
Menos de tres meses después de declararle la guerra a los colorantes alimentarios sintéticos, el Secretario de Salud y Servicios Humanos Robert F. Kennedy Jr. ya ha logrado la cooperación de los fabricantes de algunos de los productos culinarios más coloridos de Estados Unidos. Si cumplen sus promesas, los refrigerios Jell-O, las bebidas Kool-Aid y los cereales Lucky Charms, entre otros muchos alimentos, estarán libres de colorantes sintéticos a finales de 2027.
Pero la industria de las golosinas y su golosina de chocolate más colorida, los M&M's, son un gran obstáculo que se interpone entre Kennedy y la posibilidad de cantar victoria total.
Aparte de los cereales Froot Loops, quizá ningún alimento tenga tanto simbolismo como los M&M para Kennedy y el movimiento que él denomina "Make America Healthy Again". Al tomar las riendas del Departamento de Salud y Servicios Humanos, convirtió a los colorantes sintéticos en el primer objetivo de su plan para liberar a la nación de los alimentos ultraprocesados.
Cuando Kennedy anunció en abril que había llegado a un "acuerdo" con los fabricantes de alimentos para eliminar los colorantes derivados del petróleo antes de finales de 2026, citando investigaciones que demostraban que estaban relacionados con problemas de conducta en los niños, los críticos se burlaron de su enfoque. Sin embargo, su campaña de presión parece haber dado algunos resultados. El mes pasado, Nestlé y ConAgra se unieron a Kraft Heinz, General Mills y PepsiCo para firmar el plan del secretario.
Los fabricantes de golosinas, que recurren a colorantes artificiales para las golosinas brillantes que venden a los niños, se siguen resistiendo.
"Creo que RFK y su equipo están aprendiendo los límites de su poder de persuasión", dijo Scott Faber, abogado del Grupo de Trabajo Medioambiental, una organización de defensa.
Hasta el 19 por ciento de los alimentos procesados incluyen colorantes sintéticos, y las empresas de confitería son las que tienen más productos con esos ingredientes, según un estudio publicado a finales de junio en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics.
En una comparecencia en el Capitolio en mayo, Kennedy declaró que la industria alimentaria era "muy, muy receptiva". Su portavoz, Andrew Nixon, dijo que tanto el secretario como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) estaban instando "a otros fabricantes de alimentos, incluida la industria de las golosinas, a seguir su ejemplo de anteponer la salud pública a las ganancias de la industria".
Mars, la empresa privada que fabrica M&M y Skittles, retiró recientemente el dióxido de titanio, un agente blanqueador, de los Skittles. En un comunicado, la empresa dijo que sus productos "se disfrutan de manera segura y cumplen las estrictas normas y reglamentos aplicables establecidos por las autoridades de seguridad alimentaria de todo el mundo". Un portavoz de la Asociación Nacional de Confiteros, un grupo comercial, señaló que los fabricantes de golosinas no reformularían sin una normativa federal que los obligara a hacerlo.
"Seguimos y seguiremos las directrices normativas de las autoridades en este ámbito", dijo el portavoz, Christopher Gindlesperger, en un comunicado. Añadió que las empresas necesitaban tiempo para encontrar alternativas a los colorantes sintéticos, y que no había suficientes colorantes naturales para satisfacer la demanda, lo que podría hacer subir los precios.
Si Kennedy no puede obligar a las empresas a reformular sus productos, los estados podrían hacer ese trabajo. A partir de 2027, Texas exigirá etiquetas de advertencia en los alimentos o bebidas que contengan determinados aditivos, incluidos los colorantes utilizados en los M&M. En 2028, Virginia Occidental empezará a prohibir los alimentos que contengan la mayoría de los colorantes alimentarios artificiales y dos conservantes, debido a posibles riesgos para la salud.
Sin embargo, Mars cuenta con cierto apoyo en el Congreso. Cuando Kennedy declaró ante un subcomité de Asignaciones de la Cámara de Representantes en mayo, el representante republicano por Tennessee Chuck Fleischmann, cuyo distrito incluye una gran fábrica de M&M, señaló que los colorantes habían sido aprobados por la FDA y "durante muchos años han sido considerados seguros".
Le dijo a Kennedy que los colorantes sustitutivos podrían costar "entre cinco y 10 veces más". Y añadió: "¿Trabajará conmigo en eso?". Kennedy le dijo que sí. La oficina de Fleischmann no respondió a una solicitud de comentarios.
Hay otras excepciones a la capacidad de persuasión de Kennedy. WK Kellogg, el fabricante del otro gran objetivo de Kennedy, Froot Loops, se ha resistido de manera similar. Aunque Kellogg se ha comprometido a reformular sus cereales que se venden en las escuelas, la mayor parte de sus cereales se venden en los estantes de las tiendas de comestibles.
La empresa dijo que había tenido conversaciones con Kennedy y su personal para "encontrar colectivamente soluciones que satisfagan las cambiantes necesidades y deseos de los consumidores" de esos productos.
Una de las razones de la resistencia de la industria es que ya ha recorrido este camino antes.
Mars ya intentó, y abandonó, un plan para eliminar los colorantes alimentarios sintéticos. En 2016, anunció su "ambición de eliminar todos los colorantes artificiales de su cartera de alimentos para consumo humano a escala mundial", afirmando que la medida "se basaba en nuestra creencia, en aquel momento, de que una masa crítica de nuestra base de consumidores buscaba ingredientes más naturales y acogería con satisfacción este cambio".
Mars dijo posteriormente en un comunicado que un equipo de la empresa familiar había descubierto que, aunque los consumidores querían que se eliminaran los colorantes artificiales de los alimentos que consumían como parte de las comidas, había una división en sus actitudes respecto a las golosinas. Los consumidores europeos querían que se eliminaran los colorantes, pero los estadounidenses preferían las golosinas coloreadas artificialmente. Por tanto, los productos Mars vendidos en Estados Unidos no fueron alterados.
Marion Nestle, nutricionista y profesora emérita de la Universidad de Nueva York, dijo que las investigaciones demuestran que los consumidores piensan que los colores brillantes añaden sabor. En 2015, los fabricantes de cereales Kellogg y General Mills prometieron deshacerse de los colorantes, pero se retractaron de sus promesas a excepción de algunos cereales con sabor a chocolate, cuyos colores, dijo, no son tan perceptibles como los de los de colores brillantes.
"Es una cuestión de percepción que se ha estudiado muy, muy bien", dijo Nestle. "Puedes darle a la gente, especialmente a los niños, dos tipos diferentes de cosas que son exactamente iguales, salvo que los colores son diferentes, y las de colores brillantes se percibirán como de mejor sabor".
Kirk Vashaw, director de cuarta generación de Spangler Candy, que fabrica piruletas y bastones de caramelo Dum-Dums, dijo que la empresa fabrica algunos productos con sabores y colores naturales desde la década de 1980.
"Nunca se han vendido bien porque el sabor no es el mismo", dijo Vashaw.
Vashaw dijo que la empresa, con sede en Bryan, Ohio, tiene un equipo que estudia opciones naturales para sus productos. Pero cambiar a tintes naturales plantea muchos retos, dijo. Además de ser más caros que los colores sintéticos, los colores naturales tienden a ser menos vibrantes, y se desvanecen si se exponen al calor o a la luz. Aunque algunos ingredientes naturales, como la remolacha, pueden acercar el producto a los tonos artificiales, añadió, siguen sabiendo a remolacha.
"Enmascarar ese sabor es muy, muy difícil", dijo Vashaw. "Si la gente está de fiesta y come golosinas, no quiere saborear remolacha".
Kennedy no es la primera persona que se enfrenta a los colorantes artificiales. En 2008, el Centro para la Ciencia en el Interés Público, un grupo de defensa de Washington, solicitó a la FDA que prohibiera todos los colorantes artificiales. En 2011, un comité consultivo de la FDA examinó la relación entre los colorantes y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, o TDAH, y concluyó que no había conexión.
Diez años después, en 2021, la Oficina de Evaluación de Peligros para la Salud Ambiental de California publicó una revisión de la literatura médica que llegaba a la conclusión contraria. Descubrió que los colorantes sintéticos "pueden causar o agravar problemas neuroconductuales en algunos niños".
En 2022, el Centro para la Ciencia en el Interés Público pidió a la FDA que prohibiera el colorante rojo número 3, que había sido declarado cancerígeno animal en 1990. En 2023, California aprobó una ley en este sentido. En enero, días antes de que el presidente Donald Trump tomara posesión por segunda vez, la FDA revocó la autorización del tinte, diciendo que debía eliminarse de los alimentos antes de enero de 2027.
Poco después de que Kennedy se juramentara en su cargo, se reunió con fabricantes de alimentos --pero no de golosinas-- y les dijo que quería que eliminaran los colorantes. Cuando el secretario hizo su anuncio en abril, Marty Makary, comisario de la FDA, dijo que el cumplimiento sería voluntario, al menos al principio.
"Creo en el amor", dijo Makary, "y empecemos de forma amistosa y veamos si podemos hacerlo sin cambios estatutarios o reglamentarios".
La FDA anunció que iba a iniciar un proceso para revocar la aprobación de dos colorantes sintéticos, el Rojo Cítrico número 2 y el Naranja B, "en los próximos meses", y que colaboraría con la industria para eliminar del suministro de alimentos los seis colorantes restantes antes de finales del año próximo. La agencia también se apresuró a aprobar tres colorantes naturales.
Con este planteamiento, Kennedy puede evitar cambios reales en la normativa federal, un proceso que habría llevado años y probablemente habría terminado en los tribunales. En este caso, la FDA juega con una mano débil, porque hace tiempo que permite el uso de colorantes sintéticos en alimentos y bebidas.
Tanto Thomas Galligan, científico principal de aditivos alimentarios del Centro para la Ciencia en el Interés Público, como Faber, del Grupo de Trabajo Medioambiental, elogiaron a Kennedy por plantear la cuestión. Pero Faber dijo que, al final, serían los estados, y no el secretario de Salud, quienes forzarían el cambio.
"Inevitablemente, las empresas de golosinas van a cumplir la ley de Virginia Occidental o van a perder el mercado", dijo Faber. "Y Virginia Occidental no será el último estado en actuar".
Sheryl Gay Stolberg cubre la política de salud para el Times desde Washington. Excorresponsal en el Congreso y en la Casa Blanca, se enfoca en la intersección entre las políticas de salud y la política.
Julie Creswell es una periodista de negocios que cubre la industria alimentaria para el Times, escribiendo sobre todos los aspectos de los alimentos, incluyendo la agricultura, la inflación, las interrupciones de la cadena de suministro y el cambio climático.
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