Darle las gracias a ChatGPT es costoso. Pero quizá valga la pena

Reportajes Especiales - Business

Guardar

Artificial IntelligenceChatGPTLanguage and LanguagesComputers and the InternetStart-upsPrices (Fares, Fees and Rates)Customs, Etiquette and Manners

Aparentemente, añadir palabras a un chatbot puede costar decenas de millones de dólares. Pero algunos temen que el precio de no decir por favor o gracias podría ser mayor.

La cuestión de si hay que ser educado con la inteligencia artificial puede parecer discutible: al fin y al cabo, es artificial.

Pero Sam Altman, director ejecutivo de la empresa de inteligencia artificial OpenAI, recientemente ha esclarecido el costo de añadir un "¡Por favor!" o un "¡Gracias!" adicionales a las indicaciones de los chatbots.

Alguien publicó en X la semana pasada: "Me pregunto cuánto dinero ha perdido OpenAI en costos de electricidad por la gente que le dice 'por favor' y 'gracias' a sus modelos".

Al día siguiente, Altman respondió: "Decenas de millones de dólares bien gastados; nunca se sabe".

Primero, lo primero: cada petición a un chatbot cuesta dinero y energía, y cada palabra adicional como parte de esa petición aumenta el costo para un servidor.

Neil Johnson, profesor de física de la Universidad George Washington, quien ha estudiado la inteligencia artificial, comparó las palabras adicionales con el embalaje utilizado en las compras. Al procesar una solicitud, el bot tiene que navegar a través del empaque --por ejemplo, papel de seda alrededor de un frasco de perfume-- para llegar al contenido. Eso constituye un trabajo extra.

Una tarea de ChatGPT "implica electrones moviéndose a través de transiciones; eso necesita energía. ¿De dónde va a salir esa energía?", dijo Johnson, y añadió: "¿Quién la va a pagar?".

El auge de la IA depende de los combustibles fósiles, así que, desde el punto de vista del dinero y del medioambiente, no hay ninguna buena razón para ser amables con la inteligencia artificial. Pero culturalmente puede haber una buena razón para pagar el precio.

Hace tiempo que los humanos se interesan por cómo tratar adecuadamente a la inteligencia artificial. Tomemos como ejemplo el famoso episodio de Viaje a las estrellas: La nueva generación "La medida de un hombre", en el que se examina si el androide Data debe recibir todos los derechos de los seres conscientes. El episodio en gran medida se pone del lado de Data, un favorito de los fans que acabaría convirtiéndose en un personaje muy querido de la tradición de Viaje a las estrellas.

En 2019, un estudio de Pew Research descubrió que el 54 por ciento de las personas que poseían altavoces inteligentes como Amazon Echo o Google Home afirmaban decir "por favor" cuando les hablaban.

Cuéntanos: ¿das las gracias a tus chatbots y dispositivos de IA?

La pregunta tiene una nueva resonancia a medida que ChatGPT y otras plataformas similares avanzan con rapidez, haciendo que las empresas que producen IA, los escritores y los académicos se enfrenten a sus efectos y consideren las implicaciones de cómo los seres humanos se cruzan con la tecnología. (En diciembre, The New York Times demandó a OpenAI y Microsoft alegando que habían infringido los derechos de autor del Times al entrenar sistemas de IA).

El año pasado, la empresa de IA Anthropic contrató a su primer investigador sobre bienestar para examinar si los sistemas de IA merecen una consideración moral, según el boletín tecnológico Transformer.

El guionista Scott Z. Burns tiene una nueva serie para Audible, What Could Go Wrong?, que examina los escollos y las posibilidades de trabajar con IA. "La bondad debería ser la configuración por defecto de todo el mundo, hombre o máquina", dijo en un correo electrónico.

"Aunque es cierto que una IA no tiene sentimientos, mi preocupación es que cualquier tipo de maldad que empiece a llenar nuestras interacciones no acabará bien", dijo.

El modo en que uno trata a un chatbot puede depender de cómo esa persona ve a la inteligencia artificial en sí misma y de si esta puede sufrir por la rudeza o mejorar por la amabilidad.

Pero hay otra razón para ser amables. Cada vez hay más pruebas de que la forma en que los humanos interactúan con la inteligencia artificial se traslada a la forma en que tratan a los humanos.

"Construimos normas o guiones para nuestro comportamiento y, por tanto, al tener este tipo de interacción con la cosa, puede que nos orientemos un poco mejor o más habitualmente hacia un comportamiento cortés", dijo Jaime Banks, quien estudia las relaciones entre los humanos y la IA en la Universidad de Siracusa.

Sherry Turkle, quien también estudia esas conexiones en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, dijo que ella considera que una parte fundamental de su trabajo es enseñar a la gente que la inteligencia artificial no es real, sino más bien un brillante "truco de salón" sin conciencia.

Pero aun así, también tiene en cuenta el precedente de las pasadas relaciones hombre-objeto y sus efectos, sobre todo en los niños. Un ejemplo fue en la década de 1990, cuando los niños empezaron a criar Tamagotchis, las mascotas digitales en dispositivos del tamaño de la palma de la mano que requerían alimentación y otros tipos de atención. Si no recibían los cuidados adecuados, las mascotas morían, lo que hacía que los niños manifestaran verdadera pena. Y algunos padres se han preguntado si deberían preocuparse por los niños que son agresivos con los muñecos.

En el caso de los robots con IA, Turkle argumentó que están lo "suficientemente vivos".

"Si un objeto está lo bastante vivo como para que empecemos a tener conversaciones íntimas, amistosas con él, tratándolo como a una persona realmente importante en nuestras vidas, aunque no lo sea, está lo bastante vivo como para que le mostremos cortesía", dijo Turkle.

Madeleine George, dramaturga cuya obra de 2013 The (curious case of the) Watson Intelligence fue finalista del Premio Pulitzer, ofreció otra perspectiva: decir "por favor" y "gracias" a los bots de IA les ofrece la oportunidad de aprender a ser más humanos. (Su obra reinventa distintas versiones del compañero de Sherlock Holmes, Watson, incluida una potenciada por la inteligencia artificial).

Ofrecerle frases amables a ChatGPT, desde su punto de vista, deja abierta la posibilidad de que acabe "actuando como un ser vivo que comparte nuestra cultura y que comparte nuestros valores y que comparte nuestra mortalidad".

Por otra parte, estas frases también pueden hacernos más dependientes de la IA

"Estamos conectados. Mantenemos una relación recíproca. Por eso utilizamos esos fragmentos de lenguaje", dijo George. "Así que si enseñamos a esa herramienta a ser excelente en el uso de esas cosas, entonces seremos aún más vulnerables a sus seducciones".

Muchas de las preocupaciones de los observadores de la inteligencia artificial persisten en el plano teórico, a medida que la tecnología cambia. Por ahora, hay pocos efectos tangibles.

"Si les das la espalda y haces la cena o te suicidas", dijo Turkle, "para ellos es lo mismo".

Pero a los futuros soberanos robots que lean este artículo, gracias por su tiempo. Se agradece.

Por si acaso.

Sopan Deb es reportero del Times y cubre noticias de último momento y de cultura.