Trump busca un acuerdo con Irán mientras Israel considera ataques contra instalaciones nucleares

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Benjamín Netanyahu desconfía de una solución diplomática para frenar el programa nuclear iraní y presiona a favor de una acción militar que frustraría el intento de EE. UU. de alcanzar un acuerdo.

Mientras el gobierno del presidente Donald Trump intenta negociar un acuerdo nuclear con Irán, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, amenaza con poner fin a las conversaciones atacando las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán, según funcionarios informados de la situación.

El enfrentamiento sobre la mejor manera de garantizar que Irán no pueda fabricar un arma nuclear ha provocado al menos una tensa llamada telefónica entre el presidente Trump y Netanyahu y una oleada de reuniones en los últimos días entre altos cargos del gobierno y altos funcionarios israelíes.

Trump dijo el domingo que podría llegar "algo bueno" sobre su esfuerzo por limitar el programa nuclear iraní en los "próximos dos días".

Otras personas familiarizadas con las negociaciones dijeron que, como mucho, habría una declaración de algunos principios comunes. Los detalles en debate se mantienen en secreto y probablemente solo sentarían las bases para futuras negociaciones; para empezar, si Irán podría seguir enriqueciendo uranio a cualquier nivel, y cómo diluiría sus reservas de combustible casi apto para bombas o cómo las enviaría fuera del país.

El New York Times informó en abril de que Israel había planeado atacar las instalaciones nucleares iraníes este mes, pero Trump lo rechazó, pues quería seguir negociando con Teherán. Sin embargo, Netanyahu ha seguido presionando para que se emprendan acciones militares sin la ayuda de Estados Unidos.

Israel no participa en las negociaciones entre Estados Unidos e Irán. En el centro de la tensión entre Netanyahu y Trump están sus opiniones divergentes sobre la mejor manera de explotar un momento de debilidad iraní.

En octubre, Israel destruyó elementos clave del sistema estratégico de defensa aérea de Irán, que ayudaba a proteger las instalaciones nucleares del país. Esto permitiría a los aviones israelíes acercarse a las fronteras de Irán sin temor a ser blanco de sus ataques.

Además, Israel ha paralizado a Hizbulá y Hamás, que han contado con el apoyo financiero, armamentístico y de misiles iraníes. Al asestar un golpe a Hizbulá en particular, Israel eliminó la preocupación de que el grupo amenazara a los aviones israelíes con dirección a Irán y tomara represalias a través de ataques con misiles contra Israel tras cualquier ataque.

Netanyahu ha argumentado que la vulnerabilidad de Irán no durará mucho y que ha llegado el momento de atacar. Trump ha argumentado que la debilidad de Irán hace que sea un momento perfecto para negociar el fin del programa de enriquecimiento iraní, respaldado por la amenaza de una acción militar si las conversaciones fracasan.

Los funcionarios israelíes temen que Trump esté ahora tan ansioso por alcanzar su propio acuerdo --que tratará de vender como más sólido que el alcanzado por el gobierno de Barack Obama en 2015-- que permitirá a Irán mantener sus instalaciones de enriquecimiento de uranio.

El mes pasado, Netanyahu insistió en que el único "buen acuerdo" sería uno que desmantelara "toda la infraestructura" de las vastas instalaciones nucleares iraníes, que están enterradas bajo el desierto en Natanz, en el interior de una montaña en un lugar llamado Fordow, y en instalaciones repartidas por todo el país.

Este relato de las tensiones entre ambos hombres se basa en entrevistas con funcionarios de Estados Unidos, Europa e Israel, quienes han participado en la diplomacia y el debate entre los gobiernos estadounidense e israelí. Insistieron en mantener el anonimato porque no estaban autorizados a hablar de cuestiones diplomáticas delicadas.

Ron Dermer, ministro israelí de Asuntos Estratégicos, y David Barnea, jefe del Mosad, la agencia de inteligencia israelí, se reunieron el viernes en Roma con el negociador jefe de Trump, Steve Witkoff.

Luego, ambos viajaron a Washington para reunirse el lunes con John Ratcliffe, director de la CIA. Dermer se reunió de nuevo con Witkoff el martes, aunque el tema de esa reunión no quedó claro de inmediato.

Cuando se les pidieron comentarios, los funcionarios de la Casa Blanca señalaron las declaraciones de Trump de este fin de semana, cuando dijo que le "encantaría que no se lanzaran bombas". La oficina de Netanyahu hizo un comentario tras la publicación de este artículo, enviando una declaración de dos palabras para describirlo: "Noticias falsas".

La división central en las negociaciones entre Witkoff y su homólogo iraní, Abbas Araghchi, se centra en la postura del gobierno de Trump de que Irán debe detener todo enriquecimiento de material nuclear en su territorio. Araghchi ha rechazado repetidamente esa restricción, y repitió en una publicación en las redes sociales el martes que si las potencias occidentales insisten en el "'enriquecimiento cero' en Irán" entonces "no nos queda nada que discutir sobre la cuestión nuclear".

En un esfuerzo por evitar que las negociaciones fracasen, Witkoff y Omán, que actúa como mediador, están discutiendo opciones creativas. Entre ellas se encuentra un posible proyecto regional conjunto para producir combustible para reactores nucleares con Irán, Arabia Saudita y otras potencias árabes, así como cierta participación estadounidense. Pero no se ha determinado dónde tendría lugar el enriquecimiento.

Según los participantes, Witkoff también ha abandonado sus objeciones iniciales a un acuerdo provisional que establezca los principios de un acuerdo definitivo. Pero eso puede no satisfacer a Israel ni a aquellos que apoyan medidas más agresivas respecto a Irán en el Congreso.

Esto recuerda a lo que hizo el gobierno de Obama en 2013, aunque tardó dos años más en completar un acuerdo definitivo. Trump hizo campaña contra ese acuerdo cuando se presentó a las elecciones presidenciales de 2016, calificándolo de ser un "desastre" porque permitía a Irán seguir el enriquecimiento a niveles bajos y expiraba completamente en 2030.

Trump se retiró del acuerdo en 2018 y volvió a imponer sanciones económicas a Irán.

En los últimos cuatro años, los iraníes no solo han reactivado y mejorado sus instalaciones nucleares, sino que también han producido uranio enriquecido al 60 por ciento de pureza, justo por debajo de lo que se considera "apto para bombas". Tomaría unas semanas convertirlo en combustible enriquecido al 90 por ciento para una bomba, y entre unos meses y un año producir un arma nuclear real, según han calculado los servicios de inteligencia estadounidenses.

Ratcliffe viajó a Israel el mes pasado para discutir posibles acciones encubiertas contra Irán con Netanyahu y funcionarios de los servicios de inteligencia israelíes. Los dos países han cooperado anteriormente en esfuerzos encubiertos para paralizar la capacidad de Irán de enriquecer uranio, incluido un esfuerzo durante el gobierno de George W. Bush y el de Obama para atacar las instalaciones con una sofisticada arma cibernética.

A lo largo de sus décadas en el gobierno, Netanyahu se ha mostrado escéptico ante los acercamientos diplomáticos a Teherán. Se opuso al acuerdo de 2015 y trató de desbaratarlo, llegando incluso a dirigirse a una sesión conjunta del Congreso para defender su eliminación.

Esta vez, los funcionarios israelíes han desempolvado un viejo libro de jugadas: amenazar con atacar Irán, incluso sin ayuda estadounidense. Insisten en que no están fanfarroneando, a pesar de que han hecho tales amenazas y se han echado atrás varias veces a lo largo de casi dos décadas.

Funcionarios israelíes indicaron al gobierno de Trump, poco antes del primer viaje oficial del presidente a Medio Oriente este mes, que estaban preparando un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes, según dos personas informadas de las conversaciones. La inteligencia estadounidense también detectó los preparativos de Israel para un ataque.

Eso llevó a Trump a hablar con Netanyahu, quien no negó haber ordenado a sus agencias militares y de inteligencia que se prepararan para un ataque y argumentó que disponía de un plazo limitado para realizarlo.

Pero los oficiales militares estadounidenses se muestran escépticos sobre la eficacia que tendría un ataque israelí llevado a cabo sin el apoyo estadounidense. En la llamada, Trump reconoció la debilidad de Irán, pero dijo que eso daba a Estados Unidos influencia para llegar a un acuerdo que pusiera fin al programa nuclear de forma pacífica, según relataron los funcionarios.

Los israelíes desconfían especialmente de cualquier acuerdo provisional que pueda conservar las instalaciones de Irán durante meses o años mientras se alcanza un acuerdo definitivo. Y, al menos al inicio, el gobierno de Trump también se mostró escéptico. Witkoff, el principal negociador estadounidense, dijo a su homólogo iraní que Trump quería un acuerdo definitivo en cuestión de dos meses aproximadamente.

Pero ese plazo está a punto de expirar, y aún existe una brecha importante sobre la cuestión de si se permitirá a Irán seguir enriqueciendo uranio, lo que Teherán dice que es su derecho como firmante del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares.

Ahora, el gobierno de Trump parece más abierto a algún tipo de declaración provisional de principios comunes, porque podría ayudar a aplazar un ataque israelí.

Según los expertos, para satisfacer a los israelíes y a los oponentes de Irán en el Congreso, cualquier acuerdo provisional tendría que exigir casi con toda seguridad que Irán saque del país su combustible casi apto para la fabricación de bombas o que lo "rebaje" a un nivel muy inferior. Eso permitiría a Trump afirmar que ha eliminado, al menos temporalmente, la amenaza de que Irán pueda acelerar su camino hacia un arma.

Una de las preocupaciones de los funcionarios estadounidenses es que Israel pueda decidir atacar a Irán sin apenas previo aviso. Los servicios de inteligencia estadounidenses han calculado que Israel podría preparar un ataque contra Irán en tan solo siete horas, lo que dejaría poco tiempo para presionar a Netanyahu para que lo cancele.

Pero esa misma evaluación militar estadounidense planteó dudas sobre la eficacia de un ataque unilateral israelí sin el apoyo estadounidense. Y algunos funcionarios israelíes próximos a Netanyahu creen que Estados Unidos no tendría más remedio que ayudar militarmente a Israel si Irán contraatacara.

Funcionarios israelíes han dicho a sus homólogos estadounidenses que Netanyahu podría ordenar un ataque contra Irán incluso si se alcanza un acuerdo diplomático satisfactorio.

Tras su reunión con Trump en la Casa Blanca en abril, Netanyahu ordenó a los funcionarios israelíes de seguridad nacional que siguieran planificando un ataque contra Irán, incluida una operación de menor envergadura que no requeriría asistencia estadounidense, según múltiples personas informadas sobre el asunto. Israel ya tiene muchos planes diferentes en mente, que van desde lo quirúrgico hasta el bombardeo de instalaciones iraníes durante días y días, incluidas algunas en ciudades muy pobladas.

David E. Sanger, Maggie Haberman y Julian E. Barnes reportaron desde Washington y Ronen Bergman desde Tel Aviv. Adam Entous colaboró con reportería ​​desde Washington y Farnaz Fassihi desde New York.

Julian E. Barnes cubre las agencias de inteligencia estadounidenses y asuntos de seguridad internacional para el Times. Ha escrito sobre temas de seguridad durante más de dos décadas.

David E. Sanger cubre el gobierno de Trump y la seguridad nacional. Ha sido periodista del Times durante más de cuatro décadas y ha escrito varios libros sobre los desafíos a la seguridad nacional estadounidense.

Maggie Haberman es corresponsal en la Casa Blanca para el Times y reporta sobre el presidente Trump.

Ronen Bergman es reportero de The New York Times Magazine y vive en Tel Aviv.

David E. Sanger, Maggie Haberman y Julian E. Barnes reportaron desde Washington y Ronen Bergman desde Tel Aviv. Adam Entous colaboró con reportería ​​desde Washington y Farnaz Fassihi desde New York.