Rusia parece continuar con los ataques en Ucrania, mientras negocia la paz

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La doble campaña de Moscú de intensificar los ataques en el frente y bombardear las ciudades ucranianas ha reducido aún más las perspectivas de poner fin a los combates.

Tras avances graduales durante meses, las fuerzas rusas están avanzando en los campos de batalla ucranianos al ritmo más rápido de este año. Están bombardeando ciudades ucranianas con algunos de los mayores ataques de drones y misiles de la guerra. Incluso han abierto otro frente en el norte de Ucrania.

Parece que la ofensiva de verano del Kremlin está en plena marcha.

Los analistas militares afirman que está claro que las fuerzas rusas iniciaron este mes su más reciente intento concertado para lograr un avance, incluso mientras los representantes de Moscú han entablado las primeras conversaciones de paz directas con Ucrania desde 2022.

En concreto, las fuerzas rusas están penetrando en el territorio que queda bajo control ucraniano en la zona de Donbás, en el este, en el cuarto año de un conflicto que se ha convertido en una guerra de desgaste. Aprovecharon la pausa invernal para acumular reservas de material, mejorar las comunicaciones en el campo de batalla y ajustar las tácticas y las capacidades técnicas de los drones de ataque, según dijeron los analistas militares.

A pesar de algunos éxitos localizados en el campo de batalla, el ritmo de los avances rusos sigue siendo lento, y pocos analistas esperan que este verano logre una victoria decisiva que reconfigure la guerra.

La intensificación de los bombardeos rusos y el aumento de las bajas civiles ya están afectando la geopolítica. El presidente Donald Trump ha dejado de elogiar al mandatario de Rusia, Vladimir Putin, y ha amenazado con nuevas sanciones estadounidenses contra Rusia. Ucrania está profundizando su alianza con las principales naciones europeas. Y la opinión pública ucraniana se muestra más escéptica que nunca ante las propuestas de paz de Rusia.

"Lo que Vladimir Putin no sabe es que, si no fuera por mí, a Rusia ya le habrían ocurrido muchas cosas muy malas, y me refiero a MUY MALAS", dijo Trump el martes en una publicación en las redes sociales. "¡Está jugando con fuego!".

El Kremlin, como es habitual, no ha comentado directamente la ofensiva ni ha anunciado su inicio. Putin se ha limitado a decir que las fuerzas rusas están creando una "zona colchón" con Ucrania para proteger a los civiles rusos de las incursiones enemigas. También ha repetido su mantra de que la guerra solo terminará cuando Rusia elimine las "causas profundas" del conflicto, una frase para referirse a las amplias exigencias que Ucrania y sus aliados consideran un sometimiento.

Mientras avanza sobre el terreno a pesar de las grandes pérdidas sufridas por ambas partes, Rusia también está usando ataques combinados de drones y misiles para abrumar las defensas aéreas ucranianas, agotar a sus ciudadanos y afectar su base industrial.

El ministerio de Defensa ruso ha justificado los ataques contra ciudades ucranianas como una respuesta de "ojo por ojo" a los ataques ucranianos más limitados con aviones no tripulados contra pueblos y ciudades rusas, que están causando un menor número de muertes de civiles.

No está claro qué papel espera el Kremlin que desempeñe la ofensiva en las complejas maniobras diplomáticas más generales para poner fin a la guerra. Tampoco está claro si Trump cumplirá sus amenazas de ejercer más presión sobre Putin para alcanzar un alto al fuego.

Algunos analistas occidentales afirman que Putin puede estar aprovechando la estación de tiempo seco que es más propicia para las operaciones ofensivas con el fin de maximizar su poder negociador antes de darle más peso a las conversaciones de paz a finales de este año. Sería racional, argumentan, que Rusia, que ha tenido ventaja en el campo de batalla durante la mayor parte de los dos últimos años, utilizara la presión militar como palanca en cualquier negociación.

"Rusia está acostumbrada a la idea de luchar y hablar al mismo tiempo", dijo Samuel Charap, politólogo especializado en Rusia de la Corporación RAND, una organización de investigación sobre seguridad, con sede en Washington. Charap dijo que la ofensiva demuestra que Rusia no está dispuesta a atender las peticiones europeas y ucranianas de un cese al fuego antes de negociar un acuerdo de paz que satisfaga sus exigencias.

Charap no espera un avance diplomático en un futuro próximo, dado lo alejadas que están ambas partes. Sin embargo, dijo que con el actual recrudecimiento de la violencia no descarta que se produzcan avances en las conversaciones.

Las partes enfrentadas suelen "intentar conseguir lo máximo posible antes de que callen las armas", añadió Charap.

Pero muchos otros analistas, así como los gobiernos de Ucrania y de la Unión Europea, afirman que la aceleración de los ataques demuestra que Putin no se toma en serio las conversaciones de paz, que se reanudaron provisionalmente en Estambul este mes bajo la presión de la Casa Blanca. Dicen que la ofensiva rusa no busca ganar ventaja en las negociaciones, sino ganar la guerra.

El miércoles, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey V. Lavrov, propuso una nueva ronda de conversaciones en Estambul el 2 de junio. El ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, respondió diciendo que Kiev estaba abierto a otra reunión, pero que primero quería ver propuestas concretas de alto al fuego por parte del Kremlin. Kiev dijo que ya había presentado sus propias propuestas a los aliados.

"La diplomacia no puede tener éxito en medio de ataques constantes", dijo el lunes el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, horas después de uno de los mayores ataques aéreos rusos de la guerra.

Algunos analistas rusos vinculados a la oposición sostienen que la ofensiva de este año podría ser contraproducente, la culminación de la arrogancia militar de Putin. Sostienen que cualquier avance ruso podría evaporarse a medida que la maquinaria militar del país se desinfle a finales de este año bajo la presión económica y la disminución de los recursos. Pero el ejército y la economía de Rusia ya han sobrevivido a múltiples reveses y predicciones de colapso.

Por ahora, las fuerzas rusas están al ataque.

Este mes, han duplicado con creces la cantidad de territorio que tomaron en abril, capturando una media de 14 kilómetros cuadrados diarios, según datos de Deepstate, un grupo ucraniano de observación de la guerra vinculado al ejército del país. Este mes, Rusia está avanzando al ritmo más rápido desde noviembre, según los datos.

La mayoría de los avances recientes se han producido en Donetsk, una de las dos regiones que componen el Donbás, la zona históricamente rusoparlante situada en el centro de las reivindicaciones territoriales del Kremlin. Este mes, el ejército ruso rompió las defensas entre las ciudades ucranianas sitiadas de Pokrovsk y Toretsk, empujando hacia el norte, hacia los últimos centros logísticos regionales bajo control ucraniano.

El ataque parece ser el comienzo de una campaña rusa planeada para conquistar el resto de Donetsk este año, dijo Dmitri Kuznets, analista militar del medio de noticias independiente ruso Meduza.

Las fuerzas rusas también están logrando avances menores en la región de Sumy, al norte de la gran ciudad de Járkov. Están aprovechando el impulso tras hacer retroceder a la mayoría de las fuerzas ucranianas que el año pasado ocuparon parte de la región rusa de Kursk, al otro lado de la frontera con Sumy.

"Se ha tomado la decisión de crear la zona de seguridad necesaria a lo largo de las fronteras", dijo Putin a sus ministros en una reunión televisada la semana pasada. "Nuestras fuerzas armadas están trabajando en esta tarea en estos momentos".

La mayoría de los analistas militares creen que las fuerzas rusas carecen de recursos para ocupar todo el territorio ucraniano fronterizo con Rusia. Pero también afirman que la incursión de Sumy ha logrado inmovilizar a miles de soldados ucranianos, limitando la capacidad de Ucrania para reforzar sus defensas en el Donbás.

Parece que Rusia también amplió la producción y mejoró la eficacia de sus aviones no tripulados. La semana pasada, las fuerzas rusas lanzaron cientos de drones y misiles contra ciudades ucranianas durante tres noches, la mayor andanada de la guerra.

Una pequeña pero significativa fracción de estas armas está penetrando las defensas antiaéreas y causando daños en edificios industriales y civiles. Los analistas militares han atribuido esta tendencia a una combinación de la menguante munición antiaérea de Kiev, las innovaciones en las tácticas rusas y la escala de los ataques.

En particular, dijo Kuznets, Rusia ha podido mejorar los motores de algunos de los modelos de fabricación nacional del Shahed, un avión no tripulado iraní. El nuevo motor permite a esos drones, conocidos en Rusia como Geran, transportar mayores cargas útiles y volar a mayor altitud, lo que dificulta derribarlos o interferir sus señales.

La noche del 24 al 25 de mayo, por ejemplo, Rusia lanzó 367 drones y misiles contra Kiev, según la Fuerza Aérea Ucraniana. La Fuerza Aérea dijo que 56 atravesaron sus defensas, incluidos los nueve misiles balísticos Iskander lanzados esa noche.

Doce civiles murieron en ese ataque, según funcionarios ucranianos. Las Naciones Unidas informaron de un aumento de las bajas civiles de guerra en Ucrania incluso antes de las descargas récord de este mes: más de 200 civiles muertos en abril, la cifra más alta desde septiembre del año pasado.

Kuznets dijo que el objetivo de los ataques rusos contra ciudades ucranianas era desviar los recursos del enemigo de la línea del frente y tomar represalias por los ataques ucranianos contra ciudades rusas. Desde su punto de vista, el objetivo más amplio de la ofensiva es convencer a la opinión pública ucraniana y a los aliados occidentales de Kiev de que Rusia está dispuesta a luchar todo el tiempo que sea necesario para ganar.

Si esta opinión representa las verdaderas intenciones de Putin o una bravuconada es otra cuestión. En otras palabras, es posible que la ofensiva no sea más que otra carta en el póquer que Putin ha estado jugando con Ucrania, Estados Unidos y Europa, dijo Kuznets, una estrategia que se ha vuelto cada vez más impredecible desde el regreso de Trump a la presidencia.

"Quiere demostrar, aquí y ahora, que está dispuesto a avanzar lentamente", dijo Kuznets refiriéndose a Putin. "Y cuestiona a los adversarios: ¿Estás dispuesto a hacer lo mismo?".

Anatoly Kurmanaev cubre Rusia y su transformación tras la invasión a Ucrania.