¿Los Labubu pueden lograr que China sea 'cool'?

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China lleva mucho tiempo luchando por mejorar su imagen, especialmente en Occidente. Puede que ahora esté logrando su cometido gracias a un muñeco de belleza cuestionable.

En la campaña de China para ganarse los corazones y las mentes de todo el mundo, su última arma es un peluche con colmillos, orejas de conejo y, podría decirse, bastante feo.

El sonriente y peludo juguete, llamado Labubu, está fabricado por una empresa china y se ha convertido en una moda mundial. En los últimos meses lo han cargado famosos como Rihanna y David Beckham, ha provocado peleas entre compradores rivales en Inglaterra y ha dado lugar a esperas de toda la noche en Los Ángeles. Incluso le ha dado forma a los itinerarios de viaje de algunos fanáticos, que han planeado viajes a China con la esperanza de comprar un Labubu allí. Los precios de reventa de la figurita, de unos 30 dólares, han alcanzado los cientos de dólares.

"Volé hasta China solo para visitar la MAYOR TIENDA POP MART DEL MUNDO", decía el pie de foto de un video de TikTok de una vlogger filipina, Lianna Patricia Guillermo, refiriéndose a la empresa que fabrica los Labubu. (Guillermo aclaró en una entrevista que había visitado la tienda durante una larga escala en Shanghái).

El entusiasmo por los Labubu puede pasar como cualquier otra tendencia viral. Pero también podría ser otra señal de que China, que ha luchado por forjarse un caché cultural en el extranjero en medio de una gran preocupación por su política autoritaria, está empezando a conseguir algunas victorias.

Los medios de comunicación estatales chinos han intentado enmarcarlo así. "El elfo peludo de nueve dientes creado por la juguetera china Pop Mart se ha convertido en un referente de la cultura pop china que se abre camino en el extranjero", decía un artículo del Diario del Pueblo, portavoz del Partido Comunista Chino.

Otros productos chinos que han encontrado seguidores en todo el mundo son videojuegos como Black Myth: Wukong y coches eléctricos asequibles y bien fabricados de BYD y otras marcas. DeepSeek, el modelo chino de inteligencia artificial, ha sido adoptado por empresas tecnológicas extranjeras, incluyendo algunas en Estados Unidos y Europa. Los blogueros de viajes extranjeros han publicado videos de sí mismos entusiasmados con el horizonte de Shanghái y los pandas de Chengdu.

Otras ofertas más de nicho, como las telenovelas chinas de época, también están encontrando público. Al parecer, Patti Smith, la leyenda del punk rock, ha dejado comentarios de admiración en la cuenta de Instagram de un actor relativamente desconocido de una telenovela que se estrenó recientemente en Netflix.

Las encuestas también evidencian cambios en la opinión pública. Un análisis publicado en mayo por Morning Consult mostró que, por primera vez, la reputación mundial de China superaba a la de Estados Unidos, incluso entre los aliados estadounidenses. Inclusive en Estados Unidos, donde las opiniones sobre China siguen siendo abrumadoramente negativas, el porcentaje de estadounidenses con una opinión desfavorable sobre China descendió en marzo por primera vez en cinco años, según Pew. Los estadounidenses más jóvenes, en particular, son menos hostiles hacia China.

El cambio puede deberse en gran parte a que las opiniones globales sobre Estados Unidos han caído en picada desde que comenzó el segundo mandato del presidente Donald Trump. Morning Consult dijo que la opinión favorable por Estados Unidos había caído mucho más rápido de lo que había aumentado el entusiasmo por China en ese periodo.

Dado el "giro alarmantemente aislacionista de Estados Unidos", dijo Ying Zhu, profesor de la Universidad Bautista de Hong Kong, quien estudia el poder blando estadounidense y el chino, China parecía "estable y firme en comparación".

Pero China también ha estado intentando construir su poder blando por derecho propio, junto con su poderío económico y militar. El líder chino, Xi Jinping, ha dicho que el país debe trabajar para "remodelar" la conversación internacional a favor de China. Un mayor atractivo en la cultura pop, o como destino turístico, reforzaría su pretensión de ser una alternativa a Estados Unidos en el liderazgo mundial.

Dentro de China, ese esfuerzo ha tenido éxito. Muchos chinos recurren ahora a marcas y estrellas nacionales en vez de a las occidentales que antes idolatraban. Los muñecos Labubu se han agotado tan rápidamente que algunos chinos han empezado a introducir de contrabando muñecos comprados en el extranjero para revenderlos. El martes, una escultura de un Labubu de tamaño humano se vendió en una subasta en Pekín por 150.000 dólares.

Hay indicios de que algunos fanáticos extranjeros de los Labubu se interesan más por otros productos chinos. En Reddit, los usuarios intercambian consejos para encargar muñecos o sus atuendos en AliExpress y otras plataformas chinas de comercio electrónico. También expresan su preocupación por los aranceles estadounidenses a las importaciones chinas.

Después de que Sue Aw, de 30 años, visitara Shanghái el año pasado desde Australia, en parte para encontrar muñecos Labubu (estaban agotados), ahora quiere volver a visitar China a finales de este año. Quería ver otras ciudades y comprar más marcas chinas de ropa que había descubierto.

Sus amigos de Australia también "han visto definitivamente a China de forma más positiva después del nivel de popularidad" de los Labubu, dijo.

Pero para otros amantes de los Labubu, los orígenes chinos del muñeco parecen no tener importancia, o incluso pasan desapercibidos. (De hecho, aunque Pop Mart es una empresa china, el propio personaje fue diseñado por un artista nacido en Hong Kong y criado en los Países Bajos). En los mercados occidentales, Pop Mart ha colaborado con Disney y Marvel.

Algunos usuarios chinos de las redes sociales han bromeado diciendo que el muñeco es tan popular en Estados Unidos --donde se han formado largas colas en los centros comerciales-- porque allí la gente no sabe que es chino. Para muchos estadounidenses, el atractivo de los Labubu parece deberse tanto, o quizá más, a su ingeniosa publicidad: su escasez, su frecuente uso de embalajes blind box o de "caja ciega", en los que los compradores no saben cuál de los varios modelos de duendes recibirán.

Aun así, la creciente presencia de empresas chinas en todo el mundo es en sí misma una forma de poder blando, dijo Huang Rihan, profesor de la Universidad de Huaqiao, en la provincia de Fujian, quien ha estudiado los mensajes de China en el extranjero. Señaló cómo empresas como Pop Mart, Tencent o Alibaba han contratado a empleados de distintas nacionalidades, en oficinas repartidas por todo el mundo.

Huang dijo que los mayores éxitos de China en cuanto a poder blando se debían a que los jóvenes empresarios chinos tenían libertad para participar en la conversación global y experimentar. El director ejecutivo de Pop Mart, Wang Ning, solo tiene 33 años, yha dicho que quiere que la marca trabaje con artistas de todo el mundo.

"En el ámbito de la cultura, creo que el gobierno debería aflojar su control", dijo Huang.

De hecho, un reto mayor para los esfuerzos de China en materia de poder blando puede ser lo ansiosas que estén las autoridades chinas por reclamarlos como propios. Los repetidos llamados oficiales para impulsar el poder blando sugieren la creencia de que se pueden fabricar tendencias si el gobierno se esfuerza lo suficiente.

A veces, ese afán puede ser simplemente digno de vergüenza (un reciente artículo del Diario del Pueblo titulado "Lo que hace que China sea 'cool'" declaraba: "'Cool' es un término arraigado en la cultura juvenil, que suele asociarse con lo que está de moda") o propagandístico (en otro artículo se decía que lo cool de China procedía de "construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad", un lema de Xi).

La implicación del gobierno, ya sea real o percibida, también puede resultar más directamente desagradable. El año pasado, cuando una empresa china promocionó Wukong, el exitoso videojuego, entre los streamers extranjeros, les dio instrucciones para que evitaran temas como la "propaganda feminista" o la pandemia de coronavirus, términos que el gobierno censura duramente.

Siyi Zhao colaboró con la investigación.

Vivian Wang es corresponsal de China y reside en Pekín, donde escribe sobre cómo el auge y las ambiciones mundiales del país influyen en la vida cotidiana de sus habitantes.

Siyi Zhao colaboró con la investigación.