¿La carne roja es mala para el corazón? Depende de quién financia el estudio

Reportajes Especiales - Lifestyle

Guardar

Diet and Nutrition Research Heart Food Beef Proteins Content Type: Service Clinical Trials Meat

Un nuevo análisis ha descubierto que los estudios sobre la carne roja con vínculos con la industria tenían más probabilidades de informar de resultados favorables que los que no los tenían.

En una revisión publicada la semana pasada en la revista American Journal of Clinical Nutrition, los científicos llegaron a una conclusión preocupante. La carne roja parecía más sana en los estudios financiados por la industria de la carne roja.

Por supuesto, esto no sorprende a nadie familiarizado con la investigación en nutrición, que a menudo tiene conflictos de intereses debido a la falta de financiación federal. Pero es un ejemplo más de cómo los estudios vinculados a la industria pueden influir en la forma en que la gente entiende, y potencialmente malinterpreta, las consecuencias para la salud de lo que come.

Por ejemplo, investigaciones previas financiadas por la industria azucarera han restado importancia a la relación entre el azúcar y enfermedades como la obesidad y las cardiopatías. Y estudios financiados por la industria del alcohol han sugerido que el consumo moderado de alcohol podría formar parte de una dieta sana.

Miguel López Moreno, investigador de la Universidad Francisco de Vitoria, España, quien dirigió el nuevo análisis, dijo en un correo electrónico que quería saber si ocurría algo parecido con la investigación sobre la carne roja no procesada. Las carnes procesadas, como el tocino y las salchichas, se han relacionado sistemáticamente con el riesgo de enfermedad cardiaca, dijo, pero las pruebas sobre las carnes rojas no procesadas, como los filetes y las chuletas de cerdo, han sido "mucho más dispares".

El tema es oportuno porque personas influyentes como el secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., y podcasteros como Joe Rogan y Lex Fridman han hablado favorablemente de las dietas ricas en carne y le han restado importancia a los riesgos para la salud de las grasas saturadas, para preocupación de los expertos en salud pública.

Hace tiempo que sabemos que el consumo de grasas saturadas, que abundan en la carne roja, se asocia a las enfermedades cardiovasculares. Entonces, ¿qué nos dice este nuevo hallazgo sobre cómo los intereses económicos pueden influir en la forma en que las personas entienden lo que es bueno para ellas?

A continuación, presentamos lo que dicen los expertos.

Lo que descubrió el nuevo estudio

Moreno y su equipo de instituciones de investigación de España estudiaron 44 ensayos clínicos publicados entre 1980 y 2023. Los estudios analizaron cómo el consumo de carne roja no procesada podía influir en el riesgo de los participantes de desarrollar enfermedades cardiovasculares, entre otras cosas midiendo sus niveles de colesterol, presión arterial y triglicéridos.

En los 44 estudios, la mitad de los cuales se realizaron en Estados Unidos, participaron adultos que comieron carne roja no procesada o una dieta de comparación durante varias semanas o meses. Algunos de los estudios incluyeron a adultos sanos, mientras que otros se enfocaron en personas con factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, como colesterol alto u obesidad.

De los 44 estudios que analizaron los científicos, 29 recibieron financiación de grupos industriales relacionados con la carne roja, como la National Cattlemen's Beef Association y la National Pork Board. Los 15 ensayos restantes fueron financiados por subvenciones gubernamentales, instituciones académicas o fundaciones sin fines de lucro sin vínculos con la industria.

Moreno y sus colegas descubrieron que los ensayos con financiación de la industria de la carne roja tenían casi cuatro veces más probabilidades de reportar resultados cardiovasculares favorables o neutros tras comer carne roja no procesada, en comparación con los estudios sin esos vínculos. Todos los estudios financiados de manera independiente reportaron resultados cardiovasculares peores o neutros, y los financiados por la industria registraron resultados favorables o neutros.

Los autores de la nueva revisión no declararon conflictos de intereses ni vínculos con la industria alimentaria.

Una imagen confusa para los consumidores

Deirdre Tobias, profesora adjunta de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard, dijo que cuando una persona ve un montón de ensayos que estudian una cosa pero obtienen resultados diferentes, puede resultar difícil saber qué creer. Esto puede "socavar la ciencia de la nutrición", dijo.

Estos resultados divergentes pueden deberse, en primer lugar, al modo en que se establecieron los estudios, escribió Tobias en un editorial para la revista American Journal of Clinical Nutrition que acompañaba al nuevo estudio.

Las investigaciones nutricionales individuales pueden ser buenas para mostrar cómo se comparan los efectos sobre la salud de determinados alimentos con los de otros alimentos específicos. Pero para demostrar si un alimento concreto, o un grupo de alimentos como la carne roja, es bueno o malo para la salud en general, los científicos deben examinar los resultados de muchos estudios distintos que lo comparen con todos los grupos de alimentos y dietas posibles.

La nueva revisión demostró que, en general, los estudios sobre la carne roja financiados por la industria no la compararon con toda la gama de alimentos que la gente podría comer, incluidos los alimentos que sabemos que son buenos para el corazón, como los cereales integrales o las fuentes de proteínas vegetales como el tofu, los frutos secos o las legumbres. En cambio, muchos de los estudios comparaban la carne roja no procesada con otros tipos de proteínas animales como el pollo o el pescado, o con carbohidratos como los panecillos, la pasta o el arroz.

En cambio, los estudios financiados de manera independiente compararon la carne roja con "todo el espectro" de diferentes dietas --incluidos otros tipos de carne, cereales integrales y alimentos vegetales cardiosaludables como los productos de soya, los frutos secos y las legumbres--, dijo Tobias. Este examen más exhaustivo ofrece una imagen más completa de los riesgos o beneficios de la carne roja, dijo.

Por supuesto, no podemos demostrar que los científicos que diseñaron los estudios financiados por la industria omitieran ciertas comparaciones para hacer que la carne roja pareciera buena a propósito, dijo Walter C. Willett, profesor de epidemiología y nutrición de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard. Pero la tendencia es bastante condenatoria, dijo.

Una portavoz de la Asociación Nacional de Ganaderos de Vacuno dijo en un correo electrónico que "los ganaderos de vacuno apoyan la investigación científica de referencia", y que tanto las fuentes de proteínas animales como las vegetales pueden formar parte de una dieta cardiosaludable.

Es cierto que ambas fuentes de proteínas pueden tener cabida en una dieta sana, afirman los expertos en nutrición. Y aunque nos vendrían bien más estudios --más amplios y de mayor duración-- que compararan las fuentes de proteínas vegetales de alta calidad con la carne roja no procesada, dijo Willett, las pruebas existentes hasta ahora sugieren que las proteínas vegetales son mejores para la salud del corazón que las proteínas animales ricas en grasas saturadas.

Qué significa esto para la futura investigación nutricional

Cuando cualquier grupo de la industria alimentaria --incluso uno no relacionado con la industria cárnica, como un grupo de soya o de frutos secos-- paga por la investigación, el objetivo suele ser promocionar y vender más su producto, dijo John Ioannidis, profesor de medicina, epidemiología y salud de la población de la Universidad de Stanford.

Esa es una de las razones por las que los expertos en nutrición se preocupan por los recortes propuestos por el gobierno de Donald Trump de 18.000 millones de dólares en los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por su sigla en inglés), que podrían originar más investigaciones patrocinadas por la industria.

Esto no "augura nada bueno" para la futura credibilidad de la ciencia de la nutrición, dijo Marion Nestle, profesora emérita de nutrición, estudios alimentarios y salud pública de la Universidad de Nueva York.

Nestle afirma que la investigación nutricional financiada por los grupos de la industria alimentaria es buena para la comercialización de sus productos, pero no para la ciencia.

Durante un seminario web llevado a cabo la semana pasada, Jay Bhattacharya, el nuevo director de los NIH, dijo a los miembros de la Sociedad Estadounidense de Nutrición que la agencia iba a "centrarse" en la nutrición bajo su dirección, aunque no entró en detalles sobre la financiación.

Los expertos con los que hablamos no eran tan optimistas. La investigación sobre nutrición ya ha estado infradotada de recursos en Estados Unidos; por ejemplo, menos del 5 por ciento del presupuesto de los NIH se asignó a la investigación sobre nutrición en 2023. Es una cantidad "minúscula", dijo Tobias.

El estudio sobre la carne roja es "un ejemplo excelente" de por qué los NIH deberían invertir en investigación sobre nutrición en Estados Unidos, añadió Tobias. "De lo contrario, dependemos de que la industria marque el camino, con pocas garantías de que actúe en interés de la salud pública".