
El ayatolá Alí Jamenei incluso llegó a elegir posibles sustitutos en caso de que más comandantes militares murieran y los enfrentamientos continuaran.
El líder supremo de Irán, con temor a ser asesinado, hablaba con sus comandantes en gran medida a través de un ayudante de confianza y suspendió las comunicaciones electrónicas para hacer más difícil su localización, afirmaron tres funcionarios iraníes familiarizados con sus planes de emergencia en tiempos de guerra.
Oculto en un búnker, el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, eligió una serie de sustitutos en su cadena de mando militar por si llegaban a morir más de sus importantes oficiales de alto rango.
Incluso el ayatolá Jamenei, en una estrategia notable, nombró a tres clérigos de alto rango como candidatos a sucederlo en caso de que él también falleciera, según los funcionarios, lo que quizá sea el ejemplo más revelador del momento precario al que se enfrentan él y su gobierno que se ha prolongado por tres décadas.
El ayatolá Jamenei ha tomado una serie de medidas extraordinarias para preservar la República Islámica de Irán desde que Israel lanzó una serie de ataques sorpresa el viernes pasado.
Aunque solo llevan una semana, los ataques israelíes son el mayor asalto militar contra Irán desde su guerra con Irak en la década de 1980, y el efecto en la capital del país, Teherán, ha sido especialmente duro. En solo unos días, los ataques israelíes resultaron más intensos y causaron más daños en Teherán que los que causó Sadam Husein en la totalidad de su guerra de ocho años contra Irán.
Irán parece haber superado su conmoción inicial, reorganizándose lo suficiente como para lanzar sus propios contraataques contra Israel, en los que llegó a alcanzar a un hospital, la refinería de petróleo de Haifa, edificios religiosos y viviendas.
Pero entonces Estados Unidos también había entrado en la guerra. El presidente Trump anunció el sábado por la noche que el ejército estadounidense había bombardeado tres instalaciones nucleares iraníes, incluida su planta de enriquecimiento de uranio subterránea de Fordow, lo que hizo que el conflicto se hiciera considerablemente más grande.
"Nuestro objetivo era destruir la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán y poner fin a la amenaza nuclear que representa el principal Estado patrocinador del terrorismo del mundo", dijo Trump en un discurso a la nación desde la Casa Blanca el sábado.
Saber qué pasa en la estrechamente vigilada cúpula iraní puede ser difícil, pero a finales de esta semana su cadena de mando parecía seguir funcionando, a pesar de haber sido duramente golpeada, y no había signos evidentes de disidencia en las filas políticas, según los funcionarios y los diplomáticos en Irán.
El ayatolá Jamenei, de 86 años, es consciente de que tanto Israel como Estados Unidos podrían intentar asesinarlo, un final que él consideraría un martirio, dijeron los funcionarios. Ante esta posibilidad, el ayatolá ha tomado la inusual decisión de ordenar a la Asamblea de Expertos de su país, el órgano clerical responsable de nombrar al líder supremo, que elija rápidamente a su sucesor entre los tres nombres que ha proporcionado.
Normalmente, el proceso de nombramiento de un nuevo líder supremo puede llevar meses, en los que los clérigos eligen y seleccionan de sus propias listas de nombres. Pero ahora que la nación está en guerra, dijeron los funcionarios, el ayatolá quiere garantizar una transición rápida y ordenada y preservar su legado.
"La máxima prioridad es la preservación del Estado", dijo Vali Nasr, experto en Irán y profesor de relaciones internacionales en la Universidad Johns Hopkins. "Todo es calculador y pragmático".
La sucesión ha sido durante mucho tiempo un tema sumamente delicado y espinoso, del que rara vez se habla públicamente, más allá de especulaciones y rumores en círculos políticos y religiosos. El líder supremo tiene enormes poderes: es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Irán, así como el jefe del poder judicial, del legislativo y del ejecutivo. También es un Wilayat Faqih, es decir, el más alto guardián de la fe chií.
El hijo del ayatolá Jamenei, Mojtaba, también clérigo y cercano al Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, de quien se rumoraba que era uno de los favoritos, no figura entre los candidatos, dijeron los funcionarios. El expresidente conservador de Irán, Ibrahim Raisi, también había sido considerado favorito antes de morir en un accidente de helicóptero en 2024.
Desde que comenzó la guerra, el ayatolá Jamenei ha transmitido al público dos mensajes grabados en video, con unas cortinas marrones como telón de fondo y junto a la bandera iraní. "El pueblo de Irán se opondrá a una guerra forzada", dijo, jurando no rendirse.
En tiempos normales, el ayatolá Jamenei vive y trabaja en un complejo de alta seguridad en el centro de Teherán llamado "beit rahbari " --o casa del líder-- y rara vez sale de allí, salvo en ocasiones especiales como cuando pronuncia un sermón. Los altos funcionarios y los mandos militares acuden a él para celebrar reuniones semanales, y los discursos públicos se organizan desde el recinto.
Su retirada a un búnker muestra la dureza con que Teherán ha sido golpeada en una guerra con Israel que, según los funcionarios iraníes, se desarrollaba en dos frentes.
Uno desde el aire, con ataques aéreos israelíes contra bases militares, instalaciones nucleares, infraestructuras energéticas críticas, comandantes y científicos nucleares en sus edificios de apartamentos en barrios residenciales densamente poblados. Algunos de los principales comandantes de Irán fueron eliminados sumariamente.
También han muerto cientos de personas y otras miles han resultado heridas, con civiles asesinados en todo Irán, según afirman grupos de derechos humanos de dentro y fuera del país.
Pero los funcionarios iraníes afirman que también están luchando en un segundo frente, con agentes y colaboradores israelíes encubiertos dispersos sobre el terreno por el vasto terreno de Irán, que lanzan drones contra estructuras energéticas y militares críticas. El temor a la infiltración israelí entre los altos rangos del aparato de seguridad e inteligencia de Irán ha puesto nerviosa a la estructura de poder iraní, incluso al ayatolá Jamenei, dicen los funcionarios.
"Está claro que se produjo una violación masiva de la seguridad y la inteligencia; no se puede negar", dijo Mahdi Mohammadi, asesor principal del presidente del Parlamento iraní, el general Mohammad Ghalibaf, en una grabación de audio en la que analizaba la guerra. "Todos nuestros altos mandos fueron asesinados en el plazo de una hora".
El "mayor fracaso de Irán fue no descubrir" los meses de planificación que habían llevado a cabo los operativos israelíes para introducir en el país misiles y piezas de drones para preparar el ataque, añadió.
Los dirigentes del país habían estado preocupados por tres cuestiones centrales, según los funcionarios: un intento de asesinato contra el ayatolá Jamenei, la entrada de Estados Unidos en la guerra y ataques más debilitantes contra las infraestructuras críticas de Irán, como centrales eléctricas, refinerías de petróleo y gas y presas.
El temor a los asesinatos y a la infiltración en las filas iraníes también estaba lo suficientemente extendida como para que el Ministerio de Inteligencia haya anunciado una serie de protocolos de seguridad, indicando a los funcionarios que dejen de utilizar teléfonos móviles o cualquier dispositivo electrónico para comunicarse. Ha ordenado a todos los altos cargos del gobierno y a los mandos militares que permanezcan bajo tierra, según dos funcionarios iraníes.
Casi todos los días, el Ministerio de Inteligencia o las Fuerzas Armadas emiten directivas para que el público informe sobre personas y movimientos de vehículos sospechosos, y para que se abstenga de hacer fotografías y videos de atentados contra lugares sensibles.
El país también ha sufrido un apagón de comunicaciones con el mundo exterior. Internet ha estado prácticamente cerrado y se han bloqueado las llamadas internacionales entrantes. El Ministerio de Telecomunicaciones dijo en un comunicado que estas medidas eran para encontrar operativos enemigos sobre el terreno e inutilizar su capacidad de lanzar atentados.
"El aparato de seguridad ha llegado a la conclusión de que, en este momento crítico, se está abusando de internet para perjudicar la vida y el sustento de los civiles", dijo Ali Ahmadinia, director de comunicaciones del presidente Masoud Pezeshkian. "Estamos salvaguardando la seguridad de nuestro país cerrando internet".
El viernes, el Consejo Supremo de Seguridad Nacional dio un paso más y anunció que toda persona que trabajara con el enemigo debía entregarse a las autoridades antes del final de la jornada del domingo, entregar su equipo militar y "volver a los brazos del pueblo". Advirtió de que quien fuera descubierto al colaborar con el enemigo después del domingo se enfrentaría a una ejecución.
Teherán se ha vaciado en gran medida tras las órdenes de Israel de evacuar varios distritos muy poblados. Los videos de la ciudad mostraban autopistas y calles desoladas que suelen estar atestadas de autos. En las entrevistas, los habitantes de Teherán que permanecieron en la ciudad dijeron que las fuerzas de seguridad habían establecido puestos de control en todas las autopistas, en las carreteras más pequeñas y en los puntos de entrada y salida de la ciudad para llevar a cabo registros específicos.
Mohammad Ali Abtahi, político reformista y exvicepresidente, dijo en una entrevista telefónica desde Teherán que Israel había calculado mal la reacción de los iraníes a la guerra. Abtahi dijo que las profundas facciones políticas que suelen estar en marcado desacuerdo entre sí se habían unido en torno al líder supremo y habían centrado al país en defenderse de una amenaza exterior.
La guerra ha "suavizado las divisiones que teníamos, tanto entre nosotros como con el público en general", dijo Abtahi.
Los ataques de Israel han desencadenado un resurgimiento del nacionalismo entre muchos iraníes, dentro y fuera del país, incluidos muchos críticos con el gobierno. Ese sentimiento de causa común ha surgido en un torrente de publicaciones en las redes sociales y declaraciones de destacados activistas políticos y de derechos humanos, médicos, atletas nacionales, artistas y famosos. "Como la familia, puede que no siempre estemos de acuerdo, pero el territorio de Irán es nuestra línea roja", escribió en las redes sociales Saeid Ezzatollahi, jugador del equipo nacional de fútbol de Irán, el Team Melli.
Hoteles, pensiones y salones de bodas han abierto sus puertas gratuitamente para acoger a las personas desplazadas que huyen de Teherán, según los medios de comunicación iraníes y videos difundidos en las redes sociales. Los psicólogos ofrecen sesiones gratuitas de terapia virtual en sus páginas de las redes sociales. Los supermercados hacen descuentos y, en las panaderías, los clientes limitan su propia compra de pan fresco a una hogaza para que todos los que hacen fila puedan tener pan, según videos compartidos en las redes sociales. Los voluntarios ofrecen servicios, como hacer recados o hacer revisiones médicas a las personas mayores y discapacitadas.
"Estamos viendo una hermosa unidad entre nuestro pueblo", dijo Reza, empresario de 42 años, en una entrevista telefónica cerca del mar Caspio, donde se refugia con su familia. Pidió utilizar solo un nombre para evitar el escrutinio del gobierno y añadió: "Es difícil explicar el estado de ánimo. Tenemos miedo, pero también nos damos solidaridad, amor y amabilidad. Estamos juntos en esto. Esto es un ataque a nuestro país, a Irán".
Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz y la activista de derechos humanos más destacada del país, ha pasado décadas entrando y saliendo de la cárcel, impulsando el cambio democrático en Irán. Pero incluso ella advirtió contra los ataques a su país,diciendo a la BBC la semana pasada que "la democracia no puede llegar mediante la violencia y la guerra".
Farnaz Fassihi es la jefa del buró del Times para las Naciones Unidas y dirige la cobertura sobre la organización. También cubre temas iraníes y ha escrito sobre el conflicto en Medio Oriente desde hace 15 años.
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