
E-CommerceCandyCustomer RelationsAmazon.com IncSpangler Candy CoDum-DumsLexington (Ky)
Holly LaFavers halló 22 cajas de golosinas en la puerta de su edificio y un cargo de 4200 dólares en su cuenta.
El domingo por la mañana, mientras Holly LaFavers se preparaba para ir a la iglesia, un repartidor dejó una caja de 11 kilogramos de paletas de caramelo delante de su edificio de apartamentos en Lexington, Kentucky.
Y otra más. Y luego otra. Pronto, 22 cajas de 50.600 golosinas estaban apiladas en cinco niveles en dos paredes de Dum-Dums. Fue entonces cuando LaFavers oyó lo que ningún padre quiere oír: su hijo, sin querer, había hecho un pedido masivo por internet.
"¡Mamá, llegaron mis dulces!", dijo su hijo Liam, quien había salido a montar en su patineta.
"Entré en pánico", dijo LaFavers, de 46 años. "Estaba histérica".
LaFavers dijo en una entrevista que Liam, de 8 años, se familiarizó con Amazon y otros sitios de compras durante la pandemia, cuando ella encargaba suministros con regularidad. Desde entonces, de vez en cuando le deja navegar por el sitio si guarda los artículos en el carrito.
Pero durante el fin de semana, Liam tuvo un lapsus. Le dijo a su madre que quería organizar una feria para sus amigos, y por error, dijo, hizo un pedido de casi 70.000 unidades de las golosinas en lugar de reservarlas.
Y así se levantó la doble muralla de caramelos en su puerta, donde los excesos del comercio electrónico se cruzaron con su unida comunidad.
LaFavers dijo que descubrió que algo iba mal tras una compra a primera hora del domingo, cuando consultó su saldo bancario por internet. "Estaba en números rojos", dijo.
Se trataba de un cargo de 4200 dólares de Amazon por 30 cajas de Dum-Dums. Frenética y disgustada, llamó a Amazon, que le aconsejó rechazar los envíos. LaFavers pudo rechazar ocho de las cajas, con un total de 18.400 piruletas, pero las 22 cajas que contenían 50.600 paletas de caramelo ya habían aterrizado.
"Mi Alexa ni siquiera sonó para decirme que se habían entregado", dijo.
LaFavers dijo que entonces Amazon le dijo que no podía aceptar la devolución de las golosinas porque eran alimentos. Así que intentó devolver al mundo de las compras virtuales lo que este le había descargado en primer lugar.
"¡Hola a todos! Liam pidió 30 cajas de Dum-Dums y Amazon no me deja devolverlas. Oferta: caja de 130 dólares. Todavía cerrados", escribió en Facebook el 4 de mayo.
La publicación atrajo la atención de las emisoras de noticias locales y de los medios de comunicación nacionales, poniendo de relieve la traición financiera de la actividad en línea.
Los padres se compadecieron en su página de Facebook y compartieron soluciones, como desconectar los métodos de pago de las cuentas en línea, establecer alertas para las compras grandes o simplemente mantener a los niños alejados de los teléfonos. Un niño gastó 980 dólares en moneda virtual del juego Roblox. Un niño de 3 años que jugaba con el teléfono durante un retraso en el aeropuerto gastó 300 dólares en películas. La nieta de una mujer gastó 1000 dólares en Google Play.
"Como madre que ha sufrido pedidos no deseados, entiendo tu dolor", escribió una mujer.
Las empresas ofrecen pasos sobre cómo prevenir y reclamar compras no autorizadas en compras y juegos en línea.
Roblox aconseja a los padres que utilicen compras protegidas por contraseña, y que llamen a su centro de atención al cliente antes de iniciar una disputa con un proveedor de pagos, lo que paralizaría el proceso de reembolso. Epic, los creadores de Fortnite, tiene medidas de seguridad que incluyen un paso de "intención de compra" y cancelaciones de compra.
En los dispositivos y cuentas de Apple, los ajustes de verificación familiar incluyen controles denominados "Pedir comprar" para el dispositivo de un niño, o "no permitir" para las compras dentro de la aplicación.
El proceso de verificación de compras de Google Play también tiene salvaguardias adicionales en las cuentas familiares que verifican que el usuario está autorizado a realizar una compra en aplicaciones destinadas a niños de 12 años o menos.
Finalmente, Amazon comunicó a LaFavers que le devolvería el dinero. En un correo electrónico, la empresa dijo que "trabajó directamente" con ella "para convertir una situación complicada en algo dulce".
El miércoles, tras recibir el reembolso, LaFavers decidió regalar los Dum-Dums en lugar de venderlos. Un vecino se ofreció a repartir algunos en Halloween. Un quiropráctico local pidió dos cajas, y un banco de Somerset, Kentucky, dijo que aceptaría cinco cajas.
"Se las estoy dando a las personas que se ofrecieron a comprármelas, o las estoy donando a una organización benéfica, una escuela o una iglesia", dijo LaFavers. "Las personas con las que tengo relación estaban dispuestas a comprarlas para ayudarme".
Spangler Candy Co., la empresa que fabrica Dum-Dums desde 1924, invitó a LaFavers y a Liam a visitar su fábrica de Ohio. "También nos encantó que tanta gente se ofreciera a comprar las cajas sobrantes", dijo Kirk Vashaw, su director ejecutivo, en un correo electrónico.
Los privilegios de navegación por internet de Liam están en pausa. Pero LaFavers dijo que él también había intentado encontrar una forma de recuperar su dinero, diciéndole a su madre: "No pasa nada, mamá, podemos vender mis cartas de Pokémon".
Christine Hauser escribe noticias de última hora, reportajes y artículos explicativos.
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