Trump denuncia 'cacería de brujas' contra Bolsonaro y promete aranceles del 50% para Brasil

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Las tensiones entre EE. UU. y Brasil han estallado repentinamente. En respuesta a las críticas de Donald Trump, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva dijo: "No queremos un emperador".

El presidente Donald Trump dijo el miércoles que planeaba imponer un arancel del 50 por ciento a todas las importaciones brasileñas, en parte como represalia por lo que considera una "cacería de brujas" contra su aliado político, el expresidente Jair Bolsonaro, quien se enfrenta a un juicio por intento de golpe de Estado.

En una carta para el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, Trump escribió que los nuevos aranceles entrarían en vigor el 1 de agosto. "La manera en que Brasil ha tratado al expresidente Bolsonaro, un Líder Altamente Respetado en todo el Mundo durante su Mandato, también por Estados Unidos, es una vergüenza internacional".

El esfuerzo de Trump por utilizar los aranceles para intervenir en un juicio penal en otro país es un ejemplo extraordinario de cómo concibe estos gravámenes como un arma contundente para cualquier situación.

En su carta, Trump dijo que el arancel del 50 por ciento era necesario para "tener la Igualdad de Condiciones que debemos tener con su País" y "rectificar las graves injusticias del régimen actual".

Trump también dijo incorrectamente que Estados Unidos tenía un déficit comercial con Brasil. Por años, Estados Unidos ha mantenido en general un superávit comercial con Brasil, incluyendo 650 millones de dólares en los tres primeros meses del 2025, sobre unos 20.000 millones de dólares de comercio entre ambas naciones, según la Cámara de Comercio Estadounidense para Brasil.

Trump escribió que los aranceles eran también en respuesta a "Órdenes SECRETAS e ILEGALES de censura a plataformas de redes sociales estadounidenses" y que había ordenado a funcionarios estadounidenses que abrieran una investigación comercial a Brasil por "continuos ataques a las actividades de comercio digital de empresas estadounidenses".

Alexandre de Moraes, magistrado del Supremo Tribunal Federal de Brasil que supervisa el caso contra Bolsonaro, ha ordenado a las empresas tecnológicas que retiren cientos de cuentas que, según dijo, amenazaban la democracia de Brasil. Sus medidas le han convertido en uno de los principales objetivos de la derecha en Brasil y Estados Unidos.

El lunes, Trump criticó públicamente el proceso penal contra Bolsonaro, que está enfocado en los intentos del expresidente de aferrarse al poder tras perder las elecciones brasileñas de 2022.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, respondió rápidamente. "Creo que está muy mal y es muy irresponsable que un presidente amenace a otros a través de las redes sociales", declaró a la prensa el lunes. "La gente tiene que aprender que el respeto es algo bueno".

Sobre Trump, añadió: "Tiene que saber que el mundo ha cambiado. No queremos un emperador".

Se espera que el Supremo Tribunal de Brasil condene a Bolsonaro en los próximos meses, lo que podría acarrearle una temporada en prisión.

En enero, Bolsonaro declaró a The New York Times que esperaba que Trump acudiera en su ayuda, aunque no aclaró cómo. Más adelante, la empresa de medios de comunicación de Trump demandó a Moraes, acusándolo de censurar ilegalmente las voces de la derecha en internet.

Pero esta semana fue la primera vez que Trump criticó el caso contra Bolsonaro de forma tan pública y enérgica, estableciendo comparaciones con sus propios cargos penales derivados de su intento de aferrarse al poder tras perder las elecciones de 2020. "Me pasó a mí, multiplicado por 10", escribió Trump el lunes. "Estaré observando la CACERÍA DE BRUJAS de Jair Bolsonaro, su familia y miles de sus partidarios, muy de cerca".

Añadió que Bolsonaro debería poder postularse a las elecciones presidenciales de Brasil del año que viene. El tribunal electoral de Brasil lo ha declarado inelegible debido a sus críticas a los sistemas electorales brasileños.

Durante años, Bolsonaro atacó la fiabilidad de las máquinas de votación de Brasil, afirmando que si perdía unas elecciones sería debido a un fraude de la izquierda. Señaló en gran medida anomalías que los investigadores de seguridad determinaron que no eran fraude.

Tras perder las elecciones de 2022, Bolsonaro cuestionó los resultados --a pesar de una revisión de los militares brasileños que los respaldó-- y recurrió a la Constitución de Brasil para encontrar formas de impedir que Lula asumiera el cargo. Eso incluyó reunirse con mandos militares para tomar el control del gobierno, a lo que la mayoría se negó.

Convencidos de que las elecciones habían sido robadas, miles de simpatizantes de Bolsonaro irrumpieron en las sedes del poder en Brasil una semana después de la toma de posesión de Lula, pidiendo a los militares que intervinieran.

La policía federal y la fiscalía han argumentado que las acciones de Bolsonaro constituyen delitos federales y, en los últimos meses, el expresidente y varios de sus aliados han declarado ante el Supremo Tribunal de Brasil. Se espera un fallo este año.

La policía federal también ha acusado a Bolsonaro de estar al tanto de un complot para asesinar a Lula y a un juez del Supremo Tribunal de Brasil. Bolsonaro ha negado esas acusaciones.

El miércoles, la embajada de Estados Unidos en Brasil se sumó a las críticas por el caso contra Bolsonaro.

"Jair Bolsonaro y su familia han sido socios fuertes de Estados Unidos. La persecución política contra ellos y sus partidarios es una vergüenza, y cae muy por debajo de la dignidad de las tradiciones democráticas de Brasil", dijo la embajada en un comunicado. "La declaración del presidente es clara y nosotros respaldamos ese mensaje. Estaremos atentos".

En respuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil convocó al principal diplomático estadounidense en Brasil para organizar una reunión.

Jack Nicas es el jefe de la corresponsalía en Brasil, desde donde lidera la cobertura de gran parte de América del Sur.