
Katie Sturino no es el tipo de chica a la que le gustan los trajes de baño negros.
Un jueves por la tarde de finales de mayo, mientras paseaba por los exhibidores de ropa de Bergdorf Goodman, Sturino llevaba puestos un muumuu de seda floreado y un suéter a rayas, y de su brazo colgaba un bolso Hermès verde brillante con colgantes de colores de golosinas. Tomó una pila de trajes de baño --estampados, coloridos, un bikini de tweed azul claro con botones en la cintura-- y pidió a una dependienta que estaba cerca que se los mostrara en la talla más grande que tuvieran en la tienda.
Al final, la dependienta regresó sin los modelos solicitados, y en su lugar le ofreció un escaso puñado de opciones de una pieza, rojos y con pliegues, y añadió, sin que se le preguntara, que también estaban disponibles en azul marino y negro. Eran demasiado pequeños, pero Sturino se probó uno de todos modos. Le quedaba, si es que quedar significa que técnicamente puedes ponerte encima del cuerpo una prenda.
Sturino no se inmutó y sacó el teléfono celular para tomarnos un selfi a las dos en el espejo vestidas con licra bermellón a juego.
Es una escena que se ha repetido decenas de veces, tanto en su vida privada como en los videos que difunde regularmente a sus más de 800.000 seguidores en Instagram: Sturino busca ropa de su talla en las principales tiendas, se prueba una opción demasiado pequeña y documenta el resultado.
También es una escena que se desarrolla en las primeras páginas de su primera novela, Sunny Side Up, que salió a la venta el martes. El libro cuenta la historia de una profesional de las relaciones públicas obsesionada con los perros que se convierte en influente de la positividad corporal y empresaria y crea una audiencia en sus redes sociales mediante publicaciones sinceras sobre su vida.
La biografía de la protagonista se parece mucho a la de Sturino: una profesional de las relaciones públicas obsesionada con los perros que se convierte en influente de la positividad corporal y empresaria y crea una audiencia en sus redes sociales mediante publicaciones sinceras sobre su vida.
Pero incluso en este momento que mira con buenos ojos la autoficción, Sturino ha insistido en repetidas ocasiones que la novela ligera no trata realmente de ella. En su lugar, dijo, es la historia que estuvo buscando, pero que no pudo encontrar cuando terminó su primer matrimonio en 2016.
"Regresé a viejos favoritos como Bridget Jones o Sexo en Nueva York, cuyos personajes son desordenados y me gusta que lo sean, pero tampoco aportan necesariamente el mensaje corporal que estoy buscando", dijo antes Sturino, de 44 años, esa misma tarde mientras comía una ensalada de camarones en un restaurante de lujo cerca de su apartamento en el barrio de Chelsea de Manhattan (que también es donde vive su protagonista).
Durante más de una década, Sturino ha hecho carrera con los "mensajes corporales".
En 2015, cuando inició su blog The 12ish Style, que ofrecía consejos y recomendaciones de compras para mujeres que se encontraban entre la ropa de tallas normales y la de tallas grandes, el movimiento de positividad corporal parecía en ascenso, liderado por una mezcla de medios de comunicación para mujeres, marcas corporativas y famosas sin pelos en la lengua. El movimiento consiguió algunas victorias: Ashley Graham apareció en la portada de la edición de trajes de baño de Sports Illustrated. American Eagle lanzó su campaña Aerie Real, que mostraba a modelos de diversas tallas sin retoques pavoneándose alegremente en ropa interior. Instagram se inundó de etiquetas como #EveryBodyIsBeautiful (#TodoCuerpoEsHermoso).
"Tuvimos 10 años de gran crecimiento", dijo Sturino.
Ahora, sin embargo, su novela llega en un momento cultural "extraño".
Los influentes de la positividad corporal han empezado a adelgazar de una manera no tan misteriosa, y a veces --pero no siempre-- hablan abiertamente del modo en que el Ozempic y otros fármacos GLP-1 les han ayudado a perder peso. Esos fármacos "dieron permiso a quienes no creían en ese movimiento" para abandonar los esfuerzos de inclusión, tal como lo ve Sturino.
Sturino dijo que actualmente toma un medicamento GLP-1, aunque dudó en hablar de ello.
"Lo que temo es que, al hablar de eso, haga que la gente sienta que también necesita tomar este medicamento, y eso es algo que no quiero hacer nunca", dijo Sturino, y añadió que algunos resultados de sus análisis habían mejorado desde que toma la medicación.
"Durante un par de años intenté cambiar mis propios resultados sanguíneos haciendo ejercicio y cambiando mi estilo de vida, pero no funcionó", dijo.
Le preocupaba que sus seguidores pudieran sentirse abandonados.
En otros lugares de internet, las comunidades que glorifican los trastornos alimentarios, como #SkinnyTok, han proliferado de una forma que parece casi retro, una reminiscencia de los días de la inspiración para la delgadez en plataformas anteriores como Tumblr. En las pasarelas de moda, las modelos más grandes están desapareciendo.
"Es duro cuando pones todo tu corazón, tu vida y tu trabajo y te expones solo para que, en cuestión de --seamos sinceros-- meses, te arrebaten todo", dijo Hunter McGrady, modelo de tallas grandes y amiga de Sturino. "Esto demuestra que vivimos en una sociedad en la que los cuerpos son tendencias".
Entrar en el negocio del cuerpo
En Instagram, Sturino tiene el tono de tu consejera de campamento favorita, un trabajo de verano que apreció cuando era adolescente. Es simpática de una manera que no admite tonterías. Las mujeres le envían mensajes privados regularmente para compartir sus historias personales, dijo Sturino. Irradia confianza, y a menudo publica videos en ropa interior, en los que realiza lo que ella llama pruebas de enrollamiento: se pone en cuclillas ante la cámara y comprueba si la banda de la cintura de las prendas se queda en su lugar.
Denuncia a las marcas que no tienen tallas más grandes mediante una campaña de etiquetas en línea que ella misma inició, llamada #MakeMySize (#FabriquenMiTalla), en la que publica contenido modelando ropa que no le queda bien, como una falda de Aritzia en la talla más grande que la tienda tenía en 2018 que no le llegaba más arriba de los muslos. Es una forma de avergonzar pública y delicadamente que se basa en que Sturino está dispuesta a exponer esos momentos sudorosos y estresantes en los probadores que la mayoría nunca elegiría revivir, y mucho menos difundir. (Desde entonces, Aritzia ha ampliado su oferta de tallas).
Es experta en la forma de hablar de una mujer milénial que creció en internet y que probablemente sería criticada por la Generación Z debido a que defiende los pantalones de mezclilla de pitillo y peinarse con la raya de lado de vez en cuando.
Su ascenso a "defensora de la aceptación corporal" mega-viral, como se lee en su biografía de Instagram, es también una historia milénial.
Tras graduarse en comunicación por la Universidad de Wisconsin-Madison (estado donde nació y creció), Sturino se trasladó a Nueva York, donde empezó a trabajar como relacionista pública de nivel inicial en Dolce & Gabbana.
Su jefe habló con ella en privado un día en la oficina y le informó a Sturino que su atuendo preferido, que incluía botas Uggs y sudadera de felpa de Juicy Couture, no era apropiado para la oficina.
"Estaba muy a la moda, pero en el lugar equivocado", dijo Sturino, y añadió que empezó a vestir de negro para integrarse mejor. Al final la despidieron. Tras unos cuantos trabajos más, decidió abrir su propio negocio.
"No quería que me gritaran y no quería que me hicieran sentir como una idiota por algo que no era de vida o muerte", dijo sobre la decisión de independizarse.
Creó su empresa, Tinder PR (sin relación con la aplicación de citas, aunque dijo que al final les vendió el dominio de su sitio web por 50.000 dólares) y se hizo famosa en internet como una "dogager" (una contracción de "gerente de perros" en inglés) con una cuenta de Instagram para su ya fallecido spaniel Cavalier King Charles, Toast.
Tuvo la idea de crear su blog, The 12ish Style, después de que apareciera en el sitio de moda Man Repeller. The 12ish tuvo su primera gran oportunidad poco después, cuando Glamour la llamó para hacer un reportaje sobre Sturino.
Todo esto se tradujo en su marca, Megababe, una línea de productos de cuidado personal más conocida por su barra antirrozaduras para los muslos y un polvo para el sudor debajo de los senos que Sturino fundó en 2017. La marca, que se vende en cadenas de tiendas como Target, Walmart y Ulta, sigue siendo autofinanciada y es "rentable", dijo Sturino.
Un anuncio animado de Megababe, que muestra un producto destinado a reducir los pelos encarnados, se reprodujo en el taxi de camino a Bergdorf.
Hay otro anuncio en el que Sturino grita a la cámara, dijo, y añadió en un susurro que a veces se pregunta si el taxista reconocerá su voz cuando suba al coche.
Sturino, una mujer polifacética que también tiene un pódcast (Boob Sweat), un libro de no ficción (Body Talk, un libro de trabajo ilustrado sobre el amor propio) y un boletín de Substack, dijo que se vio influida por empresarias multimillonarias como Sara Blakely, la fundadora de Spanx, y Jen Atkin, la peluquera de famosos que se convirtió en empresaria.
Hoy en día, una novela puede ser algo más que añadir a la cartera de negocios de un influente, más una marca de prestigio que una fuente importante de ingresos para una estrella del internet. Para las editoriales, que tienen una relación cada vez más simbiótica con #BookTok, el libro de un o una influente con cientos de miles de seguidores ha empezado a parecer una obviedad.
Leer la novela de Sturino no es muy distinto de echarse un clavado en su perfil de Instagram. Además de los evidentes paralelismos con su vida, el libro está salpicado de lugares reconocibles de Nueva York y nombres de marcas concretas. En un momento dado, la Sunny ficticia nombra para los lectores un código de descuento para ir de compras con el estilo familiar de los influentes.
"Creo que meter algo en una novela, pero que esa novela también meta algo a la marca, es algo muy holístico", dijo Jennifer Weiner, autora de Good in Bed, quien también escribió un elogio para el libro de Sturino. (Llama a Sunny, la protagonista, una "Bridget Jones moderna sin el tóxico autodesprecio").
Sturino dijo que trabajó con un escritor fantasma. "No tengo la trayectoria tradicional que han tenido muchas personas que escriben libros y necesitaba ayuda", dijo, añadiendo que no sentía "vergüenza ni pena por tener un colaborador".
"Creo que hay un gran muro en torno a la literatura y a quien puede ser escritor", dijo Sturino, y añadió: "Hay mucha pretensión".
'Libre de la cultura de las dietas'
Durante dos años, Sturino estuvo casada con el influente Josh Ostrovsky, más conocido en internet como Fat Jewish (el judío gordo).
"Quería a alguien que quisiera estar conmigo y que me quisiera", dijo Sturino sobre volver a salir con alguien tras su divorcio de 2016. "Es decir, una vara muy baja".
Tras el divorcio, Sturino dijo que engordó y descubrió que si comprar tallas 12 y 14 había sido un reto, comprar tallas más grandes era casi imposible. Pero pocos años después de empezar The 12ish Style, descubrió que cada vez más marcas se habían vuelto inclusivas con las tallas, hasta cierto punto.
"Cuando yo necesitaba una talla 16, no había tallas 16. Desde entonces puedes encontrar una talla extra, extra grande o 16 en muchas colecciones que en ese momento no estaban disponibles", dijo Sturino. "Eso me lo tomo como una victoria, es una pequeña victoria".
"Todavía hay muchos lugares donde conseguir buena ropa de tallas grandes, pero algunos de los sitios novedosos en los que decías: 'Vaya, están ampliando las tallas, qué emocionante', ya no existen", dijo.
Conoció a su actual marido, John, en Bumble en 2017. En su primera cita, él llevaba puestas mallas que parecían de mezclilla.
Él cambió su apellido por el de ella. Michael R. Bloomberg, exalcalde de Nueva York y amigo de la familia de Sturino, ofició su boda dos años después.
Además de un apartamento en Chelsea, la pareja divide su tiempo entre sus casas de Palm Beach, Florida, y Wiscasset, Maine.
Sturino describe su relación y su vida doméstica con calidez, pero en su trabajo, navega por el mundo con una "piel gruesa". Es una defensa contra quienes ven su cuerpo como ingobernable y ofensivo, así como contra quienes la han observado cínicamente en busca de cualquier señal de que intenta perder kilos.
Ahora que habla abiertamente sobre el uso de medicamentos, Sturino dijo que no recuerda de forma negativa su cuerpo cuando era más grande.
"He aprendido a abordar mis nuevas y antiguas tallas con ojos frescos y una mente libre de la cultura de las dietas", escribió Sturino en un mensaje de texto. "Esto me ha costado trabajo. No celebro que el número baje en la báscula, no me alegro de cambiar de talla y no miro mi cuerpo más pesado con desdén".
"No estamos aquí para vigilar los cuerpos de los demás", dijo, en un momento dado, sobre su trabajo en general. "Ese es mi punto".
Aún así, existe una cierta disonancia cognitiva entre la ética de Sturino --"el peso no es noticia", recuerda regularmente a sus seguidores-- y una marca personal que utiliza tu cuerpo como material de mercadotecnia, ya sea para un producto para las irritaciones entre los muslos o para una novela.
En marzo de 2024, Sturino criticó un especial de la ABC presentado por Oprah Winfrey titulado "Vergüenza, culpa y la revolución de la pérdida de peso", en el que Winfrey hablaba con Sima Sistani, entonces directora ejecutiva de Weight Watchers. En internet, Sturino dijo que ojalá Sistani se hubiera disculpado por la contribución de la empresa a la cultura de las dietas.
Sistani sí acabó disculpándose y agradeció a Sturino el impulso.
Ese mismo año, Sturino tuvo su propia entrevista con Winfrey en un especial distinto, patrocinado por Weight Watchers. Winfrey le preguntó por qué Sturino, cuyos seguidores criticaban en cierto modo su decisión de participar, accedió a ser entrevistada.
"Si no tenemos esta conversación, si no insertamos nuestra voz en esta conversación, alguien más lo hará: otra persona volverá a tomar esas decisiones por nosotros", dijo Sturino. Sturino también presentaría un pódcast para la empresa de adelgazamiento.
Y este verano, también está introduciendo su voz en la conversación en forma de ficción.
El libro en sí es más ligero en cuanto a la complejidad de la neutralidad corporal --el término preferido de Sturino-- en 2025, y se centra más en el amor. Y en la ropa de playa.
Alerta de espóiler: al final, Sunny, el personaje que le da título al libro, encuentra el amor, tanto romántico como propio. También crea una línea de trajes de baño de tallaje inclusivo.
Quizá ya sepas adónde va esto.
Unas semanas antes del lanzamiento de Sunny Side Up, Sturino anunció que ella también estaba creando una línea de trajes de baño de tallaje inclusivo, una colección que evita las piezas sobrias y en su lugar ofrece bikinis de rayas brillantes y estampados como corazones y tomates.
Para quienes quieran un traje de baño de una pieza, Sturino diseñó uno en hilo metálico verde lima.
Madison Malone Kircher es una reportera del Times que cubre la cultura de internet.
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