Las segundas bodas son mejores

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Weddings and Engagements High Net Worth Individuals Parties (Social) Divorce, Separations and Annulments Bezos, Jeffrey P Sanchez, Lauren (1969- )

A medida que se acercan las nupcias entre Jeff Bezos y Lauren Sánchez, echamos un vistazo a cómo las segundas bodas pasaron de discretas a fastuosas.

Eran una de las parejas más famosas del mundo, su futuro quedó sellado cuando él renunció a su trono por ella y ella renunció a su marido por él. Pero el audaz romance entre el rey Eduardo VIII de Inglaterra y la socialite estadounidense Wallis Simpson suscitó tanta desaprobación que su eventual ceremonia de matrimonio, ante un puñado de invitados en Francia en 1937, se pareció más a la presentación de un delincuente ante los medios que a una boda.

"Fue un servicio chiquito y triste", escribió en su diario lady Alexandra Metcalfe, una invitada a la boda conocida como "Baba Blackshirt" por sus aparentes simpatías nazis. "No podía ser sino lamentable y trágico ver a un Rey de Inglaterra de hacía solo seis meses, un Rey idolatrado, casado en estas circunstancias".

Parece pintoresco recordar los días en que las segundas nupcias eran típicamente asuntos tranquilos y modestos, sobre todo después de un poco de adulterio. Tal vez existiera la sensación de que a todo el mundo se le permitía solo una boda pública de tipo espectáculo en la vida. Quizá se consideraba indecoroso declarar "hasta que la muerte nos separe" otra vez, cuando estaba claro que la muerte no te había separado la primera vez que lo dijiste.

Por eso los antiguos monarcas huían a Francia y los plebeyos organizaban celebraciones pequeñas y de buen gusto, quizá en el Ayuntamiento, y las novias vestían atuendos como "un traje gris y un sombrero pastillero", como lo describió en una entrevista el planificador de eventos de alto nivel Bryan Rafanelli.

En contraste, consideremos la versión 2025 de una boda real: el próximo enlace en Venecia entre Jeff Bezos, el multimillonario rey de Amazon, y la ex presentadora de televisión y piloto de helicóptero Lauren Sánchez. Al entrar en la conciencia pública cuando sus mensajes de texto picantes se filtraron a la prensa sensacionalista durante sus anteriores matrimonios, su relación --alentada y aislada por la fortuna de Bezos, calculada en 228.000 millones de dólares-- siempre ha dado la impresión de una vuelta olímpica prolongada con muestras públicas de afecto.

Según qué publicación leas, la boda costará 15 o 20 millones de dólares. O tal vez se reduzca a menos de 10 millones de dólares debido a la supuesta decisión de la pareja de ser "menos 'María Antonieta'" después del vuelo espacial de Blue Origin de esta primavera en el que participaron Sánchez y algunas de sus famosas amigas. La misión de 11 minutos sufrió un pequeño problema de relaciones públicas cuando las mujeres se pusieron trajes espaciales sensuales, hablaron de sus rutinas de maquillaje extraterrestre y, en el caso de Katy Perry, declararon su intención de "poner el ass en 'astronauta'", refiriéndose a la palabra usada para el trasero en inglés.

Sea cual sea el precio final, el evento contará sin duda con la asistencia de un montón de gente famosa, a juzgar por las listas de invitadas a la despedida de soltera de Sánchez, repleta de estrellas y fotografiada por profesionales, y de las dos fiestas de compromiso de la pareja, igualmente tachonadas de estrellas: figuras como Bill Gates, Oprah Winfrey, Salma Hayek Pinault, Robert Pattinson e, inevitablemente, Kim Kardashian.

No son la primera pareja que hace alarde de su regreso al altar tras un divorcio (ni siquiera la primera este verano: la segunda boda de Huma Abedin, con Alex Soros, fue un gran acontecimiento lleno de estrellas). Elizabeth Taylor se casó ocho veces, dos de ellas con el mismo novio (Richard Burton), y lució una serie de elaborados trajes que violaban el tradicional código de vestimenta de sayal y ceniza para segundas nupcias. Para su boda con el futuro rey Carlos, que tuvo lugar tras la ruptura de los matrimonios de ambos cuando engañaron a sus parejas, Camilla Parker-Bowles lució dos llamativos vestidos, uno en color crema y otro en azul claro, y un par de sombreros imposibles de describir como discretos.

Los organizadores de bodas afirman que ya no es inusual organizar una segunda boda a lo grande --con varios cambios de ropa, cocineros famosos, gestores de redes sociales, videógrafos, etcétera--, sobre todo cuando al menos uno de los miembros de la pareja ha alcanzado un nivel de ingresos más alto y está deseoso de ostentarlo.

"En la primera boda, no sabes cómo se hace una boda", dijo David Tutera, organizador de bodas de famosos y presentador de televisión. "Las segundas bodas son más divertidas, más fabulosas, más exageradas".

"El novio que se casa por segunda vez tiene mucho más dinero que el que se casa por primera vez, y la novia que se casa por segunda vez es el doble de lista", dijo Colin Cowie, organizador de eventos afincado en Nueva York, quien orquestó la boda espectacular (y condenada al fracaso) de Jennifer Lopez con Ben Affleck. "La segunda esposa nunca quiere lo mismo que la primera".

Marcy Blum, una organizadora de bodas veterana afincada en Nueva York y conocida por sus clientes famosos, dijo que muchas segundas novias utilizaban sus nuevas bodas para arreglar lo que les había disgustado de las anteriores, a menudo porque sus madres tomaron todas las decisiones la primera vez. Por ejemplo, dijo: "Mucha gente dice: 'La comida de mi primera boda era espantosa'".

"Las segundas bodas suelen ser más alegres que la primera", dijo Blum, quien sabe de lo que habla: hace poco se casó por segunda vez, con un hombre 20 años más joven que ella. "Ahora la gente habla mucho de encontrar al amor de su vida", dijo. "Están marcando la pauta para el resto de vuestras vidas juntos. ¿Qué quieres que sea diferente? ¿Qué entiendes ahora que no entendiste la primera vez?".

A título personal: ¡Permíteme que te recomiende una segunda boda! Me volví a casar en 2021, tras un divorcio (felizmente amistoso) de mi primer marido. Llevé un ostentoso vestido vintage de satén rojo, a pesar de haber pasado los 50 años, e intenté no alborotarme cuando los invitados no se comieron gran parte de la tarta nupcial, que tenía un aspecto precioso pero, contrario a lo esperado, sabía fatal. El paso del tiempo te hace darte cuenta de que solo una cosa importa en una boda: cuando acaba, te vas con la persona que más quieres. (La idea es que sea tu nuevo cónyuge).

Por supuesto, las segundas bodas llevan incorporados algunos peligros: pasados turbios, acuerdos prenupciales de última hora, unos ex vengativos, alguna que otra disparidad de edad a la Belichick. "A veces, el padre se casa por tercera vez y la nueva novia es más joven que su hija menor", dijo Cowie.

¿Qué es lo peor que puede ocurrir en una segunda boda? Es difícil superar la vez que Tutera se enteró, la víspera de una elaborada boda que había planeado, de que el novio aún no se había divorciado de su primera esposa.

Se desató el caos mientras los principales implicados sufrían para averiguar cómo salvar una situación en la que 200 invitados creían que iban a asistir a una ceremonia formal de matrimonio entre dos solteros en el Gotham Hall, un lujoso local de Manhattan. El padre de la novia insistió en que la ceremonia, o al menos un simulacro de ella, siguiera adelante. Tutera acabó contratando a un actor mayor y de aspecto distinguido para que celebrara una boda (falsa).

Describió otra "boda por todo lo alto" --la tercera del novio, la segunda de la novia-- en la que la imprevisible novia cincuentona se enfadó en el último momento al empezar a temer que, una vez más, estaba a punto de casarse con la persona equivocada.

"Se volvió hacia mí y me dijo: "¡Se acabó! Hasta aquí llegué con esta boda'", recordó Tutera. Enfadada por la llegada de algunos invitados que no le caían bien, continuó, la novia rompió las tarjetas de asignación de lugares, gritando: "Que esta gente busque sus malditos asientos".

Quizá fue el sonido del músico contratado, Billy Joel, que tocaba el piano, o quizá fueron las bebidas que le dio Tutera, pero al final se calmó y la boda siguió adelante.

"Las segundas novias pueden ser mucho más groseras que las primeras", dijo.

Si Oscar Wilde tenía razón cuando (supuestamente) dijo que "el segundo matrimonio es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia", para Bezos y Sánchez también es el triunfo de ser multimillonario: una celebración no solo del amor, sino también de todas las formas de celebrar el amor con dinero. ¿Quién necesita vestirse con un traje gris discreto cuando tu prometido ha expresado públicamente su adoración regalándote un enorme anillo de compromiso de diamantes, instalando una escultura pechugona que se parece a ti en su yate de 500 millones de dólares y enviándote de viaje de chicas al espacio?

¿Qué pensaría entonces Wilde, con su mente aforística, de las veteranas de múltiples matrimonios? Jennifer Lopez, por ejemplo, ha estado comprometida al menos en seis ocasiones y se ha casado (y divorciado) cuatro.

"Soy una especie de experta", dijo una vez. "No tanto en matrimonios como en bodas".

Su boda más reciente fue en 2022 con Affleck, un exnovio con el que había estado prometida 20 años atrás, antes de que rompieran y se casaran y luego se divorciaran de otras personas. (No pierdas el hilo).

Lo celebraron con una gran fiesta y muchas fotografías 'instagrameables' en la casa de Affleck en Georgia. Ella llevaba un vestido blanco de Ralph Lauren que incluía volantes hechos con unos 1000 pañuelos cortados y más de 450 metros de tela. En adelante, dijo, preferiría que la llamaran legalmente como "señora Affleck".

Por desgracia, se separaron dos años después.

"Si voy a ser benevolente, creo que realmente la motiva el optimismo por encima de la realidad", dijo Blum, quien trabajó con Lopez cuando estaba prometida (pero no casada) con la estrella del béisbol Alex Rodríguez.

"Ella, por la razón que sea, es una auténtica romántica".

Sarah Lyall es redactora del Times, donde escribe noticias, artículos y análisis para una variedad de secciones.