La boda Bezos-Sánchez está llena de secretos que todos conocen

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Mientras los famosos se reúnen en Venecia para celebrar las nupcias del multimillonario dueño de Amazon, muchos de los detalles de la boda permanecen ocultos incluso al comenzar el gran fin de semana.

Cuando el personal construyó una carpa a rayas que cubría el muelle de taxis acuáticos del Hotel Aman de Venecia y ocultaba en gran medida a los invitados que llegaban para la boda de Jeff Bezos, fue un insulto más para los muchos fotógrafos sudorosos que habían estado intentando cubrir un acontecimiento que se ha protegido con un obstinado velo de secretismo.

"¿Ha llegado ya Bezos?", gritó una reportera el miércoles mientras se deslizaba en un taxi acuático llamado Confusión.

Nadie lo sabía.

Desde que su relación se hizo pública hace seis años, Sánchez y Bezos parecen disfrutar del protagonismo. Su romance se exhibió en Wimbledon, en la segunda toma de posesión del presidente Donald Trump, en innumerables cenas y galas y en las brillantes páginas de las revistas del corazón.

Y el jueves, una lista de famosos empezó a llegar a la ciudad al iniciarse la primera de las festividades del fin de semana, con invitados como Tom Brady, Leonardo DiCaprio, Orlando Bloom, Oprah Winfrey, Usher Raymond y una dotación de Kardashians que subieron cautelosamente a lanchas motoras, cuidadosas de sus galas. La novia lució un vestido bordado sin hombros de Schiaparelli en el evento del jueves por la noche en el complejo Madonna dell'Orto, en el interior del cual hay una iglesia de la época renacentista.

Sin embargo, muchos de los detalles de la boda, en una de las ciudades más fotografiadas del mundo, se ocultaban incluso al comenzar el gran fin de semana.

Incluso no estaba claro si la pareja se casaría técnicamente en Venecia, o si simplemente celebrarían su boda en la ciudad. Hasta hace pocos días, las fechas no eran seguras. E incluso en los lugares más discutidos, los empleados dijeron que no les habían dicho para qué evento se preparaban.

[Video a continuación: ​​Las celebraciones comenzaron para Jeff Bezos y su futura esposa, Lauren Sánchez, cuando unos 200 invitados de renombre llegaron a la ciudad, provocando emoción y resentimiento.]

Como muchas otras parejas de famosos, Bezos y Sánchez han navegado por el delicado equilibrio entre disfrutar la atención y mantener su privacidad.

Cortar las comunicaciones antes de la boda, dijeron los expertos, fue crucial para garantizar que solo saliera a la luz una versión curada de los acontecimientos. Pero la necesidad de discreción de la pareja también parecía tener su origen en las amenazas de los manifestantes de interrumpir los festejos, lo que pareció haberlos obligado a trasladar una fiesta cuando se filtró la ubicación.

Los representantes del multimillonario han guardado silencio sobre cualquier detalle en las semanas previas al evento, aunque ha surgido un flujo constante de chismes, incluidas declaraciones autorizadas de los organizadores de la boda y fotos de largo alcance de una fiesta de espuma a bordo de su yate de 500 millones de dólares.

Incluso la elección de Venecia, una ciudad fastuosa y exagerada, pero también abarrotada, que la pareja califica de "lugar mágico" para ellos, es tanto un guiño a la exclusividad como a la publicidad.

Sin embargo, algunas partes de la narrativa han sido incontrolables.

Cuando Kim Kardashian llegó al aeropuerto de Venecia con un delgado top bandeau y su hermana Khloe con un mono ajustado de estampado de leopardo, su presencia se hizo notar, y fue fotografiada. Bloom, el actor, fue visto mientras socializaba con Kim Kardashian en la terraza del hotel Gritti, cerrado al público para el evento. El diseñador de moda Domenico Dolce, de Dolce & Gabbana, también fue visto en el Gritti.

Bezos y Sánchez, ambos con gafas de sol, hicieron su primera aparición el miércoles, cuando saludaron a los periodistas desde el interior de su reluciente lancha motora de madera antes de desaparecer en el interior del hotel Aman.

Volvieron a salir por la noche para dirigirse a cenar a la casa decorada con arañas y tumbonas de la diseñadora de moda y socialité Diane von Furstenberg, esposa de Barry Diller, el magnate del entretenimiento, quien también llegó a principios de semana. Esa cena incluyó al menos a algunos de los hijos de Bezos y Sánchez; tienen siete en total, de matrimonios y relaciones anteriores.

Al contactarla por teléfono, Von Furstenberg dijo que ella y Diller conocían a Bezos desde hacía casi tres décadas, y quitó importancia al "gran alboroto" en torno a las nupcias, al señalar que Venecia "es un lugar donde la gente se casa".

"Aquí se celebran muchas bodas", dijo. "No sé por qué todo el mundo le da tanta importancia a esto".

Parte de ese entusiasmo se debe sin duda a la lista de invitados. La reina Rania de Jordania fue vista, al igual que Brady, poseedor de siete anillos de la Super Bowl. DiCaprio, soltero desde hace mucho tiempo, llegó con su novia Vittoria Ceretti, una modelo italiana. Y Oprah estaba presente, junto con Gayle King, la presentadora de televisión que también formó parte del breve vuelo en cohete de Sánchez, tripulado exclusivamente por mujeres, a principios de este año.

Bajo la atenta mirada de los paparazis, empezaron a llegar otros invitados de Hollywood, como Ari Emanuel, el superagente, y su esposa, Sarah Staudinger, una destacada diseñadora de moda. También asistieron Michael Kives, exagente conocido como un "superconector", y su esposa, Lydia Kives, abogada que asistió a la despedida de soltera de Sánchez en París en mayo. Otra de las asistentes a la despedida de Sánchez, Veronica Smiley Grazer, es una ejecutiva de mercadotecnia que también abordó el barco desde el aeropuerto de la ciudad hasta el centro con su marido, el productor cinematográfico Brian Grazer.

Aunque no se confirmaron los lugares, los preparativos parecían estar en marcha en varios sitios, y son tres los principales que probablemente acogerán los eventos del jueves al sábado: la Madonna dell'Orto; la isla de San Giorgio Maggiore, frente al Palacio Ducal, y el Arsenal de Venecia, un complejo de antiguos astilleros.

Los organizadores de bodas de famosos dijeron que solían distribuir de manera abundante acuerdos de confidencialidad entre el personal y los proveedores. Josh Spiegel, fundador de Birch, una empresa estadounidense que produce eventos para famosos, añadió que el secretismo en torno a la boda no significaba que la información no saldría eventualmente a la luz, sino que lo haría cuándo y cómo decidiera el matrimonio Sánchez-Bezos.

La falta de información y los intentos de sorprender imitaban los esfuerzos por controlar el mensaje que se habían empleado en las bodas de otros famosos como Beyoncé y Jay-Z, Ryan Reynolds y Blake Lively, y Scarlett Johansson y Colin Jost. Más recientemente, los detalles de la boda de Tiffany Trump se mantuvieron en secreto hasta el día del evento.

"Lo que ves cada día de estas personas es en realidad la historia que quieren que conozcas", dijo Spiegel.

Por ahora, es muy poco. Algunos fotógrafos esperaron horas, que pasaron intentando ponerse crema solar entre las correas de sus Birkenstocks. Los agentes de policía los regañaron por comer bocadillos grasientos en los muelles, una opción obligatoria para no quitar la mirada del Aman, pero que violaba la estricta normativa antipicnic de Venecia. Un fotógrafo sensacionalista utilizó un kayak para remar hasta un posible local de fiesta.

No ayudó que muchos de los superyates que llegaron fueran alquilados, o que su propiedad no estuviera clara, aunque una persona con conocimiento de los operadores de yates de Venecia, que habló bajo condición de anonimato, dijo que siete embarcaciones relacionadas con la boda de Bezos habían reservado un lugar de atraque.

Uno de ellos era el Kismet, propiedad del multimillonario Shahid Khan y equipado con pista de baile, estudio de yoga, cine y una zona para sentarse bajo el agua. Were Dreams, un yate construido originalmente para un oligarca ruso sancionado, también estaba atracado en la laguna, aunque se desconoce a quién pertenece actualmente.

Semejante secretismo y la escasez de información fidedigna hicieron que las revistas de chismes publicaran cualquier detalle del evento que cayera en sus manos. A saber: un fotógrafo del Daily Mail captó a un empleado de la boda con una lista de empleados, y quizá algunos invitados menos conocidos, al llegar al aeropuerto de Venecia. La revista New York especuló sobre si Bloom estaría solo --en medio de los rumores de ruptura con su esposa, Katy Perry, amiga y otra compañera de cohete de Sánchez-- y si "se lanzaría a bailar a lo grande".

También estaba la nota para los invitados de la boda, publicada por Good Morning America, en la que aparecían góndolas, pájaros, mariposas, estrellas fugaces y una libélula y donde se pedía a los invitados que no trajeran regalos. En su lugar, decía, la pareja haría donativos "en su nombre" para grupos de investigación y conservación de Venecia. (Como muchos de los elementos de la boda, incluidos los informes sobre una pijamada, dicha nota fue diseccionada, a veces de manera desfavorable, en internet).

El secretismo también implicó que los periodistas, quemados por el sol, se mostraran escépticos ante la preocupación por un subterfugio nupcial. Incluso mientras los porteros transportaban sillones antiguos y sillas de jardín al interior del claustro de Santa Maria dell'Orto el jueves por la tarde, los sospechosos equipos de televisión del exterior fumaban cigarros y no se lo creían.

"Puede que nos estén tomando el pelo", dijo uno de ellos.

Emma Bubola es periodista del Times en Roma.

Jesse McKinley es un reportero del Times que cubre política, cultura pop, estilos de vida y la intersección de las tres cosas.