Los pacientes de lupus encuentran esperanza en una innovadora terapia para el cáncer

Reportajes Especiales - News

Guardar

Lupus Erythematosus Autoimmune Diseases Immunotherapy Immune System Kidneys Cancer Clinical Trials Massachusetts General Hospital

La enfermedad puede ser debilitante y a veces mortal para los 3 millones de personas que la padecen. Un tratamiento llamado CAR-T parece detenerla en seco.

La médica de Jennifer repasó una larga lista de síntomas de pies a cabeza mientras la examinaba en una clínica de Boston el mes pasado. ¿Tenía niebla mental? ¿Dolores de cabeza? ¿Y pérdida de cabello, erupciones cutáneas o dolor articular?

A Le, de 36 años, le diagnosticaron lupus en 2016, justo después de casarse. Se sometió a todos los tratamientos habituales, con la esperanza de que sus síntomas se estabilizaran y pudiera quedar embarazada algún día. El embarazo no era posible con los medicamentos que necesitaba para calmar la inflamación que le causaban la artritis y la anemia. Y era muy peligroso intentar tener un bebé con el lupus descontrolado, una enfermedad crónica que hace que el organismo ataque a sus propios tejidos sanos.

El otoño pasado, Le se había quedado sin opciones de tratamiento convencionales. Fue entonces cuando Meghan Sise, su médica tratante, le ofreció la oportunidad de participar en un ensayo clínico que probaba una nueva terapia, tomada del campo de la investigación oncológica.

"Probémoslo", le dijo Le a Sise, quien es investigadora principal del ensayo. "No tengo nada que perder".

La terapia de células CAR-T, una especie de "fármaco vivo" que modifica las células inmunitarias de los pacientes para ayudarlas a atacar a las que se portan mal, se ha utilizado con éxito significativo para tratar algunos cánceres, sobre todo de la sangre. Cada vez hay más pruebas de que esa terapia también puede funcionar con una variante grave de lupus que, en el mejor de los casos, puede tratarse de por vida y, en el peor, se resiste al tratamiento y puede provocar el fallo orgánico y la muerte.

"Es muy prometedora y, para ser honestos, es la primera terapia de la que hemos hablado como cura", dijo Lisa Sammaritano, reumatóloga del Hospital de Cirugía Especial - Weill Cornell Medicine y autora principal de un conjunto de directrices recientemente actualizadas para el tratamiento del lupus. Sammaritano dijo que, hasta ahora, "no hemos tenido una cura, sino un control".

Aún falta determinar si se trata realmente de una cura, y para quién. Los ensayos clínicos para pacientes con enfermedad grave aún están en fases iniciales, y la terapia celular CAR-T, la cual debe personalizarse para cada paciente, es extraordinariamente cara.

"Espero que sea una terapia habitual en el futuro", dijo Sammaritano, "pero aún no estamos en el punto en que podamos afirmarlo con seguridad".

Cada pocos meses, un brote

El lupus, o lupus eritematoso sistémico, es una enfermedad autoinmune en la que el organismo desarrolla anticuerpos contra su propio ADN y otros materiales celulares. El nombre deriva del latín, que significa "lobo", porque antes se pensaba que las lesiones cutáneas que a veces causa la enfermedad parecían mordeduras de lobo.

La enfermedad puede causar dolor articular, erupciones cutáneas, fatiga grave e inflamación de los órganos, según dijo April Barnado, reumatóloga y profesora adjunta de medicina en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt. Normalmente, los síntomas aparecen por primera vez entre los 15 y los 44 años. De los 3 millones de personas que se calcula que padecen lupus en todo el mundo, el 90 por ciento son mujeres.

El lupus suele atacar "en un momento en el que las mujeres están formando una familia, o cuidando de alguien, o intentando ascender en el trabajo", dijo Barnado. "Se despiertan y se sienten como si tuvieran la gripe o una infección vírica unos días a la semana, todas las semanas. Eso es bastante debilitante".

Los síntomas de un paciente pueden exacerbarse debido a un desencadenante, como el estrés o una infección. Le, por ejemplo, terminaba yendo a urgencias cada pocos meses con una grave erupción cutánea, hinchazón de las articulaciones y dolor y llagas en la boca. Se desmayaba después de horas de agotamiento.

"Tardaba dos meses en volver a la normalidad", dijo Le. A menudo tenía que pedir la baja médica en su trabajo.

Le forma parte del aproximadamente 50 por ciento de pacientes de lupus que padecen inflamación renal, una afección conocida como nefritis lúpica. Entre el 10 y el 30 por ciento de estos pacientes acabarán por necesitar diálisis o un trasplante de riñón, dijo Sise, directora de onconefrología del Hospital General de Massachusetts.

El tratamiento suele consistir en esteroides y fármacos inmunosupresores. Los corticoides frenan la inflamación, pero su uso a largo plazo conlleva grandes riesgos como enfermedades cardiovasculares y osteoporosis. "Nada puede controlar los síntomas de forma más rápida", dijo Sammaritano, "pero cuanto más tiempo se tomen, mayores serán los efectos secundarios".

Los nuevos fármacos dirigidos a partes específicas del sistema inmunitario son menos nocivos, pero los pacientes suelen necesitar tratamiento durante décadas, y muchos siguen sin poder controlar la enfermedad.

Una nueva esperanza y, luego, una nueva libertad

Con el auge de la terapia de células CAR-T en oncología, Georg Schett, reumatólogo e inmunólogo de la Universidad de Erlangen, en Alemania, empezó a centrarse en una nueva idea para ayudar a los pacientes de lupus.

El lupus hace que los linfocitos B del cuerpo --glóbulos blancos que producen anticuerpos-- se vuelvan locos. En la terapia celular CAR-T, se extraen las propias células T del paciente, un tipo de célula inmunitaria, y se modifican para eliminar los linfocitos B causantes de la enfermedad. A continuación, se vuelven a introducir en el organismo, donde se replican, y actúan como "asesinos en serie" que pueden eliminar los linfocitos B incluso de tejidos profundos a los que otros fármacos no pueden llegar, dijo Schett.

Tal vez lo más tentador para Schett fuera la idea de que una única infusión pudiera servir para liberar a las mujeres jóvenes de las limitaciones y la incertidumbre de vivir con lupus.

"La enfermedad domina sus vidas", dijo.

Janina Paech, estudiante de medicina en Colonia, Alemania, fue una de las primeras en recibir el tratamiento. A Paech le diagnosticaron lupus en 2015, a los 16 años. Le salía una erupción grave cada vez que salía al sol. Le dolían las articulaciones. Se le caía el pelo. Y estaba tan fatigada que dormía la mayor parte del día y de la noche.

Con corticosteroides y fármacos inmunosupresores, Paech entró en remisión. Pero tenía la tensión alta, se le caía más el pelo y estaba tan hinchada que tenía "cara de luna", todos efectos secundarios de los medicamentos. El adelgazamiento de la piel le provocaba una sensibilidad y un dolor extremos.

A pesar del tratamiento, Paech tuvo brotes de lupus debido al estrés de la facultad de medicina. Con el tiempo, sus riñones y otros órganos comenzaron a fallar. Su padre contactó a Schett, de quien había leído en un periódico.

Paech recibió las células CAR-T en 2021 y, en pocos días, sus síntomas remitieron. Todavía no han reaparecido.

Desde entonces, decenas de pacientes de todo el mundo han sido tratados con esta terapia, que aún no ha sido aprobada para el lupus por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés).

La terapia tiene riesgos como la posibilidad de inflamación sistémica, que puede causar fiebre alta y, en raras ocasiones, síntomas neurológicos.

Carl June, catedrático de inmunoterapia de la Universidad de Pensilvania y pionero de la terapia de células CAR-T, dijo que su potencial para tratar el lupus y otras enfermedades autoinmunes le pareció evidente desde el principio. Pero fue el uso de la tecnología en el tratamiento del cáncer lo que realmente "allanó el camino" para empezar a probarla en otras enfermedades, dijo.

El tratamiento sigue siendo muy caro porque los costos únicos de las terapias aprobadas contra el cáncer se acercan a los 500.000 dólares o más.

Y los investigadores aún no saben cómo les irá a los pacientes a largo plazo. "Las grandes preguntas son: ¿cuánto dura? ¿Están curados?", dijo June. Un reciente ensayo a gran escala de la terapia celular CAR-T para el mieloma múltiple descubrió que un tercio de los pacientes seguían en remisión cinco años después de la terapia, aunque otros estudios han demostrado que la mediana de supervivencia tras el tratamiento oscila entre unos pocos meses y un par de años.

De las dos decenas de pacientes de lupus que Schett ha atendido, todos menos uno entraron en remisión y permanecieron sin tratamiento al cabo de al menos seis meses, y algunos durante más de cuatro años. (Un paciente que tuvo una recaída se sometió a terapia celular CAR-T por segunda vez y ahora no tiene síntomas).

Pasarán años antes de que los médicos sepan con seguridad si esos resultados pueden durar. Mientras tanto, los pacientes dicen que el tratamiento les ha dado la oportunidad de tener una vida normal.

"Puedo ser más despreocupada", dijo Paech. "Eso fue algo que me costó mucho aprender porque no lo aprendí de joven".

Antes del tratamiento, no podía viajar por miedo a enfermar y tener que llevar medicamentos con ella. Ahora, Paech ha podido visitar Egipto, Sudáfrica y Australia. Incluso cuando su lupus estaba controlado con esteroides, dijo, se sentía lo bastante bien como para hacer solo una actividad al día. "Podía ir al centro comercial y ya, no podía hacer nada más", recuerda. "Ahora ir al centro comercial es como una de las 10 cosas que hago en el día".

Le, por su parte, ha podido volver a su trabajo en una fábrica y ahora puede dormir bien por la noche antes de despertarse para empezar a trabajar a las 5:00 a. m. (solía despertarse varias veces por la noche para orinar debido a su enfermedad renal). Sin dolor y con más energía, ahora puede dar largos paseos y levantar las pesadas bolsas de las compras. También quiere tratar de embarazarse a finales de este año.

Antes del tratamiento, Le solía responder "sí" a muchos de los síntomas de la lista de comprobación de Sise, lo que reflejaba lo debilitante que se había vuelto su enfermedad. Pero en su reciente visita de mayo, seis meses después de recibir la terapia celular CAR-T, respondió "no" a todas las preguntas.

Nina Agrawal es reportera de salud del Times.