El simbolismo de 'Pecadores'

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Bajo el espectáculo de una película de vampiros llena de acción, la cinta tiene mucho que decir sobre lo sagrado y lo profano.

Este artículo revela detalles de la trama de la película.

La nueva y fantástica película de terror negro de Ryan Coogler, Pecadores, es un éxito de crítica y taquilla. Pero la más reciente colaboración del director con el actor Michael B. Jordan también ha dejado a los espectadores con mucho que procesar. Jordan interpreta a los "gemelos Smokestack", Smoke y Stack, quienes trabajaron con Al Capone en Chicago y regresan a su pueblo natal de Mississippi para abrir un juke joint (un pequeño local de música en vivo y bebidas). Hacen arreglos para que su primo Sammie, el hijo amante del blues de un predicador que no aprueba su inclinación musical, se presente en la inauguración. Pero el talento de Sammie no tarda en atraer a un grupo de vampiros blancos que amenazan con apoderarse del pueblo.

Pecadores es una obra interesada en las dicotomías morales. Por supuesto, hay monstruos y víctimas: es una película de vampiros. Pero cuando los personajes, objetos y temas de la película se examinan a través de la lente de su subtexto político, se revela bastante sobre cómo Pecadores define el bien y el mal en esta versión sobrenatural del sur durante la era Jim Crow. A continuación, analizamos algunos elementos que la película considera sagrados y los que considera profanos.

Lo sagrado

La guitarra

Sammie atesora su guitarra, un regalo de Smoke y Stack, quienes le dijeron a su primo que había pertenecido a la gran estrella de Delta blues, Charley Patton. La guitarra representa la historia de la música negra, como cuando Sammie (Miles Caton) toca en el local de los gemelos y convoca a artistas y creadores de música negros del pasado y el futuro distante. La música de Sammie también atrae a Remmick, el vampiro principal (interpretado por Jack O'Connell), pero también acaba destruyéndolo: en un enfrentamiento, Sammie rompe su guitarra en la cabeza de Remmick, dando a Smoke la oportunidad de clavarle una estaca.

Tras sobrevivir a los vampiros, Sammie deambulaba aferrado al mástil roto de su guitarra, creyendo aún que había pertenecido a Charley Patton. Smoke acaba revelando que Stack había mentido y que la guitarra había pertenecido al padre de los gemelos, demostrando que hay poder incluso en el legado personal de cada uno. Aunque la guitarra no pertenezca a una leyenda del blues, eso no significa que un artista como Sammie no pueda evocar el poder de la cultura negra a través de ella.

La iglesia

La mayor parte de la historia de Sammie empieza y acaba en la iglesia. Su padre, un predicador, insiste en que Sammie deje el blues y siga su misma vocación. Las escenas de la iglesia enmarcan el horror vampírico, mostrando el lugar de culto como un lugar seguro para la comunidad negra. Pero también es donde Sammie se siente alienado por su padre; es una institución de valores tradicionales que puede ser limitante.

El juke joint

Resulta revelador que el viejo aserradero que los gemelos le compran a un miembro del Ku Klux Klan para su juke joint aún tenga el suelo de madera manchado de sangre; son los traumáticos cimientos sobre los que se construye el club. El juke joint une a la comunidad y les permite un espacio para su alegría negra. El padre de Sammie rechaza este tipo de establecimientos pues los considera como un caldo de cultivo para el pecado, pero este es el refugio de Sammie, aunque solo sea por una noche. El hecho de que los vampiros no puedan entrar en el local sin invitación también indica el encanto y el poder que puede tener un espacio exclusivamente negro.

Smoke

Desde la primera aparición de los gemelos en pantalla, está claro que inevitablemente se separarán. El frío y malhumorado Smoke parece un buen candidato para el papel del gemelo "malo" frente al todavía incorrecto pero más jovial Stack. Sin embargo, Smoke acaba protagonizando un tiroteo de héroe de acción contra los miembros del Klan local, quienes planeaban atacar a los clientes del juke joint que quedaran la mañana siguiente a la fiesta de inauguración.

Smoke también está protegido por una compañera que representa una virtud sagrada: Annie (Wunmi Mosaku) se aferra a sus amuletos protectores y cuida de los lugareños, incluso cuando no pueden compensarla del todo. También es la primera en darse cuenta de que se enfrentan a entidades sobrenaturales. Annie representa la fe y las mitologías negras. Sus conocimientos y su preocupación son los que mantienen a Smoke a salvo hasta el final, cuando un miembro del Klan le dispara mortalmente en el enfrentamiento final de la película. Smoke muere con dignidad. Mientras agoniza ve a Annie y al bebé que perdieron, vestidos de blanco como si fueran ángeles arrancados del cielo. A Smoke se le ofrece la muerte del héroe.

Lo profano

Vampiros

Los engendros sobrenaturales de esta película en realidad son simples apropiadores blancos que quieren utilizar la música de Sammie como forma de conectar con sus propios antepasados. Remmick cuenta que fue víctima del colonialismo y que le impusieron la religión. Su ataque al juke joint es un símbolo de cómo el colonialismo es un sistema que se perpetúa constantemente. Después de que Remmick y sus compañeros vampiros conviertan a la mayoría de los fiesteros negros en chupasangres, todos se unen a su propio estilo de juerga en el bosque, cantando y bailando canciones populares irlandesas.

Esta escena pretende ser paralela a la celebración sagrada y trascendente de la música y la danza que tenía lugar en el viejo aserradero. Tratando de atraer a Sammie y a los demás, los vampiros prometen una vida eterna de igualdad, un futuro posracial en el que todos están asimilados. La oferta de Remmick es una especie de borrado dorado, en el que la propia identidad negra se vuelve irrelevante.

Dinero

Se supone que el dinero es un gran igualador, pero los gemelos descubren que en realidad no puede comprar el respeto, la estabilidad y la libertad que buscan. Mucho dinero cambia de manos en el preludio del giro de la película hacia los horrores sobrenaturales; los gemelos recorrían el pueblo regateando por comida y servicios para la gran inauguración de su establecimiento, y los lugareños se mostraban reacios ante su fortuna.

En el mundo de Pecadores, el dinero nunca es sagrado. Gran parte del dinero que se muestra en la película está contaminado por el contexto en el que se ganó o se está utilizando. Así, Annie desprecia la riqueza de Smoke por considerar que su dinero está manchado de sangre y fue ganado en negocios ilegales en Chicago, mientras que Mary, el interés amoroso de Stack, se maravilla ante las monedas de oro que Remmick le ofrece antes de convertirla en vampiro. En Pecadores, el dinero nunca puede ser una herramienta de liberación; es solo otro medio de opresión.

Mary

Interpretada por Hailee Steinfeld, Mary es un viejo amor con el que Stack no puede imaginar un futuro. Eso se debe a que es mestiza y pasa por blanca en su vida cotidiana. Aunque puede entrar y salir de su negritud, no encaja ni en la comunidad negra ni en la blanca. Cuando llega al juke joint, casi le niegan la entrada. Es significativo que el personaje que se mueve entre identidades raciales sea el primero de los asistentes a la fiesta en ser convertido por los vampiros; puede encontrar algo parecido a la libertad en su mundo posracial.

Stack

Stack es víctima de un viejo tropo racial: un hombre negro que encuentra su perdición por culpa de una mujer blanca (en este caso, se trata de Mary, de piel clara, que vive su vida como una mujer blanca). Mientras que Smoke muere de manera noble y se reúne con su familia negra en el cielo, Stack se ve abocado a una semivida eterna en la que no es más libre de lo que era antes. Así que cuando, en una escena a mitad de los créditos finales, los vampiros Stack y Mary visitan a un Sammie anciano (interpretado por Buddy Guy, el famoso cantante y guitarrista de blues) y le ofrecen la eternidad, él los rechaza. Al fin y al cabo, Sammie ya se ha asegurado una vida eterna mucho más valiosa que la de Stack y Mary: ha seguido tocando su música, lo que significa que forma parte del pasado, presente y futuro de la cultura negra. Ya forma parte de un legado imperecedero.

Maya Phillips es crítica de arte y cultura en el Times.