
Animated Films Camp, Dean Fleischer Galifianakis, Zach Sanders, Chris (Film Director) Lilo & Stitch (Movie) Lilo & Stitch (2025) (Movie)
El remake de acción real de la exitosa película de Disney de 2002 es en su mayor parte entretenida y a menudo adorable, aun cuando las mejores partes de la original se hayan quedado atrás.
Una faceta interesante de esta era de remakes de acción real de Disney es de qué forma el estilo y el tono de estas actualizaciones de clásicos infantiles, reimaginados décadas después, pueden personificar exactamente cómo ha cambiado desde entonces la sensibilidad del entretenimiento de masas. Desde los primeros momentos de Lilo y Stitch, que en su mayor parte imita el contenido de su predecesora animada de 2002, la diferencia es evidente: es más veloz, más ruidosa y acompaña más a la audiencia.
Para ser justos, todo ello se ve especialmente potenciado por una película cuyo motor (y promoción publicitaria) es un bicho que provoca el caos y la destrucción a cada paso. Aquí, las cosas se mueven a velocidad de vértigo, aunque la película tropiece constantemente consigo misma intentando tocar fibras sensibles. Pero hay lo suficiente para hacer una renovación moderadamente divertida, en su mayor parte funcional y a menudo adorable, que probablemente satisfará a los fans de la original.
Salvo por un par de personajes que se añaden y se quitan, y por un clímax exagerado, esta actualización, dirigida por Dean Fleischer Camp, es en gran medida fiel a la original, y sigue el vínculo entre Lilo (Maia Kealoha), una niña huérfana criada por su hermana mayor, Nani (Sydney Agudong), y Stitch (un Chris Sanders que regresa, y que fue uno de los directores de la película de 2002), un incorregible experimento alienígena de laboratorio que se estrella en la selva de Hawái.
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Huyendo de la Federación Galáctica Unida, Stitch se hace pasar por perro y va a casa con Lilo y Nani, utilizándolas como escudos humanos contra Jumba (Zach Galifianakis) y Pleakley (Billy Magnussen), dos alienígenas encargados de capturarlo. Mientras Nani lucha por criar sola a su hermana e intenta evitar que los servicios sociales se lleven a Lilo, Stitch solo contribuye al caos. Pero para Lilo, una niña desesperadamente sola que aún está de luto por la pérdida de sus padres, Stitch se convierte rápidamente en "ohana", es decir, en familia, es decir, "nunca te abandona".
Este alboroto de principios de 2000 no parecía un candidato obvio para la actual campaña de remakes de acción real de Disney, aparte de la oportunidad que ofrecía de dar rienda suelta en el mundo real a una criatura tan memorable (y rentable); otros remakes del gigante de los estudios se han justificado en parte recreando universos vastos y fantásticos (La Sirenita, El Rey León) o desempolvando propiedades clásicas de los libros de cuentos para un nuevo siglo (Dumbo, Pinocho). En este caso, el esplendor visual único de la original --que representaba paisajes hawaianos en una magnífica e idiosincrásica animación de acuarela-- se sustituye por la representación insulsa y fácil de una película de Disney Channel.
La mayor desviación es la representación de Jumba y Pleakley disfrazados principalmente con forma humana, que se transforman desde el principio de las entidades alienígenas que aparecen en la original. Parece una maniobra comercial hecha para permitir que la mayor estrella de la película, Galifianakis, esté en pantalla. Él, al mismo tiempo, queda atrapado en una de las mitades del estereotipo de Disney de dos villanos chiflados y torpes.
Pero en lo que sí acierta la película, y lo que más importa, es en los protagonistas y cómplices de las travesuras. Por extraño que resulte hablar de una niña pequeña y una criatura creada por computadora y generada a partir de una animación dibujada a mano, Kealoha y Stitch tienen la química entrañable y el verdadero sentimiento acogedor necesarios para que todo esto funcione. Sobre todo, juntos son muy, muy tiernos.
No es una hazaña pequeña ni garantizada (veamos la debacle de Sonic en acción real), pero es algo que podría esperarse de Camp, quien fue responsable de la criatura infinitamente enternecedora de Marcel el caracol con zapatos. Sin embargo, curiosamente, el tipo de golpe emocional visceral y profundamente humano que hizo tan poderosa a Marcel es lo que falta de forma más notoria en el Lilo y Stitch de Camp.
Lo que consolidó la original y la convirtió en una historia con un fundamento tan poco común para Disney fue la conmovedora y desesperada realidad de dos hermanas que luchan por aferrarse la una a la otra tras una pérdida devastadora. Esta vez, esa misma historia está más construida que sentida de manera profunda. A la película le cuesta dejar que las escenas respiren, nos bombardea con demasiada frecuencia con pistas musicales y se salta momentos emocionales cruciales para sustituirlos por un melodrama menos efectivo.
Pero quien haya venido en busca de la Lilo y Stitch que conoce y ama, obtendrá exactamente eso. Los fans reirán y llorarán como lo hicieron con la original, aunque algunas de las mejores partes de la familia se hayan quedado atrás.
Lilo y Stitch Calificación PG. Duración: 1 hora y 48 minutos. En cines.
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