Marco Rubio, secretario de Todo

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El exsenador por Florida ahora dirige cuatro organismos gubernamentales. Ha superado a Henry Kissinger e incluso a Xi Jinping, líder de China, quien solo tiene tres títulos principales.

Secretario de Estado. Administrador en funciones de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Archivero en funciones de la Administración Nacional de Archivos y Registros. Y ahora asesor interino de seguridad nacional del presidente Donald Trump.

Como si fuera un árbol de Navidad decorado con brillantes adornos de todas las formas y tamaños, Marco Rubio, de 53 años, ha acumulado cuatro títulos desde su confirmación como secretario de Estado el 20 de enero, el mismo día en que Trump juró su cargo.

Bien podría ser un récord en la historia moderna del gobierno estadounidense. Y se suma a la historia de éxito de migración, que es el núcleo de la narrativa de Rubio, exsenador por Florida, cuyo padre trabajaba como camarero y su madre como ama de llaves tras abandonar Cuba y trasladarse a Estados Unidos.

Pero la proliferación de títulos plantea dudas sobre si Rubio puede desempeñar algún papel sustancial en el gobierno mientras hace malabares con todos estos cargos, especialmente bajo un presidente que rehúye el funcionamiento tradicional del gobierno y que ha nombrado a un amigo empresario, Steve Witkoff, como enviado especial encargado de la diplomacia más delicada.

Trump anunció el nuevo cargo de Rubio en una publicación en las redes sociales el jueves por la tarde, un giro inesperado en la primera gran reorganización de personal de este gobierno. El presidente acababa de destituir a Michael Waltz del puesto de asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, así como al adjunto de Waltz, Alex Wong. En la misma publicación, Trump dijo que Waltz sería ahora su candidato a embajador en las Naciones Unidas.

El nombramiento de Rubio para otro puesto --como si hubiera sido clonado en una película de ciencia ficción de bajo presupuesto-- fue tan repentino que Tammy Bruce, la portavoz del Departamento de Estado, se enteró cuando un periodista le leyó la publicación de Trump en las redes sociales durante una rueda de prensa televisada.

"Es el milagro de la tecnología moderna y de las redes sociales", dijo Bruce. "Es un momento emocionante".

Al intentar explicar los acontecimientos que se desarrollaban en tiempo real, Bruce dijo: "Lo hemos visto estar en la Casa Blanca varias veces a la semana, su estrecha relación de trabajo día a día con el presidente. Está claro que han estado en un entorno en el que han llegado a conocerse muy bien".

El hecho de que Rubio dirija ahora cuatro organismos es una señal no solo de la confianza depositada en él por el presidente Trump, sino también de la estrecha relación que mantiene con Susie Wiles, la veterana agente política que es jefa de gabinete de Trump.

Por supuesto, tener cuatro empleos también plantea cuestiones más prácticas: ¿Recibirá Rubio un aumento de sueldo? ¿Tendrá tiempo de viajar por el mundo para hacer diplomacia? ¿Cómo delegará sus funciones?

Hay precedentes, más o menos. De 1973 a 1975, Henry Kissinger ocupó dos de los puestos de Rubio, secretario de Estado y asesor de seguridad nacional, en un experimento que se consideró un fracaso. En el actual gobierno de Trump, dos funcionarios, Kash Patel, director del FBI, y Daniel Driscoll, secretario del Ejército, han sido ambos jefes interinos de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos al tiempo que ocupaban sus puestos más destacados.

Pero quizá sea más pertinente buscar ejemplos fuera de Estados Unidos. Xi Jinping, líder de China, es secretario general del Partido Comunista, presidente de China y presidente de la Comisión Militar Central, un cargo menos que Rubio si contamos sus cargos más importantes (Xi es también jefe de varios grupos del partido).

El Senado confirmó unánimemente a Rubio como secretario de Estado. Pero accedió a los demás puestos en circunstancias controvertidas. Trump despidió a la archivera jefe, Colleen Shogan, a principios de febrero, en un aparente acto de represalia contra la Administración Nacional de Archivos y Registros. Dirigentes de la agencia habían expresado su preocupación por el hecho de que Trump guardara cajas de documentos clasificados en su casa de Florida tras dejar el cargo en 2021, aunque Shogan no estuvo implicada en ese episodio.

Cuatro días antes del despido de Shogan, Rubio anunció que era el administrador en funciones de USAID, ya que Elon Musk, el multimillonario asesor de Trump, y Pete Marocco, un cargo político del Departamento de Estado, estaban desmantelando la agencia. Marocco y los miembros del grupo de trabajo de Musk para recortar el gobierno hicieron el trabajo diario de reducir la agencia a un cascarón, al recortar contratos y despedir a miles de empleados, pero Rubio dio el visto bueno a los movimientos.

Rubio está trasladando los restos de la agencia al Departamento de Estado. La semana pasada, publicó un gráfico sobre la reorganización de su departamento, en el que mantenía el título de administrador de USAID.

Incluso antes de que Trump nombrara al principal diplomático/archivista/administrador de la agencia de ayuda estadounidense asesor interino de seguridad nacional, algunos analistas señalaron los problemas de que Rubio ocupara todos estos cargos.

"Ocupar dos (o, en el caso de Rubio, tres) cargos a la vez nunca es lo ideal: dirigir agencias y programas gubernamentales es una tarea importante que exige atención y concentración", decía en marzo una publicación en la página web de Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington, un grupo de vigilancia del gobierno. "Pero las posiciones actuales de Rubio son singularmente preocupantes".

La escritora, Gabriella Cantor, señaló el evidente conflicto de intereses: se supone que el archivero debe velar por que otros organismos federales, incluidos los dos que Rubio también dirige, conserven los registros. Ahora, con la incorporación del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, eso se hace más espinoso.

En cuanto a la cuestión del salario (o salarios) de Rubio, el Departamento de Estado no respondió cuando se le preguntó el jueves.

Esa noche, el vicepresidente JD Vance lanzó una idea en las redes sociales sobre cómo Rubio podría llegar aún más lejos como ventanilla única para asumir nuevas responsabilidades.

"Creo que podría asumir algo más", escribió Vance. "Si solo hubiera una vacante para un católico devoto…".

Vance había visitado al papa Francisco en el Vaticano el mes pasado, pocas horas antes de que el pontífice muriera.

Rubio se rio ante la insinuación en una entrevista en Fox News. "Lo pensamos", dijo. "Cualquier varón católico soltero puede ser papa, pero yo me casé y estoy felizmente casado, así que supongo que me lo perderé".

Michael Crowley colaboró con reportería.

Edward Wong cubre los asuntos globales, las políticas internacionales estadounidenses y el Departamento de Estado.

Michael Crowley colaboró con reportería.