El hotel haitiano que Graham Greene inmortalizó en uno de sus libros quedó 'reducido a cenizas'

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Aunque no estaban claros los detalles sobre cómo se generó el incendio, el vecindario se ha visto convulsionado por la violencia de las pandillas que ahora controlan la mayor parte de Puerto Príncipe.

Uno de los monumentos más conocidos de Haití, el Hotel Oloffson, famoso por su fachada de madera ornamentada y sus huéspedes famosos, entre ellos el novelista Graham Greene, se ha convertido en la última víctima de la espiral destructiva del país.

El hotel quedó "reducido a cenizas" en un aparente incendio que fue provocado el sábado por la noche, según dijo el lunes Richard Morse, propietario y gerente haitiano-estadounidense del hotel, en una entrevista telefónica desde su casa de Maine.

Morse añadió que la destrucción fue confirmada por amigos que tiene en Haití y por imágenes de drones que mostraban el armazón humeante del edificio, que había permanecido en pie durante más de un siglo, a poca distancia del centro de Puerto Príncipe, la capital.

Aunque no estaban claros los detalles sobre quién estaba detrás del incendio, el vecindario se ha visto convulsionado por la violencia de las pandillas que ahora controlan la mayor parte de Puerto Príncipe.

Las celosías de madera, las torrecillas y las agujas del hotel lo convertían en un ejemplo clásico del gingerbread, un estilo arquitectónico caribeño también conocido como "pan de jengibre" y que adornaba algunas de las zonas residenciales más antiguas de la capital haitiana.

"No puedo describir la tristeza y la rabia que me produce la destrucción de nuestro patrimonio", dijo Frederick Mangonès, arquitecto haitiano, sobre la pérdida del Oloffson. "No hay respeto por la vida humana ni por la historia".

La escuela del gingerbread surgió en el siglo XIX de un movimiento de arquitectos que estudiaban en Francia, quienes se inspiraron para diseñar mansiones de estilo tropical.

"El gingerbread haitiano es muy vertical y caprichoso, con techos altos y verandas de madera", dijo Mangonès.

A lo largo de los años, el hotel sobrevivió a muchas convulsiones políticas y catástrofes naturales, incluido un cataclísmico terremoto en 2010 que arrasó gran parte de la capital y se cree que mató a más de 200.000 personas.

Aunque el Oloffson era un faro de bienvenida para los extranjeros y la élite cultural e intelectual de Haití, también era un símbolo de la enorme brecha social de Haití, rodeado de calles atestadas de pobres comerciantes ambulantes y mendigos.

La elegante mansión se construyó a finales del siglo XIX como residencia privada de la familia de un expresidente haitiano que fue asesinado por una turba, lo que llevó a Estados Unidos a ocupar Haití durante 19 años. Los marines estadounidenses lo convirtieron en hospital durante la ocupación, que duró de 1915 a 1934.

Cuando los soldados estadounidenses se marcharon, una familia noruego-haitiana, los Oloffson, lo arrendaron y lo convirtieron en un hotel.

El Oloffson ganó fama alojando a estrellas internacionales, como Mick Jagger y Elizabeth Taylor, cuyos nombres adornaban algunas de las habitaciones. Greene dio amplia publicidad al hotel cuando visitó Haití e hizo del Oloffson un escenario de su novela Los comediantes, que describía al dictador François "Papa Doc" Duvalier y su temida fuerza paramilitar, conocida como los Tontons Macoute.

"Con sus torres y balcones y sus adornos de madera calada, tenía por la noche el aire de una casa de Charles Addams en un número de The New Yorker", escribió Greene. "Esperabas que te abriera la puerta una bruja o un mayordomo maníaco, con un murciélago colgando del candelabro detrás de él".

Cuando Morse se hizo cargo de la dirección del hotel a finales de los años ochenta, restauró un largo bar de caoba que se había hecho a partir de una mesa de billar que habían dejado los marines, y desde donde el personal servía el famoso ponche de ron del hotel.

El padre de Morse era Richard M. Morse, un conocido estudioso de América Latina y el Caribe que enseñaba en Yale, y su madre era Emerante de Pradines, una aclamada bailarina y cantante haitiana que también enseñaba en Yale.

Morse, antropólogo de formación, dirigía el hotel con una actitud despreocupada, haciendo caso omiso de los frecuentes cortes de electricidad, la falta de servicio telefónico y los ocasionales sonidos de disparos, diciendo simplemente a sus huéspedes: "Esto es Haití".

Morse también formó una exitosa banda de música de raíces haitianas, RAM, que entretenía a los huéspedes los jueves por la noche ante una sala abarrotada, que a menudo incluía embajadores extranjeros.

A pesar de la precaria existencia del hotel, los huéspedes siempre podían contar con el alegre personal que servía platos criollos locales de caracola y cabra con una tradicional sopa de calabaza, en la decena de mesas dispuestas a lo largo de la terraza con sombra de palmeras y vistas a un exuberante jardín y a la piscina.

Antes de su muerte en 2005, los huéspedes también podían ver a Aubelin Jolicoeur, un personaje local, marchante de arte y columnista de prensa que a menudo informaba sobre las idas y venidas del Oloffson.

Era fácil ver a Jolicoeur, inmaculadamente ataviado con un traje de lino blanco y un pañuelo de cachemira, ayudado por un bastón con punta de oro. Greene lo representó en Los comediantes como un personaje llamado Petit Pierre.

A veces, Morse también estuvo en el centro de los acontecimientos políticos. Recordó una visita posterior a la presidencia de Bill Clinton, quien lo saludó preguntándole cuánto tiempo tenía en Haití. "Unos 17 gobiernos", dijo Morse que le respondió. "Le hizo mucha gracia".

Tras haber sido gerente del hotel durante años, Morse y su familia compraron la propiedad hace una década, dijo.

El hotel llevaba más de un año sin aceptar huéspedes debido a la violencia. Morse dijo que una disminuida plantilla de tres personas se vio obligada a huir este año "cuando el tiroteo se agravó mucho".

La última vez que pudo visitar el hotel fue en enero, al ignorar las advertencias de que la zona se había vuelto demasiado peligrosa.

Aunque se siente desolado por la desaparición del hotel, Morse dijo que la pérdida palidece en comparación con el sufrimiento generalizado de los haitianos. "Están matando gente, violando gente", dijo, "están perdiéndolo todo".

"No puedo estar llorando por un edificio", añadió. "En cuanto al legado y todo eso, ya está establecido".