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El pontífice fue enterrado tras la misa funeral frente a la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. Asistieron decenas de líderes mundiales, entre ellos el presidente Trump, quien se reunió con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
Católicos de todo el mundo llenaron la Plaza de San Pedro en una luminosa mañana de sábado en Ciudad del Vaticano para dar el último adiós al papa Francisco en su funeral. A la misa al aire libre asistieron asistieron miembros de la realeza y jefes de Estado, así como personas que viven lejos de los reflectores, por quienes sentía un cariño especial Francisco, quien trató de edificar una Iglesia más incluyente.
La solemne ceremonia se desarrolló en un contexto de agitación geopolítica y guerra. La Casa Blanca dijo que el presidente Donald Trump se había reunido en el funeral con el presidente Volodímir Zelenski de Ucrania y había mantenido "una conversación muy productiva". Era su primer encuentro en persona desde una polémica reunión en el Despacho Oval a finales de febrero.
Francisco, quien falleció el lunes a los 88 años, aprobó el año pasado unas directrices para que las exequias fueran menos fastuosas que las de sus predecesores. Los ritos centenarios, sin embargo, seguirán implicando pompa católica, una audiencia de líderes mundiales, más de 200 cardenales vestidos de rojo, cantos gregorianos y grandes multitudes en la plaza a las afueras de la Basílica de San Pedro.
Durante la misa, el cuerpo del papa fue colocado en un sencillo ataúd de madera ante los dolientes mientras un coro cantaba un salmo. Entre los cantos, los clérigos dirigieron oraciones en diferentes idiomas --inglés, español, italiano-- mientras la multitud que se congregaba en la plaza seguía la ceremonia a través de grandes pantallas de televisión.
Entre los asistentes se encontraban el presidente Trump, el expresidente Joe Biden y el presidente Javier Milei, de Argentina, país natal del pontífice. Un grupo de migrantes, por los que Francisco abogó a lo largo de sus 12 años de papado, también planeaba asistir, según la asociación Comunidad de Sant'Egidio. --Emma Bubola y John Yoon
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La tumba que Francisco eligió es sencilla, a diferencia de otros predecesores
Durante siglos, la Basílica de San Pedro ha sido el lugar de descanso final preferido de los papas. En total, 91 papas están enterrados allí, en tumbas de muchas formas y tamaños. Algunas fueron diseñadas por artistas de renombre, como Antonio Canova, quien creó la tumba del papa Clemente XIII, fallecido en 1769.
Dos de las tumbas más célebres --las de Pablo III y Urbano VIII-- se encuentran a ambos lados del altar de la Cátedra de San Pedro, obra del escultor y arquitecto del siglo XVII Gian Lorenzo Bernini en el ábside de la basílica. Las tumbas fueron restauradas este año, revelando decoraciones doradas que habían quedado oscurecidas por años de humo de velas y tráfico humano.
El monumento funerario a Pablo III, fallecido en 1549, fue diseñado por Guglielmo della Porta y trasladado a su lugar por el propio Bernini. Es una especie de contrapunto en bronce al monumento de Bernini a Urbano VIII, quien murió en 1644.
Los dos papas "se miran el uno al otro", dijo Pietro Zander, responsable del patrimonio artístico de la basílica, en una conferencia de prensa celebrada este mes. Añadió que los restauradores decidieron desnudar el pecho de la escultura de la Caridad de Bernini, que había sido cubierta siglos atrás.
Una de las tumbas papales más elaboradas diseñadas para San Pedro nunca llegó allí. El monumento funerario de Miguel Ángel para el papa Julio II, con su famosa estatua de Moisés, acabó instalándose en Roma, en la iglesia de San Pietro in Vincoli, después de que el papa Julio, fallecido en 1513, desviara su atención a la construcción en curso de San Pedro.
Los dos predecesores de Francisco, Juan Pablo II y Benedicto XVI, optaron por tumbas considerablemente más sencillas. Juan Pablo, quien murió en 2005, descansa en una tumba decorada tipo sarcófago en la nave derecha de la basílica. Benedicto, quien murió en 2022, descansa bajo una sencilla losa de mármol en una tumba de las Grutas Vaticanas, bajo la basílica.
Francisco pidió ser enterrado al otro lado de la ciudad, en la Basílica Papal de Santa María la Mayor (Santa Maria Maggiore), donde descansará con otros siete papas. El Vaticano publicó el jueves una foto de su tumba, que Francisco especificó en su testamento que debía ser sencilla. Solo lleva el nombre "Franciscus" y una reproducción de su cruz pectoral.
El cardenal Rolandas Makrickas, uno de los arciprestes de la basílica, dijo a los periodistas que Francisco había querido ser sepultado en una tumba hecha con la "piedra de Liguria, la tierra de sus abuelos". Francisco nació en Argentina, pero sus padres eran de ascendencia italiana.
El Vaticano dijo el viernes que Santa María la Mayor estaría abierta de nuevo a los fieles el domingo por la mañana, pero cerrada por la tarde para que los cardenales pudieran visitar la tumba y recitar las vísperas, una oración vespertina.
La iglesia donde será enterrado tenía un significado especial para él
La iglesia en la que será enterrado el papa Francisco --Santa María la Mayor-- tuvo un significado especial para el pontífice durante sus 12 años de papado.
En su testamento, Francisco escribió que había visitado la basílica al principio y al final de cada uno de sus viajes apostólicos. También visitó la iglesia cada vez que fue dado de alta de sus hospitalizaciones entre ellas el 23 de marzo, cuando abandonó el hospital Gemelli tras una estancia de 38 días. En aquella ocasión, semanas antes de su muerte, no bajó del coche.
"Deseo que mi último viaje terrenal termine en este antiquísimo santuario mariano", escribió Francisco en su testamento, que el Vaticano hizo público el lunes y que estaba fechado el 29 de junio de 2022. Pidió ser enterrado "en la tierra", en una tumba sencilla, sin decoración, solo con la inscripción "Franciscus".
Pidió que su tumba se colocara en la nave contigua a la Capilla Paulina de la basílica, donde se encuentra un importante icono mariano, la Salus Populi Romani. Francisco sentía especial devoción por el icono. En 2020, en los primeros días de la pandemia de coronavirus, mientras millones de personas morían y muchas más vivían atemorizadas, hizo llevar el icono a la plaza de San Pedro del Vaticano durante un emotivo y dramático momento de oración.
La ruta hacia Santa Maria Maggiore recuerda tradiciones centenarias
La última vez que el cuerpo de un papa fallecido fue llevado en procesión por Roma fue en 1903, cuando el féretro del papa León XIII fue trasladado desde la Plaza de San Pedro hasta la Basílica de San Juan de Letrán, donde había pedido ser enterrado.
Esa ruta recordaba la Via Papalis --camino papal en latín--, que recorrían los papas en la Edad Media cuando iban de la Basílica de San Pedro, donde eran consagrados, a San Juan de Letrán, para tomar posesión del palacio papal. Del siglo IV al XIV, Letrán fue la sede principal del papado, y hoy es la iglesia catedral de la diócesis de Roma y la sede eclesiástica oficial del obispo de Roma, el papa.
El sábado, el vehículo que transporta el féretro de Francisco se desviará en dirección a la Basílica Papal de Santa María la Mayor, donde Francisco quería ser enterrado.
La gente se alineaba en las calles a lo largo del camino. La ruta pasa por la Chiesa del Gesu, la iglesia madre de la Compañía de Jesús, la orden religiosa a la que perteneció Francisco. También pasa por el Coliseo, el estadio romano de 2000 años de antigüedad en el que un fresco del siglo XVII restaurado hace tres años demostró que también había sido un lugar sagrado para el culto cristiano.
En Santa Maria Maggiore, un grupo de personas "pobres y necesitadas" estará esperando en la escalinata, según dijo esta semana el Vaticano. Era lo adecuado, añadió el Vaticano, porque san Francisco de Asís renunció a su riqueza para vivir en la pobreza y el papa "había elegido el nombre Francisco para nunca olvidarlos".
¿Será santo Francisco?
Aunque dos de los cinco pontífices anteriores al papa Francisco han sido nombrados santos, el mero hecho de ocupar el cargo no es garantía de canonización. Al menos, ya no.
En los primeros años de la Iglesia católica romana, la mayoría de los papas, empezando por san Pedro, considerado el primero en ocupar el papado, fueron canonizados tras su muerte. De los primeros 50 papas, 48 recibieron este honor. Con el tiempo, la distinción se hizo mucho más infrecuente.
Hasta la fecha han sido canonizados 80 de los 266 papas que han ejercido su ministerio a lo largo de casi 2000 años. Otros 11 están en una especie de lista de espera, tras haber sido beatificados, el penúltimo paso hacia la santidad.
Conseguirlo implica años de investigación y revisión por parte de la Iglesia, en particular del Dicasterio de las Causas de los Santos. Funcionarios y asesores del Vaticano examinan la bondad, santidad y devoción a Dios de un candidato y escudriñan cuidadosamente sus escritos. Los que pasan la prueba son declarados "venerables".
El siguiente paso es la beatificación, que requiere que el dicasterio acepte la validez de un milagro realizado por la intercesión del candidato. Después, el Vaticano debe aceptar la validez de un segundo milagro atribuido a la intercesión de la persona para que sea declarada santa. El papa toma la decisión final sobre la canonización.
Los últimos papas canonizados son Juan XXIII y Juan Pablo II. Se convirtieron en santos en una ceremonia que Francisco presidió en 2014.
Durante la mayor parte de la historia de la Iglesia, solían pasar décadas entre la muerte de una persona y el inicio de la campaña para su canonización.
Entre 1588 y 1978, el tiempo medio transcurrido entre la muerte de una persona y su santidad era de 262 años, según Rachel McCleary, investigadora de la Universidad de Harvard. Durante los tres últimos papados, ese tiempo se redujo a apenas 100 años, en parte porque Juan Pablo II acortó el periodo de espera para iniciar una causa de santidad, como se conoce el proceso, a cinco años después de la muerte.
Incluso eso puede ser obviado. En el funeral de Juan Pablo II en 2005, al que asistieron cientos de miles de personas, se alzaron pancartas y vítores de los dolientes que decían Santo, subito, o "Santidad ya". Su sucesor, Benedicto XVI, dispensó el periodo de espera, permitiendo que Juan Pablo II fuera canonizado nueve años después de su muerte.
Después de que un informe del Vaticano publicado en 2020 descubriera que Juan Pablo II pudo haber ignorado las acusaciones de abusos sexuales contra el ex prelado caído en desgracia Theodore McCarrick, los críticos se preguntaron si se le había hecho santo demasiado pronto.
Los cantos gregorianos acompañan la misa de exequias
El papa Francisco rompía a menudo con la tradición, pero la música de su funeral no lo intenta.
Si bien los compositores de todas las épocas, desde Palestrina hasta Mozart y Andrew Lloyd Webber, han escrito elaboradas adaptaciones de la liturgia católica, es una antigua costumbre que la misa principal del funeral de un papa se cante en su mayor parte en gregoriano.
También conocido como canto llano, ha sido el lenguaje musical oficial de la Iglesia durante más de 1000 años: austero, sombrío, sin acompañamiento y monofónico, lo que significa que todos cantan la misma línea vocal, a diferencia de una polifonía más compleja.
En resumen
Una ceremonia simplificada: Los cambios que Francisco introdujo para un funeral papal el año pasado reflejan su visión como un pastor más que como una persona poderosa, aunque los ritos seguirán realizándose a gran escala. El entierro de Francisco: Después de la misa, un vehículo llevará el féretro de Francisco a Santa Maria Maggiore (Santa María la Mayor), una basílica papal en Roma muy querida por el papa, para su entierro. Un grupo de personas "pobres y necesitadas" recibirán su cuerpo en la escalinata, dijo el Vaticano. Luego, en una ceremonia privada, será enterrado en una tumba con un friso de una cruz y con la inscripción "Franciscus". La elección del sucesor: Tras el entierro, la atención pasará a estar en el proceso de selección del próximo papa, que se lleva a cabo mediante una elección entre el Colegio Cardenalicio. Las especulaciones apuntan a varios nombres como posibles sucesores. Estos son los pasajes bíblicos de la misa de exequias Los pasajes bíblicos que el papa Francisco eligió para su misa de exequias del sábado dicen mucho de las prioridades de su liderazgo; cada uno de los tres pasajes destaca un aspecto diferente de su visión pastoral. Y en lo que parecía ser un guiño consciente a la continuidad y la tradición, los mismos tres pasajes se leyeron también en el funeral en 2005 del papa Juan Pablo II, una figura colosal en la historia papal del siglo XX. La primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles 10, 34-43, forma parte de un momento crucial de la Iglesia primitiva, cuando Pedro, uno de los discípulos de Jesús y a quien los católicos consideran el primer obispo de Roma, se entera a través de una visión de que la buena nueva del mensaje evangélico no es solo para los seguidores originales, sino para un mundo más amplio. "Se trata de la universalidad del Evangelio y de dar la bienvenida a todos", dijo Gemma Simmonds, autora e investigadora principal del Instituto de Teología Margaret Beaufort de Cambridge, Inglaterra. "Eso es en gran medida lo que el papa Francisco quería enfatizar", agregó Simmonds, quien también es hermana en la Congregación de Jesús, una orden religiosa católica para mujeres. "Él hablaba constantemente de ir más allá de los límites convencionales de la Iglesia y hablar con personas que la Iglesia había excluido originalmente". La segunda lectura, de la carta de San Pablo a los Filipenses, 3:20-4:1, sostiene que la verdadera ciudadanía del cristiano no está en la Tierra, sino en el cielo. El pasaje explica la muerte como una transformación del cuerpo humano, al que llama " cuerpo miserable", por medio de Jesús, en lo que Pablo llama "cuerpo glorioso". La tercera lectura del Evangelio, Juan 21: 15-19, relata una conversación entre Jesús y Pedro después de la resurrección de Jesús, en la que el discípulo es devuelto a la fe y es asignado al liderazgo de la Iglesia primitiva. Tres veces en el pasaje, Jesús pregunta a Pedro si le ama. Jesús también dice a Pedro: "apacienta mis ovejas" y "apacienta mis corderos". Según el relato bíblico, la conversación tiene lugar después de que Pedro traicionó a Jesús en vísperas de su crucifixión al negar que lo conocía. Según los expertos, al elegir esa lectura del Nuevo Testamento, Francisco --como ha hecho durante su ministerio-- hacía una referencia deliberada a la vulnerabilidad humana y a la necesidad de la gracia de Dios. "Veo todas estas lecturas como una afirmación tradicional del mensaje cristiano de perdón y esperanza y afirmación y los mensajes que el papa Francisco enfatizó en su papado", dijo Tina Beattie, profesora emérita de Estudios Católicos en la Universidad de Roehampton en Londres. ¿Quién es Giovanni Battista Re, el cardenal que presidió la misa? El cardenal que preside la misa funeral del papa Francisco es un italiano de 91 años que ha pasado la mayor parte de su carrera sirviendo en la curia romana. El cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, tuvo un papel destacado en la elección de Francisco como pontífice en 2013: le preguntó al recién elegido Jorge Mario Bergoglio qué nombre elegiría como papa. En la película Cónclave, que escenificaba la muerte de un papa y el tenso proceso político de elección de su sucesor, el decano era el cardenal Lawrence, interpretado por un Ralph Fiennes de sólidos principios, aunque inquisitivo. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en la película, el cardenal Re no dirigirá el cónclave para elegir al próximo papa. Ni siquiera asistirá, ya que solo los cardenales menores de 80 años pueden votar por el papa en la Capilla Sixtina, aunque seguirá desempeñando un papel importante en los preparativos de la reunión. ¿Cómo se asignan los asientos en el funeral papal? El funeral del papa Francisco será una ocasión solemne, impregnada de boato católico, para despedir a un pontífice que dirigió la Iglesia durante más de una década. Sin emgargo, con la asistencia de decenas de delegaciones extranjeras --algunas de países abiertamente hostiles entre sí-- la distribución de los asientos en las exequias también ha supuesto una posible pesadilla para los planificadores del Vaticano. En la lista de invitados confirmados figuran un ministro ruso y el presidente de Ucrania. Un ministro de Irán y un embajador de Israel. El presidente Donald Trump y el expresidente Joe Biden, junto con los líderes de países a los que Trump ha impactado con aranceles y acusado de maltratar a Estados Unidos. El protocolo del Vaticano ofrece una solución a la posible incomodidad geopolítica: el alfabeto. En la misa de exequias de Francisco, que se celebra al aire libre en la plaza de San Pedro, los miembros de las delegaciones extranjeras se dividen en grupos, como los monarcas y jefes de Estado, y se sentarán por orden alfabético según el nombre de su país en francés, según una lista publicada por el Vaticano. Los monarcas reinantes irán primero, seguidos de los jefes de Estado, los jefes de Gobierno, la realeza y, a continuación, los ministros y otros dignatarios. Solo los representantes de Italia y de la Argentina natal del Papa tendrán asientos privilegiados. La delegación con el presidente del país, Javier Milei, se sentará más cerca de la plaza, dijo el Vaticano, seguida de la de Italia. En otras ceremonias recientes de alto nivel se produjeron combinaciones de asientos interesantes, como la reapertura de la catedral de Notre-Dame en París, cuando Trump se sentó junto al presidente Emmanuel Macron de Francia, o el funeral del expresidente Jimmy Carter, cuando Trump estuvo junto a otro ex presidente, Barack Obama. Para el Vaticano, todos los países son iguales ante el alfabeto. Pero eso no significa que no haya posibilidad de que se produzcan momentos incómodos. Según la lista del Vaticano, el presidente de Estados Unidos --les États-Unis en francés-- probablemente se sentará entre los líderes de Estonia y Finlandia, dos países que comparten frontera con Rusia y que pueden ver con recelo el cortejo de Trump a Moscú mientras intenta poner fin a la guerra en Ucrania. La delegación francesa también se sentará cerca de la del presidente Trump. La lista de invitados publicada por el Vaticano, si se sigue para la distribución de los asientos, podría dar lugar a cercanías geográficamente dispares, como las que se ven en algunas cumbres internacionales. Se supone que la presidenta Halla Tomasdóttir de Islandia quede junto al presidente William Ruto de Kenia. Líderes de Belice y Austria también podrían estar sentados codo a codo al decir su último adiós a Francisco.
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