
Movies Evans, Chris (1981- ) Johnson, Dakota Pascal, Pedro Song, Celine Materialists (Movie)
Celine Song, directora de "Vidas pasadas", lleva a cabo una renovación de la comedia romántica en esta película protagonizada por Dakota Johnson, Pedro Pascal y Chris Evans.
¿Está condenado el romance heterosexual, la comedia romántica? Esas preguntas se arremolinan con ligera y atractiva provocación en Amores materialistas, de Celine Song, una seductora, inteligente y renovada adición a un género imposiblemente, quizá irremediablemente anticuado, que en su momento fue un básico de Hollywood. Ambientada en el Nueva York de hoy, está protagonizada por Dakota Johnson en el papel de Lucy, una casamentera profesional que es toda negocios hasta que su vida personal da un giro sorprendente --aunque más para ella que para ti-- cuando se ve arrastrada a un romance con dos hombres diferentes. Uno es un galán sin dinero (Chris Evans como John), el otro es más bien un galán con billetera (Pedro Pascal como Harry).
El suyo es un triángulo sexy y elegante, que empieza a tomar vuelo durante una fiesta posterior a una boda en la que Harry y Lucy han estado charlando en la mesa de solteros. Ella, que trabaja como casamentera, presentó a la novia y al novio, y ahora tiene en el punto de mira a Harry como posible cliente, un supuesto unicornio (rico, con mucho pelo, alto). Harry, que es hermano del novio, está más interesado en ella. Con astutas sonrisas, se guiñan el ojo y se envuelven, se embisten y se esquivan. Justo cuando empiezan a coquetear, John --un camarero y, taraaán, su ex-- deja con determinación las botellas de la bebida favorita de Lucy: una Coca-Cola y una cerveza. Se han establecido las líneas de ataque, y empieza.
Las comedias románticas se describen a menudo como batallas de sexos, una metáfora que sugiere que las relaciones amorosas son en realidad guerras. En Amores materialistas, los sentimientos se ven gravemente heridos, y hay un sobrio choque de violencia que no es habitual en las comedias ni en los romances de la pantalla. Pero para Lucy y sus clientes, las citas no consisten en ganadores y perdedores; son transacciones, un mercado de compradores y vendedores, y una cuestión de valor de cambio. Los clientes de Lucy anhelan, tienen esperanzas y sueños románticos, pero también son consumidores con listas de compra que incluyen la altura, el peso, el pelo (o la falta de él) y la edad de un posible cliente. "Tiene 40 años y está gorda", le dice a Lucy un cliente descontento con una pareja. "Nunca deslizaría a la derecha con una mujer así".
Contundente y eficaz, esa frase es tan realista como horrible. También es un ejemplo de cómo Song puede destilar todo un ethos en una sola frase sin sentimentalismos. (Este es su segundo largometraje; el primero fue el melancólico Vidas pasadas ). Sin embargo, lo que hace que el momento triunfe es el modo en que Song utiliza el desprecio en la voz del tipo --que detiene a Lucy en seco-- para señalar que Song no está interesada en crear otro romance tonto. El hombre suena ofendido, enfadado, y no solo con Lucy o su cita (Zoë Winters como Sophie). Hace que te preguntes qué piensa de las mujeres, lo que genera un escalofrío de amenaza que perdura incluso después de que Song cambia de tono para centrarse en el incipiente romance de Lucy con Harry y en sus sentimientos por John.
Ese romance y esos sentimientos son cálidos, verdaderos (o suficientemente verdaderos) y, a veces, encantadores; los aficionados al romance saben que hay pocos placeres cinematográficos tan agradables como ver a actores guapos y con talento interpretar el amor. Es especialmente agradable ver a Johnson en un papel protagónico que aprovecha al máximo sus dotes. Ella es una actriz siempre sorprendente, tiene una presencia en pantalla sumamente lánguida, a veces fascinante, que remite a las playas de Malibú y a una excelente hierba. Ha estado en el centro de la atención desde la infancia (sus padres son Melanie Griffith y Don Johnson) y parece sentirse cómoda en su propia piel, sin rastro de esa cualidad distante que puede envolver a algunas personas bellas y famosas como una membrana protectora. En todo caso, Johnson parece ligeramente divertida de ser el centro de atracción, y totalmente consciente de por qué lo es.
Resulta instructivo que la primera imagen de Lucy sea un reflejo de su cara en un espejo. Se está maquillando y preparando para el trabajo, y parece atenta pero difícil de interpretar. Lucy no tarda en ponerse en marcha, con su coleta ondulante, recorriendo Nueva York con una determinación que encaja con la forma de hacer cine de Song. A través de escenas frescas y relajadas, con música cadenciosa y un gran trabajo de sonido, Song presenta a la empresa de búsqueda de pareja en la que Lucy es una empleada estrella, a su discurso de ventas letal y fuera de lo común --"buscas una compañera de asilo y un amigo de tumba"-- y a las mujeres aparentemente independientes que acuden a ella, mujeres que se acercan a los 40 (o más) y que están tan en el punto de mira de Song como Lucy y sus compañeros sentimentales.
La historia principal comienza en el momento en que el Harry de Pascal se desliza en la recepción de la boda con una sonrisa y el encanto practicado, discretamente zalamero, de un político que da la mano. La simpatía natural de Pascal contribuye en gran medida a que Harry --que se dedica a la inversión privada y, después de que Lucy le pregunte, dice que su apartamento de soltero a medida costó 12 millones de dólares-- no solo sea soportable, sino también un tipo al que apoyas. La suavidad de Harry funciona como agradable contrapartida a la petulancia de John. Más conocido por el tiempo que pasó en la factoría Marvel como Capitán América, Evans tiene el aspecto y el porte de un ideal romántico. E interpreta a su personaje con una herida de resentimiento que puede leerse como autocompasión, una postura defensiva, una máscara, si se quiere, que este hombre tan mortal e imperfecto se pone para ocultar su doloroso anhelo.
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Si el deseo de Lucy es menos palpable es porque el personaje --que puede parecer tan transaccional como sus clientes-- y la historia nunca acaban de cuadrar. Song ha abordado la comedia romántica con destreza, un poco analíticamente. Ha complicado el género y lo ha puesto al día, ha hecho guiños a las aplicaciones de citas y ha añadido algunas duras opiniones (¡realistas!) sobre el matrimonio. "Soy una mujer moderna", le dice llorosa a Lucy una ansiosa futura esposa. "No es que mi familia necesite una vaca". Pero a Song le sale mejor exponer ideas sobre el amor, el romance, el matrimonio y lo que significa vivir y amar en una época en la que todo se ha reducido a su valor de mercado, que encajar estas partes en un todo que sea persuasivo. También incorpora una subtrama sobre una agresión sexual que es más admirable por motivos políticos que por su éxito narrativo.
Ese tipo de giro sombrío habría sido impensable en las comedias románticas clásicas de Hollywood de los años 30 y 40, los años de gloria del género. En esas películas, hombres y mujeres que hablaban rápido intercambiaban ocurrencias y miradas diabólicas, y a veces encontraban el camino de vuelta el uno al otro tras la separación, en un subconjunto de romances que el filósofo Stanley Cavell denominó "la comedia del nuevo matrimonio". Para Cavell, no se trataba de simples romances, sino de parábolas sobre la igualdad de conciencia entre hombres y mujeres, sobre "una lucha por la libertad mutua, especialmente de las opiniones que cada uno tiene del otro". Desde entonces, ha habido señales intermitentes de vida en el género, por supuesto, pero si las comedias románticas siguen siendo difíciles de llevar a cabo, especialmente las que tienen un brillo al estilo de Hollywood, es en gran parte porque esa lucha continúa.
Dicho esto, parte de lo atractivo de Amores materialistas es cómo Song navega por las contradicciones del género y de Lucy. Al igual que su heroína, Song está atrapada entre dos fuerzas, a saber, su evidente afecto por la comedia romántica de la vieja escuela y su deseo de hablar honestamente sobre lo que significa ser una mujer real, pensante y con deseos --¡una persona!-- en un mundo que menosprecia e infravalora a las mujeres. Uno de los problemas es que, una vez que reconoces que el mundo real existe, puede proyectarte una sombra. En algunos momentos de Amores materialistas esa sombra es tan pesada que resulta difícil ver cómo Song va a abrirse camino hacia algún tipo de final feliz. Me encanta que lo intente, y cómo lo intenta. No es la única que quiere tener su pastel (de boda) y criticarlo también.
Manohla Dargis es la crítica de cine principal de el Times.
Amores materialistas Clasificada R por lenguaje y referencias a agresiones sexuales. Duración: 1 hora 49 minutos. En cines.
Directora: Celine Song Escritora: Celine Song Protagonistas: Dakota Johnson, Chris Evans, Pedro Pascal, Zoe Winters, Marin Ireland Clasificación: R Duración: 1h 56m Género: Comedia, Romance
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