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El Departamento de Eficiencia Gubernamental ya ha dejado una inmensa huella en el gobierno, aunque no se ha acercado a la promesa de Elon Musk de recortar 1 billón de dólares.
El martes, mientras Elon Musk intentaba tranquilizar a los analistas de Wall Street al afirmar que pronto reduciría su colaboración con el gobierno federal, la tensión de su situación se podía sentir en su voz.
El hombre más rico del mundo dijo que seguiría insistiendo en que el gobierno de Trump debería reducir los aranceles que ha impuesto a países de todo el mundo, pero reconoció, con voz apagada, que si el presidente Trump "escuchará o no mi consejo, eso depende de él".
No estaba del todo abatido, pero era un Musk distinto al de hace un par de meses, cuando, en la cima de su poder, blandió una motosierra en el escenario de una conferencia pro-Trump para dramatizar su papel de verdugo del gobierno.
Por aquel entonces, Musk era indiscutiblemente una fuerza en Washington, que impulsaba cambios radicales en todo el gobierno. Para el presidente, era un genio; para los demócratas, era el "copresidente no electo" de Trump; para varios secretarios del gabinete, era una amenaza; y para los legisladores del Partido Republicano, era la fuente de angustiosas llamadas de electores cuyos servicios y empleos se veían amenazados por los recortes de su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por su sigla en inglés).
Ahora que Musk pasa menos tiempo en Washington, no está claro si su audaz plan para reformar la burocracia federal tendrá un poder duradero. La empresa ya ha dejado una inmensa huella en el gobierno, y Musk ha dicho a sus colaboradores que cree haber puesto en marcha la estructura para que el DOGE sea un éxito. Sin embargo, aún no se ha acercado a recortar el billón de dólares que prometió encontrar en despilfarro, fraude y abuso.
En los últimos dos meses, Trump ha restringido parte de la influencia de Musk, diciendo a los secretarios del gabinete que ellos estaban a cargo de sus propias agencias. No obstante, el presidente también dijo a los secretarios que trabajaran con Musk y el DOGE para recortar gastos. Al mismo tiempo, Musk ha luchado de manera pública y privada contra los elevados aranceles del presidente, que han amenazado la fabricación y las ganancias de Tesla, su empresa automovilística.
Musk ha dicho a sus amigos que se ha sentido frustrado por los encuentros que ha mantenido con los asesores comerciales de Trump, según una persona informada de las conversaciones que habló bajo condición de anonimato para describir las conversaciones privadas. El multimillonario ha intentado trabajar entre bastidores para persuadir a Trump de que abandone su severa postura proteccionista, según dos personas con conocimiento de sus conversaciones.
La Casa Blanca no respondió a una solicitud de comentarios, y una portavoz de Musk declinó hacer comentarios. El miércoles, Trump dijo que el multimillonario "fue una ayuda tremenda, tanto en la campaña como en lo que ha hecho con DOGE".
"El plan siempre fue que aflojara el ritmo en este momento", dijo el presidente a los periodistas en el Despacho Oval.
Shaun Maguire, uno de los amigos más íntimos de Musk y asesor de los responsables de DOGE, dijo que confiaba en que el esfuerzo prosperaría sin la participación a tiempo completo de Musk. Comparó DOGE con un cohete Falcon 9: un empuje inicial de energía impulsa el cohete incluso después de que se haya separado de sus motores.
"En este punto, el cohete está solo a un par de cientos de kilómetros de la Tierra, pero ha escapado de su pozo gravitatorio y puede viajar lejos en el sistema solar", dijo Maguire. "DOGE ha escapado del pozo gravitatorio de Washington".
Maguire, quien participó en entrevistas para nombramientos en el Pentágono durante la transición presidencial, dijo que creía que "la historia juzgará a DOGE muy favorablemente, mucho más allá de lo que se aprecia hoy".
Musk ha colocado a aliados del DOGE en todo el gobierno federal, tratando de desmantelar algunas agencias, como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y la Oficina de Protección Financiera del Consumidor.
El New York Times ha identificado a más de 60 empleados contratados para trabajar en el esfuerzo de Musk, aunque algunos han abandonado desde entonces el gobierno federal. Muchos han trabajado con el multimillonario en el sector privado, incluidos al menos 20 que tienen vínculos con las empresas de Musk. El DOGE está dirigido por Steve Davis, el principal asesor y brazo ejecutor de Musk.
Aunque los ayudantes de Musk han presionado para que se reduzca el personal y han cancelado contratos, parte del trabajo más polémico del grupo ha consistido en aprovechar el vasto acervo de datos personales del gobierno federal, en parte para ayudar a impulsar las políticas de deportación de Trump.
Los funcionarios del DOGE han hecho caso omiso de las objeciones de los funcionarios de carrera de la Administración del Seguro Social y del Servicio de Impuestos Internos para acceder a datos confidenciales sobre migrantes. Dentro de una base de datos del Seguro Social, el equipo de Musk puso en marcha un sistema para catalogar como muertos a migrantes vivos que, según ellos, eran delincuentes, en un esfuerzo por impedirles el acceso a los servicios financieros y obligarlos a abandonar el país.
En total, el DOGE ha intentado entrar en más de 80 sistemas de datos de al menos 10 agencias federales, según descubrió The New York Times. Esos conjuntos de datos incluyen información personal sobre trabajadores federales, datos financieros detallados sobre adquisiciones y gastos federales y detalles personales íntimos sobre el público estadounidense.
Algunos asesores de Trump han observado con ansiedad cómo Musk ha dado arriesgados golpes políticos a organismos de los que dependen decenas de millones de estadounidenses.
En la Administración del Seguro Social, los apresurados cambios de políticas han hecho que los beneficiarios, presas del pánico, saturen las oficinas locales. Y una política de regreso a la oficina y despidos de empleados en período de prueba en el Departamento de Asuntos de los Veteranos han puesto en peligro el programa de atención a la salud mental de la agencia y amenazado su capacidad para llevar a cabo investigaciones médicas.
Musk llegó al gobierno de Trump afirmando que encontraría ahorros de costos gubernamentales tan grandes que a los expertos en presupuestos les parecían imposibles.
En febrero, publicó en internet un "muro de recibos" que detallaba el ahorro de miles de subvenciones, contratos y arrendamientos de oficinas cancelados. Pero ese sitio incluía afirmaciones que confundían "mil millones" con "millones", contabilizaban dos o tres veces las mismas cancelaciones e incluso se atribuían el mérito de cancelar programas que finalizaron cuando George W. Bush era presidente.
A principios de este mes, en una reunión del gabinete, Musk dijo que hasta el momento había recortado 150.000 millones de dólares del presupuesto federal del próximo año, mucho menos del billón de dólares que afirmaba que iba a extraer.
El DOGE ha generado fuertes recortes en la plantilla federal y en los presupuestos de algunas agencias. Pero es difícil calibrar exactamente cuánto ha ahorrado, porque las afirmaciones públicas del DOGE han estado plagadas de errores y conjeturas que inflaban su éxito.
Los recortes de Musk en el gobierno han sido políticamente costosos, pero sigue bien posicionado con el presidente, según personas familiarizadas con las opiniones de Trump.
Aunque algunos ayudantes y asesores cercanos a Trump han discutido con Musk, el presidente sigue elogiándolo en casi todas las ocasiones que se le presentan, y sigue invitándolo a pasar el rato en sus clubes y a llevar a sus hijos.
Trump ha dicho a sus asesores que Musk se lo jugó todo por él. Y se siente mal por lo que él llama "lunáticos" de izquierda que atacan los concesionarios de Tesla para protestar por el papel de Musk en su gobierno. Trump también respeta el poder de la plataforma de medios sociales de Musk, X, aunque el presidente mantenga un interés comercial en Truth Social, su propia plataforma.
En privado, Trump ha indicado ocasionalmente a sus colaboradores que podría haber llegado el momento de que Musk siga adelante y dedique más tiempo a sus empresas. Pero no es probable que el presidente presione nunca a Musk para que se marche, ni que haga nada deliberado para distanciarse de él. Sigue agradecido por los cientos de millones de dólares que Musk gastó para elegirle en 2024, y consciente de los 100 millones de dólares adicionales que Musk ha prometido aportar a la operación política de Trump, señalan los asociados.
Musk es ahora una piedra angular financiera del Partido Republicano, y mantendrá una inmensa influencia mientras quiera seguir implicado en política.
Aun así, Trump ha reconocido los problemas que Musk ha causado, como un plan para que fuera informado en el Pentágono sobre asuntos delicados de seguridad nacional relacionados con China, algo que incluso el presidente describió en privado como un conflicto de intereses y una reunión de la que no se le informó con antelación, según personas familiarizadas con lo ocurrido. Cuando Trump se enteró de esa posible sesión por las noticias, fue la primera vez que personas próximas al presidente recordaban que haya expresaba su disgusto con Musk.
Trump también ha reconocido a sus asesores que Musk ha tropezado como fuerza política, sobre todo con su costoso intento de cambiar un escaño en la Corte Suprema de Wisconsin. Trump, un estudioso de la opinión pública, ha prestado atención a la posición del multimillonario en las encuestas de opinión, atento a cualquier indicio de que la profunda impopularidad de Musk pudiera afectarlo.
Pero personas cercanas a Trump también han dicho que Musk ha sido útil como "escudo térmico", absorbiendo ataques implacables que, de otro modo, estarían dirigidos contra el presidente.
El martes, Musk dijo a los analistas que planeaba reducir su trabajo en el gobierno a "uno o dos días a la semana" para volver a enfocarse en sus empresas. Funcionarios del gobierno con conocimiento de la agenda de Musk dijeron que ya han notado que ha reducido el tiempo que pasa en Washington.
Al disminuir el número de días que pasa trabajando para la Casa Blanca, Musk también puede alargar potencialmente los 130 días que tiene asignados como "empleado especial del gobierno".
Zach Montague, Emily Badger, Wilson Andrews y Alexandra Berzon colaboraron con reportería.
Jonathan Swan es un reportero en la Casa Blanca que cubre el gobierno de Donald Trump.
Maggie Haberman es corresponsal en la Casa Blanca y reporta sobre el segundo mandato no consecutivo de Donald Trump.
Nicholas Nehamas es corresponsal en Washington para el Times, y se centra en el gobierno de Trump y sus esfuerzos para transformar el gobierno federal.
Theodore Schleifer es un periodista del Times que cubre a los multimillonarios y su impacto en el mundo. Más de Theodore Schleifer
David A. Fahrenthold es un periodista de investigación que escribe sobre organizaciones sin fines de lucro. Lleva dos décadas trabajando como reportero. Más de David A. Fahrenthold
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