Los liberales de Canadá se quedan a un paso de la mayoría en el Parlamento

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Los resultados finales de los cruciales comiciones del lunes mostraron que el partido de Mark Carney había obtenido 169 de los 343 escaños y necesitaría la ayuda de otros partidos para aprobar leyes.

El primer ministro de Canadá, Mark Carney, y su Partido Liberal, no lograron --por un cerrado margen-- obtener la mayoría de los escaños en el Parlamento en las elecciones del lunes, y necesitarán la ayuda de los partidos más pequeños para aprobar leyes y avanzar con una agenda difícil que incluye enfrentar las amenazas económicas y de soberanía del presidente Donald Trump.

El martes, un día después del cierre de las urnas, se conocieron los resultados definitivos de casi todos los distritos: los liberales consiguieron 169 escaños de 343 en el parlamento, quedando a solo tres de la mayoría, de acuerdo con Canada Elections, el organismo independiente que gestiona las elecciones del país. El Partido Conservador obtuvo 144 escaños.

Aun así, el resultado fue un éxito rotundo para un Partido Liberal que hace tres meses se anticipaba que iba a perder por un amplio margen frente a la oposición conservadora, y también para Carney, quien antes del lunes nunca se había postulado a ningún cargo público. La victoria da a los liberales un inusual cuarto mandato consecutivo en el gobierno.

Aunque un gobierno de mayoría habría permitido a Carney impulsar sus políticas sin depender de otros en el Parlamento, la tarea de conseguir el apoyo de otros miembros para aprobar leyes y presupuestos no parecía demasiado difícil: los liberales han gobernado sin mayoría durante dos mandatos, en los últimos cinco años y medio. Los partidos pequeños, como el Verde y el Nuevo Partido Democrático, de izquierda, se alinean de forma más natural con la plataforma política de centro-izquierda de los liberales.

El Partido Conservador contaba con una cómoda ventaja en las encuestas hasta marzo, cuando entraron en vigor los aranceles de Trump a los productos canadienses y Carney sustituyó a Justin Trudeau como primer ministro y líder de los liberales. Para el líder conservador, Pierre Poilievre, la dolorosa derrota del partido se vio agravada por el hecho de que perdió su escaño, que había ocupado durante 20 años, en favor de un candidato liberal.

Las elecciones han sido extraordinarias en muchos sentidos, y los candidatos y muchos votantes las describieron como las más cruciales de sus vidas.

La contienda estuvo dominada por Trump y su implacable atención a Canadá, el aliado y socio comercial más cercano de Estados Unidos. Trump impuso aranceles a los productos canadienses, incluyendo los automóviles, el acero y el aluminio, empujando al país hacia una recesión, y amenazó repetidamente con anexionarlo como el estado 51 de la unión. Incluso cuando los canadienses se dirigían a las urnas el lunes, él seguía repitiendo en redes sociales su argumento de que convertir a Canadá en parte de Estados Unidos generaría beneficios económicos y militares.

Trump y Carney hablaron el martes por teléfono, dijo la oficina de Carney en un breve comunicado, añadiendo que se reunirían "en un futuro cercano".

"El presidente Trump felicitó al primer ministro Carney por su reciente elección", decía el comunicado. "Los líderes coincidieron en la importancia de que Canadá y Estados Unidos trabajen juntos --como naciones independientes y soberanas-- para su mejora mutua".

Carney, de 60 años, un experimentado economista y legislador que se promocionó como el candidato anti-Trump y enfocó su campaña en cómo iba a lidiar con Estados Unidos, terminó por beneficiarse de las acciones del presidente estadounidense.

Ahora, es probable que se le juzgue por la manera en que defienda a Canadá de los daños que podría causar una guerra comercial prolongada y que podría conllevar una pérdida significativa de puestos de trabajo y la paralización de industrias importantes.

En su discurso de aceptación a primera hora del martes, Carney advirtió a los canadienses que se avecinaban tiempos difíciles, aunque dejó claro que estaba dispuesto a proteger los intereses de Canadá en sus relaciones con Trump.

"Como vengo advirtiendo desde hace meses, Estados Unidos quiere nuestra tierra, nuestros recursos, nuestra agua", dijo. "El presidente Trump está intentando doblegarnos para poder adueñarse de nosotros. Eso nunca ocurrirá".

Poilievre, de 45 años, y los conservadores llevaban años arriba en las encuestas, sustentando su apoyo en el argumento de que Trudeau y los liberales habían arrastrado a Canadá a un malestar económico crónico.

Sin embargo, después de que Trump lanzó su agresiva campaña contra Canadá y de la renuncia de Trudeau, que había sido profundamente impopular, vieron cómo su ventaja de dos dígitos desaparecía rápidamente.

A los canadienses que acudieron a las urnas les preocupaba tanto la relación del país con su vecino del sur como el estado de la economía en casa. Los sondeos de opinión realizados antes de las elecciones mostraron que la asequibilidad, especialmente de la vivienda, era una de las principales preocupaciones, y en algunos distritos esto pareció impulsar a los candidatos conservadores.

Pero la decisión que se tomó en Canadá el lunes también sirvió como una especie de referendo sobre Trump y la forma en que ha tratado a los aliados de Estados Unidos y a sus socios comerciales.

Fueron las segundas elecciones internacionales importantes realizadas desde que Trump llegó al poder, después de las de Alemania, y la forma en que Canadá maneje la ruptura en su relación con Estados Unidos será observada con atención en todo el mundo.

Los comicios también pusieron de relieve la forma en que la marca política de Trump puede resultar tóxica para los conservadores de otros países si se les considera demasiado afines a su estilo ideológico y retórico.

Las reiteradas denuncias de Poilievre contra la "ideología woke radical" y sus promesas de retirar los fondos a la emisora nacional de Canadá y recortar la ayuda exterior parecieron costarle el apoyo de los votantes centristas, según sugerían las encuestas previas a las elecciones.

La derrota del partido y la pérdida del escaño de Poilievre podrían desencadenar una batalla por el liderazgo conservador, aunque el partido obtuvo más escaños y una mayor proporción de votos que en años anteriores.

Para Carney, la victoria supuso la sorprendente culminación de su rápido ascenso en la clase dominante política canadiense desde que entró en la contienda para sustituir a Trudeau en enero.

Novato en política, pero veterano en la elaboración de políticas, Carney, ex gobernador del banco central, transmitió un tono comedido y serio y se mostró desafiante ante la beligerancia de Trump, lo que lo ayudó a ganarse a muchos votantes que habían estado contemplando la posibilidad de apoyar a los conservadores, según las encuestas y algunos votantes individuales.

Además, su política de pragmático y centrista parecía alinearse mejor con el estado de ánimo de Canadá tras una década de la agenda progresista de Trudeau.

En las primeras horas del martes, en medio de las celebraciones, Carney aseguró que estaba preparado para enfrentar el reto. "Lucharemos con todo lo que tenemos para conseguir el mejor trato para Canadá", dijo. "Construiremos un futuro independiente para nuestro gran país".

​​Matina Stevis-Gridneff es la jefa del buró del Times para Canadá, desde donde dirige la cobertura del país.