¿Qué son los Lafufus?

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Si tu pequeño monstruo tiene más de nueve dientes o si su caja tenía un acabado brillante, puede que no sea realmente un Labubu.

Si tu muñeco Labubu tiene más de nueve dientes, o si venía en una caja con un acabado brillante, puede que no sea un Labubu en absoluto. Puede que sea un "Lafufu".

Las imitaciones de los popularísimos muñecos con forma de elfos, que se llaman colectivamente The Monsters y se venden exclusivamente en la juguetería china Pop Mart, se han hecho casi tan populares como los auténticos, y son mucho más fáciles de encontrar.

Muchos de los Labubus auténticos vienen en cajas sorpresa o "cajas ciegas" con disponibilidad limitada, de modo que no sabes cuál vas a conseguir hasta que la abres, lo que alimenta una sensación de escasez y sorpresa que aumenta su atractivo, así como un creciente mercado de reventa, donde los muñecos pueden llegar a costar mucho más que su precio de venta al público, que oscila entre 20 y 30 dólares. Como llaveros, los muñecos han sido adoptados sin reservas por el mundo de la moda; no es raro ver un Labubu de 20 dólares colgando de un bolso Birkin de 20.000.

El bombo que recibe es real: una versión a tamaño natural de uno de los muñecos se vendió hace poco por más de 170.000 dólares en una subasta, y los Pop Marts del Reino Unido interrumpieron brevemente la venta de muñecos en mayo tras recibir informes de aglomeraciones caóticas y peleas entre los clientes que esperaban conseguir las nuevas versiones.

Sin embargo, los "Lafufus", como se llama cariñosamente a las figuras falsas, también están de moda. Se venden tanto en persona (¿han estado recientemente en Canal Street?) como por internet a precios más bajos que los de sus cofrades, y son mucho más fáciles de encontrar, aunque se vean un poco… raros.

Victoria Bystritsky, una analista de 25 años que vive en California, compró su primera caja de tres Labubus auténticos en la plataforma de comercio electrónico Mercari por 150 dólares en abril. "Vi un montón de artículos y gente que hablaba de ellos, así que pensé: 'Bueno, tengo que comprarme uno'", dijo en una entrevista. Pero fue cuando su prometido le compró sin saberlo un Lafufu en una gasolinera cuando empezó su obsesión por las imitaciones.

"En realidad, estaba muy emocionada por ver qué aspecto tendría, porque había visto tiktoks de gente desempacando Lafufus que tenían apariencias terroríficas", dijo Bystritsky. "Y cuando abrí la caja de ese Lafufu, tenía un aspecto tan gracioso que pensé: 'Dios mío'".

Bystritsky dijo que, para ella, lo atractivo de los Lafufus era ver qué tan terriblemente imitaban a los de verdad. Su Lafufu de la gasolinera, por ejemplo, tiene las orejas torcidas y los ojos de color rosa brillante que no están disponibles en ninguno de los muñecos reales, lo que dijo que le daba un aspecto "estrafalario".

"Sinceramente, cuanto más malhechos se vean, mejor", añadió.

Los representantes de Pop Mart no respondieron a la solicitud de comentarios sobre las falsificaciones.

Quizá el atractivo de Lafufu se deba al auge de las imitaciones y superfalsificaciones, una tendencia creciente entre los milénials y la Generación Z que pretende normalizar y desestigmatizar la compra y posesión de productos de lujo falsificados. No hay vergüenza en este juego. En la comunidad Labubu de Reddit, los usuarios comparten sus secretos sobre los mejores lugares para conseguir Lafufus. (Shein y Alibaba son dos de los favoritos). Y en TikTok, la gente publica con orgullo videos desempacando Lafufus. "¿Labubus? Para nada, estoy totalmente volcada en mi Lafufus calvos", publicó recientemente Bystritsky en un video de TikTok en el que mostraba sus imitaciones y que ha sido visto casi tres millones de veces.

Detectar un Lafufu requiere un ojo perspicaz: la versión real debe tener exactamente nueve dientes y una cara rosa melocotón, y debe venir en una caja mate con un código QR oficial y un sello en su pie derecho que solo es visible mediante una lámpara UV. Algunas de esas cualidades hacen que un Lafufu sea obvio, pero cuando se trata de las falsificaciones realmente buenas, las diferencias pueden ser tan mínimas como las costuras de los accesorios del muñeco.

Aun así, para algunos fanáticos de los Lafufus, son tan codiciables como los auténticos. "Ha habido gente que se ha ofrecido a comprármelo", dijo Bystritsky de su Lafufu de gasolinera de ojos rosados. "Alguien me ofreció 200 dólares, pero para mí no tiene precio".