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La mayoría de las hamburguesas estadounidenses no son en realidad totalmente estadounidenses.
Las hamburguesas que se asan en las parrillas de los patios traseros o se voltean en los restaurantes de comida rápida suelen ser una mezcla de carne de res picada, tanto local como importada de otros países, especialmente de Brasil. En los comedores escolares y en las cocinas domésticas, esta mezcla global de carne se sella, fríe y cocina a fuego lento en millones de tacos, albóndigas y lasañas todos los días.
Ahora, el desmantelamiento del sistema de comercio mundial por parte del presidente Donald Trump mediante la imposición de aranceles generalizados está provocando cambios en el comercio que podrían beneficiar a países como Brasil, que producen materias primas codiciadas en todo el mundo.
En lo que respecta a la carne de res, crucial para satisfacer el apetito de los estadounidenses por cortes de carne baratos, los aranceles encarecerán la carne de res brasileña.
Pero al mismo tiempo, Brasil de súbito se convierte en una fuente más atractiva para China, otro enorme consumidor de carne, porque su guerra comercial con Estados Unidos --y los elevados aranceles que ambas naciones se han impuesto mutuamente-- ha hecho que China busque otros países con amplios suministros de carne barata.
Mientras que los empacadores de carne estadounidenses, probablemente anticipándose a la escalada de precios, se han estado abasteciendo de res brasileña en las últimas semanas, según los datos comerciales, las exportaciones de carne brasileña a China también aumentaron en abril.
Como resultado, los precios de la carne de res de Brasil han aumentado alrededor de un 20 por ciento desde principios de abril, según los expertos en comercio.
"El momento, desde nuestro punto de vista, nunca ha sido más favorable para Brasil", dijo Luiz Gustavo Oliveira, vicepresidente del Grupo Fribal, una empresa cárnica brasileña. "Y el mundo tiene las puertas abiertas a la carne brasileña".
Por otro lado, los procesadores de carne estadounidenses están teniendo dificultades para hacer frente a los precios más altos de la carne y a lo que esto significa para sus ganancias y el precio que se les pedirá a sus clientes que paguen.
En un intento de mantener bajos los precios, Kent Sander, cuya familia posee un negocio de procesamiento de carne en la zona rural de Indiana, ha empezado a mezclar carne de cerdo, que es menos cara, en las hamburguesas de res que vende. "Intento ofrecer a la gente una opción asequible", dijo.
Brasil es el mayor exportador mundial de carne de res, habiendo superado a Estados Unidos en los últimos 20 años. Con vastas extensiones de tierras de cultivo donde pueden pastar enormes rebaños de ganado, y costos laborales y de otro tipo más bajos, los ganaderos brasileños han conquistado el mercado mundial produciendo carne de res a mayor escala y mucho más barata que sus competidores.
China y Estados Unidos son los dos principales compradores de carne brasileña, y ambos países han aumentado considerablemente sus compras en los últimos años para satisfacer el creciente apetito interno de carne magra y barata que no pueden satisfacer los ganaderos de ninguno de los dos países.
"Brasil se encuentra en una posición única", afirmó Roberto Perosa, presidente de la Asociación Brasileña de Industrias Exportadoras de Carne y exsecretario de Comercio del gobierno brasileño. "Ningún otro país del mundo puede satisfacer esta demanda".
Aunque Estados Unidos sigue siendo el mayor productor mundial de carne de res, su ganado --engordado con una dieta a base de soja o maíz-- es más adecuado para los caros filetes entreverados, famosos por su rico sabor, según los expertos de la industria estadounidense.
Parte de este ganado se sacrifica para producir cortes de carne más baratos. Pero una gran proporción se convierte en filetes de primera calidad, como el filet mignon o el rib eye, que se consumen en casa y en restaurantes especializados en carnes, o se exportan al resto del mundo. China, el tercer mayor comprador de res estadounidense, importó carne por valor de 1600 millones de dólares en 2024.
Para producir la carne molida más barata que muchos estadounidenses comen a diario, los empacadores de carne de Estados Unidos mezclan carne local más grasosa con variedades más magras alimentadas con pasto procedentes del extranjero.
"No toda la carne de res es igual", dijo Glynn Tonsor, catedrático de economía agrícola de la Universidad Estatal de Kansas. "Y en Estados Unidos consumimos más carne molida de la que producimos".
Para satisfacer la demanda, Estados Unidos aumentó sus importaciones de carne de Brasil de 2023 a 2024 en más de un 50 por ciento, alcanzando la cifra récord de 1300 millones de dólares.
Pero la carne de res brasileña ahora está sujeta al arancel del 10 por ciento que Trump aplicó a casi todos los socios comerciales de Estados Unidos, y cuanto más tiempo persistan los aranceles, más probabilidades hay de que remodelen el comercio mundial de carne de res de forma duradera.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo recientemente que no quería "elegir" entre China y Estados Unidos, los dos mayores socios comerciales del país.
"Quiero negociar con todos", dijo Lula, quien tiene previsto visitar China este mes. "Quiero vender y comprar".
Pero el principal asesor de política exterior de Lula, Celso Amorim, declaró a un periódico brasileño que China actualmente ofrece a Brasil "más oportunidades y menos riesgos" que Estados Unidos.
Y después de que China revocara las licencias de exportación de más de 390 empresas de procesamiento de carne estadounidenses en represalia por los aranceles de este país, el ministro de Agricultura de Brasil dijo que el país latinoamericano estaba ansioso por llenar el vacío.
"Alguien tendrá que suministrar esta carne, que era suministrada por los estadounidenses", dijo el ministro, Carlos Fávaro.
En China, la antigua preferencia por la carne de cerdo, más barata, ha dado paso en los últimos años a un nuevo gusto por los filetes y las ollas calientes de res, a medida que ha crecido la clase media del país.
Las importaciones chinas de carne de res pasaron de menos de 100 millones de dólares en 2010 a más de 13.000 millones de dólares en 2024, y el país compró casi la mitad de su carne a Brasil el año pasado.
La mayor parte de la res brasileña ya estaba sujeta a fuertes aranceles estadounidenses, establecidos por primera vez en la década de 1990 para proteger a los ganaderos estadounidenses de una avalancha de carne importada más barata. Ahora, los recientes aranceles de Trump han elevado el gravamen al 36 por ciento. En comparación, la carne brasileña solo se enfrenta a aranceles del 12 por ciento en China.
Con la paralización de la mayoría de las importaciones de carne estadounidense por parte de China, las cadenas de suministro de "esta mercancía se han visto completamente sacudidas", dijo André Ferreira, especialista en transporte marítimo de DMS Logistics, con sede en Brasil. "Así que China mirará ahora a Brasil de forma diferente".
Algunos productores brasileños de carne de res ya están trazando ambiciosos planes para el futuro.
Para el Grupo Fribal, que cría, sacrifica y empaca carne de res para los mercados nacional e internacional, el negocio se ha disparado en los últimos años, con el aumento de las exportaciones a China y Estados Unidos.
Ahora, la empresa tiene previsto aumentar su ganado de 40.000 a 60.000 cabezas para el año próximo, en parte para aprovechar una demanda aún mayor, estimulada por los aranceles. "El momento es ahora", dijo Oliveira, del Grupo Fribal.
Pero la reproducción, la cría y el engorde de más ganado para carne de res exige tiempo y dinero, lo que convierte estos planes en una apuesta a largo plazo para que la demanda siga creciendo.
Brasil, una inmensa nación con un clima suave que favorece la agricultura, tiene más ganado que habitantes. Desde la década de 1970, tanto la ganadería a gran escala como la agricultura familiar se han extendido por todas las regiones del país, incluida la selva amazónica.
Aun así, las sequías consecutivas han pasado factura, y se prevé que la producción de carne de Brasil disminuya casi un 5 por ciento en 2025, según la consultora Safras & Mercado.
E incluso si algunos ganaderos brasileños consiguen aumentar la producción a corto plazo, podrían tener dificultades para enviar más carne al extranjero, ya que los principales puertos brasileños ya funcionan casi a plena capacidad.
En Estados Unidos, los expertos en comercio afirman que los ganaderos estadounidenses se verán en apuros para sustituir las importaciones de carne procedentes de Brasil, y que ya se enfrentaban a otros retos antes de los aranceles. Las existencias de ganado estadounidense han caído a su nivel más bajo en 73 años, en parte debido a la sequía y al aumento de los costos de los piensos.
Se espera que la demanda de carne de res más barata aumente a medida que el nerviosismo económico aleje a los consumidores estadounidenses de los cortes caros y los dirija hacia las hamburguesas, lo que hará subir los precios. Los precios de la carne molida en las ciudades estadounidenses han subido un 43 por ciento en los últimos cinco años, según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos.
Incluso con los aranceles, lo más probable es que Estados Unidos siga dependiendo de la res brasileña porque no existe ninguna otra fuente de tamaño similar para el mercado estadounidense, dijeron los expertos.
Esto puede ser una buena noticia para los ganaderos brasileños, dijo Perosa, de la asociación de exportadores de carne, pero no para los consumidores estadounidenses. "Es la sociedad estadounidense la que tendrá que pagar la factura", dijo.
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