
Domestic ViolenceSex CrimesHuman TraffickingRap and Hip-HopRhythm and Blues (Music)Suits and Litigation (Civil)Drug Abuse and TrafficProstitutionWitnessesContent Type: Personal ProfileRacketeering and RacketeersCombs, SeanVentura, Cassandra (Cassie)
La identidad de la persona a la que en una serie de expedientes judiciales sobrecogedores se hace referencia como Víctima 1 --la mujer en el centro del caso de conspiración de crimen organizado y tráfico sexual contra el magnate de la música Sean Combs-- nunca fue un gran misterio.
Pero el martes, cuando subió al estrado de los testigos en un tribunal de Manhattan con su propio nombre, quedó claro que no habría habido una acusación penal contra Combs sin el testimonio de Casandra Ventura.
Ventura, una cantante y modelo conocida como Cassie, fue novia --y empleada-- de Combs de manera intermitente casi desde que se conocieron en 2005, cuando ella tenía 19 años, hasta que finalmente cortó relaciones con su famoso sello discográfico, Bad Boy, en 2019.
Tras meses de preparación y anticipación, se esperaba que Ventura, que ahora tiene 38 años, le relate al jurado el modo en el que Combs creó un sistema de abuso y control sobre su vida y su carrera por más de una década. Los fiscales afirman que el ejecutivo le ofrecía oportunidades musicales que nunca se concretaban, la golpeaba cuando no se comportaba como debía y la atiborraba de drogas, obligandola a mantener sesiones maratónicas de sexo con prostitutos mientras él grababa los encuentros.
Los abogados de Combs han descrito la relación como cariñosa pero sumamente tóxica y compleja, propensa a la infidelidad y al abuso mutuo, y aseguran que cualquier situación sexual era totalmente consensuada. Describen a Ventura como una exnovia amargada y extorsionadora que solo buscaba dinero, no justicia.
En lo que ambas partes no pueden estar en desacuerdo es que fue la decisión de Ventura a finales de 2023, tras una extensa terapia, de presentar sus acusaciones en una demanda federal --y la elección de Combs de no llegar a un acuerdo antes de que el caso se hiciera público-- lo que llevó a este momento en el que Combs, de 55 años, ha pasado de ser una admirada celebridad multimillonaria a un recluso que enfrenta una posible cadena perpetua.
Aunque la demanda de Ventura se saldó con un acuerdo de ocho cifras un día después de convertirse en noticia internacional, la explosión cataclísmica que supuso su denuncia desencadenó una serie de demandas civiles contra Combs que ya se cuentan por decenas. También inició una investigación penal que, casi un año después, derivó en una acusación y lo presentó como el cerebro de una empresa criminal que traficaba sexualmente con mujeres, entre ellas a Ventura, incendió el coche de un rival sentimental y secuestró o sobornó a personas en una serie de delitos relacionados que se remontaban a 2004.
La versión de los hechos planteada hasta ahora por el gobierno en su declaración inicial del lunes repetía fielmente los detalles y las palabras de la demanda original de Ventura. En ella, intentaba implicar a un equipo de subordinados que ayudaron a Combs a establecer y mantener su dominio sobre ella, incluso mediante amenazas y represalias --por ejemplo, al suprimir su música por desobediencia-- y ayudando a ocultar su conducta.
El martes, cuando subió al estrado, los fiscales trataron de retratar a Ventura como una persona imperfecta, pero valiente, que hablaba con la verdad en un proceso de sanación, evocando a las mujeres fuertes que estuvieron detrás de las condenas de la era del #MeToo a Harvey Weinstein, R. Kelly y Bill Cosby. Se le ha encomendado la tarea de explicar el contexto que rodea a algunas de las pruebas potenciales más explosivas, incluyendo el borrador de sus memorias y videos gráficos de actividad sexual y abuso que, los fiscales han argumentado, están conectados por la red de poder y control de Combs.
La defensa intentará mostrar a Ventura como una persona que participó de manera voluntaria, incluso entusiasta, en un acuerdo romántico problemático y no tradicional.
"Las pruebas les mostrarán una relación tóxica y disfuncional entre dos adultos", dijo Teny Geragos, abogada de Combs, en su alegato de apertura. "Tal vez piensen, vaya, qué mal novio. Pero las pruebas les mostrarán a una mujer competente y fuerte, que participó voluntariamente en su relación".
Tener un papel tan importante en el caso ha puesto a Ventura bajo un reflector en el que no había estado durante la mayor parte de las dos últimas décadas, mientras ella pasaba de ser una cantante de R&B prometedora a una "novia profesional", para luego convertirse en una nota al pie y una historia aleccionadora en la industria musical.
Sin embargo, en lugar de aprovechar la atención renovada de los últimos 18 meses, Ventura se ha retraído aún más, dicen sus amigos y antiguos conocidos, ha rechazado todas las entrevistas y se ha refugiado más en su familia mientras se prepara para lo que podrían ser unos días agotadores en el estrado, recordando los capítulos más oscuros de una vida por lo demás afortunada.
Y como si los temas del caso no fueran ya lo suficientemente complicados, se sumó una capa adicional de intriga en el tribunal: cuando Ventura reapareció como testigo clave de la fiscalía, lo hizo con el tercer trimestre de embarazo de su tercer hijo avanzado.
Un talento prometedor
Uno de los propósitos del testimonio de Ventura será seguir la pista de cómo los años de presunta subyugación a manos de Combs condujeron a su propio declive, pasando de ser una modelo prometedora con representación de alto nivel y una estrella del pop en ascenso con un éxito en una lista de top 5, a ser una artista en dificultades que usaba drogas.
Quienes la conocieron como una adolescente ambiciosa, llena de talento y posibilidades, seguirán el proceso con interés, deseosos de responder a sus preguntas sobre lo que salió mal.
"Siempre iba a alcanzar cosas increíbles en este mundo", dijo Kate Fioravanti, exdirectora de arte en una escuela particular subvencionada de Connecticut en la que Ventura cursó estudios de secundaria.
Nacida como Casandra Elizabeth Ventura en New London, Connecticut, Cassie estuvo entre los 45 niños matriculados en la Escuela Interdistrital de Artes y Comunicación (ISAAC, por su sigla en inglés) en su clase inaugural de 1997, luego de seis años en una escuela católica.
Ahí la querían mucho, recuerda Fioravanti. Llegó a ser la primera presidenta estudiantil e incluso compuso una ópera original, The Two Faces of Friendship, a los 12 años, como parte de un programa con la Metropolitan Opera para hacer más accesible este género. (El espectáculo estaba ambientado en una secundaria; el periódico local dijo que era "casi tan cautivante como Aida").
Pianista, bailarina y alumna destacada, Ventura "era influyente, pero nunca ostentosa", dijo Fioravanti. "Cuando hablaba, la gente la escuchaba". La educadora añadió: "Era respetada por todos los maestros, todos los alumnos", y muchos esperaban que llegara a doctorarse.
En lugar de eso, con el apoyo de sus padres, Ventura se dedicó a la danza y el modelaje, y firmó con la agencia Wilhelmina. A los 16 años ya desfilaba en la Semana de la Moda de Nueva York.
"Les gusta la incertidumbre de su origen", dijo en ese momento su madre, Regina, quien trabajaba como asistente administrativa en Pfizer. "Ella es diversidad". (La madre de Ventura es negra y su padre, Rodrick, es filipino). Apareció en catálogos de Abercrombie & Fitch, JC Penney y Delia's; dormía la siesta durante los trayectos al trabajo y hacía los deberes de la escuela entre sesiones. Con el dinero que ganó modelando compró un cachorro de bóxer para su familia.
"Cualquiera que piense que esto es glamuroso debería estar aquí el jueves a las 3:00 a. m., y ver cómo entramos a nuestro coche helado y conducimos para tomar el tren Metro North en New Haven para poder ir a la ciudad", declaró su madre a un periódico local.
Después de graduarse en 2004 de la Williams School, una academia preparatoria en Connecticut donde había conseguido una beca de danza, Ventura soñaba con especializarse en justicia penal; incluso quería entrar en la CIA. Pero optó por posponer sus estudios en la Universidad de Pace y trasladarse a Nueva York para seguir persiguiendo sus sueños en el mundo del espectáculo.
Siendo adolescente en la ciudad, Ventura conoció a Ryan Leslie, un cantante, productor y compositor en ascenso que impulsaría el inicio de su carrera musical. Después de que Leslie la presentara al magnate musical Tommy Mottola, quien la contrató en su empresa de representación, pronto encontró un nuevo aliado en Combs. Él le ofreció un contrato de 10 álbumes con Bad Boy y lanzó su sencillo debut, "Me & U", en 2006.
"Íbamos a cenar a Cipriani's para hablar de mi contrato con Bad Boy, y recuerdo que pensé: '¿Cómo voy a relajarme?' Estaba muy nerviosa. Sabía que iba a querer que cantara", recordó Ventura hablando con The New York Times en 2007. Después de que ella cantara en la mesa, "él dijo inmediatamente: 'Hagámoslo. Tenemos que hacerlo'".
Al poco tiempo, Cassie regresó a ISAAC como su exalumna más famosa, con un aclamado álbum debut homónimo y un éxito que había alcanzado el puesto número 3 en la lista de sencillos de Billboard. En la escuela que la formó, les dijo a los estudiantes que estaba trabajando en un segundo álbum y tal vez hasta en un dueto con Rihanna, que en ese entonces era otra estrella emergente del pop.
Ninguna de las dos cosas se llegó a materializar.
De mentor a novio
Según la demanda presentada por Ventura en 2023, en menos de un año de haber firmado con Bad Boy, Combs, mejor conocido como Puff Daddy o Diddy, "se involucró profundamente en la vida de Ventura, estableciendo casi de inmediato su control y posesión sobre ella e interviniendo en todos los aspectos de su carrera y vida personal".
La prensa la presentó como la "nueva princesa" de la discográfica, y mientras los fans especulaban sobre un posible romance entre Cassie y el jefe, quien era casi dos décadas mayor que ella, al inicio él actuó como su principal impulsor y defensor. Promoviéndola como la próxima Britney Spears o Janet Jackson, Combs salió a defenderla en los medios tras una serie de presentaciones iniciales deslucidas.
"Estoy con ella en su desarrollo", dijo a MTV. "Me hizo apreciar que se pusiera nerviosa, y para ser sincero, me pareció lindo". Combs añadió: "No me importa cuántas presentaciones sean, voy a estar con ella hasta que lo haga bien".
Tras bambalinas, según la demanda y los fiscales federales, las cosas tomaron un giro más oscuro con rapidez, cuando Combs dejó entrever la posibilidad de un avance en su carrera a cambio de que Ventura participara en situaciones sexuales cada vez más extremas, que él llamaba freak offs. (Los abogados de Combs dicen que su inclinación a las "actividades sexuales no convencionales", como el voyerismo y compartir pareja, lo convierten en un "swinger", no en un maltratador).
Tras uno de estos presuntos freak offs --que el gobierno ha descrito como maratones sexuales coreografiados y con consumo de drogas que podían durar días--, Ventura intentó escapar de una habitación de hotel pero fue brutalmente golpeada y arrastrada por Combs por el pasillo, según la acusación.
El gobierno ha presentado como prueba clave el incidente de 2016, que fue captado en un video de vigilancia y mostrado posteriormente por CNN. La defensa afirma que la disputa no estaba relacionada con un freak off, sino que tuvo su origen en una pelea por una infidelidad de Combs.
Aun así, pasarían más de dos años antes de que Ventura dejara definitivamente a Combs. Ella ha dicho en su demanda que cerca del final de su relación, en 2018, Combs entró por la fuerza en su casa y la violó.
La carrera de Ventura ya había decaído. A pesar de algunas canciones intermitentes con estrellas como Lil Wayne y Akon, además de un mixtape lanzado en línea en 2013, nunca sacó un segundo álbum propiamente dicho, lo que dejó tanto a sus fans como a expertos de la industria preguntándose por qué.
"En retrospectiva, no parece que alguna vez se haya pretendido que fuera una gran fuente de ingresos para la discográfica", dijo Touré, un experimentado periodista musical que ha escrito sobre el caso. Combs, añadió Touré, "no pretendía que fuera una artista seria y real. Le estaba tomando el pelo".
A finales de 2018, cuando Kim Porter, otra exnovia de Combs y madre de tres de sus hijos, murió repentinamente, Ventura utilizó la tragedia como distracción para escapar definitivamente. A principios de 2019, los tabloides y los blogs de chismes informaron que estaba saliendo con Alex Fine, quien anteriormente había trabajado como entrenador personal para ella y Combs.
Los abogados de Combs han descrito esa relación como una traición por parte de Ventura, y durante su contrainterrogatorio esperan presentar la infidelidad en la relación, al igual que la violencia doméstica, como algo mutuo. Ventura y Fine, actor, modelo y exjinete de toros profesional, anunciaron que esperaban su primer hijo en junio de ese año --lo que les valió una felicitación de Combs en Instagram -- y en septiembre el director Peter Berg los casó. La pareja tiene ahora dos hijas.
En los años transcurridos desde entonces, Ventura necesitó "terapia intensiva y otros cuidados médicos" para recuperarse de su relación con Combs, según su demanda.
Como parte de ese proceso, empezó a redactar unas memorias sobre su vida y su proceso de sanación, que la defensa ha citado como posibles pruebas y que podría intentar mostrar como una táctica para manipular a Combs para que pagara un acuerdo.
Los abogados de Combs han argumentado en documentos judiciales que los escritos "documentan una versión de los hechos que difiere notablemente de lo que ella ha contado al gobierno y testificará en el juicio", y se han referido a una conversación grabada de ocho minutos en la que un antiguo abogado de Ventura ofrece a un representante de Combs los derechos exclusivos del libro por 30 millones de dólares.
(Aunque el acuerdo final entre Ventura y Combs podría haber incluido un acuerdo de no divulgación que prohíba que hablen negativamente uno del otro, los contratos privados no pueden impedir que alguien testifique verazmente en un proceso penal).
El equipo legal de Combs también ha indicado que interrogará a Ventura sobre unos videos explícitos de encuentros sexuales en los que, afirma la defensa en los documentos judiciales, "ella se muestra evidentemente feliz, dominante y completamente en control". (Las grabaciones, tomadas de los dispositivos electrónicos de Ventura que se entregaron a las fuerzas de seguridad, podrían ser vistas, al menos en parte, por el jurado).
"Este tráfico sexual es una relación de 10 años", dijo Marc Agnifilo, abogado de Combs, a principios de este año. "Estas dos personas estaban enamoradas. Eso quedará totalmente claro por la forma en que se hablan, por la forma en que otros testigos describieron su tiempo juntos y por las circunstancias de cómo rompieron".
En los meses previos a su testimonio, Ventura se ha preparado a fondo para unos momentos emocionalmente desgastantes en el estrado.
Durante un tiempo, Ventura consideró la posibilidad de utilizar su recién adquirida notoriedad para reaparecer como cantante o modelo. En lugar de eso, optó por ignorar la atención que se enfocaba en ella y estrechar su círculo cercano, preocupada por las consecuencias del caso en su familia.
En algunas de sus escasas apariciones públicas, se ha mostrado silenciosa y decidida, apoyando a Fine en la Semana de la Moda de París y en el estreno en Londres del programa de televisión MobLand, en el que aparece como actor.
Cualquier cosa que haya estado esperando decir, durante años o incluso décadas, saldrá primero en el estrado.
"Es capaz de tantas cosas, y la gente se ha enfocado en que es guapa y tiene talento", dijo Fioravanti, su antigua profesora. "Pero sospecho que va a impresionar a mucha gente con su increíble inteligencia.
"Ella no es una activista", añadió Fioravanti, "pero definitivamente es alguien que se levantará y dirá: esto es lo que deberíamos hacer y así es como debería ser".
Kitty Bennett colaboró con investigación.
Joe Coscarelli es un periodista cultural del Times que se enfoca en la música popular y es copresentador del pódcast del Times Popcast (Deluxe).
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