Hurras, cánticos y una 'danza de los diablicos' para el papa León en Perú

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La ceremonia en honor al papa León XIV en la ciudad peruana donde fue obispo durante aproximadamente ocho años comenzó el sábado por la noche con una procesión de monaguillos y sacerdotes. Terminó casi al amanecer, con bailarines disfrazados de demonios que se arremolinaban en las escaleras de su antigua iglesia.

Entremedio, hubo una misa, comunión, muchos himnos, una banda de estudiantes, un coro, fuegos artificiales, una actuación musical de uno de los sacerdotes --aclamado como una estrella de rock con túnica blanca-- y cánticos tras cánticos sobre el "papa chiclayano".

Chiclayo, en el norte de Perú, es la quinta ciudad más poblada del país y fue el hogar del papa desde 2014 hasta 2023. Aquí se le conoce por recorrer las montañas y la costa de la región durante largas horas en coche y, en ocasiones, a caballo, y por sus convincentes sermones en un español fluido.

Para celebrarlo, cientos de personas llenaron la exuberante plaza frente a la imponente y amarillenta catedral de la ciudad. Había monjas con hábitos blancos y grupos de feligreses con chalecos a juego. Flanqueando las puertas de la catedral había dos pancartas gigantes con imágenes del papa León sonriente.

Los danzantes --que interpretaban la "danza de los diablicos de Túcume", un distrito cercano-- fueron el toque final del evento. Fuegos artificiales salían disparados de un tocado que llevaba el diablo principal, quien luchaba contra un ángel. Varios de los presentes dijeron que la danza representaba la batalla entre el bien y el mal.

En la parte religiosa del evento, las panderetas sonaban mientras el nuevo obispo de Chiclayo, Edinson Farfán, tomaba el micrófono.

Recordó al papa como "un pastor con olor a oveja", una frase utilizada repetidamente en Chiclayo en los últimos días para referirse al papa León como un hombre cercano a su congregación.

"León XIV nos ha enseñado a vivir el Evangelio desde la cercanía con los pobres, con los más vulnerables, con los que sufren, los migrantes, los refugiados", dijo Farfán. "Es un hombre profundamente sensible a la justicia social".

Chiclayo rara vez, o nunca, ha tenido una conexión tan famosa, y en los últimos días ha brillado con entusiasmo. Se han colocado nuevas señales en las calles: "Bienvenidos a Chiclayo, la ciudad del papa León XIV". Los restaurantes ofrecen especialidades del papa. ("¡Feliz día mamá!", se lee en el cartel del Trébol, un restaurante junto a la catedral. "Hoy: cabritochiclayano, el favorito de León XIV. ¡Bienvenidos!!!").

Y para el fin de semana, la junta regional de turismo había organizado un tour papal para los medios de comunicación, en el que se visitaban los lugares más destacados de la estancia del antiguo obispo en Chiclayo.

Chiclayo era religiosa antes de la llegada del papa en 2014, y sigue siéndolo. Los domingos se celebran ocho misas diferentes en la catedral principal, y cientos de personas asisten a cada una de ellas, dijo el padre Jorge Millán, un sacerdote de Chiclayo cercano al papa. Lo que hizo el papa fue animar a la gente a llevar su fe más allá de la iglesia y participar en el trabajo social, dijo.

Durante la ceremonia del sábado, Farfán dijo que, cuando era obispo, la ciudad "acompañó en su peregrinar al santo padre León XIV para que ahora acompañe y guíe a la Iglesia universal. Desde Chiclayo, desde América Latina, el continente de la esperanza para el mundo entero".

La multitud estalló en vítores: "¡Papa, amigo, Chiclayo está contigo!".

Julie Turkewitz es jefa del buró de los Andes para el Times, está radicada en Bogotá y cubre Colombia, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Perú.