
La declaración se produjo en un momento vulnerable para el Cártel de Sinaloa, la organización que el padre de Ovidio Guzmán López ayudó a fundar.
Ovidio Guzmán López, hijo del conocido narcotraficante mexicano conocido como el Chapo, se declaró culpable el viernes de una serie de cargos federales relacionados con el narcotráfico y de utilizar la violencia para ayudar a tomar el control del imperio criminal de su padre.
Guzmán López fue el primero de los cuatro hijos del Chapo en admitir su culpabilidad en un juzgado estadounidense. Su declaración se produjo en un momento vulnerable para el Cártel de Sinaloa, la organización que su padre ayudó a fundar. El grupo está sometido a tal presión en México por parte del gobierno y sus adversarios que recientemente formó una alianza estratégica con una banda de narcotraficantes rival.
En una audiencia muy custodiada en el Tribunal Federal de Distrito de Chicago, Guzmán López, vestido con un overol o mono naranja, reconoció haber participado en una conspiración de narcotráfico y en una empresa criminal aún en funcionamiento. También admitió haber participado en tres asesinatos en México y Arizona.
Como parte de su acuerdo con el gobierno, accedió a cooperar con los fiscales federales, aunque sigue sin estar claro qué información ha proporcionado a las autoridades.
La jueza Sharon Johnson Coleman, quien supervisa su caso, no fijó una fecha para la sentencia de Guzmán López. Aunque técnicamente algunos de los cargos de los que se declaró culpable conllevan cadena perpetua, su abogado, Jeffrey Lichtman, dijo que era poco probable que recibiera este castigo.
Los cargos que Guzmán López reconoció procedían de dos acusaciones distintas, una presentada en Chicago y otra en Nueva York. El hermano de Guzmán López, Joaquín Guzmán López, también está detenido en Chicago y actualmente se encuentra intentando negociar su propia declaración de culpabilidad.
Sus dos medios hermanos, Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, siguen prófugos en México, donde recientemente llegaron a un acuerdo con sus antiguos rivales del Cártel Jalisco Nueva Generación, esencialmente intercambiando territorio por protección frente a sus enemigos.
Los hijos del Chapo, cuyo verdadero nombre es Joaquín Guzmán Loera, a menudo han sido descartados como la segunda generación, los descendientes malcriados, de la realeza del narcotráfico. Sin embargo, después de que su padre fuera declarado culpable en un juicio histórico celebrado en Brooklyn en 2019 y condenado a cadena perpetua, los hijos, conocidos como los Chapitos, heredaron una parte significativa de su imperio, convirtiendo al cártel en un importante exportador de fentanilo.
Ovidio Guzmán López fue una pieza central en los esfuerzos de los Chapitos por distribuir fentanilo en Estados Unidos, según los fiscales, en donde sigue siendo un riesgo grave para la salud pública. Al inicio de su segundo mandato, el presidente Donald Trump ejerció una enorme presión económica al gobierno mexicano para que detuviera el flujo de fentanilo por la frontera, y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió con varios operativos espectaculares este año.
Sheinbaum ha criticado recientemente a Estados Unidos por designar a grupos como los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas y luego negociar acuerdos con algunos de sus integrantes.
"Por un lado, nombra terroristas a las organizaciones delictivas, tiene una política de no negociar con terroristas", dijo a la prensa el mes pasado. "Y, si hay un acuerdo, entonces ¿en dónde queda su posición de no negociar con grupos terroristas?".
Sheinbaum ha dicho que quiere que las autoridades estadounidenses le den a su gobierno más información sobre el caso de Guzmán López, sobre todo porque fue extraditado a Estados Unidos hace dos años tras una operación que "causó muertes de soldados mexicanos".
Se refería al enfrentamiento violento que estalló tras la detención de Guzmán López en octubre de 2019 en la ciudad de Culiacán, que durante mucho tiempo ha sido el bastión urbano del cártel.
En una demostración de poderío, hombres armados del cártel humillaron al ejército mexicano y obligaron al gobierno a liberar a Guzmán López poco después de su captura.
El verano pasado, Joaquín Guzmán López se unió a su hermano en Estados Unidos de manera osada: secuestró en Culiacán al socio comercial más cercano de su padre, Ismael Zambada García, y lo trasladó por la fuerza a Estados Unidos para ponerlo bajo custodia de agentes federales del país.
El secuestro profundizó una ruptura ya de por sí frágil entre una facción del cártel dirigida por los Chapitos y otra liderada por los hijos de Zambada García. Una guerra entre ambos bandos ha dejado más de 1300 muertos y más de 1500 desaparecidos en el estado de Sinaloa, según datos oficiales y grupos de búsqueda locales, y la violencia no ha cesado.
Tras la audiencia, Lichtman criticó a Sheinbaum por su reclamo de cómo se había negociado el acuerdo con su cliente.
"La idea de que el gobierno estadounidense incluya al gobierno mexicano en cualquier tipo de decisión o negociación legal estadounidense es absurda", dijo.
Emiliano Rodríguez Mega colaboró con reportería.
Alan Feuer cubre el extremismo y la violencia política para el Times y se centra en los casos penales relacionados con el atentado del 6 de enero en el Capitolio y contra el expresidente Donald J. Trump.
Emiliano Rodríguez Mega colaboró con reportería.
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