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La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica prevé entre 13 y 19 ciclones con nombre durante la temporada de huracanes del Atlántico, que va del 1 de junio a noviembre.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por su sigla en inglés) publicó el jueves su previsión para la temporada de huracanes de este año en el Atlántico, y dijo que esperaba ver entre 13 y 19 ciclones tropicales con nombre. Se trataría de una temporada superior al promedio, pero probablemente no tan activa como la de 2024. Una temporada promedio de huracanes en el Atlántico tiene 14 ciclones con nombre, incluidos siete huracanes y tres huracanes de gran intensidad.
Ken Graham, director del Servicio Nacional de Meteorología de la NOAA, dijo en una conferencia de prensa el jueves por la mañana que los pronosticadores de la agencia creían que entre seis y diez de los ciclones con nombre podrían convertirse en huracanes, lo que significa que incluirían vientos de al menos 119 kilómetros por hora. Entre ellos podrían figurar de tres a cinco huracanes de gran intensidad --de categoría 3 o superior-- con vientos de al menos 178 kilómetros por hora.
"Seis sería una cantidad increíble de huracanes de gran intensidad", dijo Matthew Rosencrans, principal pronosticador de la temporada de huracanes de los Centros Nacionales de Predicción Ambiental de la NOAA. En los últimos años, solo dos previsiones de mayo emitidas por su grupo, en 2017 y 2020, fueron erróneas. En ambos años hubo más huracanes de los previstos inicialmente.
El anuncio del jueves se hizo desde Nueva Orleans para honrar la historia del huracán Katrina, que azotó la ciudad en 2005.
Pero el Servicio Nacional de Meteorología y la NOAA, su agencia matriz, han perdido a cientos de empleados por despidos y jubilaciones en los últimos meses después de que el Departamento de Eficiencia Gubernamental, la iniciativa del gobierno de Donald Trump para reducir la plantilla federal, ordenara que redujeran el personal.
Eso ha dejado a muchas personas en zonas propensas a los huracanes preguntándose cómo podría desarrollarse la temporada con gran parte del mecanismo federal para catástrofes hecho trizas. Algunas oficinas meteorológicas han reducido sus tradicionales lanzamientos de globos meteorológicos dos veces al día, destinados a recoger datos de la atmósfera que ayudan a alimentar los pronósticos y los modelos de previsión.
James Franklin, un meteorólogo que se jubiló del Centro Nacional de Huracanes en 2017, advirtió que la falta de datos, aunque sea pequeña, podría ser la diferencia entre una previsión acertada y otra inexacta.
"La clave para los modelos de previsión es lograr que sigan llegando todos los datos", coincidió Phil Klotzbach, investigador de la Universidad Estatal de Colorado, que emitió una previsión estacional similar el mes pasado. "Si sufriéramos una reducción significativa de los lanzamientos de globos meteorológicos o de los datos de boyas, por ejemplo, eso podría reducir la capacidad de previsión. Pero en este momento, no sabemos realmente cuántos datos de entrada perderíamos".
Vijay Tallapragada, científico principal del centro de modelización medioambiental de la NOAA, dijo que era "muy difícil" estimar si los modelos ya se han visto afectados por los recortes. Podrían pasar meses hasta que los meteorólogos sepan con seguridad si se ha producido una degradación en los modelos informáticos de previsión, dijeron otros expertos.
Existe un sólido consenso entre los científicos en que los huracanes son cada vez más potentes debido al cambio climático. Aunque no haya más ciclones tropicales con nombre en general, la probabilidad de que se produzcan huracanes importantes está aumentando.
Según la NOAA, hay un 30 por ciento de probabilidades de una temporada cercana a lo normal y un 60 por ciento de probabilidades de una temporada por encima de lo normal, con un 10 por ciento de probabilidades de una temporada por debajo de lo normal.
Aun así, a algunos expertos les preocupa que la configuración actual pueda parecerse más a la temporada de 2017, el año de los huracanes Harvey, Irma y María. Ese año, la temporada alcanzó el límite superior de su previsión, acabando con 17 ciclones con nombre de una previsión de 11 a 17. Una cantidad mayor de esos ciclones se convirtieron en huracanes mayores de lo que los meteorólogos habían previsto en un principio.
La previsión de la NOAA del jueves se une a más de una decena de otras previsiones recientes de expertos de universidades, empresas privadas y otros organismos gubernamentales que han pronosticado una temporada de huracanes más moderada que la del año pasado, pero aún así una temporada entre promedio y ligeramente superior al promedio.
Hay 21 entradas en la lista oficial de nombres de ciclones tropicales de este año, desde Andrea hasta Wendy. Si esa lista se agota, el Servicio Meteorológico Nacional pasará a una lista alternativa de nombres, algo que solo ha tenido que hacer dos veces en su historia. Una de esas dos veces fue en 2005, cuando el huracán Katrina azotó el sur de Luisiana y Misisipi, inundando Nueva Orleans y provocando una nueva urgencia por mejorar las previsiones de huracanes.
Estados Unidos ha sufrido la llegada a tierra de un huracán de categoría 4 o 5 en seis de los últimos ocho años. Se trata de una de las frecuencias más altas de los registros que se remontan a 1851, dijo Adam Smith, quien creó y dirigió una base de datos federal que registraba cuántas catástrofes naturales causaban más de 1000 millones de dólares en daños. Este mes, la NOAA cerró el proyecto.
Históricamente, muchos de esos desastres han sido huracanes. El año pasado, con daños combinados superiores a 100.000 millones de dólares, los huracanes Helene y Milton fueron responsables de más de la mitad de las pérdidas totales de la lista de Smith.
Mucho antes de la temporada de huracanes, dijo Smith, este año se había iniciado a un ritmo récord, en gran parte debido a losincendios forestales de Los Ángeles en enero. Judson Jones es meteorólogo y reportero del Times; pronostica y cubre condiciones climáticas extremas.
Judson Jones es meteorólogo y reportero del Times; pronostica y cubre condiciones climáticas extremas.
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