Evalúa tu dolor en el tercer episodio de la temporada 2 de 'The Last of Us'

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TelevisionThe Last of Us (TV Program)

Este episodio, el primero tras la pérdida de un personaje importante, es un buen ejemplo del futuro de esta temporada.

Temporada 2, Episodio 3: "El camino"

¿Cuál es el tiempo adecuado para que un personaje de televisión viva su duelo por otro personaje? Antiguamente, cuando la televisión era menos serializada, la respuesta a esa pregunta solía ser "hasta los créditos finales del episodio".

Luego, en las décadas de 1990 y 2000, el creador de Buffy, la cazavampiros, Joss Whedon, fue en parte responsable de cambiar la forma en que las series de televisión trataban la muerte, con héroes que arrastraban el dolor de una pérdida durante varios episodios, hasta el punto de que los fans se preguntaban ansiosamente si la serie volvería a ser divertida.

En el episodio de esta semana de The Last of Us, el guionista acreditado y cocreador de la serie, Craig Mazin, aborda con ingenio las consecuencias del horrible y sangriento asesinato de Joel. Mazin adelanta la acción tres meses, justo cuando Ellie sale del hospital, y mucho después de que se haya hecho a la idea de perder a Joel. Cuando Ellie recibe el alta, no está deprimida ni malhumorada. Por el contrario, está dispuesta a emprender la siguiente fase de su vida: encontrar y matar a Abby, la asesina de Joel.

Sin embargo, me cuestiono otra elección de Mazin. Este episodio de Last of Us es inusual porque carece de grandes escenas de acción o terror. Hay un momento devastador de violencia que ocurre fuera de la pantalla, y el episodio termina con una gran amenaza en ciernes. Pero a diferencia de la primera temporada, en la que las escenas más tranquilas de gente pasando el rato y viviendo la vida se equilibraban con ataques terroríficos de monstruos y tiroteos, esta semana Ellie y los Jacksonianos se limitan sobre todo a reorganizarse. Dado que algunos fans descontentos se han preguntado si esta serie puede ser tan entretenida en el futuro sin Joel, me sorprende un poco que este episodio esté tan desprovisto de espectáculo.

Dicho esto, para gente como yo, que piensa que Ellie es lo suficientemente fascinante como para sostener una serie, este episodio es un buen argumento para el futuro de esta temporada.

La acción de esta semana, como es lógico, se centra en Ellie. En primer lugar, completa su salida del hospital, lo que implica evaluar su nivel de dolor para el médico ("nada, cero") y luego sortear a Gail, quien sabe que no está siendo del todo sincera sobre cómo le está afectando la muerte de Joel. Gail menciona su última conversación con él y cómo dijo que le había hecho mal a Ellie al salvarla. Ellie finge no saber a qué se refería Joel y luego suelta una parrafada terapéutica para quitarse a Gail de encima.

"Ojalá lo hubiera perdonado por lo que fuera que estaba diciendo", dice, antes de añadir de forma poco sincera: "Supongo que tendré que perdonarme por eso".

Sola y de vuelta a casa, sin embargo, caminando por una casa vacía, la barrera emocional de Ellie se rompe. Hunde la cara en una de las chaquetas de Joel y solloza. Un elogio, como siempre, a Bella Ramsey, quien nunca se contiene al interpretar a Ellie, dando rienda suelta a la exuberancia juvenil del personaje y a su dolor crudo, según sea necesario.

Ellie no tiene mucho tiempo para reflexionar antes de que la trama de este episodio llame a la puerta, en la forma de Dina. Gracias a las conversaciones que mantuvo una vez con el difunto Eugene, un antiguo Luciernaga, Dina ha podido averiguar algo sobre el grupo de Abby. Puede que formen parte de una milicia regional: el Frente de Liberación de Washington, con sede en Seattle, alias "los Lobos".

La primera reacción de Ellie ante esta noticia es arremeter contra Dina por haber dejado escapar a los Lobos, pero entonces Dina le recuerda: "Esta ciudad fue solo desastre y funerales durante semanas". Además, "si sabes dónde van a acabar, quizá debas dejar que lleguen allí".

Dina también reprende a Ellie por pensar que tiene derecho exclusivo a amar a Joel. Este sentimiento volverá a surgir, sobre todo por parte de Tommy, quien se enfada cuando Ellie le sugiere que, si de verdad le importara la memoria de Joel, organizaría inmediatamente una partida para dirigirse a Washington. "No me hables como si no lo conociera", replica Tommy. Dice que su hermano habría llegado a cualquier extremo para salvar la vida de Tommy, pero no para vengarlo, no si era demasiado peligroso.

¿Pero Ellie? No va a abandonar su búsqueda de justicia, por temeraria que sea. Primero intenta acudir a las vías oficiales, e incluso se toma la molestia de elaborar un discurso para el consejo municipal, argumentando que el profundo vínculo entre vecinos de confianza es lo que mantiene unido a Jackson, "no las cenas compartidas".

Sin embargo, al consejo lo convence más la gente de la multitud, que argumenta que Joel, aunque especial, no era mucho más especial que todas las demás personas que murieron aquel día. Además, enviar combatientes expertos a Seattle deja a Jackson menos protegido ante el próximo ataque potencial.

Así que… no hay pelotón. Pero cuando Dina se presenta de nuevo en casa de Ellie esa misma noche, ya sabe que su amiga va a salir de todas formas. Le pregunta a Ellie qué ruta piensa seguir (Ellie: "¿Noroeste?"), si tiene suministros médicos y si puede atravesar el desierto en zapatillas o tenis Chuck Taylor. Luego se une a Ellie: un pelotón de dos, compartiendo un caballo.

Mazin vuelve a comprimir el tiempo en la segunda mitad de este episodio, al cubrir el largo viaje de Wyoming a Washington en unos 10 minutos de pantalla. (Ese viaje tiene una longitud aproximada de 1400 kilómetros por carreteras modernas. Después de los cordyceps, ese camino es probablemente más sinuoso). Estas escenas son agradablemente cordiales, ya que las dos siguen coqueteando casualmente, incluso cuando ambas están de acuerdo --al menos en voz alta-- en que su beso de Nochevieja fue un error de borrachera. Hace tiempo que Dina se reconcilió con Jesse. Pero el anhelo en los ojos de Ellie cuando mira a Dina --mientras comparten un espacio reducido en una tienda de campaña-- sugiere que Ellie no la ha superado.

El episodio termina con algo de suspenso, cuando Ellie y Dina llegan a las afueras de una Seattle inquietantemente tranquila, cubierta de musgo y enredaderas. Las vemos adentrarse en la ciudad sin impedimentos, especulando con arrogancia que quizá no haya tantos Lobos. (Ellie: "Está a punto de haber muchos menos"). También vemos a un guardia de seguridad distraído, quien dice a un pequeño ejército de Lobos que el camino está despejado. Es posible que los vehículos blindados y los soldados se dirijan directamente hacia nuestras heroínas, sin que ninguno de los bandos sea consciente de ello.

Sin embargo, el momento más escalofriante de esta semana sucede antes de que Ellie y Dina lleguen a la ciudad, en el cruce del camino a Seattle. Antes, en el episodio, hay un interludio que muestra a un grupo de viajeros de distintas edades en ese mismo camino, todos vestidos con túnicas, todos con cicatrices idénticas en las mejillas que parecen amplias sonrisas. Cuando Ellie y Dina llegan más tarde, encuentran los cadáveres de aquellos peregrinos --incluido el de una niña-- y están convencidas de que los Lobos fueron los responsables. Incluso aquellos viajeros, antes de la matanza, temían ser emboscados por los Lobos.

De ser así, estos Lobos serían muy distintos de los que vimos en Jackson, quienes, a excepción de Abby, parecían preferir mantener la violencia al mínimo. Está claro que hay mucho más en su historia de lo que nos han contado hasta ahora, y quizá más de lo que Ellie está dispuesta a oír. Necesita que sea una simple historia del bien contra el mal, en la que ella es la guerrera justa que mata a personajes malignos incorregibles. Pero ese no es el tipo de saga en el está.

Misiones secundarias

Si me preguntas por qué creo que esta serie funcionará bien solo con Ellie como protagonista, señalaré la escena en la que Ellie se come una de las galletas que Dina hace para disculparse y la forma tan graciosa y familiar en que su cara pasa de complacer a Dina a regañadientes a disfrutar de verdad de la galleta. Nadie transmite emociones como Bella Ramsey. Gail disfruta viendo entrenar a los desventurados equipos de béisbol de la liga infantil de Jackson. Le dice a Tommy que, como la poseedora de un abono de temporada de los Tigres de Detroit, estos chicos no son muy diferentes de la plantilla de 2003. La escena del consejo municipal se centra sobre todo en la petición de Ellie, pero podría haberme pasado fácilmente la mitad del episodio escuchando a Scott (Haig Sutherland) hablar de la necesidad de invertir más en pavos y maíz. ("En realidad no tengo opinión sobre el asunto de Seattle", dice Scott, a quien en los créditos llaman "Aburrido Scott"). Seth, el homófobo del inicio de la temporada, sigue enmendándose en este episodio, primero al apoyar el plan de venganza de Ellie --diciendo que los Lobos no merecen piedad-- y luego al dar provisiones a Ellie y Dina cuando abandonan la ciudad. Lo único que pide es un apretón de manos, que Ellie concede tras algunas dudas. ¿Lo ven? Quizá Ellie pueda dejar atrás los rencores y cambiar de opinión sobre la gente. Supongo que sabremos más cosas sobre ese grupo extrañamente vestido (y extrañamente lleno de cicatrices) que es asesinado a las afueras de Seattle. En los pocos minutos que pasamos con ellos, descubrimos que siguen a una profeta que murió hace 10 años, y que su filosofía es que es mejor mantenerse alejado de los conflictos que armarse para ellos. Para pasar el tiempo en el camino, Dina le pide a Ellie que nombre artistas musicales por letras. ¿Por la F? Fleetwood Mac. (Dina, con desaprobación: "Frank Zappa existe".) ¿Para la G? Green Day. (Dina: "Error".) Al salir de la zona de Jackson, Ellie se detiene junto a la tumba de Joel y deja caer unos granos de café. Al hombre le encantaba el café.