Unido y Vietnam, en ambos casos al imponer aranceles de dos dígitos.

En las redes sociales el lunes por la mañana, el presidente escribió que Estados Unidos "ha sido estafado en el COMERCIO (¡y LO MILITAR!), por amigos y enemigos por igual, durante DÉCADAS".

"Esto ha supuesto un costo de BILLONES DE DÓLARES, y ya no es sostenible, ¡y nunca lo ha sido!", añadió.

Desde que Trump asumió el cargo en enero, el tipo arancelario promedio efectivo de Estados Unidos se ha disparado de 2,5 por ciento hasta 16,6 por ciento según el seguimiento realizado por el Laboratorio Presupuestario de la Universidad de Yale, un centro de investigación no partidista. Se trata de un aumento espectacular en comparación con el primer mandato del presidente, cuando pasó del 1,5 por ciento al 2,5 por ciento, principalmente como consecuencia de la guerra comercial de Trump con China.

Si todos los aranceles con los que el presidente amenaza ahora a sus socios comerciales entran en vigor el 1 de agosto, ese tipo arancelario promedio ascendería al 20,6 por ciento, el más alto desde 1910. Según los cálculos del Laboratorio Presupuestario de Yale, también superaría el nivel de los aranceles Smoot-Hawley, que agravaron la Gran Depresión.

"Lo que ocurrió en su primer mandato no se acerca para nada a lo que está ocurriendo ahora", dijo Ernie Tedeschi, director de economía del laboratorio.

Algunos asesores de Trump habían previsto una avalancha de acuerdos para el 9 de julio, después de que Trump impuso aranceles globales drásticos en abril, pero luego los suspendió rápidamente durante 90 días para llevar a cabo conversaciones comerciales. A pesar de los esfuerzos de los países involucrados y de sus asesores comerciales por negociar, han surgido pocos acuerdos.

Los asesores de Trump han descrito la falta de acuerdos como una táctica de negociación. En declaraciones a la cadena ABC el domingo por la mañana, Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos, dijo que el presidente había visto "algunos esbozos de acuerdos" negociados por sus asesores, pero que cree que "tienen que ser mejores".

"Estos aranceles serán reales si el presidente no consigue un acuerdo que considere suficientemente bueno", dijo Hassett. "Pero, ya sabes, las conversaciones están en curso, y veremos dónde se asienta el polvo".

Sin embargo, los gobiernos extranjeros están desconcertados sobre qué es lo que quiere exactamente Trump, dado que las negociaciones no han producido el tipo de acuerdo que él considera aceptable. El gobierno tampoco parece tener tiempo ni capacidad para llegar a acuerdos con más de un puñado de los socios comerciales a los que Trump amenaza ahora. Como resultado, cada vez se tiene más la sensación de que lo que el presidente quiere en realidad son aranceles que bloqueen la entrada de productos extranjeros a Estados Unidos, en lugar de acuerdos que puedan impulsar el comercio y abrir los mercados.

Además de los aranceles con los que amenaza a los países extranjeros, la gestión Trump parece dispuesta a desplegar una serie de gravámenes sobre sectores críticos como los semiconductores, los productos farmacéuticos, los aviones, la madera y otros productos, y algunos aranceles podrían llegar a finales de este mes.

Mark Diplacido, quien trabajó en la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos durante el primer gobierno de Trump, dijo que la postura del gobierno actual era que "se sienten totalmente cómodos dejando que entren en vigor estos aranceles y estas cartas".

"La implicación en este momento es que 'ha llegado el momento de hacer su último planteamiento, y si no estamos contentos con esto, estamos dispuestos a dejar que entren en vigor'", dijo Diplacido, ahora asesor político en American Compass, un grupo de reflexión conservador.

Kelly Ann Shaw, socia de Akin Gump y exfuncionaria del gobierno de Trump, dijo que era probable que esa actitud se tradujera en un aumento general de los aranceles. Estaba claro que los aranceles eran "uno de los pilares de la política económica del segundo gobierno de Trump", dijo. Para la mayoría de los productos extranjeros, los aranceles parecían estabilizarse en algún punto entre el 10 y el 25 por ciento.

"Al menos durante el resto del gobierno de Trump, y probablemente más allá, veremos cómo algunos de esos tipos arancelarios suben de forma bastante significativa respecto a donde estaban el 19 de enero de 2025", el día antes de la toma de posesión del presidente, dijo Shaw.

Un factor restante que podría reducir significativamente los aranceles de Trump son las impugnaciones que se están tramitando en el sistema judicial. Los tribunales federales han cuestionado la autoridad legal que Trump ha utilizado para amenazar con sus aranceles globales, y se espera que se pronuncien sobre esta cuestión este otoño.

Los asesores de Trump han dicho que disponen de otras vías legales para imponer aranceles si los tribunales fallan en su contra, pero no es probable que esos métodos den al gobierno de Trump tanto alcance y flexibilidad como ha afirmado actualmente.

El presidente y muchos miembros de su equipo argumentan que los bajos aranceles han dejado al país en desventaja en décadas pasadas, permitiendo a los estadounidenses importar productos baratos que dejaron fuera de juego a las fábricas nacionales y pusieron al país en situación de dependencia de los proveedores extranjeros. Aunque algunos republicanos favorables al comercio y empresarios se oponen en privado a los aranceles, se han mostrado reacios a pronunciarse públicamente contra un presidente que a menudo busca represalias para sus críticos.

Un funcionario de la Casa Blanca, que no quiso ser citado porque no estaba autorizado a hablar en público, dijo que el gobierno no consideraba que los aranceles elevados y los acuerdos comerciales fueran mutuamente excluyentes, y que se habían elaborado a propósito acuerdos comerciales, por ejemplo con el Reino Unido, que habían dejado en vigor aranceles elevados.

Diplacido dijo que una de las razones por las que el gobierno había impuesto aranceles elevados a muchos socios comerciales en todo el mundo estaba relacionada con China. En su primer mandato, el gobierno de Trump impuso fuertes aranceles a las exportaciones chinas. Pero mientras el déficit comercial de Estados Unidos con China disminuía, los déficits comerciales con muchos otros socios empezaron a aumentar. Estados Unidos empezó a importar más productos de fábricas de México, Vietnam y otros lugares que estaban dirigidas por empresas chinas o utilizaban muchos insumos y materias primas chinas.

Diplacido dijo que China era "el mayor infractor", pero que "dirigirse directamente a ellos no bastaba para reducir el déficit comercial general de Estados Unidos, por lo que ha sido necesario este enfoque global más amplio para abordar ese problema".

"Hasta que terceros mercados estén dispuestos a coordinarse para equilibrar el comercio a escala mundial", añadió, "creo que la presión adicional y los aranceles más elevados van a ser necesarios para conseguir reducir el déficit comercial global de Estados Unidos, que creo que es el objetivo principal".

Ampliar los aranceles de China a todo el mundo también aumenta significativamente la carga para los importadores estadounidenses. Pero en Estados Unidos todavía no se ha dejado sentir todo el efecto económico de los aranceles. Aunque los datos económicos muestran que los aranceles han empezado a hacer subir los precios de algunos bienes, la inflación general de los precios al consumo se ha mantenido contenida.

Los economistas advierten que los aranceles solo llevan poco tiempo en vigor, y en los próximos meses podrían producirse subidas de precios más notables. Tedeschi dijo que era "erróneo" afirmar que no había pruebas de efectos económicos negativos, señalando una subida significativa de los precios recientes de los electrodomésticos, la electrónica, los muebles, los coches usados y las piezas de automóvil, categorías de bienes cuyos precios suelen bajar de un año a otro en general, dijo.

"Se necesita tiempo para que los aranceles afecten a la economía", dijo Tedeschi.

Pero Trump y sus asesores han aprovechado los datos recientes para argumentar que los aranceles tienen poco efecto sobre los precios. La falta de un aumento generalizado de los precios hasta ahora también parece estar animando al presidente a redoblar sus políticas.

Hassett dijo el domingo que la inflación al consumo era "la más baja en más de una década" y que las predicciones de Trump de que los proveedores extranjeros soportarían el coste de los aranceles se habían confirmado.

"Creo que eso está influyendo probablemente a su posición negociadora, porque tenemos todas estas pruebas empíricas de que su posición se ha demostrado correcta en los datos", dijo.

Tony Romm colaboró con reportería.

Ana Swanson cubre comercio y economía internacional para el Times desde la corresponsalía en Washington. Ha sido periodista por más de una década.

Tony Romm colaboró con reportería.